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miércoles, 29 de enero de 2014

Capítulo dieciseis


Narra Emma:

Seguíamos sentados en la mesa, hablando y tomando tragos. La situación ya mucho no la soportaba. Y creí oportuno el momento para retirarme.

-Chicos, yo me voy a ir.-comenté levantándome de la silla.-Gracias por la invitación.

-¿Ya te vas?-se interesó Tania.-Pensé que venías a dormir a casa.

Iba, respondí por dentro. Pero no quería estar en el medio de la pareja. Otra vez el pensamiento de ser día jueves. Maldito Santino.

-Sí, estoy cansada.-me excusé.-No te preocupes, voy a lo de alguna de las chicas.

Saludé a todos y me encaminé hacia la salida.

-Te acompaño a tomar un taxi.-dijo Santino, alcanzándome.


Narra Santino:

Necesitaba hablar con ella sobre la canción. Salimos y la acompañé hasta la esquina.

-Ya te podes ir, gracias.-dijo, sin mirarme.

-Creo que tenemos que hablar...-acoté.

-¿De qué?-preguntó, molesta.-Deja de perseguirme, en serio.

-¿Yo te persigo?-la interrogué con asombro.-La que vino a mi casa ayer a pedir refugio fuiste vos, te recuerdo.

-Como sea.-se limitó a responder.

-¿La canción iba para mí?-me interesé de repente.


Narra Emma:

Lo miré a los ojos sin saber que responder. ¿Debía decirle la verdad? Tampoco entendía para que preguntaba, si era algo obvio.

-¿Tomo el silencio como un sí?-insistió.

-¿Te cambia en algo la respuesta?-le pregunté.

-Sí.-respondió e hizo una pausa.-Quiero saber si te pasan cosas conmigo, porque me mareas.

Y ahí fue cuando recordé la conversación que habíamos tenido días atrás. 

-El otro día te mentí.-le confesé.-Es mentira que te veo sólo como un amigo.

-¿Y entonces?-insistió.

-Me tengo que ir, en serio.-le dije firme.-Anda al bar.

-¿Estás segura que tenes donde ir?-se interesó, un poco preocupado.

-Sí.-le respondí y le di la espalda. 


Narra Santino:

La dejé ahí sola en la esquina. Volví al bar y me acerqué a la mesa.

-¿Tardó mucho el taxi?-se interesó Agustina.

-Algo así.-respondí.-¿Pedimos otro trago?-agregué mirando a los tres.


Narra Emma:

Otra vez me encontraba caminando por la calle de madrugada sola. Y nuevamente no tenía donde ir. Cuando me digné a sacar el celular de la cartera me encontré con varias llamadas perdidas y mensajes de texto. Las primeras eran todas de Benjamín y mi papá. Y los mensajes eran los avisos de las llamadas. Un poco más de quilombos no podía tener en mi vida, ¿no? Seguí caminando mientras pensaba donde ir a dormir. 


Narra Santino:

Luego de conversar un rato más, decidimos dar por terminada la salida. Les ofrecí a Bruno y a Tania llevarlos pero se negaron. Me fui al auto con Agustina. Se encontraba un poco rara. 

-¿Todo bien?-me interesé mientras frenaba en un semáforo.

-Sí.-apenas respondió.

Seguí manejando y a los pocos minutos rompió el silencio.

-¿Te gusta?-preguntó de repente.

-¿Qué cosa?-le respondí sin entender de que hablaba.

-Emma.-me dijo.-¿Te gusta?-agregó mirándome.

¿Qué suponía que tenía que responder?

-Es mi amiga.-respondí y en el fondo me sentí culpable.

-Pero eso no significa que no te guste.-insistió.-No soy boluda, me doy cuenta lo que te pasa. Como la miras, todo.

-¿Tanto se nota?-y me arrepentí al segundo de mi reacción.- Perdón.-agregué sin saber que más decir.

-Está bien, no pasa nada.-me dijo apoyando su cabeza en el asiento y con la mirada perdida adelante.

-Agus, yo no te quiero lastimar.-le dije al mismo tiempo que miraba por el  espejo retrovisor que no venga nadie y doblaba.

Ella permaneció en silencio.

-La verdad es que sí, algo con Emma me pasa. Por su parte no, ella se está por casar.-continué.- Y vos...yo la paso bien con vos.

-Está bien, Santi. No tenes que explicarme.-me dijo.-Sólo que no quiero estar en esta situación.

No supe bien que decir. Se merecía estar con alguien que realmente se enamore de ella. Y yo lo único que podía hacer es estar a su lado solo para intentar olvidar a Emma, y ni siquiera funcionaba. 

-Y con respecto a Emma.-agregó y suspiró.-Se nota que le pasa lo mismo que a vos.  

-Igualmente quiero que sepas que sos hermosa y sos una gran mujer. Y te lo digo en serio.-dije mirándola en un semáforo y me sonrío.

Se quedó en silencio. Pero yo seguía pensando en lo último que había dicho.

-¿Vos decís que a ella le pasan cosas conmigo?-y ya no sabía si daba estar preguntándole esto a ella.

-Sí, claramente.-me respondió.-Se pone nerviosa cuando está con vos, mucho no lo puede manejar.

Yo escuché atentamente mientras seguía manejando.

-Además se puso celosa cuando te vio conmigo.-agregó.

Llegamos a la puerta de su casa y frené.

-Pero cada vez que me acerco, ella se aleja.-y ya me sentía ridículo hablando sobre esto con una chica más chica y con la que hace minutos se suponía que estaba saliendo.

-Tal vez haya demasiados factores externos que hacen que no pueda acercarse y decirte lo que en verdad siente.-dijo y luego me saludó y se bajó del auto.

Permanecí unos segundos en el auto mientras me aseguraba que ella entrara a la casa y luego seguí mi camino. 


Narra Emma:

Sólo me alejé tres cuadras del bar. No tenía donde ir y esta vez no tenía la solución. Esto no era para nada bueno. Y quizás debía volver al departamento con Benjamín y arreglar todo, y fue. No estaba para este tipo de cosas estando a seis, bueno ahora a cinco, días de casarme. Pero no quería, no quería volver.


Narra Santino:

Miré la hora, eran las 5 de la mañana. Me quedé pensando en Emma y en lo que me dijo Agustina. Sobre todo en lo de los factores externos. Algo dentro de mí me hizo volver a la zona del bar. Dí unas vueltas por ahí y de repente la vi a Emma, parada en el medio de una calle con la mirada perdida. Sonreí.

-Sos tan predecible, Emma.-dije en voz baja mientras acercaba el auto hacia donde estaba ella.

Frené y bajé la ventanilla de su lado. Me miró pero negó subirse.

-Dale, subí ridícula.-le dije y al menos la hice reír.

Lo dudó por un segundo pero finalmente abrió la puerta y se subió.

-No quiero que me lleves a ningún lado y tampoco pienso ir a tu departamento, te aclaro.-dijo poniéndose seria de nuevo.

-¿Lo tengo que entender como que queres dormir en el auto?-me interesé, y sólo buscaba hacerla reír.

Negó con la cabeza y no dijo más nada. 

-Sos tan hermosa.-dije mirándola.-Igual me gustas más cuando sonreís.

-Santino.-me dijo a modo de reto.

De la nada me empecé a reír.

-¿Qué es lo gracioso?-preguntó extrañada.

-Me acabo de acordar del día que te conocí que te hice subir al auto para llevarte a tu casa, y empezaste a hacer un escándalo y gritabas y golpeabas todo. Parecías una nena.-le conté con la sonrisa en la cara 


Narra Emma:

Me seguía viendo como una nena, como una inmadura. Que bronca me daba.

-Claro, muy gracioso.-dije irónicamente.-Pasa que no es normal que un desconocido te meta en su auto.-agregué en defensa propia.

-Bien que te dejaste.-acotó y le clavé la mirada.-No te importo mucho después si yo era un secuestrador o un loco o un asesino. Hasta me metiste en tu casa. Una un inconsciente total.-agregó con un tono que me hizo reír.

-Sos un tarado.-le dije aún riéndome.

-Igual es peligroso que hagas eso.-me dijo, y ahora parecía serio.

-Lo sé.-le dije.-Pero aún sin conocerte, confié en vos.

-¿Una especie de confianza ciega?-se interesó y sonrío.

-Así es.-le respondí, devolviéndole la sonrisa.-Y ahora nuevamente estoy confiando-agregué sin dejar de mirarlo.


Narra Santino:

Mientras ella me decía esas cosas y me miraba, a mí se me había ocurrido algo. Puse en marcha el auto y arranqué. 

-No voy a ir a tu departamento eh.-expresó mientras yo seguía manejando.

-No estamos yendo ahí.-dije y casi se pone pálida.

-¿Dónde vamos?-preguntó, preocupada.-¡Santino!-agregó al ver que no respondí.

Busqué un lugar para estacionar y frené el auto.

-¿Alguna vez hiciste una locura?-le pregunté mirándola.

Ella siguió mirándome sin entender nada.

-Quiero decir, ¿hiciste algo loco, algo sin pensar, un impulso sin pensar en las consecuencias?-le expliqué.

-Además de subirme a un auto de un desconocido y dejar que me lleve al departamento, y dormir dos veces en su casa...creo que no.-me respondió.

-Tengo una propuesta para vos.-acoté.

Ella me miraba, intentando entender.

-Te propongo pasar un día entero conmigo, sin pensar en nada ni nadie más. Un día en que no existan los problemas ni las preocupaciones.-le dije.


Narra Emma:

Lo miraba aún sin entender, aún sin saber que contestarle. Hace un rato no sabía ni donde ir y ahora él venía con esta propuesta.

-Que hagas y digas lo que sientas en el momento, sin pensar en las consecuencias, sin preocuparte por el mañana.-continuó.

Que bien me vendría olvidarme de todo aunque sea por un día. Realmente lo necesitaba. Y sonaba bien el no preocuparte por el mañana, sería como disfrutar el hoy.

- Y que todo sea improvisado, sin intentar tener el control de todo. Cualquier cosa que se presenté va a estar bien y va a ser perfecto.-agregó, y ya parecía que estaba dando un curso de espiritualidad.

Lo escuchaba atentamente y no entendía como hacía para saber bien que era lo que necesitaba. Me gustaba que se preocupara por mí, me hacia sentir bien. Pero el miedo no tardaba en aparecer.

- Sin preocupaciones, sin pensar en otra cosa, sin celular, sin internet, desconectada de todo.-concluyó.

-Suena bien.-me limité a responder.


Narra Santino:

La miré fijo a los ojos, sólo me faltaba su respuesta.

-¿Aceptas?-le pregunté.-Necesito que confíes en mi.

-Confío.- me dijo haciendo una pausa.-Acepto.-agregó luego de quedarse pensativa.

-Mira que tenes que dejar cualquier problema de lado.-le comenté.-Por un día te tenes que olvidar de tu novio, del casamiento, de todo.

-Si, entendí la consigna.-me dijo.-Me da un poco de miedo.

-Sin miedos.-le dije arrancando el auto.

-¿Ahora?-se interesó.

-Si, ahora.-le respondí mientras seguía manejando.

-Pero...-quiso decir.

-Sin peros.-le remarqué.

-¿Pero con esta ropa?-seguía preguntando.

-Improvisación.-le recordé.

-¿Y sin dormir?-insistía

-Ay que difícil se te hace no preocuparte por todo.-le dije asombrado y reí.-No importa la hora, ni la ropa ni el clima. Nada.

Me miró sin decir nada.

-Se presentó esto y listo.-le dije.-Tenes que dejar de planificar todo y dejar que la vida te sorprenda.

-Quedate tranquilo que ya me sacaste de todos los esquemas.-acotó.

-Créeme que me falta bastante.-le respondí.

-¿A dónde vamos?-preguntó después de un rato.-¿O tampoco lo puedo saber?

-No tengo ni idea.-le respondí.-Lo improvisaré en el camino.

-Estás loco.-me respondió mordiéndose el labio y negando con la cabeza.


Narra Emma:
Estuvimos un rato en silencio. Miraba la ruta y trataba de poner la mente en blanco, olvidándome de todo. Lo miré a él, estaba muy concentrado manejando. Me gustaba mirarlo. Nunca me había sentido tan segura con alguien. Volví mi vista a la ruta y me aguanté las ganas de preguntarle si ya sabía a donde estábamos yendo.

-Hay cds en la guantera.-me comentó.-Si queres poné música.

-Bueno, dale.- dije abriendo la guantera y eligiendo alguna música que me gustara.

-Si estás cansada, dormí.-me dijo.-Después te despierto.

-¿Vos no tenes sueño?-le pregunté.

Recordé que estaba manejando por la ruta sin dormir y con alcohol en la sangre.

-Santino no podes manejar si tomaste.-le dije alterada.

-No tomé casi nada.-se defendió.-Y no es la primera vez que te subís a mi auto y yo manejo habiendo tomado.

-Evidentemente soy una inconsciente.-le dije, pero me tranquilicé. 

-Somos dos.-me dijo.-Dormí.

-Lo estaba considerando pero ahora temo por mi vida.-dije y se río.


Narra Santino:

Eligió un cd y lo puso. Estuvimos un largo rato escuchando la música sin hablar, hasta que se quedó dormida.



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martes, 28 de enero de 2014

Capítulo quince


Narra Emma:

Me desperté y recordé donde estaba. No quise agarrar el celular porque sabía que iba a encontrar llamadas perdidas tanto de Benjamín como de mi papá. Debía haber mucho enojo por mi ausencia en la cena. Ni quería imaginar lo que habían pensado de mí los papás de él. 
Aproveché que Santino seguía durmiendo para irme. Agarré mis cosas, le dejé algo escrito y me fui intentando no hacer ruido.


Narra Santino:

Abrí los ojos y tenía a Gala ocupando la mitad de la cama. Algún día la va a ocupar toda y me va a hacer dormir en el piso, si seguimos así.
Me desperecé y luego de unos segundos me levanté. Me puse un pantalón corto y una remera, ya que dormía en bóxer, y bajé. Pensé encontrarme con Emma pero al parecer ya se había ido. Vi de lejos que había una nota sobre la mesa del living. Me acerqué y la leí: "Gracias por hospedarme y por la charla de ayer. Acepto la invitación al karaoke. Emma". Sonreí pero la sonrisa se desdibujó rápido. Sentirla cerca pero a la vez lejos. Dolía. Y no sabía que hacer. Quería alejarme y olvidarla. Hasta pensé en intentar algo con Agustina. Pero después miraba a Emma a los ojos, observaba toda esa tristeza que intentaba disfrazar con su casamiento, y no la podía dejar sola. Era más fuerte que yo.


Narra Emma:

Caminé un par de cuadras antes de tomarme un taxi y sentí varias miradas sobre mí. Seguramente las personas se preguntaban que hacía a esa hora vestida de fiesta. Pero más extraño era haber dormido en lo de Santino y ahora estar volviendo al departamento donde vivo con Benjamín. En estos momentos me molestaba el hecho de no tener un departamento para mí sola.
Llegué e ingresé. No había nadie. Estaba de paso igual. Agarré un bolso y empecé a sacar ropa de mi armario y metiéndola ahí. De golpe escuché el ruido de las llaves y luego pasos que se acercaban.

-Apareciste.-dijo  Benjamín llegando a la habitación, aún con las llaves en la mano.

-Vine a buscar un par de cosas.-continué metiendo ropa en el bolso.

-¿Y a donde pensas ir?-se interesó, dejando las llaves en una mesita y observándome algo nervioso.

-Tengo amigas dispuestas a hospedarme.-me limité a responder.

-¿Hasta cuándo?-insistió.

-No lo sé.-contesté cerrando el bolso.-Unos días.

-Me refería hasta cuando vamos a seguir así, discutiendo, peleando.-comentó.

-Lo mismo me pregunto.-dije mirándolo.-No puedo más con esta situación, me hace mal.

-¿Y alejarte es la solución?-me preguntó.

-Necesito tiempo, necesito estar sola, pensar.-le expliqué.-Y eso incluye que no me llames.

-¿Cuanto tiempo?-insistió un poco alterado.

-No sé, el tiempo que necesite.-apenas respondí, agarrando el bolso.

-¿Y el casamiento?-se interesó mientras me encaminaba hacia la puerta.

-Faltan seis días.-fue lo único que pude responder y me fui.


Narra Santino:

Destapé una cerveza y me senté en el sillón con la botella en la mano. Mi cabeza estaba en cualquier lado. O mejor dicho, en Emma. No podía sacarme de la mente cuando me miró con sus ojos brillosos y me abrazó. Su "te necesito" que me había erizado la piel. Empecé a tomar queriendo dejar de pensar. De repente me acordé que no le había respondido a Agustina, así que agarré el celular. Escribí y borré un par de veces hasta que finalmente le mandé "Gracias a vos. Sos hermosa. Te llamo y arreglamos". Tomé un poco más y dejé la botella en la mesa que había en frente del sillón.


Narra Emma:

La noche me encontró en la habitación de Tania mirando una película. La llamada de Bruno a su celular nos hizo darnos cuenta de la hora. No teníamos mucho tiempo. Cortamos la película y nos vestimos. Hicimos todo rápido y una vez listas salimos rumbo a ese bar donde habíamos quedado en encontrarnos. Bruno nos estaba esperando en la puerta del lugar, abrazó a su chica y yo ingresé. Miré para todos lados hasta que lo vi a Santino.


Narra Santino:

Me encontraba parado al lado de la mesa en donde íbamos a estar. Sentí una mano apoyarse en mi hombro y al girar me encontré con Agustina, quien me saludó con un suave beso en la boca. La había invitado luego de pensarlo mucho. Le sonreí y nos sentamos.


Narra Emma:

Me estaba por acercar cuando vi que la amiga de la hermana apareció en escena. Se me paralizó el cuerpo. Veía como conversaban y se reían. Quería salir corriendo. De pronto tenía a Tania al lado. 

-Decime que es joda.-acoté sin poder dejar de mirar.

-¿Qué cosa?-preguntó Tania sin entender.

-No, nada.-respondí mientras se acercaba Bruno que había ido a averiguar algo.

Nos acercamos a la mesa y yo solo quería que me tragara la tierra. Los saludé a ambos y por fin sabía el nombre de la afortunada, Agustina. 


Narra Santino:

Una vez todos sentados pedimos unos tragos. La música del lugar estaba buena. Tenía a Emma sentada en frente y se me hacía inevitable no mirarla. 


Narra Emma:

Era la milésima vez que me preguntaba por dentro qué es lo que hacía ahí. ¿En qué estaba pensando cuando acepté la invitación? No tardaron mucho en aparecer los chistes y las risas. Pero yo no me podía reír, ni siquiera podía fingir una risa. La veía a ella ahí, al lado de él y sentía una sensación horrible en el pecho. No entendía lo que me pasaba pero me invadía la tristeza. Tania me miró fijo e intenté simular que estaba todo bien. Creo que lo hice bien, o al menos funcionó. Me encontraba totalmente de sobra. ¿Qué hacía yo ahí entre dos parejitas? Estaba en el medio. Papel ridículo el de esta noche.


Narra Santino:

Me reía pero al desviar mi vista a Emma vi que no la estaba pasando bien. Le mantuve la vista por unos segundos hasta que se levantó poniendo la excusa de que iba a preguntar sobre un trago. Después de unos segundos me levanté yo. Dije que iba al baño pero me dirigí a donde estaba ella.

-¿Qué pasa?-me interesé acercándome.

-Nada.-me respondió sin mirarme.

-Emma...-insistí.

-Basta, Santino.-me dijo.-Anda con tu novia.

-No es mi novia.-le dije luego de una leve risa, pero ella seguía seria.-¿Qué es lo que te pasa?

No respondió.

-¿Estás segura que cumpliste 21?-la ataqué sin saber cuanto le podía molestar.

-¿Me estás diciendo inmadura?-preguntó enojada.-Agustina con 18 debe ser más madura seguro.-agregó irónica.

Le iba a responder que sí, pero ya estaba bastante alterada e histérica para que encima la provoque más.

-Tranquila, no quise decir eso.-acoté.

Por dentro estaba por explotar pero por fuera estaba intentando disimularlo. Pero era demasiado transparente, y podía notarlo.

-¿Qué es lo que pasa?-le pregunté e hice que me mirara.-Emma.-insistí.


Narra Emma:

¿Cómo hacía para explicarle que me estaba muriendo por dentro? Me sentía una idiota, y una idiota con todas las letras. Creía llevar el control de mi vida pero se me estaba yendo todo de las manos y me encontraba perdida. De repente me encontraba sintiendo cosas por un hombre de mi edad, que al principio se fijó en mi pero ahora estaba con otra. ¿Y yo que podía reclamarle? Estaba a seis días de casarme, seis días. ¿Cómo le decía que estaba ahí en el medio y me sentía la persona más imbécil de todo el planeta? Quería abrazarlo, al igual que lo hice la noche anterior. Ese abrazo me había llenado como nada anteriormente lo había hecho. Y sí, claramente en estos momentos no parecía la razonable Emma que tenía 21 años. Ni siquiera llegaba a tener dieciocho como su acompañante. Me sentía una adolescente de quince años en su primer ataque de enamoramiento. ¿Pero cómo? ¿Cómo se lo explicaba?

-Que no quiero ser día jueves, eso pasa.-le respondí y él no pudo evitar sonreír aguantando la risa.



Narra Santino:

Le iba a responder pero se fue enojada. Por suerte se dirigió a la mesa, yo ya creía que se iba a ir del lugar. No entendía exactamente que es lo que le molestaba. Me daba gracia su estado histérico pero a la vez me hacía mal, porque sabía que por dentro no la estaba pasando nada bien. Y sí, capaz me había equivocado al invitarla.


Narra Emma:

Estaba tan histérica que ni yo misma me aguantaba. Tenía tanta bronca, tanta angustia. De repente se cortó la música y se anunció que comenzaba el karaoke. Un señor de la mesa de al lado se ofreció a pasar. Tenía aproximadamente 40 años y mucho alcohol en sangre. Más que cantar nos aturdió a todos.


Narra Santino:

Habrán pasado tres personas antes de que Emma se levantara de la mesa sin decir nada y se dirigiera a la especie de escenario que había en el lugar. Me sorprendí pero sentí que la charla de ayer había tenido sentido. Su voz era muy linda para que la esconda.


Narra Emma:

Conversé con el dj la canción que quería cantar así me buscaba la pista. Me senté en una silla frente al micrófono. Iba a cantar “No puede ser” de Olivia Viggiano. Cerré los ojos y al abrirlos tomé aire para poder cantar. Me dejé llevar por las melodías.

¿No era esto lo que querías?
Cuando no te veía
Pero yo ahora te veo
Y no ves lo que yo siento 


Narra Santino:

Empezó a cantar y una sensación extraña invadió mi ser. Su mirada se posó en mí, como si me estuviera dedicando la canción. Cómo si me cantara a mí. Como si la letra la estaría sintiendo y fuera para mí. Mis ojos se clavaron en los suyos y ella seguía con su voz y se podía notar como sentía cada estrofa, cada palabra.

No puede ser que no puedas ver
Que no entiendo lo que vos queres
No puede ser que me sienta así
Vos no eras nadie para mí


Narra Emma:

Por momentos desviaba la mirada pero no podía evitar no fijarla en él. Me miraba con mucha atención. Y tal vez, esta era la única forma que había encontrado para poder explicarle aunque sea un poco lo que sentía.

Antes no sentía este vacío
¿No eras vos quien quería estar conmigo?
Y yo ahora te veo
Y no ves lo que yo siento


Narra Santino:

Su mirada se perdía entre la mía. Quizás la canción decía lo que ella no podía expresar. Un brillito apareció en sus ojos y temí que se largara a llorar. Miré para alrededor y todas las personas presentes estaban endulzadas con su voz. No quería que nada arruinara ese momento. Sabía que era importante para ella. Aunque bueno, creo que ahora no lo estaba disfrutando como debía.

Quiero dejar de fingir
 que no estás y te vi
Pero no dejas de escaparte
Quiero volver a sentir que no sos para mí
Y dejar de buscarte

Quiero dejar de buscarte


Narra Emma:

Evitar llorar. Evitar llorar. Me repetía internamente mientras intentaba no perder concentración para no equivocarme con la letra. Por un segundo corrí mi mirada de Santino y observé a alrededor. Vi todas las miradas sobre mí y sentí algo demasiado raro. De repente no entendí que estaba haciendo ahí, dejando mi escenario imaginario en la ducha. Hasta llegué a sonreír y cuando volví a ver a Santino me sonrío. Creo que entendía lo que pasaba por mi mente. Otra vez su maldito don, pensé.

No puede ser que no puedas ver
Que no entiendo lo que vos queres
No puede ser que me sienta así
Vos no eras nadie para mí

Narra Santino:

No podía dejar de mirarla, de escucharla. La letra de la canción me torturaba un poco, pero intentaba entenderla. Por un momento sentí la mirada de Agustina fija en mí. Desvié la mirada hacia ella y solo dejó de mirarme. Volví a centrarme en Emma que ya estaba por terminar de ser el centro de atención. Pero sabía, sabía que había algo más en sus ojos. Algo quería transmitir con todo esto.

Y yo ahora te veo 
Y no ves lo que yo siento
Y yo ahora te veo
Y no ves lo que yo siento…


Narra Emma:

Dejé de cantar y empecé a escuchar muchos aplausos. Me incomodé un poco, pero me gustaba. La miré a Tania quien llevaba una gran sonrisa y algo de asombro. Pensé en bajar del escenario y abrazarla. Realmente necesitaba un abrazo. Estaba contenta pero triste al mismo tiempo. Y es que se puede estar bien por fuera pero destruido por dentro. Bajé lentamente del escenario mientras otras personas se mataban por subir a cantar. Santino seguía mirándome y yo solo bajé la vista y me acerqué. Bien. ¿Y ahora?



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lunes, 27 de enero de 2014

Capítulo catorce


Narra Emma:

Sentía sus manos deslizarse por mi espalda. Mis brazos se encontraban rodeando su cuello. Despegué suavemente mi cabeza de su pecho y la alcé, mirándolo a los ojos. Él tenía su cabeza inclinada hacia abajo y nuestras narices llegaban a rozarse.


Narra Santino:

Contuve mis ganas de besarla. Saqué sus manos de mí y tomé cierta distancia. Permanecí en silencio.


Narra Emma:

No podía entender porque se alejaba. El otro día quiso besarme y ahora me rechazaba. ¿Cómo era posible? Seguía parado frente a mí.

-Discutí con mi novio.-le comenté.-Y no tengo a donde ir.

-Entra.-me dijo haciéndome pasar y cerrando la puerta.-Podes quedarte, no hay problema.


Narra Santino:

Mi perra se despertó y vino corriendo hacia Emma, comenzando a saltarle.

-Salí, Gala.-dije sacándosela de encima.

-No quiero molestarte.-acotó.-Duermo en el sillón y apenas me despierto me voy.

-Está bien.-me limité a decir.


Narra Emma:

Lo notaba muy distante, antes no me hablaba así. No me gustaba sentirlo lejos. Se dio vuelta dirigiéndose a las escaleras, con Gala detrás de él.


Narra Santino:

Subí los primeros dos escalones y me frené. Suspiré. Le ordené a Gala subir a mi habitación y me volví hacia Emma. Había dejado sus zapatos en el piso y estaba sentada, a punto de acostarse.

-Emma, vos no sos feliz.-comenté y vi como sus ojos se pusieron vidriosos.

Me acerqué y me senté en el sillón individual que se hallaba en frente del sillón-cama donde estaba ella.

-Mira, yo no me quiero meter en tu vida.-le dije.-Pero hay momentos en que uno tiene que ver donde está parado y hacia donde quiere ir.

Ella tenía su mirada en mí. Me escuchaba con atención, pero no acotaba nada.

-Si a uno no le gusta la vida que lleva, la puede cambiar.-continué.-Pero resignarse no es la solución.

La miré. Permaneció en silencio.

-No hay que saber demasiado sobre tu relación para darse cuenta que vos no haces lo que te gusta, sino que te adaptas a él.-agregué.

-¿Lo decís por lo de cantar?-preguntó, sin querer darme la razón del todo.

-En parte.-respondí haciendo una pausa.-Pero sé que deben haber muchas cosas que resignaste por él.

Se volvió a quedar en silencio. Supuse que estaba analizando si mentirme o decirme la verdad.

-¿O me equivoco?-insistí.


Narra Emma:

Me costaba hablar de esto con cualquier persona, pero con Santino no tanto. Había como una especie de confianza ciega que me hacia poder abrirme. 

-No, es verdad lo que decís.-confesé.-Es que sí, yo quiero hacer cambios pero me da miedo.

-A vos lo que te da miedo es estar sola.-soltó y me quedé dura. 

No me podía conocer tanto. A veces pensaba que Santino me leía la mente. ¿Tendría algún don? Tonterías. Pero era extraño que una persona que me conocía hace tan poco me conociera y me entendiera más que cualquiera.

-Puede ser.-expresé luego de un silencio.-Tal vez busco aferrarme a alguien para no sentir esa soledad que me aterra.

-¿Vos lo amas a Benjamín?-se interesó de repente.

Momentos incómodos y éste. La respuesta que se me pasaba por la mente era decirle que no y que sentía cosas fuertes por él. Pero claramente no daba.

-No sé si puedo contestar eso ahora, estamos atravesando una crisis.-contesté finalmente.


Narra Santino:

Intentaba descifrar sus palabras y lo que trasmitía al mismo tiempo con su mirada. Me quedé en silencio porque no me conformó su respuesta. Pero tampoco esperaba lo que me dijo a continuación.

-Tampoco estoy segura de querer casarme.-agregó.

No supe que decir. Contuve mis ganas de decirle algo como "No te cases". Y también descarté la opción "Yo sí puedo hacerte feliz" por cursi. 

-Con respecto a lo de cantar, mañana con Bruno y Tania vamos a ir a un bar con karaoke.-le comenté cambiando de tema.

-¿Me estás invitando?-preguntó.

-Sí.-le respondí.

-¿Y la amiga de tu hermana no va?-se interesó.

-Cantas muy bien, y no deberías dejarlo solo para la ducha.-le dije evitando tocar el tema de Agustina.

-Lo voy a pensar.-se limitó a responder.


Narra Emma:

El sueño ya se estaba apoderando de mí. Me acosté y me acomodé bien en el sillón.

-Te dejo descansar.-me dijo levantándose.-Cualquier cosa estoy arriba.-agregó yéndose.

Lo seguí con la mirada hasta que llegó al final de las escaleras y desapareció. Cerré los ojos y me sumergí en un sueño profundo.



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