Vistas de página en total

miércoles, 26 de febrero de 2014





Si tienen cuenta en la red social Twitter, me pueden seguir en @JanetRoseBlog. Por ese medio generalmente aviso cuando subo algún capítulo u otras novedades. Nos mantenemos en contacto.


Janet Rose

sábado, 22 de febrero de 2014

Capítulo veinticinco!


Narra Emma:

Manipulación. Eso era lo que Benjamín vivía haciendo conmigo, me manipulaba. Lo vi cruzar la puerta y un poco me alivié. Prefería cuando me ignoraba. Esta actitud nerviosa y amenazante no me gustaba para nada. No me extrañaba que le fuera tan bien en los negocios, era muy inteligente. 
Miré a mi alrededor y tenía los platos y copas para lavar. Lo hice rápido y me dirigí a la habitación. Observé la cama matrimonial que se encontraba en el centro de la habitación, tan armada y que tan poco compartíamos últimamente.
Benjamín se fue muy tranquilo porque sabía perfectamente que no iba a saltar a hacerle una escena porque no se quedaba, y porque daba por hecho que finalmente iba a decidir casarme con él.
Mueve muy bien las piezas en el tablero. Cuando nos conocimos me trajo a vivir con él, a poco de ponernos de novios. Me sacó de una crisis económica que estaba atravesando y me dijo que me iba a mantener él. Que no hacía falta que estudiara ni que trabajara, que sólo me ocupara de las cosas de la casa. Y a mi papá le ofreció un trabajo, que ahora defiende a muerte.
Pero Benjamín no hace nada por simple solidaridad, todo lo que hace es para poder manejar y manipular a las personas en un futuro. Le gusta que los demás sientan esa sensación de estar en deuda con él. Porque él es el superior y los demás somos inferiores.
Y sé que él es consciente que yo estoy pensando en todo esto, y en donde quiera que esté ahora, su sonrisita de victoria no tardaría en aparecer. 
No es el mejor marido, de hecho está demasiado lejos de serlo. Pero si me voy y lo dejo. ¿A dónde voy? ¿Qué hago de mi vida? Hay más motivos por los cuales todos sabemos que voy a ir caminando hasta el altar para encontrarme con él y jurarle amor eterno. Estoy atrapada, no tengo salida.
La imagen de Santino apareció de repente en mi mente. No hay dudas de que es el hombre con el que siempre soñé y el que tanto esperaba. Sería muy fácil, estando en el lugar de otros, aconsejarme a escaparme de acá y jugármela por lo que siento. Pero me da miedo la incertidumbre, el no saber que va a pasar luego. Con Benjamín tengo todo asegurado, una vida infeliz pero segura.
Probablemente Benjamín se halla ido esta noche apropósito. Me dejó el camino libre para que yo pudiera ir a pasar la noche con mi "amante". Porque sabía que iba a ser una especie de despedida y que luego decidiría no volverlo a ver.
Y pegó en la tecla, porque justamente eso es lo que iba a hacer.


Narra Santino:

Parado en la cocina de mi departamento, al lado de la heladera con una botella de agua en la mano. Todavía seguía vestido con la ropa de fútbol. Tomaba del pico sin sentirme culpable, los placeres de vivir solo. 


Narra Emma:

Me cambié la ropa y pedí un radio taxi. Una vez arriba de éste, me dirigí  a lo de Santino. Intenté sacarme todo los quilombos de la cabeza y sólo concentrarme en lo que sentía por él.


Narra Santino:

Seguía con bronca por lo de Lautaro. Nos habíamos peleado hace bastante pero desde ese entonces nunca más nos llevamos bien. El motivo de la pelea fue una chica, pero no una cualquiera, sino Luciana: mi ex. En realidad, no es mi ex porque nunca llegamos a ser novios por motivos que no quiero recordar. Pero fue mi primera vez.
Igual, no sigo peleado con Lautaro porque me sigan pasando cosas con ella. La realidad es que hace mucho quedó en el pasado y gracias a lo que siento por Emma, me di cuenta que nunca antes había estado enamorado. Así que tal vez lo de Luciana haya sido una obsesión o un "enamoramiento temporal". 
Pero mi enojo con Lautaro era eterno.


Narra Emma:

Permanecí unos minutos en la puerta del edificio de Santino sin animarme a tocar el portero. Sentía mil cosas a la vez. Me dolía tener que despedirme. Me dolía que nuestra primera vez sea también la última. Y sabía que al engañarlo estaba cometiendo un grave error.


Narra Santino:

Estaba buscando un dial en la radio cuando repente escuché el timbre. La hice entrar y esperé a que llegara a mi piso. Sonó el timbre y dejé la radio ahí, encendida. 
Abrí la puerta y me encontré con un rostro preocupado y con los ojos un poco vidriosos. No me dio tiempo a decir nada, tan sólo se abalanzo hacia mí y me beso. Para ese entonces en la radio estaban pasando "Nada" de Prince Royce.

Narra Emma:

Me aferré a sus labios. Fue subiendo la temperatura y comencé a hacer que el beso fuera más apasionado. Al principio lo noté un poco tenso, como que no entendía mucho lo que estaba pasando. Pero luego se relajó y comenzó a dejarse llevar. Le empecé a dar besos cortos mientras le levantaba la camiseta deportiva que llevaba puesta y luego me separé de sus labios para sacársela.


Narra Santino:

Al principio me tomó por sorpresa, fue algo que no me esperaba. Pero sus besos eran adictivos y hacerla mía era lo que más deseaba. Esta mujer no sabía lo que me provocaba, estaba completamente enamorado. Deslicé lentamente mis manos por debajo de su blusa y sentí como se le erizó la piel. Entre besos se la saqué y comencé a caminar hacia atrás para dirigirnos a la habitación.


Nada, no me falta nada, 

cuando estoy contigo, 

cuando estamos solos 

Te juro no me falta nada 

con tan solo un beso, 

todo el universo 

se convierte en ti.


Narra Emma:

Subimos las escaleras casi sin separarnos e ingresamos a la habitación. No podíamos separar nuestros labios, el beso se hacía cada vez más fogoso, apasionado.  Nuestros corazones se encontraban acelerados. 
Se separó lentamente de mis labios y me miró fijamente a los ojos.

-¿Segura?-me preguntó, ya que la anterior vez me había escapado.

-Segura.-confirmé y esbocé una sonrisa.

Me devolvió la sonrisa y volvió a apoyar sus labios sobre los míos, pero ahora me besaba suavemente y despacio. Sus manos, que se encontraban en mi cintura, me acariciaron la espalda hacia arriba y me desabrocharon el sostén. 


Los dos solos en un cuarto 

tan enamorados, de fondo Juan Luis
y tener tu pelo negro sobre mi almohada, 

estar mojado en ti.


Narra Santino:

Sus manos se encontraban despeinándome el pelo, pero luego fueron bajando hacia mi espalda. Nos deshicimos del resto de la ropa y nos dejamos caer lentamente sobre la cama. Estaba completamente convencido de que lo que sentía por ella nunca lo había sentido por nadie.


Narra Emma:

No nos importaba ni que hora era ni que pasaba fuera de las cuatro paredes de esa habitación, sólo éramos él y yo.
Comenzó a besar delicadamente cada parte de mi cuerpo y me estremecí como si fuera mi primera vez. Me sentía como una virgen siendo tocada por primera vez. Sus besos en el cuello me trasladaban a otro universo. Ya me había entregado en su momento a Benjamín, pero no había sentido ni la mitad de lo que estaba sintiendo en ese momento.
El beso se volvió desesperado, me dejé llevar por la pasión, me fui perdiendo poco a poco entre su cuerpo. 


Y lentamente hacerte el amor 

sin que nos pase el tiempo 

y desnudarnos hace el corazón 

con todo el sentimiento. 

Estoy seguro no hay nada mejor, 

que dormir contigo hasta que salga el sol. 

Definitivamente, cuando estamos juntos 

no nos falta nada.


Narra Santino:
Me encontraba encima de ella besando esos dulces labios mientras dejábamos de ser dos personas y nos convertíamos en una.
Comencé a hacerla mía, comencé a hacerla mi mujer.
Seguí llevándola hasta la locura, hasta que nuestros cuerpos se perdieron entre las sábanas. 
Y luego volvimos a ser dos, dos amantes que estaban amándose a escondidas, siendo presos de un amor casi prohibido. 


Narra Emma:

Si mañana no lo volvía a ver, por lo menos me llevaba el aroma de su cuerpo impregnado en mi piel. Juro nunca olvidarme de esta noche, de esta madrugada junto a él.




Twitter: @janetroseblog

sábado, 15 de febrero de 2014

Capítulo veinticuatro


 Narra Emma:

Al llegar al edificio me encontré con mi padre parado en la puerta con su celular en la mano. Lo saludé y subimos a mi departamento. Una vez adentro, nos sentamos enfrentados en los sillones del living.

-Tengo que hablar con vos seriamente.-empezó y ya me la veía venir.

-¿Qué pasó?-me interesé.

-Hoy en la oficina tuve una conversación con Benjamín.-me dijo.-Me comentó que seguís con indecisión.

¿Acaso a todos les divertía presionarme?

-Sí, todavía no decidí.-respondí.-Y ya sé que estamos a dos días del viernes.-agregué al ver su expresión.

-Hija, ni siquiera lo tenes que pensar.-me dijo.-Hoy hablas con él y le decís que sí.

Lo que hubiese dado porque mi madre estuviera ahí y se pusiera de mi lado.

-¿A vos te importo algo?-me interesé de repente.

Su cara se transformó. Claramente no se esperaba la pregunta.

-En serio te pregunto. Porque últimamente siento que no te interesa si soy feliz o no, si me lastiman o sufro.-agregué al no obtener respuesta.-Ni siquiera me preguntas como estoy. 

-Me ofendes.-se defendió.- Obvio que me importas y te quiero muchísimo. Por eso quiero lo mejor para vos y para tu futuro.

-Hablas de esa manera y te pareces tanto a Benjamín...-solté indignada.-¿Será contagioso?

Suspiró. 

-Emma.-dijo luego de un silencio.-Benjamín sospecha que hay otro hombre.

Abrí los ojos como platos. No podía ser cierto, de hecho nunca me controló ni le importó lo que yo hacía o dejaba de hacer. 
Igualmente yo no había hecho nada fuera del "tiempo", si mal no me fallan los cálculos. Y él me engañaba desde vaya a saber uno cuando. 

-Está loco.-fingí mientras simulaba estar normal.-¿Qué más te dijo?

-No mucho más que eso.-respondió seco.-No estás con otro vos, ¿o sí?-agregó con algo de preocupación.

-Soy una mujer fiel.-mentí.-Aunque él no lo merezca.

-Debes casarte.-insistió otra vez.

Lo miré, ya cansada de escucharlo.

-Si no lo haces te vas a volver una fracasada.-continuó.-Y seríamos dos los fracasados, porque a mí me echarían del trabajo.

¿¿Fracasada?? No podía seguir escuchando a este hombre que lo único que le importaba era la plata, a costa de ser un pobre infeliz, y como si eso no le bastara, querer llevar a su hija por el mismo camino.

-Ya te podes ir.-le dije levantándome del sillón.-Tengo cosas que hacer.-agregué yendo a abrirle la puerta e invitarlo a que se retirara.


Narra Santino:

Cuando Emma se fue saqué a pasear a Gala y luego me fui a entrenar. Estaba con muchas energías y no paraba de meter goles, nadie podía frenarme. Lautaro, con quien no me llevaba bien por cosas que habían pasado, estaba jugando en el equipo contrario y me miraba con bronca. Intentaba sacarme la pelota a toda costa, pero lograba esquivarlo. En un momento se cruzó por adelante mío y se tiró al piso apropósito. 

-Ni lo toqué.-le dije al entrenador al ver que se acercó.

Hizo una terrible actuación pero no le sirvió de nada. Sólo que lo saquen de la cancha, que supongo que no era lo que buscaba.

-¿Sigue habiendo pica entre ustedes?-me preguntó Bruno al finalizar el partido.

-No lo banco ni él me banca.-le respondí.-Y eso ya no va a cambiar.


Narra Emma:

Anocheció. Benjamín llegó y se dirigió directamente a la cocina, donde se sirvió un vaso de whisky. Lo noté un poco nervioso pero no le di importancia. Me acerqué a la cocina para empezar a cocinar.

-¿Cómo estuvo tu día?-preguntó mirándome con el vaso de whisky en la mano.

-Bien, igual que siempre.-me limité a responder.

-¿No tuviste tiempo de preparar la cena antes?-se interesó tomando un trago.

-No. Había mucha ropa que planchar.-le respondí.-Aparte vino mi papá y no se iba más.

-Tendrías que escucharlo más a tu padre.-me dijo.-Es muy sabio.

No respondí. Seguí concentrada con la comida. Él se acercó lentamente, aún con el vaso en la mano.

-Estás muy linda hoy.-me susurró en el oído y me hizo darme vuelta, quedando enfrentada él.

-No puedo terminar la cena, si no me dejas.-protesté.

Me levantó el mentón para que nuestros ojos se encontraran. No podía evitar desviar la mirada. Me acarició la mejilla con su mano derecha y luego me besó. Me causaba mucho rechazo pero no quería que se notara tanto. Igualmente tomé distancia, y él se tomó de golpe lo que quedaba de whisky y dejó el vaso sobre la mesa.

-¿Vos te pensas que soy boludo?-soltó de repente y su voz ya no sonaba tan tranquila.

No respondí.

-No me subestimes, Emma.-remarcó.

-No se de que hablas.-acoté.

-Hace días que estás rara, distante.-me dijo.-Antes estabas todo el tiempo buscándome y reprochándome que no te daba bola y no se que otras boludeces.

Me lo quedé mirando.

-Morías por casarte conmigo y estando a dos días de la fecha seguís como si nada.-continuó.-Y no me creo que es simplemente porque no te hago feliz.

Por suerte seguía calmo y no le había agarrado el ataque como el otro día. Todavía...

-No quiero imaginar que estás con otro.-dijo acercándose otra vez y clavándome fijo la mirada. No serias capaz de animarte a engañarme, ¿o sí?-y sus ojos se volvieron fríos.

Quise hablar pero me interrumpió.

-Puedo llegar a ser muy paciente con tus planteos y tratarte muy bien.-agregó.-Pero si me entero que me traicionas puedo sacar lo peor de mí.

Se acercó demasiado y casi podía respirar. Su mirada me generaba un poco de miedo.

-¿Te quedó claro?-me preguntó pasando su dedo índice de la mano derecha por mis labios.

La situación me puso demasiado incómoda y lo único que pude hacer fue asentir con la cabeza.

-Así me gusta.-acotó y me dio un beso corto.-Si descubriera que tenes un amante, esa persona no la pasaría para nada bien, y se arrepentiría toda una vida.

Sus amenaza y el tono de vos que utilizaba me hacían temblar. Agradecí que haya tomado distancia porque si no lo iba a usar a su favor.

-Yo que vos no me arriesgaría.-insistió tomando otro vaso de whisky.

Terminó de tomar y agarró bruscamente lo que estaba cocinando y tiró todo a la basura. Me quedé helada.

-Hoy pedimos delivery.-dijo firme y llamó.


Narra Santino:

Fui a cenar a un bar con mis compañeros de fútbol. No con todos igual, con mis más amigos. Me divertía mucho con ellos.


Narra Emma:

Con Benjamín permanecimos toda la cena en silencio. Al finalizar se levantó y se dirigió a la habitación. Volvió cambiado y con un bolso.

-Tengo que ir a cerrar un contrato importante con una empresa. No vuelvo a dormir.-comentó.

-Está bien.-apenas respondí.

Se estaba encaminando a la puerta pero de repente giró y me miró.

-Yo en tu lugar pensaría un poco más la idea del casamiento.-me guiñó el ojo y se fue.  


Twitter: @janetroseblog

Capítulo veintitrés


Narra Emma:

Me encontraba desayunando con Benjamín. La noche anterior, al llegar, lo había encontrado durmiendo. 
Supongo que empezó a sospechar algo sobre mis horas de llegar, porque empezó con el interrogatorio. Continué con mi postura de no tener que darle explicaciones porque estábamos en "un tiempo", y no insistió más.


Narra Santino:

Luego de rendir, que de hecho me fue bien, me quedé un rato en la facultad con unos amigos. 
Cuando salí y empecé a caminar en dirección al auto, una mano se apoyó en mi hombro derecho.

-Jose.-le dije al darme vuelta y verla.-¿Cómo estás?

-Todo bien.-me contestó.-Re loco encontrarte. ¿Qué hacías por acá?

-Recién salgo de la facultad.-le respondí.-¿Vos?

-Vivo acá a la vuelta.-respondió y sonrío.

Hubo un silencio.

-¿Te vas para tu casa?-me preguntó.

-No, no. Voy a lo de Bruno.-le dije.-Estoy con el auto, ¿te alcanzo a algún lado?

-No quiero molestarte.-me dijo.-Voy a lo de Emma.

-Ah, me queda de pasada.- le comenté llegando al auto.-Te llevo, no hay problema.


Narra Emma:

Sentada como indio en el sillón con la mirada perdida. No podía dejar de pensar en Santino y en lo que había pasado ayer. Me estaba enamorando y eso complicaba todo. Antes de que él apareciera yo tenía toda mi vida planificada y en orden. Y el casamiento era algo lindo que quería que me suceda. Sí, al lado de Benjamín no era feliz, y era una relación conformista porque me engañaba. Pero al menos era algo asegurado.
Por alguna extraña razón siempre que estaba sentada ahí pensando, sonaba el timbre. Fui a abrir y me encontré con Josefina.

-Amiga, ¿cómo estás?-le pregunté saludándola y haciéndola pasar.

-Re bien, ¿vos?-me dijo y caminamos hasta el living.

-Bien.-le dije.

-A que no sabes quien me trajo en su auto hasta acá.-me dijo entusiasmada.-Te morís.

-No sé.-le dije.-¿Quien? 

-Santi.-respondió embobada.-El destino hizo que me lo volviera a encontrar. Es tan lindo...

-Para un segundo.-dije tratando de digerir la información.-¿Cómo terminaste en el auto de él?

-Te estoy diciendo que el destino hizo que me lo vuelva a encontrar.-me explicó.-Me lo crucé en la calle y se ofreció traerme. Es un divino.

-Si, un divino...-acoté mirándola extrañada. Hace mucho no la veía en ese estado.

-Y contame, ¿qué onda? ¿te dijo algo de mi ayer?-siguió.

-No.-respondí rápido y después me sentí culpable.-Va, le pregunté y sólo me dijo que le caías bien.

-Ay, estoy enamorada.-dijo suspirando.

-No no, para.-le dije preocupándome y le agarré la mano sentándola en el sillón.-No te podes enamorar en un día.

-Si puedo.-sólo respondió.

-Pero no lo conoces.-insistí.

-Lo conozco lo suficiente.-me dijo.

-No te veía así desde que teníamos 14 años.-acoté.

-Bueno, perdón.-se disculpó por su enamoramiento adolescente.-Es que en serio me gusta.

-Es que creo que Santino no es el indicado...-le dije y ya no sabía como más remarla.-¿Viniste acá solo para hablar de él?

-Ah, no.-dijo recordando.-Vine para saber si te confirmo los turnos de la peinadora y maquilladora. ¿Hay casamiento o no?

-Todavía no lo sé.-dije cambiando la expresión de la cara y me recosté en el sillón.

-Te veo con muchas ganas de casarte...-comentó con ironía.

Sólo suspiré.

-Todos sabemos que clase de persona es Benjamín.-me dijo.-Aunque siempre intentes defenderlo y hacer como si todo estuviera bien, sabemos que no es así.-agregó al ver mi reacción.

-Pero yo lo quiero.-apenas dije, aunque estaba mintiendo otra vez.


Narra Santino:

Llegué a lo de Bruno y estacioné en frente de la casa.
Me recibió en toalla. Al parecer, recién salía de la ducha. Me hizo entrar y se fue a cambiar. Mientras tanto me quedé en el living viendo fotos familiares.

-Ya estoy, hermano.-dijo apareciendo.-¿Cómo te fue en el examen?

-Bien, por suerte bien.-le respondí.-¿Vos como venís con la facultad?

-Ahí ando.-me contestó.-Pasa que con el trabajo no tengo mucho tiempo.

-Y el tiempo libre lo utilizas en Tania, ¿no?-lo molesté.-Yo pensé que no ibas a asentar cabeza nunca.

-Yo también creía lo mismo, pero me enamoré.-respondió sincero.-¿Vos que onda?

-¿Con las chicas?-pregunté.-Nada.-no le podía contar lo de Emma.

-¿Con Agustina no hablaste más?-se interesó.

-No, Agus ya fue.-le aseguré.

-La que quedó muerta con vos es Josefina.-me comentó.-La hipnotizaste ayer.-agregó y río.

-Sí, me di cuenta.-le dije.-Me la crucé al salir de la facultad.

-Es linda.-me dijo.-Apunta ahí.

-No. Me cae bien, nada más.-le dije.

-Aunque sea un chape, dale.-insistió.-¿No le das?

-Ya sabes que la que me gusta es Emma...-me limité a responder.

-No me vengas con el rollo de Emma.-me pidió.-Aparte ya está, se está por casar, olvídate.

-Igual, no deja de ser la amiga de Emma. No.-dije.

-Bueno pero decime la verdad. ¿No le das?-siguió insistiendo.-Está buena la mina.

No le respondí.

-Te la re chaparías, no me mientas.-dijo.-Si no fuera amiga de Emma y la conociéramos en otra circunstancia, no la dejarías escapar.

Negué con la cabeza y me reí.

-Es linda.-fue lo único que acoté.-Pero no va a pasar nada, tema terminado.-agregué notando una diversión en su rostro.


Narra Emma:

Josefina se marchó recordándome que le avisara si se hacía lo del casamiento, y bromeó con cosas que me tenían preparadas para la despedida de soltera. Por suerte no volvió a mencionar lo de Santino. Sólo esperaba que su "enamoramiento" sea pasajero y pronto se olvidara. 
Me encontraba planchando un pilón de ropa acumulada cuando mi celular sonó, avisándome que tenía un mensaje. Lo leí y sonreí al instante: "Ya te extraño..." Me alegraba que no estuviera molesto por haber salido casi corriendo el otro día cuando estaba a punto de pasar lo más lindo. Verifiqué haber dejado la plancha apagada, y respondí: "Y yo a vos!" 


Narra Santino:

Sentado en el sillón del living de mi departamento con Gala casi encima mío, esperaba ansioso la respuesta de Emma. Cuando llegó sonreí y le escribí "Venís un ratito? No aguanto  la distancia". Tardó en responder pero finalmente me llegó un "Ahora voy  :)"
Al rato la tenía tocando el timbre. La hice bajar del sillón a Gala y fui a abrir la puerta.

-Hola.-le dije sonriendo. 

-Hola.-dijo devolviéndome la sonrisa.

-¿Vos estás segura que no me hechizaste o algo por el estilo?-le pregunté y abrió esos ojos color café.-Te pienso a cada segundo y te extraño.

-¿Me pensabas hoy cuando estabas con Josefina también?-preguntó poniéndose seria y por un momento desapareció esa mirada tierna.

-Celos detected.-acoté y me reí.

-No me causa gracia a mí.-protestó.

-La alcancé con el auto hasta tu casa, nada más.-le expliqué.-Soy buena onda.

-Pero tu buena onda la confunde.-le dije.-Ya se hizo la película de que el destino los une.-agregó y no pude evitar reírme, por lo que me clavó fijo la mirada.

-Es que vos no me dejas decirle que estoy muerto por vos.-le dije mirándola a los ojos.

-Ni se te ocurra.-me dijo y luego aflojó.-¿Me vas a dejar pasar?-agregó viendo que seguía del otro lado de la puerta y yo estaba apoyado cómodamente contra el marco.

-Tenes que pagar peaje.-le dije acercándome más a ella.

Le sonreí y la besé. Extrañaba el sabor de sus besos. Tomé un poco de distancia y la hice ingresar. 


Narra Emma:

Nos sentamos en el sillón a hablar un rato y luego vimos una película. En el medio de la misma, apoyé mi cabeza en su hombro y el pasó su mano derecha dejándola caer a mi costado, apoyándola finalmente en mi cintura.   
Cuando terminó permanecimos en la misma posición y hablamos hasta que  convirtió la conversación en risas y más risas, y terminé tentada. Me paré de reír cuando sus labios se volvieron a encontrar con los míos. El beso fue interrumpido por una llamada de mi padre a mi celular.

-Mi papá fue a visitarme.-le dije.-Me tengo que ir.-agregué al mismo tiempo que me levantaba del sillón.

-Está bien, después hablamos.-me dijo acompañándome hasta la puerta.-Adiós.-agregó y me dio un último beso antes de irme.



Twitter: @janetroseblog