Vistas de página en total

martes, 22 de abril de 2014

Capítulo cuarenta y tres


Narra Emma:

Llegamos al departamento y Tania se dirigió a la cocina. Fui hasta la habitación para ver si se encontraba Benjamín.

-¿Duerme?-me preguntó Tania cuando entré a la cocina.

-Sí, está dormido.-le respondí.-Hablemos bajo.

Nos sentamos en la mesa y nos servimos un vaso de agua cada una.

-¿Qué onda con Santino vos?-me interrogó de repente.

-¿Qué onda que?-le dije.-Nada, somos amigos.

-No sé, últimamente están mucho tiempo juntos, me acompañas a todos los entrenamientos...-me empezó a decir.

-Pero porque somos amigos y nos llevamos bien.-me limité a decir.

-No me cierra.-acotó.-Hoy cuando cantó noté muchas miraditas entre ustedes.

-Somos amigos.-insistí.-Aparte estoy con Benjamín, no lo engañaría.-mentí.

Me miró y se quedó en silencio unos segundos.

-¿Segura no te gusta?-me preguntó.

-Sí, y basta con el tema.-respondí.

-Entonces no te molestaría hacerle gancho a Josefina.-me desafió para ver como reaccionaba.

-No me molestaría pero a él no le interesa ella.-le dije.

-Bueno, cambiemos de tema...-acotó no muy convencida.

Nos quedamos hablando un rato más y luego nos fuimos a dormir.


Narra Santino:

Creo que Bruno me preguntó unas ochocientas veces más acerca de quién era la mujer con la que estaba saliendo. Cuando se le mete algo en la cabeza, no para. Al llegar a mi departamento me estaba por ir a dormir pero recordé que tenía que leer unas cosas de la facultad, así que me terminé durmiendo como dos horas después.


Narra Emma:

Me levanté muy temprano y al ir a la cocina me encontré con un panorama que me hizo despertar de golpe. Se encontraban desayunando muy risueños Benjamín y Tania. Disimulé mi asombro y los saludé, acercándome.

-Buenos días, mi amor.-me dijo él sonriendo.-¿Dormiste bien?

-Sí, dormí bien.-le respondí extrañada.-No te hubieras molestado en hacer el desayuno, amiga.-le dije a Tania al ver las tostadas con mermelada.

-No fui yo.-me respondió.-Me hizo el desayuno Benja. 

¡¿Qué?! Abrí los ojos como platos. No podía creer que le haya preparado el desayuno. Nunca me lo hizo a mí. Iba a hacer una exclamación pero Benjamín me desafío con la mirada.

-Hay tostadas para vos también, amor.-me dijo y se acercó a darme un beso.

Todo ese acting me daba náuseas.

-Me voy a la facu porque llego tarde sino.-comentó Tania levantándose y llevando su taza de café a la pileta.

Nos saludó a los dos. Una vez que cerró la puerta la sonrisa del rostro de Benjamín desapareció.

-¿Hasta cuándo se queda tu amiga?-se interesó.

-Unos días.-le respondí.

Se acomodó en la silla poniéndose firme y serio, y me miró fijo.

-Cuando vos vas, yo fui y vine mil veces, Emma.-me dijo.-No me subestimes.

-No se de que hablas.-le contesté agarrando una tostada.

-¿Te crees que no me doy cuenta de tu estrategia?-continuó.-Es muy obvio que llamaste a Tania porque tenes miedo.

Me lo quedé mirando.

-Y sabes que delante de ella te voy a tratar como a una reina.-me dijo.-Eso mismo hice, pero se ve que te puso incómoda.

Su tono de voz me daba escalofríos. Cambiaba de actitud muy rápidamente y yo no sabía como reaccionar.

-Perdón por lo de ayer.-me dijo luego de un silencio.-Estaba nervioso, no me la quise agarrar con vos.

-Estabas pasado de alcohol.-acoté.

-Estoy preocupado por unos asuntos del trabajo y eso me lleva a tomar.-me dijo como si fuera una explicación razonable.-Salió mal un negocio y tengo deudas.-agregó.

-¿Debes mucha plata?-me interesé.

-Algo así, pero no te quiero involucrar.-me respondió.-¿Estás mejor?-agregó agarrando delicadamente mi mano lastimada.

Saqué mi mano rápidamente y él levantó las cejas.

-Tranquila, no te voy a hacer nada.-me dijo.-No tengas miedo.

Ahora parecía muy tranquilo y sonaba dulce. Su locura me iba a terminar enfermando.

-¿No te tenes que ir yendo a trabajar?-le pregunté.

-Sí.-dijo levantándose de la silla y acomodándose la corbata.-Que no se quede Tania a dormir hoy, quiero que estemos solos.-me susurró en el oído al acercarse.

-Está peleada con el novio y la familia.-mentí.-No le puedo decir que no venga.

-Cuando vuelva no la quiero ver, amor.-me dijo dándome un beso y se fue.


Narra Santino:

Gala se subió a mi cama y se me acostó encima. No tiene ni idea de cuanto pesa. La corrí levantándome y me di cuenta de la hora que era. Mi celular se había quedado sin batería y no me había sonado la alarma. Me empecé a vestir rápido. Estaba llegando tarde a la facultad. 



Twitter: @janetroseblog 

No hay comentarios:

Publicar un comentario