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sábado, 21 de junio de 2014

Capítulo cincuenta y siete


Narra Emma:

Nos dirigimos a la recepción donde se encontraban bastantes personas.  Visualizó a su familia y me soltó para abrazarlos. A medida que iba saludando me iba presentando, menos a dos de sus hermanas que ya me conocían. Todos me sonreían y me saludaban con afecto. 
Manuel era su hermano más grande, tenía 26 años. Tenía buena altura y una elegancia que se veía a simple vista. Físicamente era parecido a Santino, aunque tenía rasgos muy distintivos. Y por lo que me comentaron, en cuestión de gustos eran muy opuestos. Al presentarme, me saludó con una cálida sonrisa y me trató respetuosamente.
Mora era su hermana más chiquita. Era una tierna niña de 7 años, con un pelo rubio ondulado y unos ojos color pardo. Me miraba con simpatía y rodeaba la cintura de Santino con sus brazos. 
Nos quedamos hablando un rato entre todos. 


Narra Santino:

Mi mamá no le sacaba los ojos de encima a Emma. Pero no la miraba mal, al contrario, la observaba con una sonrisa de aprobación. Se empezaron a dispersar todos y Emma me acompañó a buscar un aperitivo. 

-Me da vergüenza esto.-me dijo pero justo me encontré con uno de mis primos que me empezó a hablar. 

Ingresamos al salón y buscamos la mesa en la que estábamos ubicados. Nos sentamos junto a mis hermanos y primos. Emma se sentó en el medio de mí y  de Jazmín. 


Narra Emma:

El lugar estaba perfectamente ambientado. Observé cada detalle bien pensado. El centro de mesa estaba muy lindo también. Todo me hacía recordar a los preparativos de mi casamiento. 

-¿Qué me decías antes, amor?-me preguntó Santino de repente.

-No, nada.-le dije arrepintiéndome de lo dicho.

Las luces se apagaron y la atención de todos los presentes se centró en una pantalla grande en donde se pudo ver como un auto antiguo con un moño blanco estacionaba en la puerta del salón. El chofer, quien vestía un traje especial, se bajó y abrió la puerta trasera del vehículo, haciendo bajar a los  recién casados.  


Narra Santino:

Mi prima llevaba un vestido blanco con una larga cola. Y su marido un traje negro sofisticado y en la solapa del saco llevaba una flor. 
La pantalla se apagó y los reflectores se dirigieron hacia la puerta donde ingresaron al mismo tiempo que sonaba una música. Caminaron hasta el centro del salón y todas las miradas quedaron clavadas en ellos. Desvié mi mirada buscando entre la multitud los ojos de mi tía y al encontrarlos vi mucha emoción y maquillaje corrido. Por lo que me comentaron, estaba emocionada desde la ceremonia. 


Narra Emma:

Sonó el vals y comenzaron a bailar en el medio de la pista mientras todos los mirábamos, y algunos se levantaron de sus sillas y se acercaron. Los miraba con una sonrisa imborrable, me transmitían la sensación de un amor verdadero. Él la miraba de forma especial, se perdía en su ojos y lo disfrutaba, como si quisiera llenarse de ella. Y ella lo miraba con ojos brillosos y mirada profunda, y su mano derecha se sumergía en la hombrera de su traje. Vi como poco a poco todos las personas se iban sumando a bailar esa pieza, y me puse a apreciar ese hermoso cuadro. Hasta que la mano de Santino sobre la mía me sacó de los pensamientos. Cuando pude reaccionar nos encontrábamos entre la gente bailando y siendo parte de la escenografía. Su mano en mi cintura, la mía en su hombro, mi otra mano entrelazada con la de él en el aire. Me dejé guiar por él y mientras nos movíamos al son de la música, busqué su mirada y le regalé una sonrisa. 


Narra Santino:

Nos dirigimos a la mesa a comer el primer plato. Estuve charlando con todos mis primos y hermanos. Me sentía muy feliz de poder estar disfrutando una noche junto a mi familia, y junto a mi novia que ya se había integrado. Nos reíamos mucho, todos. En cada mesa había una cámara de fotos. Era una buena idea para que los invitados se saquen fotos y les quede de recuerdo a los casados, con Emma nos copamos y nos sacamos varias haciendo caras raras.


Narra Emma:

Hubo un montón de momentos lindos en la fiesta, y muchas sorpresas también, tanto para los invitados como para los protagonistas. Era la noche soñada. Y claramente, como toda mujer, me imaginaba y fantaseaba con algún día casarme y tener una fiesta parecida. Luego de varias tandas de música, platos de comida y videos, llegó una parte especial. Apareció una banda y nos brindó un show extraordinario. Después Santino se ofreció a cantar y al subir a un especie de escenario y dedicarle unas palabras a su prima y su pareja, deslumbró a todos con su increíble voz y su envidiable inglés. Cantó un par de canciones y logró captar la atención de cada persona ahí presente. 

-¿Te traigo un balde?-me bromeó Jazmín.-Se te cae la baba. Te tiene embobada mi hermano.-agregó y rió; reí también.

-Es un divino tu hermano.-le comenté.-Y canta muy bien.

Terminó de cantar y el salón estalló de aplausos. Bajó y fue al encuentro de su prima quien se acercó para abrazarlo.

-¿Por qué no vas a cantar vos?-me preguntó Jazmín y la miré extrañada.

-¿Qué? No.-dije y reí nerviosa.

-¿Por qué? Cantas re bien.-insistió.-Yo te presento.-agregó levantándose de su silla.

-No, Jaz.-le pedí.-No me animo, no soy de la familia.

-Anda pensando la canción porque cantas.-me dijo decidida y se encaminó a esa especie de escenario que habían armado.

Miré hacia donde estaba Santino. Se encontraba de espaldas y conversando con unos familiares. Vi a Jazmín decidida casi llegando a agarrar el micrófono. Suspiré y acepté la idea, aunque me generaba ciertos nervios. La hermana de Santino pidió la atención de todos y anunció que yo iba a cantar. Para ese entonces ya se me había ocurrido una canción, que no iba dirigida solamente a los homenajeados, sino que también se la dedicaba a Santino. 


Narra Santino:

Me sorprendí al girarme y ver que Emma estaba por cantar. Visualicé una silla libre cerca de la mesa en donde me encontraba conversando y me senté. Me buscó con su mirada y al encontrarme le sonreí, para darle seguridad.


Narra Emma:

Sentí todas las miradas en mí y me senté en una silla alta, enfrentada al micrófono. Jazmín me alcanzó una guitarra e intenté que no me invadieran los nervios. Me presenté y dije unas palabras, para luego tomar aire y empezar a cantar.

Llegas, se acabó una larga espera 

este invierno es primavera porque llegas ... 

y me abrigo en ti. 

Llegas, cuando no creía en nada 

como luz de madrugada es cuando llegas ... 

y me refugio en ti. 



Y así, vas cubriendo el frío con amor 

vas, haciéndome sentir mejor 

porque llegas 

encendiendo el corazón. 


Narra Santino:

No podía ni quería sacarle la mirada de encima. Y cuando sus ojos se encontraban con lo míos, el pecho se me llenaba de felicidad. Su voz era suave y dulce, una caricia para mis oídos. 

Haces que mi alma sienta amor de nuevo 

haces que a tu lado ya no sienta miedo 

haces que me entregue con cada latido
y que no quede ni un segundo sin estar contigo. 



Haces que mi corazón ya no esté ciego
porque puedo ver en ti que esto es amor sincero, 

haces que te quiera más, 
un poco más 

llegas y te quiero más de lo que ya te quiero.

Narra Emma:

La atención de Santino sobre mí me hacía sentir un cosquilleo en la panza y me sentía cual niña de quince años enamorándose por primera vez. Hice una vista panorámica del lugar y me gustaba ver rostros que expresaban satisfacción al escucharme. Los enamorados también la estaban disfrutando y me alegraba, aunque en el fondo yo sabía que no se las estaba cantando a ellos. La letra la estaba sintiendo y cada palabra se la dedicaba a Santino. La verdad es que me costaba mucho expresar con palabras lo que sentía, tal vez era miedo a salir lastimada, no lo sé. Pero encontré esta canción que hablaba por mí y reflejaba todo lo que le quería decir y no me animaba.

Llegas, a curarme del pasado 

se me olvida que he llorado
porque llenas 
el vacío en mi. 



Y así, vas cubriendo el frío con amor 

vas haciéndome sentir mejor 

porque llegas ... 

encendiendo el corazón. 


Narra Santino:

Era hermosa, por dentro y por fuera. En esos momentos quería poder poner replay todo el tiempo para que la canción no se acabara nunca. Sabía que me la estaba dedicando y que era la forma que había encontrado para agradecerme. Quería abrazarla fuerte y prometerle que nunca más la iban a lastimar.

Haces que mi alma sienta amor de nuevo 

haces que a tu lado ya no sienta miedo 

haces que me entregue con cada latido
y que no quede ni un segundo sin estar contigo. 



Haces que mi corazón ya no esté ciego
porque puedo ver en ti que esto es amor sincero, 

haces que te quiera más, 
un poco más 

llegas y te quiero más de lo que ya te quiero.


Narra Emma:

Estaba demasiado sensible. La letra de la canción de Alexander Acha me hizo recordar cada momento desde que Santino entró en mi vida. No pude evitar que una lágrima recorriera mi mejilla. Terminó la canción y todos los presentes me sacaron una sonrisa con sus aplausos. Comenzó a sonar música y todos se entremezclaron en la pista para bailar y yo solo iba esquivando personas para llegar hasta donde estaba Santino.


Narra Santino:

Perdí de vista a Emma entre la multitud. Me levanté de la silla y cuando estaba por avanzar la tenía a centímetros mío. Le sonreí y de un segundo a otro la tenía abrazándome fuerte. 


-Te amo.-le dije al separarnos. 

Me sonrió y comenzamos a bailar con los demás.



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domingo, 8 de junio de 2014

Capítulo cincuenta y seis


Narra Emma:

Me estaba maquillando frente al espejo de mi habitación cuando varios pensamientos me empezaron a invadir. Mi mirada quedó perdida en mi reflejo. ¿Por qué sentía miedo? Suspiré y luego estiré la mano para agarrar el celular de la mesita de luz. Empecé a escribirle un mensaje a Santino diciéndole que mejor no iba a ir, que me perdonara y que la pasara lindo. Pero a la mitad me frené y me quedé dubitativa. Terminé borrando el mensaje y dejando el celular donde estaba. 


Narra Santino:

Cuando salí de bañarme y entré a mi habitación, me encontré con que Bruno se había despertado. Aún seguía acostado y me miraba con rostro cansado. 

-¿Qué hago acá?-me preguntó extrañado mirando para todos lados sin poderse mover.

-En el estado en el que estabas no iba a dejar que vayas a tu casa.-le respondí.-¿Te sentís bien?

-Me duele mucho la cabeza y estoy un poco mareado.-me contestó pasando sus manos por su cara.

-La resaca, hermano.-acoté.-Decime que ayer no fuiste a ver a Tania en ese estado.-me interesé preocupado.

-No me acuerdo de nada, estaba muy pasado.-me respondió intentando sentarse.

-¿Me podes explicar como fue que terminaste drogado?-lo interrogué.-¿Desde cuándo fumas porro, boludo?

-Porro no fumé.-me respondió.-Te juro que sólo tomé alcohol y consumí pepa.-me aclaró al ver mi expresión.

-¿Debería creerte?-le pregunté.-Ni te acordas lo que hiciste.

-Algo me acuerdo.-se defendió.-Tengo recuerdos sueltos pero se que marihuana no consumí, pasa que uno de los chicos fumó...

-¿Y por eso te quedó la ropa con ese olor?-le pregunté sin creerle y él asintió. 

Me lo quedé mirando y vi como se dejó caer, volviendo a quedar acostado. Por sus expresiones de molestia, no se sentía bien. 

-¿De dónde sacaste pepa?-continúe con el interrogatorio.

-No sé cual de los chicos pero uno me dio.- me respondió.-Estaba muy borracho, no sé por qué accedí. 

-Necesito que te acuerdes quién.-insistí y revoleó los ojos.

-No me acuerdo.-contestó de mala manera.-Y me parece que si fui a ver a Tania en ese estado.-agregó luego de un silencio y se agarró la cabeza.

Observé como hacía un esfuerzo para intentar acordarse. Mientras agarré del ropero un pantalón de vestir y una camisa, y me cambié.

-¿A dónde vas a ir?-se interesó.

-A la fiesta de casamiento de mi prima.-le respondí.

-Ay, me siento mal.-se quejó girando y quedando boca abajo.

-Te pasa por hacer pelotudeces.-le contesté.-Que sea la última vez. 

-No tengo ganas de que me hagas un sermón, porfas.-sus ojos me miraban con cansancio. 

Miré la hora en el reloj de mano y suspiré. Bajé las escaleras y me dirigí a la cocina para prepararle un té. Lo puse en una bandeja junto a un vaso de agua y una aspirina, y volví a subir.

-Te dejo esto.-le dije apoyando la bandeja en el escritorio.-Dormí y cuando te sientas bien ándate.

-Gracias, hermano.-me dijo sentándose.-Sos lo más.-agregó con una sonrisa.

-Igual no me olvido de que le tenes ganas a mi novia.-le comenté serio y se empezó a reír.

-Esa parte si me la acuerdo.-aún reía.-Perdón, estaba sin filtro. 

-No te preocupes, yo también le tengo ganas a Tania.-le contesté y le guiñé el ojo.

-Bueno, cuando quieras rotamos.-me devolvió el guiño. 

-Seguí soñando.-le dije y le di una palmada en la cara.-Me voy. Te dejo las llaves, cuando te vas déjalas en la maceta de afuera. 


Narra Emma:

Me hallaba sentada en el sillón del living esperando que Santino pasara a buscarme. Mi cabeza era una montaña rusa de emociones y pensamientos. Tenía miedo, debo admitirlo. Me asustaba verlo tan entusiasmado y con ganas de avanzar en la relación. Con él me sentía muy bien y estaba enamorada. También el conocer a su familia era una forma de entrar más en su vida, y estaba bueno. Pero no dejaba de alarmarme. Me preocupaba que no funcionara lo nuestro, temía volver a fallar y sufrir. No sabía hasta que punto involucrarme para tratar de sufrir menos en caso de que llegara el final. Tal vez estaba exagerando y demasiado, pero no estaba acostumbrada a que me quieran en serio, al amor sincero.


Narra Santino:

Estacioné el auto a unos metros del departamento de Emma y le mandé un mensaje avisándole. Habíamos quedado en eso, para evitar que el de seguridad me vuelva a ver dando vueltas por ahí. Y sí, seguíamos siendo amantes.
Observé como salía del edificio y avanzaba hacia el auto. Estaba hermosa. Llevaba puesto un vestido rojo apretado y unos tacos negros altos. 

-Hola.-me dijo subiendo al auto y saludándome.-¿Tardé mucho en bajar? No desocupaban más el ascensor.

-No, está bien.-le respondí.-Estamos bien de tiempo.-agregué poniendo en marcha el auto.

-¿Bruno está mejor?-se interesó.

-Sí, con un poco de resaca, pero va a estar bien.-le contesté.-Lo dejé durmiendo.


Narra Emma:

Al llegar a destino me agarró un nudo en el estómago. Bajamos del auto y me agarró la mano. Caminamos hasta la puerta del salón y antes de entrar apreté su mano con nervios y se frenó a mirarme.

-¿Qué pasa?-se interesó.

-¿No nos estamos apurando?-y ya era la segunda vez que se lo preguntaba.

-No, tranquila.-me respondió.-Va a estar todo bien.-y otra vez la misma respuesta.

Se me quedó mirando hasta que sonreí e ingresamos al lugar. 




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domingo, 1 de junio de 2014

Capítulo cincuenta y cinco


Narra Emma:

Al volver al departamento me encontré con Santino sentado en el sillón del living con la guitarra entre sus manos. Me acerqué, sentándome a su lado y apoyando mi cabeza en su hombro.

-¿Todo mal?-me preguntó dejando la guitarra a un costado.

Asentí con la cabeza y me abrazó. 

-Me odia.-me limité a decir mientras me hundía en su pecho.

-No te odia.-me contradijo.- Sólo está enojada. 

-Me dijo cosas horribles y cortó con nuestra amistad.-le dije separándome del abrazo.-No pensé que te quería en serio. 

-No creo que sea tan así.-me dijo.-Ya se le va a pasar, dale tiempo. 


Narra Santino:

Me encontraba mirando televisión en el living. Emma se había acostado a dormir en mi cama ya que no se sentía muy bien. Estuve un rato mirando un programa hasta que sonó el timbre. Apagué y me dirigí a la puerta a abrir. Ingresó Bruno que al verme me abrazó fuerte y luego se fue caminando en zig zag al living. Me quedé parado al lado de la puerta estudiando los movimientos de mi mejor amigo, este chico estaba muy mal.

-No, no.-le dije cerrando la puerta y acercándome.-Bájate ya de ahí.

Estaba saltando arriba de mi sillón y bailaba. Como vi que no me prestaba atención, lo agarré del brazo y lo bajé a lo bruto. 

-¿Qué carajo te pasa, boludo? -le pregunté.

-La vida es hermosa, hermano.-me dijo agarrándose de mí y su aliento largó un olor a alcohol insoportable.

-¿Seguís borracho?-le pregunté confundido.

De repente miró la lámpara y se tapó los ojos y empezó a gritar. 

-La luz está muy fuerte, me está matando.-se quejó.-Apagala.-comenzó a gritar.

-Cálmate y baja la voz que está Emma durmiendo.-le pedí y lo seguía mirando extrañado.

Se destapó los ojos y se empezó a reír de la nada. Esto ya me daba un mal presentimiento.

-Quédate quieto.-le dije agarrándolo y mirándolo.-Mírame a los ojos.

Sus ojos estaban irritados y sus pupilas dilatadas. Por un momento se  mareó y se agarró más de mí.

-¿Qué consumiste?-lo interrogué mirándolo fijo.-¿Estás drogado, Bruno?-insistí ante su silencio.

Se soltó y se pasó las manos por la cara. 

-Tranquilo.-me dijo en un estado de paz.-Estoy en un buen viaje.

-¿Consumiste pepa?-le pregunté preocupado y apenas asintió con una sonrisa.

-La puta madre, Bruno.-me quejé levantando la voz.-¿Hace cuantas horas?

-Que se yo.-respondió y suspiré con fastidio.

Se volvió a subir al sillón y empezó a gritar como un loco. Lo volví a bajar e hice que me mirara a los ojos.

-Te calmas porque vas a despertar a Emma.-le dije con bronca apretando los dientes.-Una baranda a porro tiene tu ropa.-agregué alejándolo de mí asqueado.

-Alcohol, drogas y rock and roll.-me dijo riéndose.

De repente escuché pasos provenientes de las escaleras y al darme vuelta me encontré con Emma, que nos miraba expectante.

-Compórtate como una persona sobria y civilizada.-le dije en voz baja a Bruno.-¿Te sentís mejor?-agregué en tono normal, dirigiéndome a Emma.

-Sí, ya estoy mejor.-respondió.-¿Qué pasaba que gritaban?

-No, nada importante.-mentí.-Nos estábamos divirtiendo con Bruno.

-Perdón que no te saludé.-se disculpó y se acercó a él para saludarlo.

-¿Todo bien, Emma?-se interesó él.

-Sí.-llegó a responder ella y al segundo lo tenía a él como una garrapata abrazándola.-¿Vos estás bien?-agregó extrañada.

-Muy bien.-le respondió.-Y más viéndote a vos...estás muy buena eh.-agregó y me despeiné nervioso.

-¿Qué le pasa?-me preguntó preocupada Emma.

-Nada.-le mentí.-Capaz le quedó un poco el efecto del alcohol.

-¿A quién le quedó efecto de alcohol?-se interesó él y le clavé fijo la mirada.-Yo estoy re pasado de...

-De felicidad.-lo interrumpí rápido.-Está pasado de felicidad.-repetí pero Emma cada vez entendía menos.

-De felicidad de verte.-le dijo acercándose a ella.-Si no fueras la mejor amiga de mi novia y la novia de mi mejor amigo...-hizo una pausa.-que loco eso...-agregó pensativo.-bueno si no fueras eso, sabes como...

-Bueno, listo.-dije agarrándolo del cuello y obligándolo a callarse.-Te vas a dormir que debes estar cansado.

Lo dirigí a las escaleras y lo obligué a subir, pero a la mitad se frenó y comenzó a golpearse la cabeza contra la pared.

-Dale, estúpido.-lo reté frenándolo.-Subí que voy a ver si hay algo para cortarte el efecto.


Narra Emma:

Bueno, todo había sido muy extraño. Me quedé sola en el living por un largo rato.


Narra Santino:

Me quedé en mi habitación con Bruno  esperando que se le vaya el efecto de la droga y se durmiera. Antes de que eso sucediera lo tuve que aguantar en ese estado de inconsciencia, y tuve que escuchar todas sus incoherencias. Y hasta calmarlo cuando enloquecía. Las cosas que uno tiene que hacer por su mejor amigo...


Narra Emma:

Lo vi a Santino bajar las escaleras y me acerqué.

-¿Me podes explicar que está pasando?-lo interrogué.-No me mientas.-agregué antes de que abriera la boca.

-Mezcló drogas y alcohol.-me respondió finalmente, estudiando mi reacción.

-¿Drogas?-le pregunté sin entender.-¿Bruno está drogado?

-Consumió pepa y marihuana.-me respondió.-La pepa es LSD, una droga que dura entre 8 y 12 horas.-me aclaró al ver mi expresión.

-Nunca escuché hablar de esa droga.-le dije.-¿Y cuales son los efectos?

-Se consume mucho en viajes de egresados para aguantar todas las noches de boliche porque hace que te mantengas despierto y con energías por muchas horas. Además es una droga que no genera adicción.-me respondió.-Igual no digo que esté bien consumirla, que no genere adicción no significa que no te haga mierda.-me aclaró.

-¿Consumís vos?-le pregunté con miedo a la respuesta.

-No.-respondió e hizo una pausa no estando muy seguro de lo que iba a agregar.-Sólo la probé dos veces hace cuatro años en el viaje de egresados.-me dijo.-Y la segunda vez la pasé muy mal, pero no quiero hablar del tema.

-¿Por qué?-me interesé.

-No importa.-se limitó a decir.-Y Bruno tampoco consume, ni eso ni fuma marihuana. Esta vez no sé que pasó.

-¿Tengo que creerte?-le pregunté dudando.

-Sí, te estoy diciendo la verdad.-insistió.-Y tampoco le cuentes esto que viste recién a Tania, por favor.

Iba a responderle pero un ruido proveniente de la habitación interrumpió la conversación.

-Voy a fijarme.-me dijo encaminándose a las escaleras.

-Bueno, yo voy a la cocina a buscar algo para tomar.-le dije y lo perdí de vista.


Narra Santino:

Al entrar a la habitación vi a Gala acostada al lado de Bruno. Seguramente había provocado ella el ruido al entrar la habitación. Probablemente había chocado con algo.
Bajé las escaleras y me dirigí a la cocina donde me encontré con Emma tomando un vaso de jugo. La abracé por atrás.

-Fue Gala que se llevó algo por delante.-le comenté y besé su mejilla.

Dejó el vaso en la mesada y se dio vuelta, pasando sus manos por mi cuello.

-¿Te sentís bien ya?-le pregunté.-Sino te podes acostar en el sillón.

-Me siento bien, en serio.-me respondió.

-Que lástima.-acoté.-Yo te iba a curar con muchos mimos y besos...-agregué acercándola más a mí.

-En ese caso...creo que me sigo sintiendo mal.-me dijo y sonrió. 

Le sonreí y comencé a besarla.


Narra Emma:

Nos estábamos besando y su celular comenzó a sonar. Se separó de mí al mismo tiempo que lo sacaba del bolsillo de su pantalón y atendía. Por lo que llegué a escuchar estaba hablando con Jazmín. Pasó su mano por su cara y le hizo un par más de preguntas mientras yo intentaba descifrar lo que pasaba.

-Hoy es la fiesta de casamiento de mi prima. Se me re pasó.-me dijo al cortar.-Son esos eventos que te dicen con tanta anticipación que después se te olvida.

-¿Cuándo se casó?-me interesé.

-Se acaba de terminar de casar.-le comenté con culpa.-Pero para la fiesta llegamos.-agregó luego de mirar la hora.

-¿Perdón?-lo miré extrañada.-¿Llegamos?

-Sí, vos vas a venir conmigo.-me respondió con seguridad.-¿En una hora estás lista?

Me lo quedé mirando como si lo que me estaba pidiendo era una locura. Y no lo decía justamente por lo del tiempo de prepararme.

-¿Qué pasa?-me preguntó al ver que me había quedado pensativa.

-No estoy invitada.-le respondí aunque no era eso lo que me preocupaba.-Va a faltar un lugar.

-Uno de mis primos no va a ir, así que el lugar está.-me contestó.

Sentí su mirada presionándome para que le diera una respuesta. No sabía bien como explicarle lo que me preocupaba.

-¿Cómo me vas a presentar ante tu familia?-le pregunté un poco nerviosa.

-Como mi novia.-me respondió con tranquilidad.-Lo de amantes no da decirlo.-agregó luego de un silencio.

-¿No nos estamos apurando?-le pregunté insegura.

Se acercó más a mí y me miró a los ojos.

-No, tranquila.-me dijo y me corrió el pelo de la cara.-Va a estar todo bien.

-Bueno, está bien.-le dije y le sonreí, aunque no estaba del todo convencida.



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