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domingo, 22 de diciembre de 2013

Capítulo tres


Narra Emma:

Una cocina, una mesa, vino, copas, platos, comida, dos personas sentadas enfrentadas cenando. Parecíamos dos extraños, pero yo iba a ser su futura mujer y él mi futuro marido. Nuestras miradas se cruzaban cada tanto y los temas de conversación se iban perdiendo, llegando a un silencio incómodo que me hacía replantearme el hecho de convivir "para siempre" con él. Y eran esos momentos en que mi mente viajaba y me ponía a pensar. Me preguntaba si con su amante, o sus amantes (porque todavía no tenía la certeza de si había una o más), se comportaba de la misma manera, o era así solo conmigo. Su mano se apoyó en mi brazo izquierdo y volví a tierra. Me repitió, creo que por cuarta vez, una pregunta y le respondí, aunque antes le tuve que dar una explicación de mi ida.
Los platos se encontraban vacíos, las copas de vino por terminar y ya era hora de levantar la mesa. Lo hice y lavé los platos, mientras él se encaminaba a la habitación, porque claro, él era el hombre de la casa y yo...bueno, yo era una pobre infeliz que estaba al lado de un hombre que la engañaba, y le hacía de "ama de casa", porque siempre se puede perder un poquito más de dignidad.


Narra Santino:

Mi mejor amigo se encontraba hablando por celular con la chica que se iba a encontrar, mientras yo llamaba al delivery para pedir unas empanadas.
Bruno es ese amigo que está siempre, es ese hermano varón que no me dio la vida. 


Narra Emma:

Al entrar a la habitación, Benjamín me estaba esperando con una bolsa de regalo en la mano. Me acerqué y me la entregó. Al abrirla me encontré con una pollera que unos días atrás le había comentado que me encantaba. Le agradecí con un beso y fui a guardar la pollera al ropero.

-Me alegra que te haya gustado. El regalo fue el collar, pero me quedé con culpa por no haber podido estar anoche, y te quise comprar la pollera.- me dijo.

Al mencionar lo del collar no pude prestar atención al resto de la oración. Me quedé pensando que cuando acomodé todo no lo vi y tampoco lo tenía puesto. Me miró extrañado por mi reacción y me relajé, simulando que no pasaba nada.

-Me encantaron ambos regalos.-le dije.- Pero me hubiese gustado más que estuvieras presente.-agregué mirándolo fijo.

-Estoy presente ahora.-se defendió-Y quiero pasar la noche con vos.-agregó acercándose hasta terminar con la distancia.

Comenzó a besarme y me dejé llevar por cada una de sus caricias. Tal vez era una linda forma de terminar el cumpleaños. Los besos se volvían más apasionados cuando de repente empezó a sonar su celular. Le pedí que no atendiera, sin embargo se distanció de mí y se fue a hablar al living. Cuando volvió la situación se puso tensa. No sabía como explicarme que otra vez se tenía que ir, que esta noche iba a ser otra noche que no pasaba en casa. Lo noté un poco nervioso mientras se ponía un pantalón de vestir y una camisa. 

-Se me presentó algo urgente, un problema en la empresa. No estaba previsto pero tengo que ir.-me dijo al mismo tiempo que se ponía los zapatos.- Perdóname pero esta noche no vuelvo a dormir.

Agarró su bolso, fiel compañero de sus huidas; y era lo único fiel que tenía. Me besó y se retiró del departamento. Yo quedé parada inmóvil en el lugar, y me encontré preguntándome si en realidad no era yo la amante. Tal vez, mientras yo creía que cumplía el rol de la primera, en realidad, era la segunda. 


Narra Santino:

Nada mejor que cenar y hablar de la vida con mi amigo del alma. Gala, mi perra, se le ponía al lado para exigirle caricias. 

-Es insaciable, hermano.-me dijo, refiriéndose a Gala, mientras que la acariciaba con una mano.- Necesita un novio.

-Tengo un vecino que tiene un perro de su misma raza, y ésta se vuelve loca cada vez que lo ve, no sabes, es terrible.-le dije.

-Muy minita.- comentó y reí.

-Hablando de minitas, ¿qué onda las amigas de Tania?-me interesé.

-Me dijo que al final solo va con una porque las demás no podían.-me respondió mientras se servía cerveza.-Me haces la segunda me imagino, ¿no?

-Si, por supuesto-le respondí.- Conta conmigo.

-¿Vos qué onda ayer que desapareciste del boliche?-se interesó.

Le conté lo sucedido en la noche de ayer mientras nos reíamos y pasábamos un buen rato.




Narra Emma:

Apagué las luces y me acosté en la cama. Me puse a observar el techo mientras reflexionaba sobre la triste situación en la que me encontraba. Estaba por conciliar el sueño cuando empezó a sonar mi celular, vi que era mi mejor amiga y atendí. Habló muy rápido e intentó convencerme de ir a una fiesta privada a la cual la invitaron. Le intenté explicar que no quería pero no me escuchó y lo tomó como un sí. Me levanté de la cama porque la conocía bien y sabía que en minutos la iba a tener en la puerta de casa.
Dicho y hecho, sonó el timbre y le abrí.

-Cámbiate, maquíllate y péinate, que nos vamos.-me dijo entrando al departamento.

-No voy a ir a esa fiesta.-le dije parada en el mismo lugar.-Me estoy por dormir.

-Amiga, son las doce y media de un sábado.-dijo mirando el reloj.-Es sábado, no podes quedarte durmiendo.-agregó remarcando el día.

-Pero estoy triste y Benjamín se volvió a ir.-le dije sentándome en el sillón.

-Por eso, salimos y te divertís.-me dijo agarrándome la mano para levantarme.-Ven-agregó llevándome a la habitación.

Entramos y abrió mi armario, comenzando a sacar ropa y apoyándola arriba de la cama.

-Dale, ¿Qué te vas a poner?-me preguntó mientras seguía sacando prendas.

-No saques más nada-la frené-Me pongo esto-dije agarrando un vestido  blanco.

-¿Y zapatos?-preguntó buscando.

-Ahora los agarro-le respondí.-Contame qué onda esta fiesta y por qué te morís por ir.

-Me invitó un chico que conocí ayer en el boliche.-me dijo perdida recordando el momento.-Y vos me tenes que acompañar-agregó mirándome.



 Cuenta Santino:

Llegamos con mi auto a la quinta e ingresamos a la fiesta. De a poco iban apareciendo más personas y comenzaba a armarse el baile. Con mi amigo saludamos a los que conocíamos y nos acercamos a la barra.

-¿Las chicas en que venían?-me interesé mientras me preparaban el trago.

-No sé-respondió luego de pedir su trago.-En remís, supongo.

-Que poco caballero sos.- le dije agarrando el trago.-Las hubiésemos pasado a buscar, y si querías te dejaba manejar a vos.

-No lo pensé.-dijo comenzando a tomar.-Ahora ya fue, ya van a llegar-agregó mientras nos dirigíamos al centro del lugar.


Narra Emma:

En el trayecto a la fiesta mi mejor amiga no me paraba hablar de un tal Bruno, y yo me preguntaba porque no estaba en mi cama durmiendo. Esto lo estaba haciendo por ella, y no es que no tenía ganas de hacerle un favor, el tema era que seguramente ella se iba a ir por ahí con este chico y yo me iba a tener que entretener con el amigo que ni siquiera conocía.
Llegamos a la quinta y entramos con un grupito de personas que habían llegado al mismo tiempo. Yo observaba todo y a todos, y Tania le mandaba un mensaje a su chico para avisarle que ya habíamos llegado.


Narra Santino:

Me encontraba bailando con un grupito de conocidos hasta que Bruno me alejó del sector.

-Ya llegaron pero no sé dónde están.-me dijo mientras miraba para todos lados intentando ubicarlas.

-Pregúntale por mensaje.- le dije.

Estaba por agarrar el celular cuando de repente las vio cerca de la barra.

-Son ellas.-me señaló-Vamos.

Cuando nos fuimos acercando me di cuenta quien era la amiga de Tania y ella al verme se sorprendió al igual que yo, y me alegraba que se acordara de mí. Nos saludamos entre todos y me la quedé mirando.

-¿Santino?- preguntó y asentí con la cabeza.

-Perdón, ¿Se conocen?-preguntó extrañada su amiga, y mi amigo llevaba la misma expresión en su rostro.

-Algo así.-respondí sin sacarle los ojos de encima.



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