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sábado, 11 de octubre de 2014

Capítulo ochenta


Narra Emma:

Me despertaron los besos de Santino. Abrí los ojos y sonreí, era una hermosa manera de arrancar el día. Desayunamos juntos y luego saqué a pasear a Gala, mientras él terminaba de armar la valija.


Narra Santino:

Era uno de los días más felices de mi vida. Estaba a horas de subirme a un avión junto a mi mejor amigo e ir a cumplir uno de mis grandes sueños. Y si todo salía bien, hoy ganábamos el campeonato y nos llevábamos la copa. La sonrisa que tenía en el rostro no se me iba con nada. 
Emma volvió y Gala me empezó a saltar y ladrar mientras miraba mi valija. La acaricié. Y luego me encontré con la mirada de Emma.

-Te voy a extrañar.-me dijo y se abalanzó a mí, abrazándome fuerte.

-Yo también, hermosa.-le dije, abrazándola con más fuerza.-Pero prometo llamarte por Skype todos los días.

Se separó del abrazo y me miró a los ojos.

-Estoy muy feliz y orgullosa por vos.-me dijo.-Espero que sea el viaje que siempre soñaste. Divertite y cuídate.

Le agarré las manos y entrelacé nuestros dedos.

-Gracias por apoyarme en esto.-le dije y le sonreí.-Es muy importante para mí.

-Lo sé, mi amor.-me dijo con ternura.-Por eso te apoyo. Me hace feliz verte feliz.-agregó con una sonrisa.


Narra Emma:

Sus labios capturaron los míos en un beso largo y lento. Lo iba a extrañar demasiado. Seguramente me iba a encontrar tachando los días para que vuelva. Pero tenía que dejarlo volar, no podía ser egoísta. Amaba verlo feliz y deseaba con todas mis fuerzas que pudiera disfrutar cumpliendo su sueño.


Narra Santino:

Dejé la valija preparada a un costado del living. Agarré el bolso de fútbol y me fui a entrenar.
Había un lindo ambiente. Estábamos todos muy entusiasmados y contentos por todo lo que estábamos viviendo. No podíamos creer haber llegado a la final. Teníamos todas nuestras energías puestas en salir campeones.


Narra Emma:

Fui a almorzar a la casa de Tania. Hablamos sobre el viaje de nuestros novios, y de lo tanto que los íbamos a extrañar. Estos días habíamos salido bastante los cuatro. Finalmente habíamos cumplido eso de la salida de a parejas que planeábamos desde chicas.


Narra Santino:

El micro frenó en el lugar donde se jugaba la final. Comenzamos a bajar mientras familiares y amigos se nos acercaban para desearnos éxito. Estaba caminando despacio cuando de repente giré la cabeza y vi a mi hermana más chiquita corriendo hacia mí. Sonreí al verla y se colgó en mí, abrazándome y dándome miles de besos en la mejilla.

-¡Suerte!-me dijo con una sonrisa.-Vas a ganar.

-Gracias, corazón.-le dije agarrándola fuerte.-Te voy a dedicar los goles.

-¿Después del partido te vas?-me preguntó mirándome.-Te voy a extrañar mucho.-y su sonrisa ya había desaparecido.

-Yo también te voy a extrañar mucho.-le dije dándole un beso en la mejilla.-Pero un mes pasa rápido. Y voy a volver con muchos regalos para vos.

La bajé al ver a Emma acercándose. Mora le dio la mano y ella sonrió.

-Te hice una pulsera para que te de suerte en el partido y también en el viaje.-me dijo mi hermana sacándola del bolsillo y entregándomela. 

Era una pulsera azul. La guarde en el bolsillo del short.

-Gracias, hermanita.-le dije sonriéndole.

Subí mi mirada hacia Emma, que me miraba fijamente.

-Éxitos, mi amor.-me dijo y se acercó a besarme.-Te amo mucho.

-Te amo más.-le respondí.-A vos también te voy a dedicar los goles.-le susurré en el oído.

Iba a seguir caminando pero se acercaron mis papás y mis hermanos. Me alegraba que hayan ido a verme.


Narra Emma:

Me encontraba en las gradas junto a Tania. Estábamos muy ansiosas. Cerca de nosotras se hallaba la familia de Santino. Los papás de Bruno estaban en la otra punta, ya que habían llegado después.


Narra Santino:

El vestuario estaba descontrolado. Ansiedad, felicidad, nervios. Una mezcla de todo. Nos alentamos entre todos. Pasé por al lado de cada uno para chocar las manos. Luego fui al encuentro de Bruno.

-Dale, hermano.-le dije y le di una palmada en la espalda.-Este partido es nuestro.

Comenzamos a salir del vestuario. Recordé la pulsera que me había dado Mora y me frené. Me la puse en la muñeca derecha, hice la señal de la cruz y salí a la cancha. 


Narra Emma:

Santino me miró entre la multitud y le sonreí. Me devolvió la sonrisa y se puso a entrar en calor junto al resto de los jugadores. El otro equipo ya se encontraba en la cancha también, y el capitán era Lautaro. Cuando vi su mirada de odio centrada en mi novio me dio una puntada en el pecho.


Narra Santino:

Nos ubicamos en nuestros lugares y yo me acerqué hacia el centro de la cancha mientras giraba el cuello para descontracturar. La mirada fija de Lautaro me provocaba violencia. Pero me tenía que controlar. Quedamos parados uno frente al otro mirándonos con bronca y competencia.

-Que gane el mejor equipo.-le dije extendiéndole la mano.

-O sea nosotros.-me dijo dándome la mano y guiñó el ojo.

Se me escapó una risita y le solté la mano. El árbitro nos miró atentamente y luego nos mostró una moneda.

-¿Cara o seca?-me interrogó.

-Cara.-respondí sin dudar.


Narra Emma:

La pelota entró en juego y comenzó el partido. Se notaba cierta tensión en los jugadores de ambos equipos. Y era lógico, todos querían ganar.
Estaban en iguales condiciones y por eso se les complicaba llegar al arco del otro. Había que reconocer que el equipo contrario tenía muy buena defensa también. 


Narra Santino:

Le hacía señas a mis compañeros para que no aflojaran. Estaba difícil, pero había que ganar. La íbamos remando pero en un descuido nos metieron un gol. Apoyé mis manos en las rodillas mientras analizaba la situación. Luego miré a la tribuna buscando a Emma y suspiré. La pelota llegó a mis pies y comencé a correr, esquivando a todos los del equipo contrario que se me acercaban. Le hice un pase a Bruno, me adelanté, me la devolvió y golazo. Ahora estábamos empatados.


Narra Emma:

Con Tania nos mirábamos. Creo que estábamos más nerviosas que los jugadores. El grito de gol de Santino retumbó en el lugar. Me miró con una sonrisa y luego buscó con la mirada a Mora.


Narra Santino:

Con la pelota en nuestro poder nos íbamos haciendo pases entre todos nosotros para ir distrayéndolos y llevar a cabo el segundo gol. Lautaro corría atrás mío y buscaba hacer que me cayera. Por suerte tengo reflejos y lo esquivaba bastante bien. Pese a sus agarradas y otros intentos por detenerme, logré meter el segundo gol y dar vuelta el partido. 

-Juga limpio, capo.-le dije al mismo tiempo que me miraba con odio.


Narra Emma:

Los minutos del partido iban pasando y todo seguía igual. Varios de los jugadores ya se encontraban cansados, sin embargo seguían para alcanzar su objetivo. Una buena jugada del equipo contrario y ya estaban nuevamente empatados.


Narra Santino:

Faltaban muy pocos minutos para terminar el primer tiempo del partido. Estaba dejando la vida en la cancha, intentando desempatar. Se hacía complicado, ya que los contrincantes jugaban bastante bien. Lautaro me seguía a todas partes como un perro faldero, y su mirada de odio ya me estaba provocando dolor de cabeza. De repente un camino libre, la pelota frena en mis pies y se presenta la oportunidad de un tercer gol. Me voy acercando a rápida velocidad hasta el área del equipo contrario. Estoy a nada de patear la pelota al arco. Pero de repente todo se vuelve oscuro. Un golpe seco, un grito desgarrador, pánico ajeno. 

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