Narra Emma:
Me estaba
maquillando frente al espejo de mi habitación cuando varios pensamientos me
empezaron a invadir. Mi mirada quedó perdida en mi reflejo. ¿Por qué sentía
miedo? Suspiré y luego estiré la mano para agarrar el celular de la mesita de
luz. Empecé a escribirle un mensaje a Santino diciéndole que mejor no iba a ir,
que me perdonara y que la pasara lindo. Pero a la mitad me frené y me quedé
dubitativa. Terminé borrando el mensaje y dejando el celular donde
estaba.
Narra Santino:
Cuando salí de
bañarme y entré a mi habitación, me encontré con que Bruno se había despertado.
Aún seguía acostado y me miraba con rostro cansado.
-¿Qué hago
acá?-me preguntó extrañado mirando para todos lados sin poderse mover.
-En el estado en
el que estabas no iba a dejar que vayas a tu casa.-le respondí.-¿Te sentís
bien?
-Me duele mucho
la cabeza y estoy un poco mareado.-me contestó pasando sus manos por su cara.
-La resaca,
hermano.-acoté.-Decime que ayer no fuiste a ver a Tania en ese estado.-me
interesé preocupado.
-No me acuerdo de
nada, estaba muy pasado.-me respondió intentando sentarse.
-¿Me podes
explicar como fue que terminaste drogado?-lo interrogué.-¿Desde cuándo fumas
porro, boludo?
-Porro no
fumé.-me respondió.-Te juro que sólo tomé alcohol y consumí pepa.-me aclaró al
ver mi expresión.
-¿Debería
creerte?-le pregunté.-Ni te acordas lo que hiciste.
-Algo me
acuerdo.-se defendió.-Tengo recuerdos sueltos pero se que marihuana no consumí,
pasa que uno de los chicos fumó...
-¿Y por eso te
quedó la ropa con ese olor?-le pregunté sin creerle y él asintió.
Me lo quedé
mirando y vi como se dejó caer, volviendo a quedar acostado. Por sus
expresiones de molestia, no se sentía bien.
-¿De dónde
sacaste pepa?-continúe con el interrogatorio.
-No sé cual de
los chicos pero uno me dio.- me respondió.-Estaba muy borracho, no sé por qué
accedí.
-Necesito que te
acuerdes quién.-insistí y revoleó los ojos.
-No me
acuerdo.-contestó de mala manera.-Y me parece que si fui a ver a Tania en ese
estado.-agregó luego de un silencio y se agarró la cabeza.
Observé como
hacía un esfuerzo para intentar acordarse. Mientras agarré del ropero un
pantalón de vestir y una camisa, y me cambié.
-¿A dónde vas a
ir?-se interesó.
-A la fiesta de
casamiento de mi prima.-le respondí.
-Ay, me siento
mal.-se quejó girando y quedando boca abajo.
-Te pasa por
hacer pelotudeces.-le contesté.-Que sea la última vez.
-No tengo ganas
de que me hagas un sermón, porfas.-sus ojos me miraban con cansancio.
Miré la hora en
el reloj de mano y suspiré. Bajé las escaleras y me dirigí a la cocina para
prepararle un té. Lo puse en una bandeja junto a un vaso de agua y una
aspirina, y volví a subir.
-Te dejo esto.-le
dije apoyando la bandeja en el escritorio.-Dormí y cuando te sientas bien
ándate.
-Gracias,
hermano.-me dijo sentándose.-Sos lo más.-agregó con una sonrisa.
-Igual no me
olvido de que le tenes ganas a mi novia.-le comenté serio y se empezó a reír.
-Esa parte si me
la acuerdo.-aún reía.-Perdón, estaba sin filtro.
-No te preocupes,
yo también le tengo ganas a Tania.-le contesté y le guiñé el ojo.
-Bueno, cuando
quieras rotamos.-me devolvió el guiño.
-Seguí
soñando.-le dije y le di una palmada en la cara.-Me voy. Te dejo las llaves,
cuando te vas déjalas en la maceta de afuera.
Narra Emma:
Me hallaba
sentada en el sillón del living esperando que Santino pasara a buscarme. Mi
cabeza era una montaña rusa de emociones y pensamientos. Tenía miedo, debo
admitirlo. Me asustaba verlo tan entusiasmado y con ganas de avanzar en la
relación. Con él me sentía muy bien y estaba enamorada. También el conocer a su
familia era una forma de entrar más en su vida, y estaba bueno. Pero no dejaba
de alarmarme. Me preocupaba que no funcionara lo nuestro, temía volver a fallar
y sufrir. No sabía hasta que punto involucrarme para tratar de sufrir menos en
caso de que llegara el final. Tal vez estaba exagerando y demasiado, pero no
estaba acostumbrada a que me quieran en serio, al amor sincero.
Narra Santino:
Estacioné el auto
a unos metros del departamento de Emma y le mandé un mensaje avisándole. Habíamos
quedado en eso, para evitar que el de seguridad me vuelva a ver dando vueltas
por ahí. Y sí, seguíamos siendo amantes.
Observé como
salía del edificio y avanzaba hacia el auto. Estaba hermosa. Llevaba puesto un
vestido rojo apretado y unos tacos negros altos.
-Hola.-me dijo
subiendo al auto y saludándome.-¿Tardé mucho en bajar? No desocupaban más el
ascensor.
-No, está
bien.-le respondí.-Estamos bien de tiempo.-agregué poniendo en marcha el auto.
-¿Bruno está
mejor?-se interesó.
-Sí, con un poco
de resaca, pero va a estar bien.-le contesté.-Lo dejé durmiendo.
Narra Emma:
Al llegar a
destino me agarró un nudo en el estómago. Bajamos del auto y me agarró la mano.
Caminamos hasta la puerta del salón y antes de entrar apreté su mano con
nervios y se frenó a mirarme.
-¿Qué pasa?-se
interesó.
-¿No nos estamos
apurando?-y ya era la segunda vez que se lo preguntaba.
-No,
tranquila.-me respondió.-Va a estar todo bien.-y otra vez la misma respuesta.
Se me quedó
mirando hasta que sonreí e ingresamos al lugar.
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