Narra Emma:
Estaba por
prepararme el almuerzo cuando de repente sonó el timbre. Me pareció raro ya que
no esperaba a nadie. Cuando vi quienes eran cerré los ojos deseando que fuera
mentira. Junté fuerza y abrí la puerta.
-Hola
querida.-dijo la mamá de Benjamín y dejó ver sus dientes blancos.
-Hola.-dije y
sonreí falsamente.-Pasen.-agregué haciéndolos pasar.
Ingresaron pero
se quedaron ambos parados ahí nomás.
-¿A qué se debe
la visita?-pregunté intentando ser lo más cordial posible.
Pero por dentro la
pregunta era "¿que hacen estos dos acá?"
-Venimos a
invitarte a almorzar.-contestó el padre.
-Me agarraron
justo preparándome la comida...-apenas pude decir.
-Te vamos a
llevar a un restaurante divino.-insistió la señora.-No podes decir que
no.-agregó poniendo cara de amorosa.
¿Por qué me
ponían en estas situaciones? Me parece que en el arreglo que hice con Benjamín
me olvide el punto de: no salidas con mis "suegros".
-Bueno,
¿vamos?-preguntó el señor alzando las cejas.
Terminé
accediendo.
Narra Santino:
Mi familia me
reprochó por teléfono el no haberlos invitado a mi trabajo en el bar, y me
dijeron que ellos querían escucharme cantar. En realidad no es que no los haya
querido invitar, simplemente que no lo vi como algo muy interesante. O sea, era
cantar en un bar mientras los clientes toman algo o cenan; no estaba en un
teatro haciendo un show.
Narra Emma:
Fue un almuerzo
muy incómodo. La próxima vez no tenía que aceptar. Mucho interrogatorio. Tuve
la sensación de que los había mandado Benjamín. ¿Otra de sus maniobras?
No me asombraba.
A la tarde me
pasó a buscar Tania para ir al entrenamiento. Al llegar ya estaban jugando así
que nos sentamos en unos bancos a mirarlos.
-Gracias por
quedarte a dormir ayer.-le dije de repente.
-De nada.-me
dijo.-Hoy me quedo también, ¿no?
Me quedé en
silencio unos segundos y recordé la advertencia de Benjamín.
-No, ya está.-le
respondí.-Ya están un poco más calmas las cosas con Benja.
-¿Segura?-me
preguntó y me miró.
-Sí,
segura.-mentí y volví a concentrarme en los chicos.
Terminó el
entrenamiento y se dirigieron todos al vestuario. Me quedé con Tania hasta que
apareció Bruno y dejé de existir. Empecé a ver como iban saliendo todos los del
equipo y yéndose, pero Santino no aparecía.
Narra Santino:
Me cercioré de
que no quedara nadie en el vestuario y le mandé un mensaje a Emma para que
viniera. Me senté a esperar y a los segundos apareció.
-¿No hay
nadie?-me preguntó incómoda al entrar.
-No hay monos en
la costa.-le respondí y sonreí.
Se acercó y me saludó.
La agarré de la cintura y la junté más a mí.
-¿Cómo estuve?-le
pregunté.-Juego re bien, ¿no? Soy un diez.-agregué y se río.
-El ego está un
poquito alto, ¿no?-me preguntó pasando sus brazos por mi cuello.
-Mmm-pronuncié.-¿Te
parece?
-Sí, un poco
egocéntrico.-me respondió.
-Sos hermosa.-le
dije a punto de besarla.
-Acá no.-me dijo
esquivando el beso.
-No hay nadie.-le
respondí.-Me encantaría besarte delante de todo el mundo.-le susurré en el
oído.
-Puede entrar
alguien, en serio.-me dijo.
-Ya se fueron
todos.-le dije sin alejarme y mirándola fijo a los ojos.
Narra Emma:
Hizo aparecer su
sonrisa compradora y no me pude resistir. Nos hundimos en un beso lleno de amor
hasta que nos dimos cuenta que no estábamos solos.
Me separé
rápidamente de él y me encontré con las miradas interrogantes de Tania y
Bruno.
Twitter: @janetroseblog
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