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martes, 22 de abril de 2014

Capítulo cuarenta y cuatro


Narra Emma:

Estaba por prepararme el almuerzo cuando de repente sonó el timbre. Me pareció raro ya que no esperaba a nadie. Cuando vi quienes eran cerré los ojos deseando que fuera mentira. Junté fuerza y abrí la puerta.

-Hola querida.-dijo la mamá de Benjamín y dejó ver sus dientes blancos.

-Hola.-dije y sonreí falsamente.-Pasen.-agregué haciéndolos pasar.

Ingresaron pero se quedaron ambos parados ahí nomás.

-¿A qué se debe la visita?-pregunté intentando ser lo más cordial posible.

Pero por dentro la pregunta era "¿que hacen estos dos acá?"

-Venimos a invitarte a almorzar.-contestó el padre.

-Me agarraron justo preparándome la comida...-apenas pude decir.

-Te vamos a llevar a un restaurante divino.-insistió la señora.-No podes decir que no.-agregó poniendo cara de amorosa.

¿Por qué me ponían en estas situaciones? Me parece que en el arreglo que hice con Benjamín me olvide el punto de: no salidas con mis "suegros".

-Bueno, ¿vamos?-preguntó el señor alzando las cejas.

Terminé accediendo.


Narra Santino:

Mi familia me reprochó por teléfono el no haberlos invitado a mi trabajo en el bar, y me dijeron que ellos querían escucharme cantar. En realidad no es que no los haya querido invitar, simplemente que no lo vi como algo muy interesante. O sea, era cantar en un bar mientras los clientes toman algo o cenan; no estaba en un teatro haciendo un show.


Narra Emma:

Fue un almuerzo muy incómodo. La próxima vez no tenía que aceptar. Mucho interrogatorio. Tuve la sensación de que los había mandado Benjamín. ¿Otra de sus maniobras?  No me asombraba.
A la tarde me pasó a buscar Tania para ir al entrenamiento. Al llegar ya estaban jugando así que nos sentamos en unos bancos a mirarlos.  

-Gracias por quedarte a dormir ayer.-le dije de repente.

-De nada.-me dijo.-Hoy me quedo también, ¿no?

Me quedé en silencio unos segundos y recordé la advertencia de Benjamín.

-No, ya está.-le respondí.-Ya están un poco más calmas las cosas con Benja.

-¿Segura?-me preguntó y me miró.

-Sí, segura.-mentí y volví a concentrarme en los chicos.

Terminó el entrenamiento y se dirigieron todos al vestuario. Me quedé con Tania hasta que apareció Bruno y dejé de existir. Empecé a ver como iban saliendo todos los del equipo y yéndose, pero Santino no aparecía. 


Narra Santino:

Me cercioré de que no quedara nadie en el vestuario y le mandé un mensaje a Emma para que viniera. Me senté a esperar y a los segundos apareció.

-¿No hay nadie?-me preguntó incómoda al entrar.

-No hay monos en la costa.-le respondí y sonreí.

Se acercó y me saludó. La agarré de la cintura y la junté más a mí.

-¿Cómo estuve?-le pregunté.-Juego re bien, ¿no? Soy un diez.-agregué y se río.

-El ego está un poquito alto, ¿no?-me preguntó pasando sus brazos por mi cuello.

-Mmm-pronuncié.-¿Te parece?

-Sí, un poco egocéntrico.-me respondió.

-Sos hermosa.-le dije a punto de besarla.

-Acá no.-me dijo esquivando el beso.

-No hay nadie.-le respondí.-Me encantaría besarte delante de todo el mundo.-le susurré en el oído.

-Puede entrar alguien, en serio.-me dijo.

-Ya se fueron todos.-le dije sin alejarme y mirándola fijo a los ojos.


Narra Emma:

Hizo aparecer su sonrisa compradora y no me pude resistir. Nos hundimos en un beso lleno de amor hasta que nos dimos cuenta que no estábamos solos.
Me separé rápidamente de él y me encontré con las miradas interrogantes de Tania y Bruno. 



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