Narra Emma:
No muy convencida, me subí al auto de Lourdes y dejé que me
llevara a dicho lugar. Cierto nerviosismo invadía mi ser. La simple idea de
encontrar infraganti a Santino me ponía mal. Y más me iba a doler si la mujer
de la que se hablaba era Josefina, me iba a afectar el doble. Intenté sacarme
todos esos pensamientos de la mente y puse la radio, ya que ganas de hablar no
tenía. Lourdes me miraba de reojo pero respetaba mi silencio. El camino se
estaba haciendo largo y los nervios volvían. Me estaba poniendo mal, me estaba
llenando de bronca. Sí, bronca tenía. Si me estaba engañando no se lo iba a
perdonar, nunca.
El auto se frenó. Miré a mi alrededor, era un lugar descampado y
estábamos frente a un galpón. La miré extrañada a Lourdes que me hizo bajar. Comencé
a caminar y vi salir a Josefina con una leve sonrisa en su rostro. Abrí los
ojos como platos y avancé con mucha bronca pero Lourdes me agarró rápido del
brazo, evitando mi encuentro con ella.
-Tranquila. Nada es lo que parece.-me dijo en tono relajado.
La miré alzando las cejas y luego Josefina se acercó hacia mí.
Le hizo señas a Lourdes, y ésta se marchó hacia su auto. Estaba demasiado
confundida como para reaccionar.
-Sé que a pesar de todo lo que pasó entre nosotras, me conoces
bien. Por más de que ahora no sepas bien qué pensar y dejes entrar a la
confusión y tengas ganas de agarrarme de los pelos, sé que en el fondo sabes
que nunca te traicionaría.-me dijo en tono sincero.-Ahora entra y descubrí en
qué anduvo tu novio todos estos días. Y cuídalo, porque ese chico vale oro.
Me dio un beso en la mejilla y se fue al auto de Lourdes para
abandonar el lugar. Me encontraba sola frente al galpón. No entendía muy bien
lo que estaba ocurriendo pero tenía una sensación en el pecho que no sabía identificar
qué era. Pero así como la conocía a Josefina lo conocía a Santino, sabía bien
que él no era Benjamín. Pero entonces, ¿qué era todo esto? Tomé aire y me
decidí a entrar. Me encontré con una flecha que indicaba un pequeño cuarto,
ingresé despacio y había una silla y en ella apoyado un vestido color beige con
mostacillas del lado de adelante. El gusto me recordaba a Josefina. Al lado
visualicé un ramo de flores con una tarjeta con la letra de Santino que me
pedía que me pusiera el vestido y siguiera el camino que me decían las flechas.
Una vez con el vestido puesto seguí avanzando hasta llegar a un salón oscuro
iluminado con velas que dejaban ver que el piso estaba lleno de pétalos de
rosas. Caminé un poco más y aparecieron un par de luces que enfocaban las
paredes llenas de fotos nuestras. Sonreí y miré adelante. De pronto se iluminó
un escenario y apareció Santino vestido de traje frente a un micrófono. Me
guiñó el ojo y comenzó a cantar.
Fue un día como cualquiera,
nunca olvidaré la fecha
coincidimos sin pensar en tiempo y en lugar
Algo mágico pasó, tu sonrisa me atrapó
sin permiso me robaste el corazón
Y así sin decirnos nada con una simple mirada comenzaba nuestro amor
coincidimos sin pensar en tiempo y en lugar
Algo mágico pasó, tu sonrisa me atrapó
sin permiso me robaste el corazón
Y así sin decirnos nada con una simple mirada comenzaba nuestro amor
Tú me cambiaste la vida desde que llegaste a mi
Eres el sol que ilumina todo mi existir
Eres un sueño perfecto, todo lo encuentro en ti
Tú me cambiaste la vida por ti es que he vuelto a creer
Ahora sólo tus labios encienden mi piel
Hoy ya no hay dudas aquí, el miedo se fue de mí
Y todo gracias a ti
Sentí
un cosquilleo de pies a cabeza, y mi corazón empezó a latir ligeramente. Me
odié por haber desconfiado y haber
pensado cualquier cosa. Su voz me relajaba, me enamoraba. No podía creer que
había preparado todo esto para mí, para nosotros.
Tan hermosa eres por fuera como nadie en la tierra
Y en tu interior habita la nobleza y la bondad
Hoy la palabra amor tiene otra dimensión
Día y noche pido al cielo por los dos
Ahora todo es tan claro, es a ti a quien yo amo
Me devolviste la ilusión
Tú me cambiaste la vida desde que llegaste a mi
Eres el sol que ilumina todo mi existir
Eres un sueño perfecto, todo lo encuentro en ti
Tú me cambiaste la vida por ti es que he vuelto a creer
Ahora sólo tus labios encienden mi piel
Hoy ya no hay dudas aquí, el miedo se fue de mí
Y todo gracias a ti
Narra Santino:
Terminé de cantar y me la quedé mirando. Tenía una sonrisa en su rostro y sus ojos tenían un brillo especial. Le devolví la sonrisa y bajé del escenario, acercándome lentamente hacia ella. Estaba nervioso, y percibía que ella también. Tragué saliva y aflojé el nudo de la corbata. Las manos comenzaron a sudarme. Le agarré una de sus manos y sentí como estaba temblando.
-Perdón por pensar que…-comenzó a decirme de repente y la interrumpí.
-Shh.-expresé apoyando uno de mis dedos en sus labios.-Déjame hablar a mí.
Me perdí en sus ojos color café y junté valor para decirle lo que quería decirle.
-Mi amor…el día que te conocí, que nos vimos por primera vez, vi algo en vos que no había visto antes en otra mujer, no sabía identificar bien qué era, pero me atraía demasiado. Tenía esas ganas incontrolables de volver a verte, de conocerte un poco más. Y el destino me ayudó en eso, el Universo conspiró a mi favor.-empecé a decir, disimulando cierto temblor.-Día a día que pasaba con vos, me fui dando cuenta que eras lo que estaba buscando hace bastante. Fuiste la única mujer que consiguió enamorarme, que logró que me volviera loco de amor.
Sus ojos seguían clavados en los míos. Mi corazón palpitaba cada vez más fuerte, y sentía que se me iba a salir en cualquier momento.
-Sos tan frágil que me dan ganas de cuidarte, de protegerte. Y a la vez sé que sos muy fuerte, sino no hubieras salido adelante con todas las cosas que te pasaron a lo largo de tu vida. Yo sabía que podías valorarte y quererte un poco más, sólo quería que vos te dieras cuenta. Al principio debo admitir que tenía miedo de que estuvieras conmigo solo para no sentirte sola. Pero luego me demostraste que estaba equivocado, y me sacaste todas las dudas.-continué e hice una pausa.-Yo nunca dudé de lo que siento por vos. La primera vez que me encontré con tus ojos color café me faltaba el aire. Cada vez que te tengo cerca se detiene el mundo, cuando te beso siento que se evaporan todos los problemas que pudiera tener y que solo existimos vos y yo, y cuando hacemos el amor siento que soy inmortal y que nuestro amor es eterno.
Tragué saliva. Realmente estaba muy nervioso. Había pensado este momento miles de veces, hasta había practicado en la ducha qué decirle, pero claramente todo ese discurso se había esfumado por culpa de los nervios. Y ahora estaba improvisando, dejando hablar a mi sincero corazón. Seguí enfocado en sus ojos que ya estaban llenos de lágrimas.
-Soy totalmente imperfecto, aunque tenga esa obsesión por disimularlo todo el tiempo y por mostrarme bien siempre, cuando quizás me pasan miles de cosas. Esa necesidad de mostrarme fuerte en todo momento, de decirle que sí a todo el mundo, olvidándome a veces de lo que yo quiero. Y el día del accidente me ayudaste a relajarme y a sacar toda mi sensibilidad, a permitirme desahogarme y ser totalmente transparente en cuanto a mis sentimientos. También me ayudaste a salir adelante y a recordarme que cuando finaliza una etapa, inicia otra.-le dije y no sabía cómo la voz no me temblaba.-Y además de todas las puertas que estuve abriendo este tiempo, quiero abrir otra hoy, que va a ser muy importante…y va a cambiar la vida de ambos.
Cerré los puños y suspiré. Traté de relajarme. A ella le temblaban las piernas y ya le estaba costando demasiado contener las lágrimas.
-Sé que es algo que soñás hace bastante, y que muchas veces te dije que no era el momento. Y no era porque no quería, sino porque quería que sea algo que se diera solo, que sintiera muy fuertemente y sienta la necesidad de que ya era el tiempo justo.-le dije y corrí suavemente un mechón de su cara.- No sé qué va a pasar en unos años, tampoco sé que va a ser de nosotros, pero eso es parte del futuro y todavía no existe. Por eso me quiero centrar en el presente. Y yo hoy siento que sos el amor de mi vida, que te amo con toda mi alma y que quiero pasar el resto de mis días junto a vos.
Sin sacarle la mirada de encima, saqué lentamente una cajita de mi saco, y la abrí lentamente, mostrándole lo que había en su interior.
Narra Emma:
Al ver el anillo mi corazón dio un vuelco. Me quedé petrificada
y lo miré, encontrándome con sus ojos brillosos, verde agua. Temblaba como un
barco de papel y sentía que iba a perder el equilibrio en cualquier momento. No
me salían las palabras, no podía ni hablar. No podía ser todo tan perfecto. Había
soñado miles de veces con ese momento, pero nunca me había imaginado eso. Me
desarmaba de amor. Necesitaba que alguien me pellizcara para asegurarme que no
estaba dormida. Hubo unos segundos que mantuvimos nuestras miradas en silencio
que parecieron eternos.
-Emma.-pronunció con suavidad con el anillo entre sus dedos.- ¿Te querés casar conmigo?-y su mirada estaba fija en mis ojos, casi penetrándolos, haciendo que me faltara el aire.
No me salía la voz, no podía reaccionar. Apenas pude asentir con
la cabeza, y él sonrió. Agarró con delicadeza mi mano y me colocó el anillo. Mis
ojos se nublaban cada vez más y se afectaba mi visión. Quería estar entre sus
brazos, hundirme en su pecho, y llorar fuerte, llorar de emoción, de felicidad.
Acaricié su mano y luego me aferré a su cuerpo en un abrazo que deseaba que
fuera eterno. Dejé que todas las
lágrimas retenidas rodaran por mis mejillas, mientras yo apretaba con fuerza a
Santino.
-¿Sos real? ¿Estoy despierta? ¿Esto es verdad?- y mi voz
temblaba, al igual que todo mi cuerpo.
-Tan real como este amor que nos desborda.-susurró en mi oído,
provocándome un escalofrío.
Era la segunda vez que me lo proponían, pero esta vez era
distinta a la primera, no sólo porque yo amaba en serio a la persona, sino
porque esa persona también me amaba de verdad a mí. Me separé lentamente de él
y lo miré fijo a los ojos, sin soltarle las manos.
-Obvio que quiero casarme con vos.-pude responder.-Te amo eternamente. No tengo palabras para agradecerte por todo, cada detalle, sos lo más hermoso que hay en el mundo.
-Te amo para siempre, futura esposa.-me dijo y me sonrió.
Acto seguido unió sus labios con los míos en un beso lento, dulce y con mucho amor. Era el mejor día de mi vida, y el deseo de mi cumpleaños se estaba por cumplir. No podía pedir más.
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