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sábado, 9 de agosto de 2014

Capítulo sesenta y seis


Narra Emma:

La lluvia limpió nuestros rostros. Me subí a la espalda de Santino y me llevó hacia el interior de la casa. Nos secamos y nos cambiamos de ropa. Tomamos algo caliente y nos recostamos en el sillón del living a ver películas. 


Narra Santino:

Cuando dejó de llover debatimos qué hacer y ganó ir a andar a caballo. Fuimos caminando a un establo que quedaba cerca de donde estábamos y sacamos dos caballos. El dueño conocía a mi hermano así que no tuvimos problema. Paseamos un rato por ahí.

-¿Hablaste con Tania?.-le pregunté  esperándola, ya que su caballo estaba más atrás.

-Ayer mientras te bañabas me llamó.-me respondió alcanzándome.-Pero no pude hablarle mucho de Bruno porque me evadía el tema.

-¿Está con alguien?-me interesé.

No descartaba la idea. Ya había pasado más de un mes y seguían peleados. Bruno, por su parte, la extrañaba horrores.

-No, no está con nadie.-me aseguró.-Y sé que sigue enamorada de él.

-Muy enamorada no debe estar.-acoté en defensa de mi mejor amigo.-Se ve que mucho no lo quería.

-¿Por qué decís eso?-preguntó frenando al caballo y mirándome.

-Bruno no se droga, sólo pasó esa vez. Pero en el hipotético caso que tuviera problemas con las drogas, enojándose y dejándolo no lo ayuda.-le expliqué frenando a mi caballo también.-Si amas a alguien en serio estás en las malas también, no salís corriendo al primer problema.

Mi tono de voz mostraba enojo. Pero no me la estaba agarrando con Emma, sólo le quería explicar que su mejor amiga no había actuado bien.

-Lo estás mirando sólo desde una perspectiva.-me contestó.-Si te pusieras en su lugar entenderías que no es lindo ver a la persona que amas así. Aparte anda a saber lo que le habrá hecho o dicho en ese estado.

-El enojo del momento lo entiendo, yo también lo reté por eso. Y fue un pelotudo por pasarse con el alcohol y las drogas esa noche.-le dije.-Pero ya está, ya pasó el tiempo. Ya le explicó como fueron las cosas. 

-Está bien lo que decís, pero cada uno reacciona distinto y siente diferente también.-me dijo haciendo avanzar el caballo.-No la podes juzgar.

-Él estuvo en la clínica acompañándola cuando estaba mal porque vos estabas internada, y estaban peleados. Que no se olvide de eso.-seguí diciéndole, alcanzándola.

-No nos vamos a poner de acuerdo porque yo voy a estar del lado de Tania y vos de Bruno.-me dijo queriendo cerrar el tema.-No nos metamos y dejemos que arreglen ellos sus problemas.


Narra  Emma:
Hacía mucho tiempo que no andaba a caballo. Ya se me había olvidado lo lindo que era pasear en él.

-Ahora que mencioné lo del día del hospital, me olvidé de comentarte algo de ese día...-me dijo de repente.

-¿Qué cosa?-me interesé sin la más mínima idea de lo que podría ser.

-Fue Josefina.-respondió y abrí los ojos sin creerlo.

-¿En serio?-pregunté extrañada.-¿Por qué no pasó a verme?

-No sé.-me respondió.-Seguramente porque supo que ya estabas bien y quiso  mantener la distancia. 

Me quedé callada. Tania no me había contado.

-Pero estaba preocupada.-agregó.-Te quiere mucho.

Lo miré y me reí. El me miró extrañado.

-¿Estás trabajando como defensor de personas y no me enteré, mi amor?-le pregunté.-Falta que justifiques los actos de mi papá y listo.

-Perdón, me re enganché. No me di cuenta.-me respondió y se rió.-¿Te animas a una carrera?-agregó con una sonrisa y una mirada divertida.

No me dio ni tiempo a reaccionar, su caballo salió galopando rápido.


Narra Santino:

Nos encontrábamos en la habitación. Mientras ella acomodaba unas cosas, yo hacia zapping en la televisión para ver si había algo interesante para mirar. Terminó de hacer lo que estaba haciendo y se encaminó al baño con intenciones de irse a duchar. Me acerqué y la frené en la puerta. Mis manos se posaron en su cintura y la besé.


Narra Emma:

Sentí sus labios en el cuello y cerré los ojos. Sus manos me acariciaron lentamente por debajo de mi remera mientras las mías buscaban perderse entre su pelo. Su boca volvió a encontrarse con la mía y entre besos nos deshicimos de la ropa que llevábamos puesta. Deslizó sus manos por mi espalda hasta frenar en mi cintura y me dirigió al interior del baño, ubicándonos debajo de la ducha. Nos separamos y nuestras miradas se encontraron, las mantuvimos por unos segundos y luego cerré los ojos al mismo tiempo que suspiraba. Santino abrió la ducha y me hizo dar vuelta. Sus manos comenzaron a perderse entre mi largo cabello y con las yemas de sus dedos me hacía masajes. Permanecí con los ojos cerrados y me dejé llevar. Sentí como me lavaba el pelo y me lo enjuagaba con delicadeza. 


Narra Santino:

Giró hacia mí buscando mis labios y nos besamos al mismo tiempo que sus manos acariciaban cada lugar de mi cuerpo y las mías buscaban hacer lo mismo. Luego de un rato bajo la lluvia de la ducha, la cerré y estiré la mano logrando agarrar una toalla. Secamos nuestros cuerpos y entrelace mis dedos con los suyos, llevándola a la habitación. Besé cada parte de su rostro e hice que cayéramos sobre la cama. Capturé sus labios, y la pasión poco a poco se apoderó de nosotros. Nos dejamos llevar y nos fuimos perdiendo entre las sábanas.


Narra Emma:

No había otro hombre que me haya amado y cuidado como lo hacía él. Era inexplicable lo feliz que era a su lado. El anochecer nos encontró desnudos en la cama. Le dibujaba con mi dedo índice de la mano izquierda formas en su pecho mientras hablábamos. Hasta que finalmente nos levantamos a preparar la cena.


Narra Santino:

Nos acostamos en la hamaca paraguaya que se encontraba afuera  y nos quedamos en silencio mirando las estrellas. No había nada que me diera tanta paz como ese momento. Mis manos se encontraban rodeando su cintura y su cabeza descansaba sobre mi pecho. Disfrutaba tanto del silencio y de la brisa que corría sobre nuestros rostros. Cerré los ojos.

-Santi...-me dijo rompiendo el silencio.

-¿Qué?-solté aún con los ojos cerrados.

-¿Soñas con casarte?-preguntó con sus ojos café fijados en el cielo estrellado.

Su pregunta me hizo abrir los ojos.

-Sí, pero no planeo una edad ni un momento específico.-le respondí luego de un silencio.-Creo que se va a dar cuando tenga que ser, es algo que no se planifica, simplemente sucede.

-¿Pero no es algo que pienses mucho?-preguntó dudando.

-En estos momentos no siento estar preparado. El casamiento para mí es importante y tiene que pasar sólo una vez.-le respondí y se produjo un silencio.

La atraje más a mi cuerpo con fuerza y luego dejé un cálido beso en su mejilla.

-Eso no quiere decir que no te ame ni que no te tenga en cuenta como mi futura mujer. Simplemente que no pienso en eso en este momento de mi vida.-le expliqué.-¿Vos seguís con tu capricho de casarte a los 21?

-No es un capricho.-protestó.-Es un deseo que tengo desde siempre.

-Te ibas a casar con alguien que no amabas ni te amaba solo para que se te cumpla ese ridículo deseo, te recuerdo.-le dije.-No podes forzar al destino. 

Suspiró y se quedó callada unos segundos que parecieron eternos.

-No era necesario traer ese momento, me hace mal.-me contestó enojada.

-Tenes que superarlo.-apenas respondí.

Amagó a levantarse e irse ofendida pero se lo impedí a tiempo, quedando sentados.

-No era para que te enojes, mi amor.-le aclaré.-Sólo quiero que entiendas que esas cosas ocurren en un momento indicado que es cuando realmente lo sentís.

-Sé con que intenciones me lo dijiste, y me duele.-me dijo girando para encontrarse con mis ojos.

-¿De qué hablas?-le pregunté sin entender a lo que se refería.

-Que sentís que estoy con vos sólo porque necesito estar con alguien y no porque te elija. Y que me quiero casar sin importarme con quien sólo para cumplir mi sueño.-me empezó a decir.-Y no es así, porque yo a vos te amo y estoy enamorada.

-No siento ni pienso eso.-me defendí.-Y ya sé que me amas, lo veo en tus ojos.

-Pero dudas, Santino.-me reprochó.-Y no porque vos me lo demuestres más quiere decir que vos sos el único que ama en esta relación.

-Tranquila, no dudo de nada.-le respondí corriéndole un mechón de la cara.-No discutamos.

Permaneció en silencio mirándome a los ojos.

-Te amo mucho, en serio.-le dije.-Y yo te prometo que cuando menos esperes el momento vas a estar vestida de novia en el altar.

-¿Con vos al lado?-se interesó.

-No lo sé.-le respondí.-Me encantaría que la vida me de esa oportunidad.

-Te amo mucho yo también.-me dijo con una sonrisa.-Me haces muy feliz.

-Vos a mí también.-le dije antes de besarla.





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