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miércoles, 26 de febrero de 2014
sábado, 22 de febrero de 2014
Capítulo veinticinco!
Narra Emma:
Manipulación. Eso
era lo que Benjamín vivía haciendo conmigo, me manipulaba. Lo vi cruzar la
puerta y un poco me alivié. Prefería cuando me ignoraba. Esta actitud nerviosa
y amenazante no me gustaba para nada. No me extrañaba que le fuera tan bien en
los negocios, era muy inteligente.
Miré a mi alrededor
y tenía los platos y copas para lavar. Lo hice rápido y me dirigí a la
habitación. Observé la cama matrimonial que se encontraba en el centro de la
habitación, tan armada y que tan poco compartíamos últimamente.
Benjamín se fue
muy tranquilo porque sabía perfectamente que no iba a saltar a hacerle una
escena porque no se quedaba, y porque daba por hecho que finalmente iba a
decidir casarme con él.
Mueve muy bien
las piezas en el tablero. Cuando nos conocimos me trajo a vivir con él, a poco
de ponernos de novios. Me sacó de una crisis económica que estaba atravesando y
me dijo que me iba a mantener él. Que no hacía falta que estudiara ni que
trabajara, que sólo me ocupara de las cosas de la casa. Y a mi papá le ofreció
un trabajo, que ahora defiende a muerte.
Pero Benjamín no
hace nada por simple solidaridad, todo lo que hace es para poder manejar y
manipular a las personas en un futuro. Le gusta que los demás sientan esa
sensación de estar en deuda con él. Porque él es el superior y los demás somos
inferiores.
Y sé que él es
consciente que yo estoy pensando en todo esto, y en donde quiera que esté
ahora, su sonrisita de victoria no tardaría en aparecer.
No es el mejor
marido, de hecho está demasiado lejos de serlo. Pero si me voy y lo dejo. ¿A
dónde voy? ¿Qué hago de mi vida? Hay más motivos por los cuales todos sabemos
que voy a ir caminando hasta el altar para encontrarme con él y jurarle amor
eterno. Estoy atrapada, no tengo salida.
La imagen de
Santino apareció de repente en mi mente. No hay dudas de que es el hombre con
el que siempre soñé y el que tanto esperaba. Sería muy fácil, estando en el
lugar de otros, aconsejarme a escaparme de acá y jugármela por lo que siento.
Pero me da miedo la incertidumbre, el no saber que va a pasar luego. Con Benjamín
tengo todo asegurado, una vida infeliz pero segura.
Probablemente
Benjamín se halla ido esta noche apropósito. Me dejó el camino libre para que
yo pudiera ir a pasar la noche con mi "amante". Porque sabía que iba
a ser una especie de despedida y que luego decidiría no volverlo a ver.
Y pegó en la
tecla, porque justamente eso es lo que iba a hacer.
Narra Santino:
Parado en la
cocina de mi departamento, al lado de la heladera con una botella de agua en la
mano. Todavía seguía vestido con la ropa de fútbol. Tomaba del pico sin
sentirme culpable, los placeres de vivir solo.
Narra Emma:
Me cambié la ropa
y pedí un radio taxi. Una vez arriba de éste, me dirigí a lo de Santino.
Intenté sacarme todo los quilombos de la cabeza y sólo concentrarme en lo que
sentía por él.
Narra Santino:
Seguía con bronca
por lo de Lautaro. Nos habíamos peleado hace bastante pero desde ese entonces
nunca más nos llevamos bien. El motivo de la pelea fue una chica, pero no una
cualquiera, sino Luciana: mi ex. En realidad, no es mi ex porque nunca llegamos
a ser novios por motivos que no quiero recordar. Pero fue mi primera vez.
Igual, no sigo
peleado con Lautaro porque me sigan pasando cosas con ella. La realidad es que
hace mucho quedó en el pasado y gracias a lo que siento por Emma, me di cuenta
que nunca antes había estado enamorado. Así que tal vez lo de Luciana haya sido
una obsesión o un "enamoramiento temporal".
Pero mi enojo con
Lautaro era eterno.
Narra Emma:
Permanecí unos
minutos en la puerta del edificio de Santino sin animarme a tocar el portero.
Sentía mil cosas a la vez. Me dolía tener que despedirme. Me dolía que nuestra
primera vez sea también la última. Y sabía que al engañarlo estaba cometiendo
un grave error.
Narra Santino:
Estaba buscando
un dial en la radio cuando repente escuché el timbre. La hice entrar y esperé a
que llegara a mi piso. Sonó el timbre y dejé la radio ahí, encendida.
Abrí la puerta y
me encontré con un rostro preocupado y con los ojos un poco vidriosos. No me
dio tiempo a decir nada, tan sólo se abalanzo hacia mí y me beso. Para ese
entonces en la radio estaban pasando "Nada" de Prince Royce.
Narra Emma:
Me aferré a sus
labios. Fue subiendo la temperatura y comencé a hacer que el beso fuera más
apasionado. Al principio lo noté un poco tenso, como que no entendía mucho lo
que estaba pasando. Pero luego se relajó y comenzó a dejarse llevar. Le empecé
a dar besos cortos mientras le levantaba la camiseta deportiva que llevaba
puesta y luego me separé de sus labios para sacársela.
Narra Santino:
Al principio me
tomó por sorpresa, fue algo que no me esperaba. Pero sus besos eran adictivos y
hacerla mía era lo que más deseaba. Esta mujer no sabía lo que me provocaba,
estaba completamente enamorado. Deslicé lentamente mis manos por debajo de su
blusa y sentí como se le erizó la piel. Entre besos se la saqué y comencé a
caminar hacia atrás para dirigirnos a la habitación.
Nada, no me falta nada,
cuando estoy contigo,
cuando estamos solos
Te juro no me falta
nada
con tan solo un beso,
todo el universo
se convierte en ti.
Narra Emma:
Subimos las
escaleras casi sin separarnos e ingresamos a la habitación. No podíamos separar
nuestros labios, el beso se hacía cada vez más fogoso, apasionado.
Nuestros corazones se encontraban acelerados.
Se separó
lentamente de mis labios y me miró fijamente a los ojos.
-¿Segura?-me
preguntó, ya que la anterior vez me había escapado.
-Segura.-confirmé
y esbocé una sonrisa.
Me devolvió la
sonrisa y volvió a apoyar sus labios sobre los míos, pero ahora me besaba
suavemente y despacio. Sus manos, que se encontraban en mi cintura, me
acariciaron la espalda hacia arriba y me desabrocharon el sostén.
Los dos solos en un
cuarto
tan enamorados, de
fondo Juan Luis
y tener tu pelo negro
sobre mi almohada,
estar mojado en ti.
Narra Santino:
Sus manos se
encontraban despeinándome el pelo, pero luego fueron bajando hacia mi espalda.
Nos deshicimos del resto de la ropa y nos dejamos caer lentamente sobre la
cama. Estaba completamente convencido de que lo que sentía por ella nunca lo
había sentido por nadie.
Narra Emma:
No nos importaba
ni que hora era ni que pasaba fuera de las cuatro paredes de esa habitación,
sólo éramos él y yo.
Comenzó a besar
delicadamente cada parte de mi cuerpo y me estremecí como si fuera mi primera
vez. Me sentía como una virgen siendo tocada por primera vez. Sus besos en el
cuello me trasladaban a otro universo. Ya me había entregado en su momento
a Benjamín, pero no había sentido ni la mitad de lo que estaba sintiendo en ese
momento.
El beso se volvió
desesperado, me dejé llevar por la pasión, me fui perdiendo poco a poco entre
su cuerpo.
Y lentamente hacerte el
amor
sin que nos pase el
tiempo
y desnudarnos hace el
corazón
con todo el
sentimiento.
Estoy seguro no hay
nada mejor,
que dormir contigo
hasta que salga el sol.
Definitivamente, cuando
estamos juntos
no nos falta nada.
Narra Santino:
Me encontraba
encima de ella besando esos dulces labios mientras dejábamos de ser dos
personas y nos convertíamos en una.
Comencé a hacerla
mía, comencé a hacerla mi mujer.
Seguí llevándola
hasta la locura, hasta que nuestros cuerpos se perdieron entre las
sábanas.
Y luego volvimos
a ser dos, dos amantes que estaban amándose a escondidas, siendo presos de un
amor casi prohibido.
Narra Emma:
Si mañana no lo
volvía a ver, por lo menos me llevaba el aroma de su cuerpo impregnado en mi
piel. Juro nunca olvidarme de esta noche, de esta madrugada junto a él.
Twitter: @janetroseblog
sábado, 15 de febrero de 2014
Capítulo veinticuatro
Narra Emma:
Al llegar al
edificio me encontré con mi padre parado en la puerta con su celular en la
mano. Lo saludé y subimos a mi departamento. Una vez adentro, nos sentamos
enfrentados en los sillones del living.
-Tengo que hablar
con vos seriamente.-empezó y ya me la veía venir.
-¿Qué pasó?-me
interesé.
-Hoy en la
oficina tuve una conversación con Benjamín.-me dijo.-Me comentó que seguís con
indecisión.
¿Acaso a todos
les divertía presionarme?
-Sí, todavía no
decidí.-respondí.-Y ya sé que estamos a dos días del viernes.-agregué al ver su
expresión.
-Hija, ni
siquiera lo tenes que pensar.-me dijo.-Hoy hablas con él y le decís que sí.
Lo que hubiese
dado porque mi madre estuviera ahí y se pusiera de mi lado.
-¿A vos te
importo algo?-me interesé de repente.
Su cara se
transformó. Claramente no se esperaba la pregunta.
-En serio te
pregunto. Porque últimamente siento que no te interesa si soy feliz o no, si me
lastiman o sufro.-agregué al no obtener respuesta.-Ni siquiera me preguntas
como estoy.
-Me ofendes.-se
defendió.- Obvio que me importas y te quiero muchísimo. Por eso quiero lo mejor
para vos y para tu futuro.
-Hablas de esa
manera y te pareces tanto a Benjamín...-solté indignada.-¿Será contagioso?
Suspiró.
-Emma.-dijo luego
de un silencio.-Benjamín sospecha que hay otro hombre.
Abrí los ojos
como platos. No podía ser cierto, de hecho nunca me controló ni le importó lo
que yo hacía o dejaba de hacer.
Igualmente yo no
había hecho nada fuera del "tiempo", si mal no me fallan los cálculos.
Y él me engañaba desde vaya a saber uno cuando.
-Está loco.-fingí
mientras simulaba estar normal.-¿Qué más te dijo?
-No mucho más que
eso.-respondió seco.-No estás con otro vos, ¿o sí?-agregó con algo de
preocupación.
-Soy una mujer
fiel.-mentí.-Aunque él no lo merezca.
-Debes
casarte.-insistió otra vez.
Lo miré, ya
cansada de escucharlo.
-Si no lo haces
te vas a volver una fracasada.-continuó.-Y seríamos dos los fracasados, porque
a mí me echarían del trabajo.
¿¿Fracasada?? No
podía seguir escuchando a este hombre que lo único que le importaba era la
plata, a costa de ser un pobre infeliz, y como si eso no le bastara, querer
llevar a su hija por el mismo camino.
-Ya te podes
ir.-le dije levantándome del sillón.-Tengo cosas que hacer.-agregué yendo a
abrirle la puerta e invitarlo a que se retirara.
Narra Santino:
Cuando Emma se
fue saqué a pasear a Gala y luego me fui a entrenar. Estaba con muchas energías
y no paraba de meter goles, nadie podía frenarme. Lautaro, con quien no me
llevaba bien por cosas que habían pasado, estaba jugando en el equipo contrario
y me miraba con bronca. Intentaba sacarme la pelota a toda costa, pero lograba
esquivarlo. En un momento se cruzó por adelante mío y se tiró al piso
apropósito.
-Ni lo toqué.-le
dije al entrenador al ver que se acercó.
Hizo una terrible
actuación pero no le sirvió de nada. Sólo que lo saquen de la cancha, que
supongo que no era lo que buscaba.
-¿Sigue habiendo
pica entre ustedes?-me preguntó Bruno al finalizar el partido.
-No lo banco ni
él me banca.-le respondí.-Y eso ya no va a cambiar.
Narra Emma:
Anocheció.
Benjamín llegó y se dirigió directamente a la cocina, donde se sirvió un vaso
de whisky. Lo noté un poco nervioso pero no le di importancia. Me acerqué a la
cocina para empezar a cocinar.
-¿Cómo estuvo tu
día?-preguntó mirándome con el vaso de whisky en la mano.
-Bien, igual que
siempre.-me limité a responder.
-¿No tuviste
tiempo de preparar la cena antes?-se interesó tomando un trago.
-No. Había mucha
ropa que planchar.-le respondí.-Aparte vino mi papá y no se iba más.
-Tendrías que
escucharlo más a tu padre.-me dijo.-Es muy sabio.
No respondí.
Seguí concentrada con la comida. Él se acercó lentamente, aún con el vaso en la
mano.
-Estás muy linda
hoy.-me susurró en el oído y me hizo darme vuelta, quedando enfrentada él.
-No puedo
terminar la cena, si no me dejas.-protesté.
Me levantó el
mentón para que nuestros ojos se encontraran. No podía evitar desviar la
mirada. Me acarició la mejilla con su mano derecha y luego me besó. Me causaba
mucho rechazo pero no quería que se notara tanto. Igualmente tomé distancia, y
él se tomó de golpe lo que quedaba de whisky y dejó el vaso sobre la mesa.
-¿Vos te pensas
que soy boludo?-soltó de repente y su voz ya no sonaba tan tranquila.
No respondí.
-No me
subestimes, Emma.-remarcó.
-No se de que
hablas.-acoté.
-Hace días que
estás rara, distante.-me dijo.-Antes estabas todo el tiempo buscándome y
reprochándome que no te daba bola y no se que otras boludeces.
Me lo quedé
mirando.
-Morías por
casarte conmigo y estando a dos días de la fecha seguís como si
nada.-continuó.-Y no me creo que es simplemente porque no te hago feliz.
Por suerte seguía
calmo y no le había agarrado el ataque como el otro día. Todavía...
-No quiero
imaginar que estás con otro.-dijo acercándose otra vez y clavándome fijo la
mirada. No serias capaz de animarte a engañarme, ¿o sí?-y sus ojos se volvieron
fríos.
Quise hablar pero
me interrumpió.
-Puedo llegar a
ser muy paciente con tus planteos y tratarte muy bien.-agregó.-Pero si me
entero que me traicionas puedo sacar lo peor de mí.
Se acercó
demasiado y casi podía respirar. Su mirada me generaba un poco de miedo.
-¿Te quedó
claro?-me preguntó pasando su dedo índice de la mano derecha por mis labios.
La situación me
puso demasiado incómoda y lo único que pude hacer fue asentir con la cabeza.
-Así me
gusta.-acotó y me dio un beso corto.-Si descubriera que tenes un amante, esa
persona no la pasaría para nada bien, y se arrepentiría toda una vida.
Sus amenaza y el
tono de vos que utilizaba me hacían temblar. Agradecí que haya tomado distancia
porque si no lo iba a usar a su favor.
-Yo que vos no me
arriesgaría.-insistió tomando otro vaso de whisky.
Terminó de tomar
y agarró bruscamente lo que estaba cocinando y tiró todo a la basura. Me quedé
helada.
-Hoy pedimos
delivery.-dijo firme y llamó.
Narra Santino:
Fui a cenar a un
bar con mis compañeros de fútbol. No con todos igual, con mis más amigos. Me
divertía mucho con ellos.
Narra Emma:
Con Benjamín permanecimos
toda la cena en silencio. Al finalizar se levantó y se dirigió a la habitación.
Volvió cambiado y con un bolso.
-Tengo que ir a
cerrar un contrato importante con una empresa. No vuelvo a dormir.-comentó.
-Está
bien.-apenas respondí.
Se estaba encaminando
a la puerta pero de repente giró y me miró.
-Yo en tu lugar
pensaría un poco más la idea del casamiento.-me guiñó el ojo y se fue.
Twitter: @janetroseblog
Capítulo veintitrés
Narra Emma:
Me encontraba
desayunando con Benjamín. La noche anterior, al llegar, lo había encontrado
durmiendo.
Supongo que
empezó a sospechar algo sobre mis horas de llegar, porque empezó con el
interrogatorio. Continué con mi postura de no tener que darle explicaciones
porque estábamos en "un tiempo", y no insistió más.
Narra Santino:
Luego de rendir,
que de hecho me fue bien, me quedé un rato en la facultad con unos
amigos.
Cuando salí y
empecé a caminar en dirección al auto, una mano se apoyó en mi hombro derecho.
-Jose.-le dije al
darme vuelta y verla.-¿Cómo estás?
-Todo bien.-me
contestó.-Re loco encontrarte. ¿Qué hacías por acá?
-Recién salgo de
la facultad.-le respondí.-¿Vos?
-Vivo acá a la
vuelta.-respondió y sonrío.
Hubo un silencio.
-¿Te vas para tu
casa?-me preguntó.
-No, no. Voy a lo
de Bruno.-le dije.-Estoy con el auto, ¿te alcanzo a algún lado?
-No quiero
molestarte.-me dijo.-Voy a lo de Emma.
-Ah, me queda de
pasada.- le comenté llegando al auto.-Te llevo, no hay problema.
Narra Emma:
Sentada como
indio en el sillón con la mirada perdida. No podía dejar de pensar en Santino y
en lo que había pasado ayer. Me estaba enamorando y eso complicaba todo. Antes
de que él apareciera yo tenía toda mi vida planificada y en orden. Y el
casamiento era algo lindo que quería que me suceda. Sí, al lado de Benjamín no
era feliz, y era una relación conformista porque me engañaba. Pero al menos era
algo asegurado.
Por alguna
extraña razón siempre que estaba sentada ahí pensando, sonaba el timbre. Fui a
abrir y me encontré con Josefina.
-Amiga, ¿cómo
estás?-le pregunté saludándola y haciéndola pasar.
-Re bien,
¿vos?-me dijo y caminamos hasta el living.
-Bien.-le dije.
-A que no sabes
quien me trajo en su auto hasta acá.-me dijo entusiasmada.-Te morís.
-No sé.-le
dije.-¿Quien?
-Santi.-respondió
embobada.-El destino hizo que me lo volviera a encontrar. Es tan lindo...
-Para un
segundo.-dije tratando de digerir la información.-¿Cómo terminaste en el auto
de él?
-Te estoy
diciendo que el destino hizo que me lo vuelva a encontrar.-me explicó.-Me lo
crucé en la calle y se ofreció traerme. Es un divino.
-Si, un
divino...-acoté mirándola extrañada. Hace mucho no la veía en ese estado.
-Y contame, ¿qué onda?
¿te dijo algo de mi ayer?-siguió.
-No.-respondí
rápido y después me sentí culpable.-Va, le pregunté y sólo me dijo que le caías
bien.
-Ay, estoy
enamorada.-dijo suspirando.
-No no, para.-le
dije preocupándome y le agarré la mano sentándola en el sillón.-No te podes
enamorar en un día.
-Si puedo.-sólo
respondió.
-Pero no lo
conoces.-insistí.
-Lo conozco lo
suficiente.-me dijo.
-No te veía así
desde que teníamos 14 años.-acoté.
-Bueno,
perdón.-se disculpó por su enamoramiento adolescente.-Es que en serio me gusta.
-Es que creo que
Santino no es el indicado...-le dije y ya no sabía como más remarla.-¿Viniste
acá solo para hablar de él?
-Ah, no.-dijo
recordando.-Vine para saber si te confirmo los turnos de la peinadora y
maquilladora. ¿Hay casamiento o no?
-Todavía no lo
sé.-dije cambiando la expresión de la cara y me recosté en el sillón.
-Te veo con
muchas ganas de casarte...-comentó con ironía.
Sólo suspiré.
-Todos sabemos
que clase de persona es Benjamín.-me dijo.-Aunque siempre intentes defenderlo y
hacer como si todo estuviera bien, sabemos que no es así.-agregó al ver mi
reacción.
-Pero yo lo
quiero.-apenas dije, aunque estaba mintiendo otra vez.
Narra Santino:
Llegué a lo de
Bruno y estacioné en frente de la casa.
Me recibió en
toalla. Al parecer, recién salía de la ducha. Me hizo entrar y se fue a
cambiar. Mientras tanto me quedé en el living viendo fotos familiares.
-Ya estoy,
hermano.-dijo apareciendo.-¿Cómo te fue en el examen?
-Bien, por suerte
bien.-le respondí.-¿Vos como venís con la facultad?
-Ahí ando.-me
contestó.-Pasa que con el trabajo no tengo mucho tiempo.
-Y el tiempo
libre lo utilizas en Tania, ¿no?-lo molesté.-Yo pensé que no ibas a asentar
cabeza nunca.
-Yo también creía
lo mismo, pero me enamoré.-respondió sincero.-¿Vos que onda?
-¿Con las
chicas?-pregunté.-Nada.-no le podía contar lo de Emma.
-¿Con Agustina no
hablaste más?-se interesó.
-No, Agus ya
fue.-le aseguré.
-La que quedó
muerta con vos es Josefina.-me comentó.-La hipnotizaste ayer.-agregó y río.
-Sí, me di
cuenta.-le dije.-Me la crucé al salir de la facultad.
-Es linda.-me
dijo.-Apunta ahí.
-No. Me cae bien,
nada más.-le dije.
-Aunque sea un
chape, dale.-insistió.-¿No le das?
-Ya sabes que la
que me gusta es Emma...-me limité a responder.
-No me vengas con
el rollo de Emma.-me pidió.-Aparte ya está, se está por casar, olvídate.
-Igual, no deja
de ser la amiga de Emma. No.-dije.
-Bueno pero
decime la verdad. ¿No le das?-siguió insistiendo.-Está buena la mina.
No le respondí.
-Te la re
chaparías, no me mientas.-dijo.-Si no fuera amiga de Emma y la conociéramos en
otra circunstancia, no la dejarías escapar.
Negué con la
cabeza y me reí.
-Es linda.-fue lo
único que acoté.-Pero no va a pasar nada, tema terminado.-agregué notando una
diversión en su rostro.
Narra Emma:
Josefina se
marchó recordándome que le avisara si se hacía lo del casamiento, y bromeó con
cosas que me tenían preparadas para la despedida de soltera. Por suerte no
volvió a mencionar lo de Santino. Sólo esperaba que su
"enamoramiento" sea pasajero y pronto se olvidara.
Me encontraba
planchando un pilón de ropa acumulada cuando mi celular sonó, avisándome que
tenía un mensaje. Lo leí y sonreí al instante: "Ya te extraño..." Me
alegraba que no estuviera molesto por haber salido casi corriendo el otro día
cuando estaba a punto de pasar lo más lindo. Verifiqué haber dejado la plancha
apagada, y respondí: "Y yo a vos!"
Narra Santino:
Sentado en el
sillón del living de mi departamento con Gala casi encima mío, esperaba ansioso
la respuesta de Emma. Cuando llegó sonreí y le escribí "Venís un ratito?
No aguanto la distancia". Tardó en responder pero finalmente me
llegó un "Ahora voy :)"
Al rato la tenía
tocando el timbre. La hice bajar del sillón a Gala y fui a abrir la puerta.
-Hola.-le dije
sonriendo.
-Hola.-dijo
devolviéndome la sonrisa.
-¿Vos estás
segura que no me hechizaste o algo por el estilo?-le pregunté y abrió esos ojos
color café.-Te pienso a cada segundo y te extraño.
-¿Me pensabas hoy
cuando estabas con Josefina también?-preguntó poniéndose seria y por un momento
desapareció esa mirada tierna.
-Celos
detected.-acoté y me reí.
-No me causa
gracia a mí.-protestó.
-La alcancé con
el auto hasta tu casa, nada más.-le expliqué.-Soy buena onda.
-Pero tu buena
onda la confunde.-le dije.-Ya se hizo la película de que el destino los
une.-agregó y no pude evitar reírme, por lo que me clavó fijo la mirada.
-Es que vos no me
dejas decirle que estoy muerto por vos.-le dije mirándola a los ojos.
-Ni se te
ocurra.-me dijo y luego aflojó.-¿Me vas a dejar pasar?-agregó viendo que seguía
del otro lado de la puerta y yo estaba apoyado cómodamente contra el marco.
-Tenes que pagar
peaje.-le dije acercándome más a ella.
Le sonreí y la
besé. Extrañaba el sabor de sus besos. Tomé un poco de distancia y la hice
ingresar.
Narra Emma:
Nos sentamos en
el sillón a hablar un rato y luego vimos una película. En el medio de la misma,
apoyé mi cabeza en su hombro y el pasó su mano derecha dejándola caer a mi
costado, apoyándola finalmente en mi cintura.
Cuando terminó
permanecimos en la misma posición y hablamos hasta que convirtió la
conversación en risas y más risas, y terminé tentada. Me paré de reír cuando
sus labios se volvieron a encontrar con los míos. El beso fue interrumpido por
una llamada de mi padre a mi celular.
-Mi papá fue a
visitarme.-le dije.-Me tengo que ir.-agregué al mismo tiempo que me levantaba
del sillón.
-Está bien,
después hablamos.-me dijo acompañándome hasta la puerta.-Adiós.-agregó y me dio
un último beso antes de irme.
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