Vistas de página en total

sábado, 29 de noviembre de 2014

Capítulo noventa y seis


Narra Emma:

Volví de sacar a pasear a Gala y me puse a ordenar un poco el apartamento. Luego me senté en el sillón del living con un cuaderno para seguir con la organización del casamiento. Estuve por un largo rato hasta que escuché el sonido del timbre. Me encaminé a la puerta y abrí sin preguntar. Me encontré con Lourdes y Josefina que me miraban como esperando una aprobación, como si tuvieran cierto miedo que no me gustara su presencia. Las dejé pasar y nos dirigimos a la cocina. Les serví jugo y nos sentamos frente a la mesa.

-Sé que hace un tiempo tuvimos una conversación parecida, y aclaramos todo lo que teníamos que aclarar, para quedar bien.-me empezó a decir Josefina.-Pero te mentí cuando me hice la superada y te dije que te perdonaba pero que nuestra amistad nunca iba a volver a ser la misma, que podíamos quedar como simples conocidas con un pasado en común.

La seguí escuchando atentamente. Lourdes permanecía callada mirándonos a las dos.

-Extraño lo que éramos y sé que podemos seguir siendo. Todavía tenemos un montón de cosas en común, aún compartimos las mismas cosas. Nuestra amistad siempre fue más fuerte que cualquier pelea. Me haces falta y creo que a vos te pasa lo mismo.

Por un momento creí que me tenían cierta lástima porque Tania ya no estaba y yo me encontraba un tanto sola. Pero vi en su mirada que no mentía, que decía la verdad. Y me acordé de lo que me contó Santino sobre el día en que me propuso matrimonio, acerca de la ayuda que había recibido de Josefina, quien sabía muchas cosas sobre mí.

-Yo mucho no tengo para decir, porque la que se enojó y decidió alejarse fuiste vos. Y yo nunca me quedé con rencor, simplemente acepté tu decisión.-le respondí.-Y ya que estoy, quería agradecerte por ayudar a Santino a que todo saliera tan lindo aquel día. Y por recordarme de alguna forma, que a pesar de todo, siempre podía contar con vos.

-Queremos acompañarte en este momento de tu vida que sabemos que es muy importante para vos, y ambas estamos felices de tu alegría.-acotó Lourdes.-Estamos para ayudarte con la organización y con todo lo que necesites.

Estuvimos varias horas conversando y poniéndonos al día con un montón de temas. Realmente extrañaba todas estas charlas y risas junto a ellas. Y me hubiese gustado en ese instante que hubiese estado Tania para que viera que habíamos vuelto a la amistad de siempre, y que ya nada podía distanciarnos.

 

Narra Santino:

Fue un entrenamiento duro. Hubo que planear nuevas tácticas de juego. Igualmente me alegraba ver al equipo tan entusiasmado, y varios estaban jugando mucho mejor. También sabía que con la retirada mía y de Bruno de la cancha, le dimos la posibilidad de destacarse a otros que si seguían así podían hasta superarnos. Luego de entrenar fuimos a tomar algo. Todos me felicitaron y estaban contentos con la noticia de mi casamiento. Ellos eran más que miembros del equipo que más me había hecho feliz con mi pasión, eran mis amigos, mis hermanos.

Llegué al apartamento y me sorprendí al verlas a Lourdes y a Josefina; también me alegró. Me acerqué y las saludé a ambas con un abrazo, les había tomado cariño.

-¿En qué andan?- me interesé sacando un agua de la heladera.

-La ayudábamos con la organización de la fiesta.-me respondió Lourdes.- ¿Venís de ejercer como entrenador?

-Sí, los estoy preparando para nuevos torneos.-respondí.-Igual debo admitir que por momentos daría lo que fuera por volver a patear la pelota.

-Ay, amor. No pienses en eso. Y disfruta de lo que haces.-acotó Emma.

-¿Se quieren quedar a comer?-les propuse a Lourdes y a Josefina.-Yo les cocino a las tres.

-¿Cocinas, Santi?-se interesó Lourdes.

-Obvio, Lu. Me extraña.-le respondí canchereando.- ¿Se quedan?

Se miraron antes de asentir. Emma me sonrió.

-Después vienen a hacer previa los chicos, así que podemos salir todos juntos, si quieren.-les comenté mientras miraba qué había para cocinar.

 

Narra Emma:

Luego de comer, llegaron los amigos de Santino para la previa. Pusieron música y empezaron a servir los tragos. Nos ubicamos en el living y hablamos de varios temas. También debatimos a que boliche ir. Por momentos nos dispersábamos en grupitos. Visualicé a Lourdes sacándose fotos con mi futuro marido. Y yo me puse a conversar con Agustín.

-Chicas, ¿vieron que organizaron para dentro de unos días una juntada con el curso de la secundaria?-nos preguntó Josefina, mirando la pantalla de su celular.

-¿En serio?-me interesé.-No veo a los de la promoción hace mil.

-Que divertido saber qué fue de la vida de cada uno.-acotó Lourdes.

-Pasaron solo cuatro años igual, Lu.-comentó Agustín.-Tampoco pasaron veinte como para que haya demasiados cambios.

-Ojo que pueden pasar muchas cosas en cuatro años.-dijo Santino.-A mí en un año me pasó de todo…

-Si te vas a poner cursi con que encontraste al amor de tu vida y blablá, me levanto y me voy.-lo amenazó Agustín riéndose.

-No dije nada, man.-se defendió.-Aparte me pasaron millones de cosas además de eso.

-Bueno pero que no se desvirtúe la conversación.-dijo Martín.-Yo quiero saber si hay chicas lindas en su promoción, porque si es así nos metemos y hacemos como que nosotros también fuimos compañeros suyos.

-Están Bruno y Tania en Skype.-comentó Santino mirando su celular.-Ahora pongo la notebook así nos ven a todos.

Encendió la computadora y nos pusimos todos frente a la cámara. Me senté en las piernas de Santino y me rodeó con sus brazos.

-Jose, mové la pantalla un poco más a la derecha.-le pidió Santino.

De repente nos apareció la imagen de Bruno y Tania.

-Hablen de a uno que no se les entiende nada.-respondió Bruno a nuestro griterío.

-¿Cómo va el embarazo, amiga?-le preguntó Lourdes a Tania.

-Bien, no veo la hora de saber si es nena o nene.-respondió emocionada.-Y Bruno se está portando bien, y me está cumpliendo todos los antojos.

-¿Qué hacen todos tomando sin mí?-interrogó Bruno.-Manda un fernet, hermano.

-Nada de fernet, vida sana, futbolista profesional.-le dijo Santino.- ¿Cómo vas con los partidos?

-Re bien, estoy re feliz con todo esto.-respondió.

-¿Van a venir a nuestro casamiento?-les pregunté con una sonrisa.

-Sí, obvio.-contestó rápido Tania.-Viajamos para allá en esas fechas.

Les seguimos haciendo preguntas hasta que terminaron la llamada, y nosotros nos fuimos a disfrutar de la noche porteña.

No hay comentarios:

Publicar un comentario