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lunes, 18 de agosto de 2014

Capítulo sesenta y nueve


Narra Emma:

Terminó mi día laboral y al ir caminando por la calle me dieron ganas de hacer algo que me gustaba y que se sumaba a la lista de cosas que había resignado cuando empecé la relación con Benjamín. Y ahora estaba transitando una etapa de volver a encontrarme conmigo misma y con las cosas que me apasionaban. Fui a comprar los elementos necesarios y me dirigí al departamento en el que convivía con Santino. Acomodé el bastidor y los acrílicos en la mesa del living y me puse un guardapolvo, ya estaba lista para pintar y hacer arte.


Narra Santino:

Era un día hermoso y soleado, y yo muriéndome de calor en traje. Tenía que dar un oral importante en la facultad y debía ir vestido formalmente. No me preocupaba para nada la presentación, tenía todo estudiado. Pero en lo único que pensaba era en salir de la facultad y deshacerme de esa corbata que me estaba casi ahorcando.


Narra Emma:

Un poco de música y me olvidé del tiempo. Estuve un largo rato pintando y ocupándome del bastidor que pensaba colgar en el departamento. En el instante en que terminé y me limpié las manos con un trapo, sonó el timbre. Me levanté de la silla y me dirigí a la puerta. Al abrir me encontré con una mujer alta, pelirroja y de buen físico que me miró de arriba abajo con superioridad. Vestía un short ajustado que dejaba lucir sus largas piernas y una remera corta que terminaba antes del ombligo.

-Hola.-dijo rompiendo el silencio.-¿Está Santino?

-Mi novio no está en estos momentos.-le respondí marcando territorio.-¿Qué necesitabas?

Capaz no hacía falta la aclaración de "mi novio", pero una ola de celos invadió mi ser y no pude evitar reaccionar. La miré a ella y luego me miré a mí, y me sentí inferior.

-Le vine a traer esto.-respondió entregándome una billetera.-Se la olvidó hoy a la mañana.

-Bueno, yo se la doy.-acoté.-¿Algo más?-agregué con mil preguntas en la cabeza.

-Sí. Decile de mi parte que quiero la revancha.-me contestó con intenciones de irse.-Ah, me llamo Jessica.

Cerré la puerta y observé la billetera que tenía en la mano. ¿Dónde se la había olvidado? ¿Y por qué la tenía ella? Eran algunas de las preguntas que empezaban a dar vuelta por mi cabeza. La apoyé en una mesita y me volví a acercar al bastidor. Comencé a acomodar todo sin poder dejar de pensar en la pelirroja. "Decile de mi parte que quiero la revancha" recordé. ¿De qué diablos hablaba? El mal humor empezó a apoderarse de mí y dejé el bastidor a un lado, ya sin ánimos de mostrárselo a Santino.


Narra Santino:

Al salir de la facultad me dirigí a la casa de Bruno. Sólo esperaba no interrumpir ningún momento íntimo. Me alivié cuando me abrió y me di cuenta que estaba solo. Avancé hasta el living y me senté en el sillón.

-La pelirroja me va a volver loco.-le comenté mientras me deshacía de la corbata y me aflojaba un poco los primeros botones de la camisa.-Me está acosando.

-¿Cómo que te acosa?-se interesó luego de reírse; yo no lo veía la gracia al asunto.

-No para ni un segundo de mandarme mensajes, y eso que no le respondo.-le respondí.-Y hoy se me apareció en la puerta de la facultad y me acorraló contra una columna y me quiso besar...Está completamente loca.

-Por lo que me comentas, dudo que sólo te haya querido besar...-bromeó y se rió.-Relaja, hermano. No es tan grave.-agregó al ver mi expresión.

-Está desesperada y no sé lo que es capaz de hacer.-le dije preocupado.-Me costó llegar a estar bien con Emma, como para que venga a arruinarlo.

-¿Y quién dijo que Emma se va a enterar de su existencia?-me preguntó.-Yo no pienso decir nada...y si te queres sacar las ganas, te cubro.

Lo miré y negué rápido con la cabeza.

-¿De qué hablas, Bruno?-le pregunté molesto.-No me interesa otra mujer que no sea Emma.

-Como digas.-concluyó.-No sabes lo bien que la pasé con la rubia...

-¿Estuvieron?-me interesé.

-La mejor noche de mi vida.-se limitó a responder.

-¿Y con Tania qué pensas hacer?-le pregunté acomodándome  en el sillón.

-No sé.-contestó y su sonrisa desapareció.-Me mandó un mensaje para vernos.-suspiró.  

-Si la amas, no la dejes ir.-le aconsejé.

-¿Y Wendy?-me preguntó dudando.

-No la ves más, ya te sacaste las ganas.-le contesté.-Aparte Wendy...¿cómo se puede llamar así, man?-agregué y me reí.

-Sí, la verdad...-acotó y se rió.


Narra Emma:

Me recosté en la cama y fijé mi mirada en el techo. No podía evitar hacerme la cabeza e imaginarme un sinfín de situaciones que podrían haber pasado entre Santino y esa mujer. Y no sabía por qué me sentía así...triste, cuando tranquilamente podría ser una simple compañera de facultad, aunque sus dichos no me cerraban. Y es que al verla y compararme con ella, me sentí muy chiquita, muy inferior, muy nadie. Ella era mil veces más linda, y eso era indiscutible. Tenía más altura, más cuerpo. Y poseía algo que yo carecía,  y probablemente a Santino le atrajera...seguridad en sí misma. 
Escuché el sonido de las llaves y me levanté, dirigiéndome a las escaleras. Al bajar lo vi entrando con el saco y la corbata en la mano. Borré las imágenes que invadieron en mi cabeza y me acerqué a saludarlo, aunque lo hice distante.

-¿Cómo estás, mi amor?-me preguntó dejando las cosas por ahí.-Hoy tuve un día agotador, no doy más. Me voy a dar una ducha.

Se dirigió a las escaleras y no aguanté más.

-¿Quién es Jessica?-le pregunté mirándolo de espaldas y noté como se frenaba en el primer escalón.



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