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lunes, 8 de diciembre de 2014

Capítulo cien


 Narra Santino:

Permanecí varios segundos debajo de la ducha pensando en que hoy iba a cambiar mi vida. Estaba feliz, ansioso, nervioso, seguro. Todo junto. La extrañaba. Necesitaba tenerla cerca, mirarla, acariciarla, besarla. Me puse el traje frente al espejo y me hice el nudo de la corbata mientras observaba mi reflejo. Miles de emociones invadieron mi ser, llenándome el alma y sintiendo una opresión en el pecho, pero era alegría. Me puse un poco de perfume antes de bajar las escaleras. Agarré las alianzas, las llaves del auto y me encaminé hacia la puerta. Cuando la abrí casi me llevo por delante al padre de Emma que se encontraba del otro lado a punto de tocar el timbre.

-¿Vos no tendrías que estar con Emma?-le pregunté extrañado.- ¿Pasó algo?-me preocupé ante su silencio.

-No, tranquilo. Todo está bien.-me respondió.-Sólo quería hablar unas palabras con vos.

-Pero mientras vamos bajando porque no quiero llegar tarde.-le dije entrando al ascensor.

Salimos a la calle y nos encaminamos hacia mi auto. Me frené para escucharlo.

-No quiero hacerte perder mucho tiempo así que no me voy a extender mucho.-comenzó a decirme.-Debes saber los problemas que tuve con mi hija y las peleas…Sé que la conociste en un momento donde era débil y vulnerable, cuando estaba triste y se sentía sola. También sé que nunca te aprovechaste de la situación y que la protegiste siempre, ayudándola a salir adelante, a valorarse, a ser la mujer que es hoy. Y te agradezco por eso.-agregó un poco sensible e hizo una pausa.-Sos una gran persona y me alegra tenerte como yerno. Quiero que sepas que Emma es lo más valioso que tengo, y espero que la cuides y que sean felices.

-Sé bastante acerca de tu relación con tu hija, pero nunca te juzgué y tampoco pienso hacerlo. Nadie es perfecto. Todos cometemos nuestros errores, es parte de la vida, lo importante es reconocerlo y saber pedir perdón.-le respondí en base a lo primero.-Emma siempre fue fuerte, sólo que estaba un poco perdida y no se daba cuenta. Lo único que hice fue ayudarla a encontrar su camino, para que pueda ser ella misma, sin depender de nadie.-hice una pausa.-A mí también me alegra tenerte como suegro. Y podes quedarte tranquilo porque yo a Emma la amo con toda mi alma, y prometo hacerla feliz.

Narra Emma:

Las agujas del reloj avanzaban casi corriendo y la ansiedad se apoderaba de mí. Me encontraba en la habitación, sola, esperando que sea el momento. Sentía que el corazón se me iba a salir en cualquier momento de lo rápido que latía. Sentía un cosquilleo en la panza que luego me recorría todo el cuerpo. Era feliz.

-Que hermosa estás, querida.-dijo la madre de Santino entrando y observándome.-Pareces una princesa.

-No exageres que me lo voy a terminar creyendo.-le respondí y reí.-Gracias por venir a verme.

-¿Nerviosa?-se interesó acercándose y mirando el temblor de mi cuerpo.

-Ansiosa más que nada.-le contesté.-Y feliz.-agregué con una sonrisa.

-Me imagino que habrás escuchado alguna vez lo mal que se habla de la madre del hijo varón, en realidad, de lo que dicen las mujeres acerca de sus suegras.-me dijo con mirada divertida.-Aunque algo de razón en eso debo reconocer que hay.

-Yo estoy muy contenta de que seas mi suegra, y pienso todo lo contrario a lo que se dice. Para mi sos la mejor.-acoté mirándola.

-Jamás trataría mal a la mujer que mi hijo ama y eligió. En eso no me parezco a esas suegras guachas.-dijo y rio.-Pero reconozco ese amor especial que se tiene por el hijo varón, que nadie va a poder explicar por qué. Y es un amor tan grande que no querés que nadie le haga daño, y por eso cuando una mujer le roba el corazón se tiene un poco de temor de que lo lastimen.-me explicó.-Pero en este caso mi hijo supo elegir muy bien, y yo te aprecio mucho. Tanto que en este día te quiero hacer un regalo.

Me la quedé mirando. No sabía bien de qué hablaba. Sacó de su cartera un hermoso collar que al verlo abrí los ojos de par en par.

-Tradición familiar. Fue pasando de generación en generación. Y hoy quiero que lo tengas vos.-me dijo con voz suave y con una sonrisa en su rostro.

-Gracias.-le dije casi sin poder hablar.-Es muy hermoso.- y los ojos se me pusieron vidriosos y la abracé. No podía estar más sensible.

Me corrió el pelo, con cuidado para no desarmarme el peinado, y me colocó el collar. Me dio un cálido beso en la mejilla y se retiró, volviéndome a dejar sola. Observé mi reflejo en el espejo y sonreí.

 

Narra Santino:

Me encontraba en la quinta donde se iba a llevar a cabo la boda. Los invitados iban llegando y ubicándose en los lugares disponibles. Sentía que estaba en un sueño del que no me quería despertar. Pero era la realidad, y superaba las expectativas. Sentí una mano en el hombro y casi me llevo un gran susto. Me di vuelta y era mi hermano mayor.

-¿En una montaña rusa de emociones, Santi?-se interesó al ver mi estado.

-Sí, no caigo todavía que todo esto es real. Que llegó el día. Que me estoy por casar.-le respondí.-Creo que en cualquier momento estallo de felicidad.

-Lo único que pido es que no te pases de cursi porque va a bajar Shakespeare enojado porque le robas el lugar.-me dijo y se rio.-Te quiero mucho. Y estoy contento por vos.-agregó y me abrazó.

La música empezó a sonar avisando que la novia estaba por llegar, y las personas terminaron de acomodarse. Miré impaciente hasta que la vi aparecer a lo lejos y se me aflojó todo el cuerpo. Estaba extremadamente hermosa. Mis ojos se encontraron con los suyos y le regalé una enorme sonrisa.

 

Narra Emma:

Comencé a caminar del brazo de mi padre. No pude sacar la mirada ni un segundo de los ojos de Santino. Mi corazón palpitaba a gran velocidad y mis ojos se llenaban de lágrimas. Me iba acercando lentamente al mismo tiempo que en mi mente invadían todas las imágenes desde el día en que lo conocí. Finalmente llegué hasta él y mi padre me soltó, yendo a ubicarse entre la multitud. Santino no me sacó los ojos de encima y me extendió su mano, aún con su sonrisa en su rostro. Le sonreí y al entrar en contacto con su piel me agarró una corriente eléctrica que me recorrió todo el cuerpo. Entrelazó nuestros dedos y apreté su mano con fuerza. Nuestras miradas hablaban por sí solas, valían más que cualquier palabra. El silencio eran nuestras almas hablando. Tomé aire y ambos miramos para adelante, donde se encontraba el cura observándonos con cierta ternura y alegría.

 

Narra Santino:

El cura hablaba y nosotros no podíamos evitar mirarnos de reojo. Ambos teníamos los ojos inundados de lágrimas. Ambos estábamos emocionados. Llegó el momento de los votos. Suspiré y me giré para mirarla bien a los ojos, a esos ojos color café que me enamoraron intensamente.

-Desde el primer día en que te vi supe que eras vos…y fuiste vos. Me enamoré de tu belleza, tanto interior como exterior. Me deslumbró tu ternura, tu simpleza, tu forma de ser. Supiste como volverme loco de amor hasta sentir que no me cabía más amor en el cuerpo.-comencé a decirle.-No puedo prometerte que todos los días serán soleados ni llenos de alegría, pero te aseguro que juntos vamos a enfrentar todas las complicaciones que se nos presenten y la fuerza de nuestro amor nos va a hacer salir siempre adelante. Te elijo como compañera de vida, como mujer, como madre de mis hijos. Y juro hacerte feliz.

Se escucharon algunos suspiros en el lugar.

-Te busqué toda la vida, creyendo que nunca ibas a aparecer. Pero te encontré, o me encontraste.-dijo haciendo una pausa para tomar aire.-Estaba encerrada en un mundo en el que no era feliz, en el que no encontraba salida, o eso creía. Pero vos me rescataste… en cierto punto, me salvaste. Me abriste los ojos, me hiciste conocer el amor. Porque antes de conocerte no conocía esa sensación de que se me erizara la piel con cada una de tus caricias, que se me detuviera el mundo cada vez que me besabas, que me vibrara la piel y el esqueleto al hacer el amor.-se detuvo un segundo al darse cuenta de la mirada fija del cura por lo último dicho.-No soy perfecta, pero tu amor me hace bien. Sos el amor de mi vida. Y quiero pasar todos mis días junto a vos y formar una hermosa familia.

Le regalé una cálida sonrisa y le sequé las lágrimas que rodaban por sus mejillas. Volvimos a mirar al cura que agregó unas palabras antes de pasar a los anillos. Mora se acercó con las alianzas y le di un beso en la cabeza antes de agarrar una. Me encontré con la mirada intensa de Emma sobre mí. Por unos segundos miré a todas las personas que se encontraban en el lugar y luego volví mi mirada a ella.

-Yo, Santino, te tomo a vos Emma, como legítima esposa. Para amarte, respetarte y adorarte en lo que me reste de vida.-dije deslizando el anillo en su fino dedo.-Y en la eternidad.-le susurré al oído.

 

Narra Emma:

No podía contener las lágrimas que ansiaban por salir. Agarré la otra alianza, que al igual que la que llevaba puesta, tenía grabada esta fecha en su interior.

-Yo, Emma, te tomo a vos Santino, como legítimo esposo. Para amarte, respetarte y adorarte en lo que me reste de vida.-deslicé el anillo en su dedo y le apreté fuerte la mano.-Y en la eternidad.-le susurré con una sonrisa.

Tomó la palabra el cura y lo escuchamos atentamente. Finalizó con un “los declaro marido y mujer”, y con Santino nos miramos entre lágrimas y una sonrisa. Permanecimos en silencio, simplemente mirándonos a los ojos, por varios segundos que parecieron eternos.

-Te amo.-me dijo Santino, rompiendo con la poca distancia que nos separaba.

-Te amo.-susurré rozando sus labios.

Me sonrió provocándome un torbellino de emociones, y luego capturó mis labios en un beso lleno de amor y promesas. Todas las personas presentes aplaudieron al mismo tiempo que nosotros nos sumergíamos en nuestro amor. Me despegué de su boca y fijé mi mirada en sus ojos color verde, capturando ese mismo instante tanto en mi mente como en mi corazón. Para siempre.

 

-FIN-

domingo, 7 de diciembre de 2014

Capítulo noventa y nueve


Narra Emma:

Finalmente había llegado el gran día. Me hallaba en la habitación de un hotel, ya que siguiendo la tradición, no iba a ver a Santino hasta el momento de dar el sí. Ya había ido al spa y en un rato iba a venir la manicura. Mientras esperaba me senté frente a un pequeño escritorio y saqué de entre mis cosas una foto con mi mamá. La contemplé por varios segundos y no podía dejar de pensar en lo mucho que me hubiese gustado que estuviese presente en ese momento y poder darle un gran abrazo. Pasé las yemas de mis dedos por la imagen acariciando su rostro, cuando un golpe en la puerta me interrumpió. Fui a abrir pero no era quien yo esperaba, era mi padre. Lo saludé y luego centré mi atención en sus ojos vidriosos.

-Vine ahora para no interrumpirte más tarde.-me explicó.-Estoy emocionado.-agregó con voz ronca.

Me lo quedé mirando. Yo estaba bastante sensible, y verlo en ese estado me conmovía más.

-Estás re grande. Ya sos toda una mujer.-dijo luego de un suspiro.-Parece ayer que eras una niña corriendo por toda la casa y pidiéndome que juguemos a las escondidas. Me pedías que te cuente un cuento todas las noches, y te quejabas porque no te gustaban los finales que te inventaba.-se secó una lágrima.-Te gustaba vestirte con ropa de tu madre y cantar frente al gran espejo que teníamos en el living. En algún momento fuimos esa familia feliz que ahora anhelas tener, y te debes acordar que no miento. De chiquita te gustaba ponerte en la cama entre medio de tu mamá y de mí, y ver películas comiendo helado, y riéndonos.-hizo una pausa y tragó saliva.-Cuando tu madre falleció viniste corriendo a abrazarme y me sollozaste que yo nunca te dejara. Y se me rompió el alma en mil pedazos. Y me perdí, y no supe más por dónde ir.

Mis ojos se empezaron a nublar por las lágrimas que se estaban acumulando. Lo veía borroso, pero no podía sacar mi mirada de él.

-Sé que me equivoqué mucho con vos todos estos últimos años, hasta me hice creer que lo mejor era que te casaras con una persona que no te amaba con tal de yo seguir manteniendo el trabajo. Reconozco que estuve mal, y te pido mil veces perdón.-continuó mientras las lágrimas se le escapaban.-No soy perfecto, no soy el mejor papá, pero uno no nace sabiendo ser padre, lo va aprendiendo día a día. Y muchas veces cometemos errores creyendo que es lo mejor para nuestros hijos, pero después nos damos cuenta lo tan errados que estábamos.-hizo una pausa y yo ya no podía contener las lágrimas.-Perdóname, hija. No supe o no quise ver que no eras feliz. Y ahora te veo tan bien, tan radiante, tan cambiada. Y estoy muy orgulloso de vos.-a esta altura ya las lágrimas se me escapaban y rodaban por mis mejillas.-Yo te sigo mirando a los ojos y sigo viendo a esa niña hermosa que volvía del colegio corriendo y se me colgaba, abrazándome y llenándome de besos.-hizo una pausa.-No tendremos la mejor relación, no seremos la familia perfecta, pero sos la persona que me mantiene vivo, la que me da fuerzas para seguir adelante cuando estoy mal…te adoro con toda mi alma. Y te deseo lo mejor. Espero que seas muy feliz junto a Santino, y estoy seguro de que vas a hacer la mejor madre y vas a tener esa familia que siempre soñaste.-tragó saliva.-Tu madre, desde donde esté, hoy te va a estar mirando con el vestido de novia y se va a emocionar.

Corrí esa pequeña distancia que nos separaba y lo abracé fuerte, muy fuerte, quebrando en llanto. Las lágrimas no cesaban, lloraba con ruido. Y lo abrazaba más, como si eso fuera posible.

-No voy a hacerte ningún reclamo, papá.-dije luego de calmarme.-Te quiero mucho.-agregué sin querer despegarme de él.

Una vez que mi papá se retiró, apareció la manicura.

 

Narra Santino:

Era uno de los días más felices de mi vida. Desayuné en un bar con todos mis amigos. Volví al apartamento y saqué las alianzas de donde las tenía escondidas. Me senté unos segundos en el sillón a contemplarlas y me moría de ganas porque llegara ese instante en el que Emma se encontrara con el vestido de novia frente a mí. El timbre me sacó de mis pensamientos. Guardé las alianzas y fui a abrir.

-Hermano.-me abrazó emocionado Bruno.- ¿Cómo te sentís?

-Feliz.-le respondí con una gran sonrisa.-Me parece todo un sueño, no lo puedo creer.

-Y pensar que yo al principio te decía “olvídate de esa mina, te va a hacer sufrir”.-me comentó sentándose en el sillón.-Y ahora te estás por casar. Es increíble.

-Lo decías como si era algo fácil. Y yo ya estaba perdidamente enamorado.-le respondí.-Si me decías a principio de año que me iba a pasar todo esto, no te lo hubiera creído.-agregué luego de una pausa.

-A mí si me decías que este año iba a conocer al amor de mi vida y me iba a hacer padre, tampoco te lo hubiera creído.-me dijo con la mirada perdida.-Estoy como sensible, me emociona todo esto. En un par de horas te voy a ver con un traje dando el sí, ¿entendés? Es muy fuerte.

-Te adoro, amigo.-le respondí con los ojos vidriosos.-Gracias por estar en este momento tan importante para mí. Sos lo más.

-¿Estás loco? ¿Cómo me vas a agradecer?-se escandalizó.- Ni ahí me perdía este momento.

-Gracias también por venir hasta acá ahora, y decirme todo esto.-agregué y le di una palmada en la espalda.

-No vine sólo para esto.-me respondió mirándome fijo.-Te vengo a dar una noticia. Falta para ese momento pero ya quiero que lo sepas, porque la decisión ya está tomada y consultada con Tania.

-No me des intriga.-le pedí.- ¿Qué noticia?

-Quiero que seas el padrino de mi futuro hijo.-me dijo y se me puso la piel de gallina.-O hija, todavía no sabemos el sexo.

-¿En serio?-le pregunté emocionado y asintió con la cabeza.-Gracias, hermano.-agregué abrazándolo.

Al rato que se fue Bruno, apareció mi padre con una bolsa.

-Traje tu comida favorita.-me comentó ingresando.

Nos dirigimos a la cocina y nos sentamos frente a la mesa. Hablamos bastante, siempre amé mis conversaciones con él.

-¿Cómo te preparas para hoy?-me preguntó de repente.- ¿Estás convencido?

-Sí, estoy completamente seguro de este paso que voy a dar.-le respondí.-Estoy convencido de que es la mujer de mi vida.

-Se te nota tan enamorado como ella lo está de vos.-me comentó.-A ambos le brillan los ojos cuando hablan de ustedes y cuando están juntos.

-¿Cómo fue el día que le pediste a mamá casamiento?-lo interrogué.

-Había invitado a cenar a un restaurante a tu mamá y a tus cuatro abuelos. Y en un momento me levanté de la silla, le pedí al mozo que trajera champagne, saqué del bolsillo de mi saco las alianzas, la miré y le pedí matrimonio.-me respondió luego de quedarse pensativo.-Yo estaba muy nervioso, me sudaban las manos, y todas las miradas de asombro estaban clavadas en mí, y a tu madre se le empañaron los ojos antes de responder.

-Yo a Emma le preparé algo romántico para los dos. Y también estaba muy nervioso, me apretaba el nudo de la corbata y las manos me sudaban, y me temblaba la voz.-le conté.-Es muy linda la sensación de estar esperando junto al cura y ver a la mujer que amas vestida de novia caminando hacia vos, ¿no?

-Es un momento único ese, sentís millones de cosas que no se pueden explicar con palabras.-me respondió.-Ya lo vas a experimentar en unas horas. Y estoy muy orgulloso de vos, hijo.

 

Narra Emma:

Ya estaba peinada y maquillada. Sólo me faltaba ponerme el vestido. No podía estar más feliz. Me estallaba el cuerpo de alegría. Tania se hallaba conmigo y me entretenía haciéndome pasar más rápido las horas.

-Me emociona verte así, amiga.-me comentó de repente.-Me hace feliz verte cumplir uno de tus sueños.

-Gracias por acompañarme en esto.-le dije.-No sé qué haría sin vos.

Me puse el vestido y me coloqué los zapatos, ubicándome frente a un espejo.

-Estás hermosa. Ese peinado te queda muy bien.-me dijo.-Y el vestido es re lindo.-agregó con los ojos vidriosos.

-Me vas a hacer llorar y se me va a correr el maquillaje.-la amenacé sospechando que iba a salir con un discurso emotivo.

-Sólo te iba a decir que te quiero como si fueras mi hermana, y que todo lo que te pasa es como si me pasara a mí, me hace feliz.-me dijo.-Y ya que estamos te quiero dar una noticia. Sé que falta todavía para ese momento, pero ya lo decidí y Bruno estuvo de acuerdo.

-¿Qué noticia?-me interesé mirándola fijo.

-Quiero que seas la madrina de mi hija.-me respondió.-O hijo. Todavía no se sabe el sexo.

No pude responder nada. La abracé y se me llenaron los ojos de lágrimas.

-Gracias, hermana.-le respondí luego de varios segundos.-Ay el maquillaje.-me escandalicé buscando un espejo.

-Tranquila, yo te lo arreglo.-dijo sentándome y corrigiéndome lo que se me había corrido.-Ahora sonreí, y disfrutá cada segundo de este gran día. Te adoro.                                                                                                                                                                                          
Por un momento miré mi reflejo en el espejo y las imágenes del día que fui plantada en el altar invadieron mi mente dejándome un malestar. Mi cara se transformó, haciendo desaparecer mi sonrisa. Tania se me quedó mirando y enseguida comprendió mi temor.

-Eu, mírame.- se acercó obligándome a mirarla.- Va a salir todo bien, esta vez sí es el momento.

Cerré los ojos por unos segundos y luego al abrirlos, volví a sonreír. Estaba segura tanto de lo que yo sentía por Santino, como de lo que él sentía por mí. Y esta vez…no sólo era el momento, sino que era con la persona indicada.

sábado, 6 de diciembre de 2014

Capítulo noventa y ocho


Narra Emma:

Estuve todo el día ocupándome de los últimos detalles de la boda. Llegó la noche y se hizo la hora de emprender camino a nuestra despedida de solteros. Con Santino habíamos decidido hacer un festejo juntos, y nuestros amigos estuvieron de acuerdo, así que ellos se habían ocupado de organizar todo. Me subí al auto de mi futuro marido y nos dirigimos a la quinta de Nicolás. Lo primero que hice al llegar y visualizar a Tania y a Bruno fue ir corriendo a abrazarlos.

-Amiga, te extrañe un montón.-dije sin dejar de abrazarla.- ¿Cómo estás?

-Bien, acostumbrándome a la vida de Madrid. Igual feliz de haber vuelto, los extrañaba.-me respondió.- ¿Vos? ¿Emocionada?

-Sí, no puedo creer que ya mañana sea el día.-le contesté.-Ya tenés pancita.-agregué emocionada tocándole.

Por otro lado estaba Santino haciéndole mil preguntas a su mejor amigo. Luego saludamos a todos y observamos la decoración particular del lugar, era muy original.

-Estuvo bueno organizar esto con las chicas, igual son medias aburridas.-le comentó Agustín a Santino.-Me rechazaron un montón de ideas que estaban bárbaras, te morías eh.

-Tus ideas son un peligro y me dan miedo.-le respondió Santino.-Así que me quedo más tranquilo que hayan estado las chicas en la organización también.

 

Narra Santino:

Pusieron música, y estuvimos comiendo, conversando, tomando y pasándola bien. Era feliz rodeado de todas aquellas personas que quería.  

-Bueno, ¿y las strippers para cuándo?-preguntó Agustín.-Le falta onda a esto.

-A vos te falta calmarte.-le respondió Lourdes.- ¿Por qué no te buscas una novia?

-Tenía y me dejó.-le respondió.

-No me puedo imaginar el motivo por el cual te dejó.-le dijo irónica y rodeó los ojos.-No, mentira. Te quiero.-agregó abrazándolo.

-Te ubicas pendeja, eh.-le respondió.-Ya vas a dejar a tu novio y me vas a dar bola, y nos vamos a ir a vivir a una cabaña cerca del río.-agregó y le guiñó el ojo.

-Dale, esperá sentado.-le contestó ella.

-Encima no sé por qué no me dejaron invitar a todas las mujeres de nuestras juntadas. Es una despedida al pasado también, ¿no?-insistió.-No me dejaron ni invitar a Valeria.

-¿Quién es Valeria?-se interesó Emma y le clavé la mirada a Agustín que ni se percató.

-Una rubia infernal que se chapaba a Santino. Y el maricón decía que lo acosaba y no se quería acostar con ella. O sea me llegaba a dar bola a mí y sabés como aprovechaba…-le respondió.-Igual fue antes de conocerte, eh, todo legal.-agregó al darse cuenta de mi mirada amenazante.

-¿Algo más querés contar?-le pregunté irónicamente.

-En un rato contamos intimidades de los novios.-respondió y negué con la cabeza.-Igual tengo una duda, en su relación la primera vez que se acostaron quién…-empezó a decir.

-Suficiente.-lo interrumpió Bruno.- ¿No tenían un juego preparado ustedes?-le preguntó a Lourdes y a Josefina.

Las chicas acomodaron todo y nos separaron en una punta distinta a Emma y a mí. Le hicieron varias preguntas a Emma, anotando sus respuestas, y después nos volvieron a acercar. Me las preguntaron a mí y después le hicieron el interrogatorio sobre mí a ella.

-¿Ya terminaron con esta pelotudes?-se interesó Agustín apoyando un brazo en el hombro de Josefina.-Ahora juguemos a algo en serio.

-¿Qué propones?-se interesó Emma.

-Al yo nunca.-respondió.-Ahora les explico porque tienen menos previa que mi abuela ustedes.-agregó al ver la cara de las cuatro.

-Yo les explico.-lo interrumpí.-Uno dice por ejemplo “yo nunca me emborraché”, y todas las personas que lo hicieron tienen que tomar. Y así van diciendo todos. ¿Se entendió?-agregué y asintieron.

Nos ubicamos alrededor de una mesa con vasos llenos de alcohol.

-Empiezo.-dijo Bruno.-Yo nunca quebré.

Nos miramos y terminamos tomando todos, menos Bruno.

-Yo nunca me chapé a alguien en un boliche.-siguió Lourdes que estaba sentada a su derecha.

-Aclará si cuenta chapar con un novio o alguien que ya conocías.-acotó Tania.

-Me refiero a alguien que conociste esa noche en el boliche.-aclaró.

Tomamos todos menos Lourdes, Emma y Tania.

-Yo nunca tuve sexo sin amor.-dije y Agustín me tiró un papel seguido de un “cagón”.

Tomaron todos menos las chicas y yo.

-Yo nunca le metí los cuernos a mi pareja.-dijo Tania que estaba sentada al lado mío.

Tomaron Nicolás y Emma.

-Por Benjamín, claro.-aclaró Emma ante las miradas acusadoras.

-Yo nunca me drogué.-dijo Agustín volviendo a servir alcohol.

Tomamos todos menos las chicas.

 

Narra Emma:

Seguimos jugando hasta que ya estábamos todos bastante alegres y empezamos a decir incoherencias y a reírnos de todo; estábamos como Agustín en su estado natural. Pusimos la música a todo volumen y comenzamos a bailar. A los minutos llegaron todos los amigos de Santino del equipo de futbol, que ingresaron bailando y se juntaron con él, saltando todos como locos. Al rato mis amigas bajaron el volumen y pidieron atención. Seguido apareció una pantalla grande.

-Queríamos mostrarles un video que les preparamos junto a los chicos. Esperamos que les guste.-dijo Tania antes de correrse para dejarnos ver la sorpresa.

En la pantalla se empezaron a proyectar fotos mías junto a Santino con canciones románticas de fondo. Luego apareció un cartel que decía “¿Cómo es Emma?”.

-Soñadora, sensible, buena.-decía Tania en el video.

-Tierna, talentosa, celosa.-continuaba Josefina.

-Gran amiga, comprensiva, divertida.-seguía Lourdes.

-Emma es una persona que es imposible no quererla.-aparecía Bruno.

-Es la Susanita del grupo...y está muy buena-finalizó Agustín.

La pantalla se puso negra y apareció un cartel que decía “Cómo es Santino?”

-Divertido, buena persona, talentoso.-decía Bruno

-Un crack del futbol, fiestero, un amigo de fierro.-continuaba Nicolás.

-¿Quién es Santino?-preguntaba Agustín a la cámara.-Ah sí, el maricón de mi mejor amigo, el macho man. Es la persona más buena, más graciosa y más querible que conozco.

-Santi es el amigo que te escucha, te ayuda y sabes que nunca te va a traicionar.-siguió Martín.

-Tiene un corazón enorme.-seguía Tania junto a Lourdes y Josefina.

-Es un amigo con todas las letras.-finalizaron asintiendo el resto del equipo de fútbol.

Empezaron a presentarse en la pantalla fotos de nosotros dos con todo el grupo de amigos. Y luego sonaba una canción muy divertía y aparecían todos los amigos de Santino bailando y haciendo payasadas ante la cámara. Después se mostró Lourdes junto a Agustín.

-Lu, ¿vos sabés qué es lo que pasa mañana?-le preguntaba él apoyando su brazo en su hombro.

-Sí, Agus. Se casan Santi y Emma.-le respondía ella.- ¿Ya tenés tu traje planchado y listo?

-Uh no lo llevé a la tintorería.-contestaba él agarrándose la cabeza.-Y hablando del casamiento. ¿Pensaste que le vamos a regalar? A mí se me ocurrió una noche loca para Santino lleno de mujeres desnudas bailándole alrededor.

-¿Y a Emma?-se interesaba extrañada.

-Bueno, a Emma le podemos preparar con los chicos un streep dance. Y listo. Todo solucionado.-decía satisfecho Agustín.

-No, no. Malísimo.-lo contradecía Lourdes quedándose pensativa.- ¡Ya sé! ¿Y si le regalamos entre todos unos pasajes y una estadía en el Caribe para que se vayan de luna de miel?

-Dale, me parece una idea increíble.-le respondía y sonreían los dos.- ¿Y les mandamos las mujeres desnudas allá?-agregaba y Lourdes rodeaba los ojos y le pegaba.

Muchas fotos del caribe invadían la pantalla y luego una música emotiva interrumpía el momento anunciando que se venían los testimonios de la gente que nos querían.

-Emma, mejor amiga, hermana. ¿Qué decirte? Te conozco desde que éramos dos niñas pequeñas jugando con las muñecas y peleándonos por quién era la mamá. Ya desde ese momento soñabas con crecer y casarte con un vestido blanco y largo. No puedo creer que ya mañana sea el día, estoy emocionada y muy feliz por vos. Y te puedo asegurar que cuando te vea dando el sí se me van a escapar un par de lágrimas. Sabés todo lo que te adoro. Voy a estar siempre a tu lado, aconsejándote y compartiendo todos tus momentos tanto felices como los no tan lindos. Gracias por todo. Te deseo lo mejor y espero que todo salga tal cual soñaste.-comenzó a hablar una Tania un poco emocionada.- Y a vos Santi, te quiero decir que me encantó haberte conocido y que sos una persona increíble. Y más te vale que la cuides…Los adoro.-agregó tirando un beso a la cámara.

-Amiga, nos conocemos hace muchos años y compartimos miles de momentos. Tuvimos nuestras peleas pero siempre supimos remontar la amistad. Sé que venís soñando con esto desde hace mucho y me pone feliz verte así, tan enamorada, tan contenta, tan bien. Disfrutá cada segundo del día de mañana, vamos a estar todos acompañándote en ese momento tan especial. Te quiero muchísimo y me tenés siempre.-continuó Josefina.-Santi, gracias por ser siempre tan bueno y comprensivo, es imposible no quererte a vos. Les deseo lo mejor a los dos y que sean muy felices.

-Nunca me dejan nada para decir, che.-se quejó Lourdes y se rio.-Bueno, no me voy a poner repetitiva. Sólo te quiero decir que sos una persona y una amiga de oro que nunca me voy a arrepentir de haber conocido. Y agradecerte por siempre estar y tener la palabra justa. Te quiero un montón y nunca te voy a soltar la mano. Sé feliz.-hizo una pausa.-Santi, a vos también te quiero. Lo mejor para esta nueva etapa, y pase lo que pase, nunca se olviden del amor tan fuerte que los une.

-Santi, mejor amigo, hermano. ¿Cuándo fue que dejamos de ser dos pendejos inmaduros que iban sin rumbo y le escapaban al compromiso? Míranos ahora, yo estoy por ser padre y vos estás a un día de casarte. Te dije casi todo el día de tu cumpleaños y no  quiero parecer un viejo repitiendo siempre lo mismo. Le agradezco a la vida por haberte puesto en mi camino. Sos el mejor mejor amigo que alguien puede tener. Gracias por bancarme en todas y por empujarme a cumplir mis sueños. Estoy feliz por este paso que vas a dar y te deseo lo mejor.-continuó Bruno.-Y a vos Emma, te quiero agradecer por haber llegado a la vida de Santi, por amarlo, quererlo y por hacer que se enamorara. Gracias por acompañarme en mis estados de boludes y reírte conmigo, sos increíble pendeja. Te quiero. Los quiero.

-Crack del fútbol, de la vida. ¿En serio te casas? Que alguien me alcance los pañuelitos. Parece ayer que me acompañabas a enfiestarnos todas las noches a boliches, a bailar como unos desaforados, a reírnos hasta terminar tirados en el piso con dolor de estómago, a encarar minas, y miles de cosas más. También cuando te sacabas y me retabas en los entrenamientos porque me la pasaba haciendo bromas y no me concentraba. Yo sé que aunque a veces me puteas, me querés y también estas secretamente enamorado de mí, pero no digamos nada, en otra vida concretaremos nuestro amor gay. Es increíble que no puedo hablar en serio más de un minuto, perdón. Sé que estás enamorado y te banco en todo esto, y también te deseo lo mejor. Sé muy feliz, amigo.-siguió Agustín.-Emma, quiero decirte que aunque te lleves la soltería de Santino y me lo quieras robar, me lo voy a seguir llevando de joda de vez en cuando. Y que aunque estés un poco loca-hizo una pausa.-Ah le hablaba el más cuerdo.-Te quiero y les deseo lo mejor a ambos.

-Santi, acá con los chicos queríamos decirte que estamos orgullosos de vos, felices también por este paso que vas a dar. Te agradecemos por todo lo que hiciste por nosotros, por siempre estar, por ser tan bueno y divertido, y por ser simplemente vos. Te queremos mucho y les mandamos buenas vibras y energías a ambos para esta nueva etapa. Sean felices.-habló Nicolás rodeado de los demás amigos de Santino.

El proyector se apagó y se encendieron las luces, dejando ver mi rostro y el de Santino llenos de lágrimas. Se fueron acercando de a uno para abrazarnos y terminamos con un abrazo grupal. A ninguno de los dos nos salían las palabras, estábamos muy emocionados. Nos separamos pero Agustín seguía pegado a mí como una garrapata.

-Ya está, listo.-le dijo Santino sacándolo de los pelos de encima mío.

-Y acá está nuestro regalo. Esperamos que lo disfruten.-dijo Tania entregándonos un sobre con los pasajes al Caribe.

-Ahora terminemos esta noche a lo grande y con mi super idea.-agregó Agustín, y nos miramos con algo de temor.

Nos agarraron a los dos y nos disfrazaron a él de mujer y a mí de hombre. Me pusieron una peluca y bigotes. Y a Santino lo maquillaron todo. Luego nos subieron atrás de una camioneta con música a todo volumen y nos pasearon por toda la ciudad, mostrándonos a la gente. Ninguno sabe cómo pero terminamos todos en un boliche bailando en las tarimas como si fuera el último día de nuestras vidas. Sin dudas, iba a ser una noche para el recuerdo.

martes, 2 de diciembre de 2014

Capítulo noventa y siete


Un mes después…

 

Narra Emma:

Faltaban sólo dos días para el gran día. No me cabía más felicidad en el cuerpo. Me encontraba en el auto junto a Santino yendo a pasar el día al campo. Él iba muy concentrado manejando mientras yo ponía música fuerte y cantaba como una desquiciada. Luego nos pusimos a hablar y me hizo reír tanto que terminé con dolor de panza. Sin dudas era mi persona favorita en elmundo.                                                     
El auto frenó en la puerta de aquella casa a la que habíamos venido un par de veces antes. Ingresamos y acomodamos un poco las cosas.

 

Narra Santino:

Solucioné un problema que había con la televisión y me dirigí a la cocina donde se encontraba Emma amasando unas pizzas. Me acerqué lentamente y me ubiqué detrás de ella, abrazándola. Dejé un cálido beso en su mejilla.

-¿Te ayudo, hermosa?-le susurré en el oído.   

Asintió y me puse manos a la obra. Amaba pasar tiempo con ella, la amaba simplemente a ella, en su totalidad. Por un momento nos olvidamos de la edad que teníamos y se armó una guerra de harina; y sí, a veces éramos dos nenes.                                      Después de almorzar fuimos a caminar y nos sentamos en el pasto a cantar y a practicar uno de nuestros temas que teníamos pensado presentar en nuestra fiesta de casamiento.                      

 

Narra Emma:

El atardecer nos halló parados en la puerta de la casa. Amagué entrar pero Santino me frenó. Me encontré con su intensa mirada que me provocaba miles de mariposas en el estómago. Miró a su alrededor.

-¿Te acordás que ocurrió en este mismo lugar?-me preguntó y se me vinieron las imágenes de nuestro primer beso.

-Sí, me acuerdo perfectamente.-le respondí y le sonreí.

-¿Y recordás lo que te pregunté antes de eso?

-Me preguntaste qué hubiera pasado si nos conocíamos antes.-le contesté perdiéndome en los recuerdos.

-¿Y después de eso?-continuó sin sacarme un segundo su mirada de la mía.

-Me preguntaste si te hubiese elegido.-le respondí perdiéndome en sus ojos verdes.-Y te respondí que seguramente sí.

Agarró delicadamente mi mano y la llevó a su pecho.

-¿Sentís?-me interrogó y mi corazón comenzó a latir a la misma velocidad que el suyo.-Estoy completamente enamorado de vos.-agregó y sonreí de oreja a oreja.

Capturó mis labios en un beso lento y con amor. Apoyé mis manos en su nuca y lo atraje más a mí. No había palabras para explicar lo que me hacía sentir.    

 

Narra Santino:

Anocheció y había luna llena. Puse una lona en el pasto y nos acostamos boca arriba a observar el cielo estrellado, esos minutos en silencio eran únicos. Al rato Emma se acomodó, apoyando su cabeza en mi pecho y la atraje más a mi cuerpo. Mi mente fue invadida por millones de recuerdos desde el día en que la conocí. No podía creer que estaba a dos días de llevarla al altar y jurarle amor eterno.

-¿Qué fue lo que pensaste la primera vez que nos vimos?-la interrogué de repente, rompiendo el silencio.

-Estaba muy borracha como para poder razonar.-me respondió e hizo una pausa.-Pero me acuerdo que ese día era mi cumpleaños, y al momento de soplar las velitas pedí como deseo que llegara a mi vida un hombre que me ame y me valore.

-Y llegué.-le dije provocando una leve sonrisa en su rostro.

Hubo unos segundos más de silencio.

-El día que te ibas a casar con Benjamín sentí que se me desgarraba el alma.-le confesé.-Hasta se me cruzó por la cabeza la locura de hacer como en las películas y aparecer en el momento que preguntan si alguien se opone.

-Yo cuando estaba por entrar a la Iglesia pensé en salir corriendo a buscarte y abrazarte fuerte.-me respondió mientras le acariciaba el pelo.

En un momento me levanté y le pedí que me esperara ahí. Volví con dos copas de champagne y me senté, haciendo que ella también lo hiciera.

-Intuyo que este es el último día de novios que vamos a pasar los dos solos antes de que te conviertas en mi mujer y yo en tu marido. Así que quiero aprovechar cada segundo y decirte todo lo que siento.-le dije dándole una copa.-Creo que ya te dije casi todo la noche en la que te pedí casamiento, pero quería agregar que no sabía lo que era el amor hasta que llegaste vos, que me devolviste la ilusión de enamorarme, que me provocaste sentimientos que ni sabía que existían. No pensé que era posible amarte cada día más.-hice una pausa.-Estoy feliz del paso que vamos a dar y quiero que seas mi compañera por el resto de mi vida.

-Le vas a ganar a Shakespeare en cursi, mi amor.-acotó y se rio, al mismo tiempo que se secaba una lágrima que se le había escapado.-Siempre me dejas sin palabras así que no tengo mucho que decir. Que te amo profundamente y que sos el amor de mi vida ya lo sabés. A tu lado siento paz, me siento iluminada, plena, segura, cuidada, protegida. Siento que no tengo que estar alerta porque nada malo puede pasar.-hizo una pausa sin sacarme los ojos de encima.-Creí que no ibas a llegar nunca, y sin embargo apareciste, y me haces la mujer más feliz del mundo. Deseo que esta relación sea eterna como el amor que siento por vos.

Y no hubo que decir más nada. Chocamos apenas nuestras copas y nos bebimos el contenido para luego hacerlas a un costado. Nuestros ojos se encontraron y mantuvimos la mirada por varios segundos que parecieron eternos. Contemplé su belleza, esa mirada que me revelaba su alma, su interior. Y no necesitaba que apareciera ninguna estrella fugaz porque no quería pedir ningún deseo. Con su simple existencia me bastaba. La amaba. Con intensidad. Con locura. Con el alma. Con la vida. Para siempre.

 

Narra Emma:

Rompió con la distancia que nos separaba y unió nuestros labios. Cerré los ojos y me dejé llevar por ese beso que me provocaba una montaña rusa de emociones. Sus manos, que se encontraban en mi nuca, se deslizaron lentamente por mi espalda hasta entrar en contacto con mi piel, deshaciéndose de mi remera. Fue dejando besos húmedos en mi cuello al mismo tiempo que me desabrochaba el sostén. Llevó su mano a mi nuca y me recostó sobre la lona. Volvimos a unir nuestros labios y se ubicó sobre mí. Le saqué como pude la remera y le acaricié la espalda, pegándolo más a mi cuerpo. Nos desprendimos del resto de la ropa que sobraba, y entre miles de besos y caricias, hicimos el amor bajo la luz de la luna.                                                                     
El amanecer me encontró refugiada en sus brazos, cuidándome como lo hacía siempre; incluso desde el primer día en que lo conocí.

sábado, 29 de noviembre de 2014

Capítulo noventa y seis


Narra Emma:

Volví de sacar a pasear a Gala y me puse a ordenar un poco el apartamento. Luego me senté en el sillón del living con un cuaderno para seguir con la organización del casamiento. Estuve por un largo rato hasta que escuché el sonido del timbre. Me encaminé a la puerta y abrí sin preguntar. Me encontré con Lourdes y Josefina que me miraban como esperando una aprobación, como si tuvieran cierto miedo que no me gustara su presencia. Las dejé pasar y nos dirigimos a la cocina. Les serví jugo y nos sentamos frente a la mesa.

-Sé que hace un tiempo tuvimos una conversación parecida, y aclaramos todo lo que teníamos que aclarar, para quedar bien.-me empezó a decir Josefina.-Pero te mentí cuando me hice la superada y te dije que te perdonaba pero que nuestra amistad nunca iba a volver a ser la misma, que podíamos quedar como simples conocidas con un pasado en común.

La seguí escuchando atentamente. Lourdes permanecía callada mirándonos a las dos.

-Extraño lo que éramos y sé que podemos seguir siendo. Todavía tenemos un montón de cosas en común, aún compartimos las mismas cosas. Nuestra amistad siempre fue más fuerte que cualquier pelea. Me haces falta y creo que a vos te pasa lo mismo.

Por un momento creí que me tenían cierta lástima porque Tania ya no estaba y yo me encontraba un tanto sola. Pero vi en su mirada que no mentía, que decía la verdad. Y me acordé de lo que me contó Santino sobre el día en que me propuso matrimonio, acerca de la ayuda que había recibido de Josefina, quien sabía muchas cosas sobre mí.

-Yo mucho no tengo para decir, porque la que se enojó y decidió alejarse fuiste vos. Y yo nunca me quedé con rencor, simplemente acepté tu decisión.-le respondí.-Y ya que estoy, quería agradecerte por ayudar a Santino a que todo saliera tan lindo aquel día. Y por recordarme de alguna forma, que a pesar de todo, siempre podía contar con vos.

-Queremos acompañarte en este momento de tu vida que sabemos que es muy importante para vos, y ambas estamos felices de tu alegría.-acotó Lourdes.-Estamos para ayudarte con la organización y con todo lo que necesites.

Estuvimos varias horas conversando y poniéndonos al día con un montón de temas. Realmente extrañaba todas estas charlas y risas junto a ellas. Y me hubiese gustado en ese instante que hubiese estado Tania para que viera que habíamos vuelto a la amistad de siempre, y que ya nada podía distanciarnos.

 

Narra Santino:

Fue un entrenamiento duro. Hubo que planear nuevas tácticas de juego. Igualmente me alegraba ver al equipo tan entusiasmado, y varios estaban jugando mucho mejor. También sabía que con la retirada mía y de Bruno de la cancha, le dimos la posibilidad de destacarse a otros que si seguían así podían hasta superarnos. Luego de entrenar fuimos a tomar algo. Todos me felicitaron y estaban contentos con la noticia de mi casamiento. Ellos eran más que miembros del equipo que más me había hecho feliz con mi pasión, eran mis amigos, mis hermanos.

Llegué al apartamento y me sorprendí al verlas a Lourdes y a Josefina; también me alegró. Me acerqué y las saludé a ambas con un abrazo, les había tomado cariño.

-¿En qué andan?- me interesé sacando un agua de la heladera.

-La ayudábamos con la organización de la fiesta.-me respondió Lourdes.- ¿Venís de ejercer como entrenador?

-Sí, los estoy preparando para nuevos torneos.-respondí.-Igual debo admitir que por momentos daría lo que fuera por volver a patear la pelota.

-Ay, amor. No pienses en eso. Y disfruta de lo que haces.-acotó Emma.

-¿Se quieren quedar a comer?-les propuse a Lourdes y a Josefina.-Yo les cocino a las tres.

-¿Cocinas, Santi?-se interesó Lourdes.

-Obvio, Lu. Me extraña.-le respondí canchereando.- ¿Se quedan?

Se miraron antes de asentir. Emma me sonrió.

-Después vienen a hacer previa los chicos, así que podemos salir todos juntos, si quieren.-les comenté mientras miraba qué había para cocinar.

 

Narra Emma:

Luego de comer, llegaron los amigos de Santino para la previa. Pusieron música y empezaron a servir los tragos. Nos ubicamos en el living y hablamos de varios temas. También debatimos a que boliche ir. Por momentos nos dispersábamos en grupitos. Visualicé a Lourdes sacándose fotos con mi futuro marido. Y yo me puse a conversar con Agustín.

-Chicas, ¿vieron que organizaron para dentro de unos días una juntada con el curso de la secundaria?-nos preguntó Josefina, mirando la pantalla de su celular.

-¿En serio?-me interesé.-No veo a los de la promoción hace mil.

-Que divertido saber qué fue de la vida de cada uno.-acotó Lourdes.

-Pasaron solo cuatro años igual, Lu.-comentó Agustín.-Tampoco pasaron veinte como para que haya demasiados cambios.

-Ojo que pueden pasar muchas cosas en cuatro años.-dijo Santino.-A mí en un año me pasó de todo…

-Si te vas a poner cursi con que encontraste al amor de tu vida y blablá, me levanto y me voy.-lo amenazó Agustín riéndose.

-No dije nada, man.-se defendió.-Aparte me pasaron millones de cosas además de eso.

-Bueno pero que no se desvirtúe la conversación.-dijo Martín.-Yo quiero saber si hay chicas lindas en su promoción, porque si es así nos metemos y hacemos como que nosotros también fuimos compañeros suyos.

-Están Bruno y Tania en Skype.-comentó Santino mirando su celular.-Ahora pongo la notebook así nos ven a todos.

Encendió la computadora y nos pusimos todos frente a la cámara. Me senté en las piernas de Santino y me rodeó con sus brazos.

-Jose, mové la pantalla un poco más a la derecha.-le pidió Santino.

De repente nos apareció la imagen de Bruno y Tania.

-Hablen de a uno que no se les entiende nada.-respondió Bruno a nuestro griterío.

-¿Cómo va el embarazo, amiga?-le preguntó Lourdes a Tania.

-Bien, no veo la hora de saber si es nena o nene.-respondió emocionada.-Y Bruno se está portando bien, y me está cumpliendo todos los antojos.

-¿Qué hacen todos tomando sin mí?-interrogó Bruno.-Manda un fernet, hermano.

-Nada de fernet, vida sana, futbolista profesional.-le dijo Santino.- ¿Cómo vas con los partidos?

-Re bien, estoy re feliz con todo esto.-respondió.

-¿Van a venir a nuestro casamiento?-les pregunté con una sonrisa.

-Sí, obvio.-contestó rápido Tania.-Viajamos para allá en esas fechas.

Les seguimos haciendo preguntas hasta que terminaron la llamada, y nosotros nos fuimos a disfrutar de la noche porteña.

domingo, 23 de noviembre de 2014

Capítulo noventa y cinco


Días después…

 

Narra Emma:

Sentí el roce de los suaves labios de Santino sobre mi cuello y me desperté. Se separó para mirarme y le sonreí, llevando mis manos a su nuca para atraerlo a mí.

-Qué lindo despertarse así.-le dije antes de besarlo.

Los besos eran lentos y pausados. Mis manos se ubicaron en sus mejillas y no me quería separar de su boca.

-Buen día, amor.-me dijo cortando el beso y mirándome a los ojos.-Hay que levantarse.

Media hora más tarde nos encontrábamos recorriendo varios salones para decidir dónde hacer nuestra fiesta de casamiento. Poco a poco íbamos descartando opciones para aproximarnos a nuestra elección. Teníamos algunas discusiones pero en lo posible intentábamos ponernos de acuerdo. Finalmente nos quedamos con dos alternativas y decidimos tomarnos un día más para definirlo. Aprovechamos y resolvimos otras cuestiones del casamiento. Luego de visitar varios lugares nos fuimos a caminar por ahí; el día estaba demasiado lindo.

-En realidad casi todos estaban buenos.-soltó de repente haciendo referencia a los salones.

-Sí, pero hay algunos que exceden lo que podemos pagar.-le expliqué.

-Me gusta cualquiera de los dos últimos.-me dijo agarrando mi mano y entrelazando nuestros dedos.-Elegí el que quieras.

Avanzamos hasta una plaza y nos dirigimos a un sector donde había menos gente y daba el sol. Santino se sentó y yo me senté delante, recostándome en su pecho. Cerré los ojos para tomar un poco de sol.

-Mi amor… ¿vos te querés casar en Iglesia?-me preguntó haciéndome abrir los ojos de golpe.

-¿A qué viene la pregunta?-me interesé.

-Estaba pensando que así como doné el vestido que usaste para el casamiento con Benjamín porque no querías que te trajera recuerdos… capaz el tema de pisar vestida de novia una Iglesia te haga mal.-me contestó.-Se me ocurría casarnos al aire libre, en alguna quinta.

Me quedé dubitativa unos segundos. Tal vez tenía razón, y necesitaba que esta vez sea completamente diferente.

-Me gusta la idea, Santi.-le respondí aún pensativa.-Además es una linda época y el clima es ideal.

-Perfecto.-acotó acariciándome el pelo.- ¿A dónde te gustaría que nos vayamos de luna de miel?

-Sería re lindo un crucero…-le respondí perdiéndome en mis pensamientos.

Continuamos hablando por un largo rato. Amaba pasar tiempo con él. Me sentía completa.

-¿Me cantas algo?-me susurró al oído.

-¿Por qué te encanta que te cante?-me interesé luego de reírme ante su petición.

-Amo tu voz, me llena de paz.-me respondió.-Quiero la que me cantaste en el casamiento de mi prima.

Me quedé pensando unos segundos ya que no recordaba cuál era. Pero luego me vino la canción a la mente.

-Bueno, pero sólo una partecita.-le aclaré.

“Haces que mi alma sienta amor de nuevo, haces que a tu lado ya no sienta miedo, haces que me entregue con cada latido y que no quede ni un segundo sin estar contigo. Haces que mi corazón ya no esté ciego porque puedo ver en ti que esto es amor sincero, haces que te quiera más, un poco más… llegas y te quiero más de lo que ya te quiero”.

-Mmm.-expresó.-Otra vez.

-No, basta.-le respondí acomodándome mejor sobre su pecho, pero aprovechó para darme vuelta y tirarme encima de él.

Se recostó en el pasto y llevó sus manos a mi cintura, pegándome más a su cuerpo.

-Te amo.-dijo y capturó mis labios.

Comenzó a besarme primero despacio y luego con más intensidad. Llevó una de sus manos a mi nuca para intensificar el beso.

-Amor.-dije logrando separarme.-Hay gente.

-Que se entere todo el mundo que nos amamos.-respondió volviéndome a besar.

Qué difícil era resistirme a sus besos. Me dejé llevar un poco pero luego lo volví a frenar.

-Santi, en serio.-dije cortando el beso y queriendo levantarme.

Sacó su mano de mi cintura y me dejó pararme.

 

Narra Santino:

Mi madre pasó a buscar a Emma por el departamento y la acompañó a la modista para empezar a hacerse el vestido de novia. Me gustaba la linda relación que se había formado entre ellas. Yo me puse a estudiar para los exámenes que me quedaban de la facultad cuando un llamado me interrumpió. Me sorprendí al ver de quien se trataba y atendí. Era el padre de Emma que me invitaba a pasar la tarde juntos y tener una charla de hombres. Acepté y postergué mi estudio. Quedamos en encontrarnos en una esquina. Terminamos yendo a un café y tuvimos una larga conversación en la que nos empezamos a conocer más. Pudo entrar en confianza y abrirse más. Estaba convencido, le encantaba la idea de que yo fuera su yerno.

 

Narra Emma:

La mamá de Santino me ayudó a elegir el modelo del vestido. Le tenía un gran aprecio, era una mujer encantadora. Luego la acompañé al shopping a comprar unas cosas al y hablamos bastante. Pude hablar de un montón de cosas que necesitaba hablar con una mujer de su edad. Me inspiraba demasiada confianza, y sentía que me comprendía. Estaba feliz de tenerla como suegra.