Vistas de página en total

jueves, 30 de octubre de 2014

Capítulo ochenta y siete


Un mes después…

 

 

Narra Emma:

 

Todo había vuelto a la normalidad. Santino ya caminaba y volvía a la rutina de la facultad; tenía que estudiar mucho, ya que se le venían los exámenes encima. Yo estaba enfocada en mi trabajo, tenía mucho qué hacer. Igual ambos encontrábamos ratitos para ponernos a trabajar en nuestro proyecto del dúo, para el cual estábamos preparando nuestras propias canciones. 
Estos últimos días me estaba llevando bien con mi papá, y creo que en cierto punto ambos lo necesitábamos. Y más en este mes que se cumplía un año más que mi mamá ya no estaba entre nosotros. La tenía presente siempre, pero en estos días la sentía un poco más cerca, y a la vez más lejos. Sé que su muerte lo afectó mucho a mi papá, él cambió mucho cuando enviudó. Por eso sentía que lo debía entender y perdonarlo por todos sus errores, tenerle paciencia. No hacía las cosas con maldad, simplemente convivía con el dolor. En todos estos años no volvió a mirar a otra mujer, y dijo que pensaba serle fiel hasta que se volvieran a encontrar. Yo también la extrañaba, y mucho. Habían esos días en que sólo necesitaba un abrazo reconfortante que ella bien sabía dar. A veces me preguntaba por qué Dios se la había llevado tan temprano, por qué no me la dejó disfrutar más años. Pero después razono, y agradezco haberla conocido y poder haber compartido cada uno de esos momentos que llevo para siempre en mi corazón. Y sé que en donde quiera que esté me está cuidando. Es ese ángel que me protege, y que por las noches veo reflejado en las estrellas.

 

 

Narra Santino:

 

Sentado en uno de los bancos del aula de la facultad, poniéndome al día con cada una de las materias. A veces me preguntaba cómo hacía para estudiar y además hacer otras miles de cosas. No sabía cómo hacía para que me alcanzara el tiempo, y tampoco comprendía como todavía no me había rendido y había abandonado antes de llegar al título.                                                                                                
Estaba contento y entusiasmado por todas las puertas que se me estaban abriendo. Lo del dúo con Emma era hermoso, no sabía por qué no se me había ocurrido esa idea antes. Y lo de entrenar al equipo me gustaba. Estaba descubriendo ese mundo de dirigir desde afuera de la cancha, de ver todo desde otro ángulo. Igual, no es de creído, pero sin Bruno y sin mí en el plantel, iban a tener que entrenar duro; pero les tenía fe. Hablando de mi mejor amigo, su vida había cambiado de rumbo. Estaba teniendo mucho éxito en Madrid y se le había presentado una gran oportunidad, pero se tenía que quedar a vivir allá. Eso provocó que se viera acorralado entre la espada y la pared. Entre el amor de su vida y su gran sueño. ¿Cómo se hacía para elegir entre las dos cosas que más amaba? Era difícil. Estuvo varios días volviéndome loco con video llamadas y dándole vueltas al asunto. Pero finalmente, había llegado a una decisión.

 

 

Narra Emma:

 

Cuando Tania se enteró que Bruno se quedaba a vivir en Madrid sintió como una puñalada. Ella también se veía en la difícil decisión de qué hacer con esa relación. Lo entendía y no quería ponerse en el lugar de egoísta y cortarle las alas. También lo apoyaba en todo eso, y deseaba que le siguiera yendo bien y que alcanzara sus objetivos. Pero por otro lado estaba ella. Estuvo varios días analizando diferentes posibilidades, pero ninguna le cerraba. Pensó en irse a vivir allá con él, pero por acompañarlo a él en sus proyectos, estaba abandonando los suyos, que se encontraban acá. Y ella no quería abandonar su carrera universitaria ni su vida. También evaluó lo de mantener la relación a distancia, pero le convenció menos. No lo iba a soportar, no creía que funcionara. Así que con todo el dolor del mundo, llegaron juntos a la conclusión de que por más de que se amaban, sus vidas ya no iban en la misma dirección. Y tomaron la decisión de soltarse, de cada uno seguir su camino, de terminar la relación. Lloró por varios días, en los que estuve ahí, al pie del cañón, acompañándola. Días después recibió un sobre, con unos pasajes a Madrid para dos semanas, y una carta en la que Bruno le pedía que al menos tuvieran una despedida, para cerrar bien ese amor. Hacía ya una semana que había vuelto pero todavía no la había visto, ya que estuvo a mil con la facultad. Pero hoy iba a ir a verla.

 

Narra Santino:

Extrañaba a mi mejor amigo, pero al mismo tiempo estaba feliz. Sabía lo que significaba todo esto para él, y también que era más de lo que había soñado. Me alegraba porque realmente se lo merecía. Y estaba pensando ir a visitarlo a fin de año, y de paso verlo triunfar en los estadios de Madrid. Con respecto a su ruptura con Tania, me daba pena que no hayan podido encontrar otra solución. Sabía bien que a ninguno de los dos le agradaba la idea de separarse, de decirse adiós. Tampoco me gustaba verla mal a ella, era una gran persona y la quería mucho. Pero no podía hacer nada, me tenía que mantener al margen, era algo de ellos. Por un segundo me puse a pensar que hubiera pasado si yo hubiese viajado y se me hubiese presentado la misma oportunidad. ¿Qué hubiera elegido? Me encontré en una gran incertidumbre y finalmente dejé el tema ahí. No iba a enroscarme con algo que no tenía sentido pensar porque no me estaba ocurriendo.

 

Narra Emma:

Me hallaba en la habitación de Tania. Detalladamente me contó acerca de sus dos semanas en Madrid junto a Bruno, quien ahora era su ex. Partes de su relato me generaba cierto escalofrío, me lo imaginaba al estilo película. Disfrutaron cada segundo haciendo que cada día fuera inolvidable. Por un instante se me pasó por la cabeza el qué hubiera pasado si yo estuviera en esa situación con Santino; realmente sería muy difícil superarlo.

-Y la última noche fue única.-continuó con su relato.-Fue algo mágico, más especial que nuestra primera vez. Cada beso, cada roce estaba acompañado por miles de palabras que no nos salía decir. Tenía ese gusto a última vez, a despedida. Era encontrarme con su mirada y que se me pusieran los ojos vidriosos, pero al mismo tiempo sentir amor y placer. Todo era lento, pausado; y por momentos desesperado, por esas ganas incontrolables de no querer separarnos.

La escuchaba atentamente. Y también notaba como su voz temblaba al pronunciar cada palabra.

-A la mañana siguiente llegó el momento más difícil. Me acompañó al aeropuerto, fuimos agarrados de la mano. Conversamos cómo si fuera un día normal, un día más. Pero cuando tuve que partir, el aire se tensó. Nuestras miradas se encontraron y nos abrazamos fuerte, muy fuerte. Luego me separé, volviendo a cruzar miradas, y nos dimos un último beso. Después caminé todo derecho y no me animé a voltear, tampoco contuve las lágrimas hasta subir al avión.-cerró los ojos y los volvió a abrir.-Y ese fue el final de nuestro amor.

Me sequé la lágrima que se me había escapado; y la abracé, sabía que era lo que ella más necesitaba.


 

domingo, 26 de octubre de 2014

Capítulo ochenta y seis


Narra Santino:

Al segundo que me desperté, tenía a Gala lamiéndome la cara. Enseguida apareció en la escena Emma con una bandeja en sus manos. Se acercó, entregándome el desayuno y se sentó al lado mío en la cama.

-Feliz cumpleaños.-me susurró en los labios antes de besarme con dulzura.

-Gracias, mi amor.-le respondí mirándola a los ojos y volviéndola a besar.

-Te escribí una carta.-dijo sacando un papel de su bolsillo, con algo de vergüenza.- Te la quiero leer.

-¿En serio?- le pregunté con una sonrisa en el rostro.- Léela.-agregué con la taza de café en la mano.

-Vos desayuna que mientras yo te la leo.-me dijo.-Está re linda porque ahora que trabajo en una redacción…-bromeó dejando la frase en el aire antes de comenzar a leer.

 

“Santi, mi amor:

Hace 22 años llegaste al mundo, alegrando a dos personas que te adoran, tus papás…y a tus hermanos, por supuesto. A lo largo de la vida te fuiste llenando de amigos y gente que te aprecia; y es que a vos es imposible no quererte. Sos  alegre, humilde, divertido, buena persona, positivo; y contagias toda esa energía a los que te rodean. Siempre preocupándote por el resto y evitando que sufran, ayudándolos siempre. Iluminas los días con tu risa y tu sonrisa.                                                     Conocerte fue una de las cosas más lindas que me pasó, en realidad, podría hasta afirmar que sos lo más lindo que me pasó. Siempre soñé con estar al lado de un hombre que me cuide, que me valore y, por sobre todas las cosas, que me ame con el alma. Y vos superaste todas mis expectativas. Sos lejos el mejor novio del mundo. Me completas, me llenas el alma. No puedo tener un mal día si te tengo a vos a mi lado. Sos todo lo que quiero y necesito. Me gustaría poder devolverte aunque sea un poco de todo lo que me das y haces por mí. De alguna manera vos me salvaste, me sacaste de ese pozo ciego en el que me encontraba. Lograste que volviera a sonreír, que volviera a soñar. Y cada día siento que soy mejor persona, gracias a vos.                                                    Y sé que me cuesta expresarme, por eso no soy mucho de mostrarte mis sentimientos. También siento que por momentos dudas. Pero créeme cuando te digo que te amo con toda mi alma, porque está hablando mi interior, y es transparente.                                                                                         Estos días estuviste medio apagado, y es entendible. Pero sé que ya vas a volver a ser el mismo, confío en vos. Y vos también sabes que sos capaz de todo, y que tenes mucho para dar. Y que se vienen muchas oportunidades para aprovechar. Y que con esto que te pasó no perdiste, sino que vas a ganar. Bueno, no quiero seguir aturdiéndote con mis pensamientos y sentimientos. Te deseo lo mejor para este nuevo año, que sigas brillando como siempre. Te amo hoy, mañana y siempre.

Emma.”

 

No había mejor forma de empezar mi cumpleaños que escuchando la tierna voz de Emma, me llenaba de paz. Le presté mucha atención en cada palabra, y debo admitir que logró movilizarme, un poco me emocionó. La verdad es que este año no tenía ganas de festejar, lo había decidido en estos días, porque no estaba con muchos ánimos para hacerlo. Pero esta mujer hacía que sea un hermoso día, era de otro mundo.

-¿Qué más puedo pedir si tengo a la novia más linda, más buena y más tierna del universo?- le pregunté y acto seguido sonreí, tirándola del brazo para que cayera sobre mí.

-La bandeja, amor.-protestó, sacándola.- ¿Te gustó la carta?

-Mucho.-le contesté.- Pero más me gustas vos.- agregué logrando que se mordiera el labio inferior.

-Te amo.-susurré en sus labios.-Hoy, mañana y siempre.

La besé con lentitud, suave, disfrutando de la dulce sensación de la unión de nuestros labios. Agradecía haberla encontrado, y que me acompañara en este camino de la vida.

-Tengo otra sorpresa.-me dijo separándose de mi boca.

La seguí con la mirada mientras se levantaba e iba a buscar algo que al parecer tenía escondido en el armario. Sacó una bolsa grande y volvió hacia mí, entregándomela. Toqué todo el envoltorio pensando que podría ser, y luego la abrí. Me encontré con un cuadro grande con un collage de fotos nuestras. Sonreí mirándola a los ojos. Y seguí investigando en la bolsa, ya que sentí que había algo más. Saqué una pequeña figura de mármol en la que me hallaba yo vestido con mi equipo de futbol, alzando la copa.

 

Narra Emma:

Permaneció como hipnotizado, mirando el regalo con sorpresa. Su rostro revelaba que le había gustado más de lo que yo pensé. Había estado varios días pensando que podía obsequiarle. Tenía bien en claro que pretendía que sea algo más sentimental, con otro valor.

-Está buenísimo, amor.-me dijo sin sacarle los ojos de encima.-Me encanta, en serio.

-Me alegro.-le dije acariciándole el pelo.

Luego de almorzar, pasaron los papás de Santino a saludar, junto a Mora. Le regalaron conjuntos de ropa. Y la hermana le entregó una carta con un dibujo. Si bien no quería festejar, le gustó la visita. Más tarde aparecieron los demás hermanos, que le trajeron regalos que le encantaron.

 

Narra Santino:

Estaba pasando un lindo cumpleaños. Tranquilo, pero me sentía bien. Llegando el anochecer, Emma me puso una excusa y me pidió que la acompañara a un lugar. Al principio dudé, pero terminé aceptando. Al llegar me di cuenta que nos hallábamos en una especie de salón grande, y el lugar se encontraba oscuro. Cuando todo se iluminó visualicé a todos mis amigos, que llevaban una sonrisa de feliz cumpleaños en sus rostros. Me volteé a mirar a Emma.

-Me habías prometido que…-le quise decir pero me interrumpió.

-Tenía los dedos cruzados cuando lo hice.-se apresuró a decir poniendo cara de inocente, y negué con la cabeza.

Comenzaron a acercarse de a poco a abrazarme y a darme un presente. Había hasta compañeros de la facultad, y de otras áreas de la vida. Me pareció un poco raro que estuvieran Lourdes y Josefina, ya que casi ni se hablaban con Emma. Pero igualmente me alegraba de verlas.  

-Feliz cumple, cuñado.-me dijo Tania fundiéndome en un gran abrazo.-Te quiero mucho.

-Gracias, rubia.-le respondí dándole un beso en la mejilla. Yo también.

-Te compramos esto con las chicas.-me comentó al mismo tiempo que aparecían Lourdes y Josefina y me entregaban una guitarra.

-No, que ídolas.-acoté sorprendido.- Mil gracias. No hacía falta que se pusieran en gastos.

-Te lo mereces, genio.-me dijo Josefina.-Feliz cumpleaños.

Las abracé a las tres y luego robaron mi atención mis compañeros y amigos del equipo de fútbol. Se acercaron todos juntos y se amontonaron frente a mí.

-Voy a hablar en nombre de todos.-me anticipó Agustín.-Bueno, no me quiero poner en cursi pero queríamos que sepas que además de ser un excelente jugador, sos una gran persona y un amigo de fierro.-agregó intercambiando miradas con los demás.-Aprovechamos para agradecerte por ser como sos y por bancarnos en todas. Te queremos mucho.

-No me hagan quedar como un maricón, che. No quiero llorar.-les comenté riéndome.-Yo también los aprecio mucho y me parecen excelentes personas.

-Tenemos esto para darte.-continuó dándome una bandera donde había una imagen de todo el plantel y las firmas de todos.

-Espectacular.-expresé mirándola.-Mil gracias.

-Y además.-tomó la palabra otro de los chicos.-Estuvimos hablando todos y tomamos una decisión. Sabemos que no podes volver a las canchas, pero nos gustaría que sigas siendo parte de esta pasión que compartimos. Así que te proponemos ser nuestro entrenador, y que sigas siendo el líder.

Me quedé helado. Me fascinaba la idea, pero no lo podía creer. Era demasiado. Todo esto que estaba recibiendo en el día de hoy, de parte de todos los que estuvieron presentes, era mucho. Tenía la sensación que era más de lo que merecía. No podía tener tantas buenas personas a mí alrededor. No podía entender cómo era posible tanto cariño. Me hacían feliz. Y cuando pensé que ya no había nada más por sorprenderme, apareció un proyector y un video de Bruno hablando, que se intercalaba con fotos nuestras.

“Santi, amigo, hermano. ¿Qué decirte a vos? Compartimos tantos momentos que podría escribir miles de libros con nuestras anécdotas. Algunas se pueden contar, otras se llevan a la tumba (risas). ¿Hace cuánto te vengo bancando chabón? Nos conocimos de pendejos, ya desde esa época jugábamos a la pelota, dejábamos la vida en la cancha como un buen equipo. Las travesuras que nos mandábamos en el colegio eran inexplicables… si habrán mandado a llamar más de una vez a nuestros padres. En la adolescencia la rompimos, y lo sabes. Me ahorro todo tipo de declaración y comentarios al respecto. Y ahora en la época de la adultez seguimos acompañándonos. Sos de fierro. No te puedo reclamar nada, estás en todas. Te agradezco por absolutamente todo. Y espero que vivamos mil momentos más. Sí, no me pongas esa cara, me vas a tener que seguir soportando. No puedo estar hoy allá, pero quería estar presente de alguna manera. Espero que pases un hermoso cumpleaños y felices 22. Te mando un abrazo grande a distancia. Y ojalá que te guste el regalo que en segundos vas a recibir, que conste que me gasté fortuna en el envío… cuando vuelva sacamos cuentas (risas). No, mentira. Bueno disfruta. Te quiero mil. Adiós”

Se apagó el proyector y unas personas me alcanzaron una bolsa. La abrí y saqué una pelota de fútbol autografiada por los grandes jugadores de Madrid. Mi cara de sorpresa fue inexplicable. Y seguido a eso lágrimas empezaron a rodar por mis mejillas. Estaba llorando, sí, pero de emoción. De un segundo a otro me hallaba contenido por un abrazo grupal, que ni llegué a distinguir quienes eran, pero no me importó.                                                                                                                 A la hora de la torta me hallé frente a veinte dos velitas encendidas, esperando a ser apagadas. El canto de feliz cumpleaños retumbaba en todo el lugar y yo en mi mente pensaba que podía pedir como deseos. Los segundos pasaban y la canción estaba llegando a su fin. Lo medité pero llegué a la conclusión que no quería pedir nada. Todo lo que ya tenía era suficiente y me llenaba el alma.

sábado, 25 de octubre de 2014

Capítulo ochenta y cinco

Días después...


Narra Santino:

Intentaba ser positivo. Confiaba en que lo que me había pasado era algo por lo que tenía que pasar. Creía que la vida me estaba preparando algo mejor. Alguna otra oportunidad. Algún cambio en mi vida que me hiciera crecer, que me llenara. Por momentos me deprimía, pero luego volvía a sonreír. Y contaba con todo el apoyo de mis amigos, mi familia y mi novia; que me mimaban a más no poder.                                                                                                                                                                      Me encontraba desayunando un café con leche con medialunas de manteca. En el día anterior me habían operado, y ya estaba empezando con la rehabilitación. Estaba con energía. No veía la hora de levantarme de esta silla de ruedas y volver a caminar. Pero sí, tenía que ir de a poco…todo a su debido tiempo. Mi celular sonó, notificándome que Bruno quería hablar conmigo por Skype. Una sonrisa iluminó mi rostro, no había manera de explicar lo que lo extrañaba.

“Hola amigo, ¿cómo estás? Te veo medio borroso. ¿Vos a mí me ves bien? ¿Se escucha?”

-Hola, crack. Te veo y te escucho perfecto. ¿Ahora me ves bien?- le dije enfocándome mejor.

“Ahora sí, genial. Estoy feliz, hermano. No sabes lo que es esto, es una fiesta. Supera todas mis expectativas”-me dijo con una cara de felicidad indescriptible.

-Me re alegro. Quiero saber todo. ¿Cómo la estás pasando? ¿Los compañeros? ¿Metiste muchos goles?- me interesé con entusiasmo.

“Espectacular todo, es una maravilla. La verdad que genial, y los compañeros re buena onda. Sí, obvio, metí varios goles, aprendo de vos, crack. ¿Vos cómo estás? ¿Ya te operaron?”

-Sí, ya me operaron. Ahora estoy con todo el tema de la rehabilitación, pero bien. Contento porque voy a volver a caminar, y eso es una re buena noticia. Obvio que me bajonea el no poder volver a tocar más una pelota de fútbol, pero no puedo hacer nada al respecto.

“Obvio que es una buena noticia que vuelvas a caminar. Hace todo lo que te digan los médicos y ponete bien, hermano. Y arriba el ánimo, todo va estar bien. Sabes que me hubiese encantado que compartas esta experiencia conmigo, y que claramente no es lo mismo sin vos, pero bueno. No aflojes, yo sé que podes salir adelante.”

-¡Hola Bruno!- gritó Emma, apareciendo.- ¿Cómo va todo por allá? Se te extraña.

“Ey, Emma. ¿Cómo andas? Yo bien, disfrutando de todo esto. Yo también los extraño. ¿A mi novia me la están cuidando?”

-Sí, Tania está un poco insoportable porque te extraña.-le contestó Emma y  se rio.- Igual ya falta poco para que vuelvas.-agregó y la cara de Bruno cambió.

“Emm, bueno, de eso les quería hablar. Me ofrecieron quedarme un mes más…”

Le estaba por responder pero se cortó la comunicación, y no pude volver a contactarme.

Narra Emma:

Cuando escuché que Santino se estaba comunicando con Bruno, algo me preocupé. Tuve miedo que al ver toda la emoción de Bruno y al contarle cómo estaba todo por allá, se deprimiera o le agarrara un ataque de bronca. Pero me sorprendió. Se lo tomó bastante bien y se mostró feliz por su mejor amigo. Mi mirada se encontró con  la suya y tuve la leve sensación que pudo leer mis pensamientos.

-Nunca sentiría ni envidia ni celos por Bruno. Es como mi hermano.-no sé cómo lo hacía, capaz yo era demasiado transparente.

-Lo sé, Santi.- le respondí.- ¿Vos decís que va a aceptar quedarse? –me interesé luego de un silencio.

-Calculo que sí, es una oportunidad única. No tiene que ni dudarlo.-me respondió.- ¿Por qué no aceptaría?

-Por Tania.-me apresuré a responder.- ¿O acaso te olvidaste que es la novia?

-No me olvidé, pero es un mes más.-me contestó.- Tampoco es para tanto.

Dejé el tema ahí porque no quería discutir. Sabía que cuando se trataba de Bruno y Tania nunca nos íbamos a poner de acuerdo. Era obvio que él iba a tirar para el lado de su mejor amigo, y yo para el de ella. Recordé que todavía no le había comentado una idea que hace unos días me venía rondando por la mente. Y supuse que ese era un buen momento.

-Tengo una propuesta para hacerte.-le dije mirándolo a los ojos con una sonrisa.

-¿Una propuesta subida de tono?-se interesó con mirada divertida, y le pegué en el brazo.

-Hablo en serio, amor.-protesté.- Es algo que a mí me gustaría compartirlo con vos, y creo que a vos te va a venir bien para esta nueva etapa.

-Te escucho.-me dijo dejando el celular y prestándome atención.

-¿Queres que hagamos un dúo?-le propuse con algo de miedo que rechazara.

-¿Hablas en serio?- me preguntó.

-Sí.-afirmé.- ¿Por? ¿No te gusta la idea? Yo creí que era una buena idea porque…-empecé a decir hablando rápido.

-Cálmate, loca.-me interrumpió riéndose.- No dije que no me gustaba. Es más, me encanta la idea. Me agrada la idea de hacer una de las cosas que más amo con la persona que más amo.-agregó dejando un beso sobre mis labios.

-Me alegro entonces.- le dije con una sonrisa.- Ah y tengo otra noticia, te va a encantar.-le dije yendo a buscar unos papeles en mi cartera.

-¿Esto es real?- me preguntó con los papeles en la mano, leyéndolos.

Hace unos días había recibido un llamado de una de las personas que se ocupó del concurso en el que participé cuando le dediqué una canción a Benjamín. No había ganado, por ende me olvidé del tema. Pero me dijeron que hacían otro y que querían que participara, ya que tenía talento. Iba a aceptar sin dudarlo, pero me vino la imagen de Santino a la cabeza, y me pareció buena idea donarle el lugar, así como él lo había hecho en su momento. El señor, luego de mis súplicas, aceptó inscribir a él en vez de a mí. Su rostro se iluminó al ver los papeles con su nombre, y sus ojos tenían un brillo especial.

-¿En serio hiciste esto por mí?- insistió.

-Sí, amor. Haría esto y mucho más por vos.-le respondí con ternura.-Además sé que lo necesitas más que yo, te va a hacer bien al alma.

-Gracias.-me dijo abrazándome.- Tengo la mejor novia del mundo.

Tania apareció para el horario del almuerzo. Últimamente pasaba bastante tiempo con nosotros, y creo que uno de los motivos era por la lejanía de Bruno. Supongo que no quería quedarse ni un segundo sin hacer nada para no ponerse a pensar, ni extrañarlo. Luego de comer, Santino se acostó a dormir una siesta. Y yo aproveché para hablar con mi mejor amiga en el living.

-Trato de pensar, pero no puedo.- soltó Tania.-Hoy hablé con Bruno y me contó sobre la posibilidad de quedarse un mes más allá.

-¿Y vos qué opinas sobre eso?- me interesé.- ¿Te molesta?

-No es que me moleste, pero no aguanto tenerlo tan lejos, lo extraño.-me respondió.- Encima me lo dijo muy entusiasmado y con una felicidad inexplicable.

-Igual es un mes más. Vas a ver que pasa rápido.

-Ahora es un mes, después va a ser otro mes, luego otro mes…y no va a volver más.-me contestó con la mirada ida.

-¿Y vos le hablaste de lo que sentís con toda esta situación?

-No.-dijo y suspiró.-Pasa que tampoco puedo ser tan egoísta de oponerme. Es el sueño de su vida. Y me pone contenta verlo tan bien. Pero no sé, tampoco lo voy a esperar toda la vida.-agregó y bufó.- Ay ya ni sé lo que estoy diciendo.

-Tranquila, no tienen por qué separarse.-la consolé.- Van a poder encontrar una manera de estar juntos.

Narra Santino:

Abrí los ojos y no pude creer lo que vi. Me tuve que refregar los ojos para asegurarme que no lo estaba soñando. Emma se hallaba en la habitación hablando muy amable y divertidamente con una amiga y compañera mía de la facultad. Ella había venido a traerme las cosas de la facultad y a ponerme al día con todas las clases que falté. Emma nos dejó solos y como si fuera poco, antes nos trajo algo para tomar. Estaba todo bien con que estaba dejando de ser la que era antes, por ende estaba más segura. Pero ya era demasiado que no tuviera ni una pizca de celos. Cuando mi compañera se retiró, apareció el padre de Emma que venía a visitarme, estaba preocupado y quería saber cómo estaba. Sí, todo era demasiado raro. Pero me gustaban las cosas así.

jueves, 23 de octubre de 2014

Capítulo ochenta y cuatro


Narra Santino:

No dejaba de mirarla con una sonrisa en el rostro.  Había logrado, a su manera, ponerme los pies sobre la tierra. Me habían emocionado sus palabras, me habían hecho reaccionar. Y fue en ese mismo instante en el que me di cuenta que Emma ya no era lo misma, o tal vez sí, pero había mejorado mucho. Lejos había quedado esa mujer negativa, depresiva, insegura, dependiente. También fue en ese mismo momento en el que la miré a los ojos y supe que hablaba en serio, que cada palabra salía desde el fondo de su alma, y que realmente estaba enamorada.  Que me amaba con la misma intensidad  que yo a ella. Y me sentía un completo idiota por haber dudado de eso en algún momento. Tenía una mezcla de sentimientos que era casi imposible poder pasarlos a palabras.

-¿Sabes lo que estoy necesitando?- le pregunté, con sus ojos clavados en mí.

-¿Qué?- se interesó, y pude notar que tenía los ojos vidriosos.

-Una dosis de tus besos.-le respondí, provocando que se mordiera el labio inferior.

Se acercó lentamente y se acostó al lado mío en la cama. Nos miramos a los ojos unos segundos y luego unimos nuestros labios. Era un beso despacio, tierno, con amor. Y como me habían hecho falta durante estos días el contacto de nuestras bocas, sentirla cerca, sentirla mía. El sabor salado de sus lágrimas me hizo distanciarme. Le acaricié la mejilla, secándola.

-Te amo, y quiero que estés bien, ¿sí?-me dijo con dulzura, y asentí, volviéndola  a besar.

El ruido de las llaves nos interrumpió. Nos separamos sin dejar de mirarnos, y le grité a Mora para que subiera. En segundos la tenía parada en la puerta de la habitación, con algo de miedo a ingresar. Le sonreí y vino corriendo a mis brazos.

-Despacio, que están las piernas de tu hermano.- le dijo con cuidado Emma, al ver que se lanzaba a la cama.

-Perdón si te hice sentir mal, hermosa.-le dije aferrándola a mi cuerpo.- Te quiero mucho.

-Yo te quiero más.-me respondió abrazándome.

-No, yo más.-la contradije y le di un beso en la mejilla.- Y no digas nada, pero sos mi hermana preferida.-le susuré.

 

Narra Emma:

Levanté la cabeza y la vi a Tania en la puerta. Nos avisó que se iba y nos saludó antes de retirarse del apartamento. Al rato vino la madre de Santino a llevarse a Mora y bajé a abrirle.

 

-¿En qué estábamos nosotros?- me preguntó cuando volví.- Necesito de tus besos, amor.-me dijo haciendo puchero, al ver que no me acercaba.

-Estábamos en que no voy a dejar que te quedes todo el día ahí acostado, deprimiéndote.- le dije firme.- ¿Querés pintar?- le propuse con una sonrisa, pero descarté esa idea al ver su cara de desagrado.- Ya sé, vamos a la plaza y llevamos la guitarra. Dale, levántate.-agregué dándole la mano para ayudarlo.

Agarró mi mano y me hizo caer sobre el él. Capturó mis labios en un beso lleno de amor.

-Dale, Santi.-insistí, separándome y volviéndome a levantar.

Lo ayudé a pararse y a sentarse en la silla de ruedas.

 

Narra Santino:

Llegamos a la plaza más cercana y buscamos un lugar para sentarnos, bueno…para sentarse ella. El día estaba hermoso, soleado y sin ninguna nube. Disfrutamos de la naturaleza mientras hablamos un buen rato. Si bien seguía deprimido, por momentos ella lograba sacarme una sonrisa y hacerme reír. Luego agarré la guitarra y pensé una canción para cantar. Se me vino a la mente una hermosa canción para dedicarle. Así que empecé a entonar, mientras ella me miraba hipnotizada.

Fui bajo las estrellas y te canté al oído
Te desnudé mi alma para que tú entiendas que te necesito
Lo nuestro es una historia de sueños infinitos
Que se hacen realidad tan solo con besar tus labios despacito

Es como un premio a mis sentidos  
Ésta sensación

Mi corazón se acelera, se enciende, se eleva cuando estoy contigo
Me enfrento solo al dolor en este mundo de hoy si tú no estás conmigo
Mi corazón desespera, te ama y se entrega y se siente vivo
No hay nada más hermoso que sentir amor
Amor correspondido… amor correspondido

 

Ya me había olvidado de lo que me apasionaba cantar. Era algo que me llenaba el alma. Acepto que jugar al fútbol siempre fue mi prioridad, pero no me quedaba otra opción que olvidarme de eso, ya que era algo que aunque me doliera, no iba a poder hacer nunca más.



Una caricia tuya es como un aguacero
Me hace tanto bien que en el amanecer despierta mi universo

Es como un premio a mis sentidos
Ésta sensación

Mi corazón se acelera, se enciende, se eleva cuando estoy contigo
Me enfrento solo al dolor en este mundo de hoy si tú no estás conmigo
Mi corazón desespera, te ama y se entrega y se siente vivo
No hay nada más hermoso que sentir amor
Amor correspondido… amor correspondido


Sólo desvié mi mirada de los ojos de Emma cuando noté que se habían acercado varias personas a escucharme. Pero no tardé mucho en volver a fijarme en ella y en su hermosa sonrisa. A veces uno no encuentra las palabras exactas para explicarle a alguien lo que siente, y muchas veces las letras de las canciones nos ayudan.


En el frio de la noche yo seré tu abrigo
El lucero que te guía siempre en el camino

Mi corazón se acelera, se enciende, se eleva cuando estoy contigo
Me enfrento solo al dolor en este mundo de hoy si tú no estás conmigo
Mi corazón desespera, te ama y se entrega y se siente vivo
No hay nada más hermoso que sentir amor
Amor correspondido… amor correspondido

 

Narra Emma:

Volvimos al apartamento y lo ayudé a subir las escaleras. Entramos a la habitación y se acostó en la cama. Me puse a acomodar unas cosas y luego lo miré, encontrándome con su mirada fija en mí.

-Te deseo. Ahora. Ya.-me comentó sin sacarme la vista de encima.

Y la verdad era que yo también lo deseaba. Yo también necesitaba que nuestra piel entrara en contacto. Me hacía bien. Lo amaba. Me saqué la remera que llevaba puesta y luego me deshice del jean, quedando en ropa interior. Sus ojos me recorrieron de pies a cabeza y se le dibujó una leve sonrisa en el rostro. Me acerqué a donde estaba y le saqué cuidadosamente el pantalón. Él se sacó bruscamente la remera y me tiró sobre su cuerpo. No hacía falta hablar, con la mirada nos decíamos todo. Comencé a sentir sus labios en mi cuello y cerré los ojos. Sus manos acariciaron lentamente mi espalda y me desabrocharon el sostén, tirándolo por ahí. Busqué sus labios y lo besé con pasión. Me separé y fui dejando besos húmedos por su pecho. Nos deshicimos de las prendas que sobraban y con mucho cuidado, buscando la posición para no lastimarlo, hicimos el amor.

 

Narra Santino:

La amaba con locura. La amaba con la vida. La amaba para siempre.

-Te amo con toda mi alma.-me susurró en el oído con la respiración agitada.

-Yo también, mi amor.-le respondí acurrucándola a mi pecho y acariciándole el pelo.-Yo también.



@janetroseblog

domingo, 19 de octubre de 2014

Capítulo ochenta y tres


Narra Emma:

Pasaban los días y la situación se volvía más tensa. Santino había vuelto a hablar, pero estaba fuera de sus casillas y más histérico que nunca. Estaba agresivo y trataba mal a todo el mundo. Con la persona que más se la agarraba era conmigo, y era lógico, era con quien más pasaba tiempo. Sacaba paciencia de no sé dónde y contaba hasta diez para seguir soportándolo. No había dudas que lo amaba demasiado.

Con respecto a los ejercicios de movimiento que tenía que intentar hacer para prepararse para la operación, por suerte hacía caso y no se comportaba como un nene de cinco años haciendo berrinche. 

 
Narra Santino:

Tachaba los días en mi mente para que llegara el día de la operación. Realmente era horrible estar en este papel de "víctima". Me molestaba que estuvieran todos pendientes de mí, como si me tuvieran lástima; sacaban lo peor de mí. Estaba irritable, creo que hasta ni yo mismo me soportaba. Tampoco entendía como Emma todavía no se había cansado y me había insultado. Creo que mi inconsciente en parte estaba buscando eso, que alguien me despertara de golpe y me hiciera reaccionar, o quizás sólo quería quedarme completamente sólo para hundirme en una depresión.


Narra Emma:

Me encontraba con Tania en el living conversando cuando sonó el timbre. Apareció la madre de Santino que me dejó a Mora. La pequeña niña me abrazó, dejando  un beso en mi mejilla. Luego corrió a saludar a Tania.

-Qué lindo verte, peque.-le dije con una sonrisa. -¿Queres tomar algo?

Negó con la cabeza y se sentó en el sillón.

-¿Mi hermano sigue triste?-me preguntó de repente con un tono que me provocó un escalofrío.

-Sí, pero podemos darle mucho mucho amor para que vuelva a sonreír.-le respondí.-¿Te parece?

-Sí, así deja de estar mal.-comentó.

-¿Te gusta pintar a vos?-me interesé y enseguida asintió con cara divertida.-¿Le hacemos un cuadro lindo y se lo llevamos?-le propuse y sonrió ampliamente.

Busqué los elementos para pintar y agarré un bastidor. Le coloqué a Mora una especie de guardapolvo para que no se manchara la ropa y nos pusimos manos a la obra. Tania nos miraba con una sonrisa y luego se unió a colaborar.


Narra Santino:
 
Escuchaba atentamente las voces provenientes del living. Por momentos aparecían risas. Emma estaba muy cambiada, había crecido mucho como persona y la notaba más fuerte, más feliz,  más adulta. Y me alegraba, pero al mismo tiempo me ponía mal, algo triste. No sabía explicar bien lo que me pasaba. En realidad ni yo me entendía. En algún punto creo que me molestaba el "cambio de roles".


Narra Emma:

Terminamos la pintura, que a decir verdad no había quedado perfecta, pero estaba hecha con amor, y eso era lo que importaba. Tania permaneció en el living, y yo subí con Mora para entregarle a Santino el cuadro. La nena lo miraba apenada y deseaba sacarle una sonrisa a su hermano. Pero la reacción no fue la que esperábamos. Creí que la presencia de su hermana lo iba a hacer cambiar de actitud, o al menos disimularla.  Prácticamente la ignoró, y agradecí que no le hubiera gritado o algo por el estilo. La mirada de Mora dejaba ver su frustración. Lo fulminé con la mirada, y luego bajé al living con ella.

-¿No me quiere más?-preguntó Mora, haciendo puchero.

-Sí te quiere, y mucho.-le respondí.-Pero no está pasando un buen momento.-agregué y la miré a Tania.

-Mora, ¿me queres acompañar a sacar a pasear a Gala?-le preguntó Tania abrazándola por atrás y entregándole la correa.

Ella asintió y se retiraron del apartamento junto a la perra. Miré hacia las escaleras con bronca y me dirigí a la habitación con pasos firmes. Se había agotado mi paciencia. Él, acostado en la cama, me miró expectante.

-¿Qué te pasa Santino? ¡Es una nena!-le empecé a reprochar.-Aunque sea podes disimular un poco, no sé.

Revoleó los ojos y no me respondió. Bufé.

-Deja de ignorar y tratar mal a todo el mundo, ninguno de nosotros tenemos la culpa de lo que te pasó.-comencé a decirle alzando la voz.-Entiendo que estés mal, que estés lleno de bronca, que te de impotencia. Sé lo que se siente que te arranquen la posibilidad de cumplir uno de tus sueños. Y seguro te invade la tristeza y no puedas entender nada de lo que está pasando...

Me miró atentamente, escuchándome.

-No sé qué más hacer para que estés bien, ¿te parece que me gusta y me divierte verte en ese estado?.-seguí diciéndole con el tono de voz elevado.-Te juro que daría mi vida para que nada de esto hubiera pasado y te puedas subir a ese puto avión y disfrutar de esa experiencia. Pero no puedo hacer nada, ¿entendes? 

Bajó su vista pero siguió escuchándome.

-Te conozco demasiado como para saber que lo que más te irrita es ser vos la "víctima", como para decirlo de alguna manera. Y te molesta el mostrarte así, débil.-le dije pero bajé un poco el tono de voz.-Pero sos un ser humano y es normal que te pasen cosas. No podes ser siempre la persona buena y alegre que ayuda a los demás, y que es completamente feliz. La vida se compone de momentos tristes y difíciles también. A veces son los demás los que te tienen que ayudar a vos, acéptalo.

Me estaba desahogando y diciéndole todo lo que pensaba y sentía. De alguna manera me estaba liberando.

-Te estás comportando de esta manera porque estás mal, porque sentís que no hay otra salida, y te queres hundir más. Por eso te descargas conmigo y estás buscando que te deje sólo, pero eso no va a pasar. Sé que en el fondo no queres que yo me vaya, tu mirada me pide que me quede a gritos.-le expliqué.-Y yo no quiero soltarte la mano. Vos siempre estuviste para mí y lograste sacarme de mis pozos depresivos. Yo sin vos era una pobre infeliz, no sabía lo que era valorarse. Y vos me enseñaste a hacerlo y hoy estoy muy conforme conmigo. Y me está dando bronca porque todo lo que me dijiste en su momento parece que ahora te lo olvidaste. 

Me miró reflexionando. Sabía bien a qué me refería.

-Tenes que agradecer que vas a volver a caminar y llevar tu vida normalmente. Sé que te parte el alma no poder volver a patear una pelota, pero tu vida no termina en el fútbol.-intenté que entrara en razón.-Cuando se cierra una puerta, hay otras que se abren. Tenes muchas posibilidades para comenzar a hacer. O darle más bola a otra de tus pasiones...como cantar. Pero lo que no voy a permitir es que te quedes ahí acostado por el resto de los días lamentando lo que no pudo o no va a poder ser. Aparte todo en esta vida...

-...pasa por algo y aunque en el momento no lo entendamos y nos de bronca, el tiempo nos demuestra que era algo que tenía que pasar y que era bueno para dejar entrar a nuestras vidas otra cosa mejor.-me interrumpió, completando mi idea.-Tengo una muy buena alumna. Y estoy orgulloso de vos.-agregó y me regaló una sonrisa.

Y era la primera que sonreía luego del accidente.
 
 
@janetroseblog