Narra Emma:
Me despertaron
los besos de Santino. Abrí los ojos y sonreí, era una hermosa manera de
arrancar el día. Desayunamos juntos y luego saqué a pasear a Gala, mientras él
terminaba de armar la valija.
Narra Santino:
Era uno de los
días más felices de mi vida. Estaba a horas de subirme a un avión junto a mi
mejor amigo e ir a cumplir uno de mis grandes sueños. Y si todo salía bien, hoy
ganábamos el campeonato y nos llevábamos la copa. La sonrisa que tenía en el
rostro no se me iba con nada.
Emma volvió y
Gala me empezó a saltar y ladrar mientras miraba mi valija. La acaricié. Y
luego me encontré con la mirada de Emma.
-Te voy a
extrañar.-me dijo y se abalanzó a mí, abrazándome fuerte.
-Yo también,
hermosa.-le dije, abrazándola con más fuerza.-Pero prometo llamarte por Skype
todos los días.
Se separó del
abrazo y me miró a los ojos.
-Estoy muy feliz
y orgullosa por vos.-me dijo.-Espero que sea el viaje que siempre soñaste.
Divertite y cuídate.
Le agarré las
manos y entrelacé nuestros dedos.
-Gracias por
apoyarme en esto.-le dije y le sonreí.-Es muy importante para mí.
-Lo sé, mi
amor.-me dijo con ternura.-Por eso te apoyo. Me hace feliz verte feliz.-agregó
con una sonrisa.
Narra Emma:
Sus labios
capturaron los míos en un beso largo y lento. Lo iba a extrañar demasiado.
Seguramente me iba a encontrar tachando los días para que vuelva. Pero tenía
que dejarlo volar, no podía ser egoísta. Amaba verlo feliz y deseaba con todas
mis fuerzas que pudiera disfrutar cumpliendo su sueño.
Narra Santino:
Dejé la valija
preparada a un costado del living. Agarré el bolso de fútbol y me fui a
entrenar.
Había un lindo
ambiente. Estábamos todos muy entusiasmados y contentos por todo lo que
estábamos viviendo. No podíamos creer haber llegado a la final. Teníamos todas
nuestras energías puestas en salir campeones.
Narra Emma:
Fui a almorzar a
la casa de Tania. Hablamos sobre el viaje de nuestros novios, y de lo tanto que
los íbamos a extrañar. Estos días habíamos salido bastante los cuatro.
Finalmente habíamos cumplido eso de la salida de a parejas que planeábamos
desde chicas.
Narra Santino:
El micro frenó en
el lugar donde se jugaba la final. Comenzamos a bajar mientras familiares y
amigos se nos acercaban para desearnos éxito. Estaba caminando despacio cuando
de repente giré la cabeza y vi a mi hermana más chiquita corriendo hacia mí.
Sonreí al verla y se colgó en mí, abrazándome y dándome miles de besos en la
mejilla.
-¡Suerte!-me dijo
con una sonrisa.-Vas a ganar.
-Gracias,
corazón.-le dije agarrándola fuerte.-Te voy a dedicar los goles.
-¿Después del
partido te vas?-me preguntó mirándome.-Te voy a extrañar mucho.-y su sonrisa ya
había desaparecido.
-Yo también te
voy a extrañar mucho.-le dije dándole un beso en la mejilla.-Pero un mes pasa
rápido. Y voy a volver con muchos regalos para vos.
La bajé al ver a
Emma acercándose. Mora le dio la mano y ella sonrió.
-Te hice una
pulsera para que te de suerte en el partido y también en el viaje.-me dijo mi
hermana sacándola del bolsillo y entregándomela.
Era una pulsera
azul. La guarde en el bolsillo del short.
-Gracias,
hermanita.-le dije sonriéndole.
Subí mi mirada
hacia Emma, que me miraba fijamente.
-Éxitos, mi
amor.-me dijo y se acercó a besarme.-Te amo mucho.
-Te amo más.-le
respondí.-A vos también te voy a dedicar los goles.-le susurré en el oído.
Iba a seguir
caminando pero se acercaron mis papás y mis hermanos. Me alegraba que hayan ido
a verme.
Narra Emma:
Me encontraba en
las gradas junto a Tania. Estábamos muy ansiosas. Cerca de nosotras se hallaba
la familia de Santino. Los papás de Bruno estaban en la otra punta, ya que
habían llegado después.
Narra Santino:
El vestuario
estaba descontrolado. Ansiedad, felicidad, nervios. Una mezcla de todo. Nos
alentamos entre todos. Pasé por al lado de cada uno para chocar las manos.
Luego fui al encuentro de Bruno.
-Dale,
hermano.-le dije y le di una palmada en la espalda.-Este partido es nuestro.
Comenzamos a
salir del vestuario. Recordé la pulsera que me había dado Mora y me frené. Me
la puse en la muñeca derecha, hice la señal de la cruz y salí a la
cancha.
Narra Emma:
Santino me miró
entre la multitud y le sonreí. Me devolvió la sonrisa y se puso a entrar en
calor junto al resto de los jugadores. El otro equipo ya se encontraba en la
cancha también, y el capitán era Lautaro. Cuando vi su mirada de odio centrada
en mi novio me dio una puntada en el pecho.
Narra Santino:
Nos ubicamos en
nuestros lugares y yo me acerqué hacia el centro de la cancha mientras giraba
el cuello para descontracturar. La mirada fija de Lautaro me provocaba
violencia. Pero me tenía que controlar. Quedamos parados uno frente al otro
mirándonos con bronca y competencia.
-Que gane el
mejor equipo.-le dije extendiéndole la mano.
-O sea
nosotros.-me dijo dándome la mano y guiñó el ojo.
Se me escapó una
risita y le solté la mano. El árbitro nos miró atentamente y luego nos mostró
una moneda.
-¿Cara o seca?-me
interrogó.
-Cara.-respondí
sin dudar.
Narra Emma:
La pelota entró
en juego y comenzó el partido. Se notaba cierta tensión en los jugadores de
ambos equipos. Y era lógico, todos querían ganar.
Estaban en
iguales condiciones y por eso se les complicaba llegar al arco del otro. Había
que reconocer que el equipo contrario tenía muy buena defensa también.
Narra Santino:
Le hacía señas a
mis compañeros para que no aflojaran. Estaba difícil, pero había que ganar. La
íbamos remando pero en un descuido nos metieron un gol. Apoyé mis manos en las
rodillas mientras analizaba la situación. Luego miré a la tribuna buscando a
Emma y suspiré. La pelota llegó a mis pies y comencé a correr, esquivando a
todos los del equipo contrario que se me acercaban. Le hice un pase a Bruno, me
adelanté, me la devolvió y golazo. Ahora estábamos empatados.
Narra Emma:
Con Tania nos
mirábamos. Creo que estábamos más nerviosas que los jugadores. El grito de gol
de Santino retumbó en el lugar. Me miró con una sonrisa y luego buscó con la
mirada a Mora.
Narra Santino:
Con la pelota en
nuestro poder nos íbamos haciendo pases entre todos nosotros para ir
distrayéndolos y llevar a cabo el segundo gol. Lautaro corría atrás mío y
buscaba hacer que me cayera. Por suerte tengo reflejos y lo esquivaba bastante
bien. Pese a sus agarradas y otros intentos por detenerme, logré meter el segundo
gol y dar vuelta el partido.
-Juga limpio,
capo.-le dije al mismo tiempo que me miraba con odio.
Narra Emma:
Los minutos del
partido iban pasando y todo seguía igual. Varios de los jugadores ya se
encontraban cansados, sin embargo seguían para alcanzar su objetivo. Una buena
jugada del equipo contrario y ya estaban nuevamente empatados.
Narra Santino:
Faltaban muy
pocos minutos para terminar el primer tiempo del partido. Estaba dejando la
vida en la cancha, intentando desempatar. Se hacía complicado, ya que los
contrincantes jugaban bastante bien. Lautaro me seguía a todas partes como un
perro faldero, y su mirada de odio ya me estaba provocando dolor de cabeza. De
repente un camino libre, la pelota frena en mis pies y se presenta la oportunidad
de un tercer gol. Me voy acercando a rápida velocidad hasta el área del equipo
contrario. Estoy a nada de patear la pelota al arco. Pero de repente todo se
vuelve oscuro. Un golpe seco, un grito desgarrador, pánico ajeno.
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