Vistas de página en total

martes, 22 de abril de 2014

Capítulo cuarenta y seis


Narra Emma:

Me apuré para llegar al departamento antes de que llegara Benjamín. Acomodé todo y limpié un poco. Cuando me estaba por poner a preparar la cena se escuchó el ruido de la puerta.

-Hola, amor.-me dijo Benjamín entrando a la cocina.-¿Tania?

-En su casa.-le respondí.-Le dije que no viniera a dormir, como me pediste.

-Así me gusta.-me dijo haciendo aparecer su sonrisa de victoria.-¿Ves como nos entendemos?

Lo miré de reojo pero no le respondí. Seguí sacando las cosas de la heladera y pensando que cocinar.

-Anda a recostare o a mirar la tele.-me dijo.-Cocino yo.

Lo miré extrañada. ¿Desde cuándo quería ocuparse de la cena? 

-¿Es broma?-le pregunté sin entender.

-No.-me respondió.-Quiero prepararte la cena yo hoy. ¿Está mal?

No quedé muy convencida pero si se quería ocupar él, no me iba a oponer. 

-Bueno, te dejo a vos.-le respondí yéndome a la habitación.

Él se fue a cambiar y luego se instaló en la cocina para preparar la cena. Todo era muy extraño. 


Narra Santino:

Luego de sacar a pasear a Gala y de terminar de leer unos libros de la facultad, vino Bruno. Destapé unas cervezas y nos sentamos en el sillón mientras esperábamos las empanadas que habíamos pedido.

-Todavía no puedo creer lo de Emma.-me comentó.-Sos el amante, hermano. Es muy loco.

-La estoy bancando hasta que pueda hablar bien con el novio y terminar con esa relación.-le dije.-No me interesa ser el amante.

-Sabía que estabas enamorado de ella, pero no pensé que llegarías al punto de aceptar compartirla.-me dijo metiendo púa.

-Te repito, no me interesa ser el amante. Yo no la quiero compartir.-le expliqué.-Pero la situación es complicada, y por el momento me tengo que conformar con esto.

-¿Y se acuesta con los dos?-se interesó de repente y lo miré mal.

-No. Se supone que está conmigo, y que con él está en crisis.-le respondí.

-Se supone...-acotó.

-No me hagas la cabeza, dale.-le pedí.-Te estoy contando como son las cosas.

-Me parece perfecto que la quieras y que te la juegues por ella.-me dijo.-Pero no seas demasiado flexible, comprensible. Sino vas a seguir siendo el segundo eternamente.

-Pienso lo mismo, pero no la puedo presionar. No quiero tampoco.-le dije.

-Está bien, no digo que la presiones.-me dijo.-Pero tampoco hagas el papel de boludo.


Narra Emma:

Benjamín me avisó que ya estaba lista la cena, y me dirigí a la cocina. Al entrar me encontré con todo servido en la mesa, las luces apagadas y velas que iluminaban y creaban un ambiente romántico. Me sonrío y suspiré fastidiosa.

-¿Por qué haces esto?- le pregunté mirándolo fijo.

-Me comporté mal con vos este último tiempo, y sé que nuestra relación está pasando por una crisis.- me respondió- Y tal vez esto ayude a nuestra reconciliación.

Él se sentó y yo permanecí parada mirándolo.

-Creí que había quedado en claro que yo sigo con vos y sigo viviendo acá bajo amenaza.-acoté.

Su sonrisa se desdibujó y se tomó unos segundos para responder.

-No vuelvas a decir que estás conmigo bajo amenaza, porque no es así.- dijo y rodeé los ojos.- Siempre me reprochaste que no te escuchaba, que no quería hablar. Bueno, ahora preparé esta cena para que podamos hablar y tratar de salvar la relación.

-Te lo decía antes cuando todavía estábamos a tiempo de salvar la relación.- le contesté.- Ahora no, ya es tarde.

Tragó saliva y me hizo señas de que me siente a comer. Suspiré y le hice caso.

-Yo reconozco que tengo millones de defectos, y que últimamente te estuve tratando mal y estuve agresivo. Pero te juro que no fue apropósito, estoy mal con el trabajo y vengo acumulando cosas.- me explicó.- Me siento horrible porque sé que te lastimé.

-No es algo de este último tiempo.- le dije.- Hace mucho que me vengo bancando que no me valores, que no me prestes atención, que me domines, que me uses. Estoy harta de todo esto.

Bajó la mirada y comió un bocado. Yo miré el plato pero se me había ido el apetito.

-Sos injusta, Emma.- acotó haciéndose la víctima.- Sólo miras lo negativo. Yo a vos te di todo. Nos pusimos de novios y te traje a vivir acá, te ofrecí mantenerte, te compré mil regalos, me ocupé de que no te faltara nada, te cuidé, te amé…te amo.-agregó y se corrigió rápido a lo último.

-Me dijiste que nunca me amaste.- le recordé.-Y que me engañas con otra mujer.

Comió otro bocado mientras se contenía para no levantarme la voz.

-Eso te lo dije porque estaba sacado ese día.- se defendió.- Y porque era lo que querías escuchar. Me venías molestando hace días con eso.

-¿Me estás queriendo decir que es mentira y que no me engañas?-me interesé sin creerle una palabra.

-Tal vez tuve algún desliz con alguna mujer, pero no te engaño, no tengo una amante.- me respondió.- Sos la única que me importa, te lo juro.- agregó agarrándome la mano.

Me lo quedé mirando.

-Perdóname, Emma.- me dijo con los ojos llorosos.- Fui un imbécil, pero te amo y no te quiero perder.

¿Desde cuando Benjamín tenía sentimientos y estaba a punto de llorar? Me confundía demasiado. No sabía ni qué responderle.

-Dame otra oportunidad.- me pidió.- Te prometo que cambio lo que quieras.

-No puedo creerte, no puedo perdonarte tampoco.- le dije.- Yo ya no siento lo mismo que sentía por vos al principio.

-¿Qué tengo que hacer para demostrarte que me importas?- me preguntó.

Le estaba por responder cuando de repente escuchamos un forcejeo en la puerta y seguido pasos fuertes que se acercaban a nosotros. Abrimos los ojos de par en par y a mí se me paralizó el corazón. 



Twitter: @janetroseblog 

No hay comentarios:

Publicar un comentario