Narra Emma:
Amanecer con los
recuerdos del pasado. Y era casi imposible no acordarme que esa morocha un poco
loca y enamoradiza, que un día llegó a mi vida para regalarme su amistad,
estaba cumpliendo 22 años.
Me encontraba en
la cama acurrucada delante de Santino, quien seguía durmiendo. Mi vista se
perdía en cada espacio de la habitación mientras mi mente se fundía en un
millón de recuerdos. Observé mi celular en la mesita de luz y estiré uno de mis
brazos para agarrarlo. Suspiré al mismo tiempo que buscaba su contacto en
Whatsapp. Escribí y borré un montón de veces hasta que me decidí no mandarle
nada. Apreté para ver su foto y era una de ella con Tania y Lourdes. Cerré los
ojos por unos segundos y los volví a abrir. Dejé el celular donde estaba y
traté de correr los brazos de Santino que me rodeaban, intentando no
despertarlo. Bajé las escaleras y me dirigí a la cocina a buscar un vaso de
agua. Permanecí por un largo rato entre esas paredes ahogándome en pensamientos.
Narra Santino:
Desperté con una
sonrisa en el rostro. Todo en mi vida iba bien, no podía pedir más.
Al bajar las
escaleras me encontré con Emma sentada en el sillón del living mirando la
televisión. Me acerqué a ella y la besé, para luego sentarme a su lado.
-En un rato la
traen a Mora.-le comenté.-Viene a almorzar y se queda toda la tarde.
Narra Emma:
Luego de almorzar
la nena se fue atrás de Gala por ahí y Santino me retuvo en la cocina.
-¿Te pasa
algo?-se interesó.
Era demasiado
transparente.
-No,
nada.-respondí sin ganas de contarle.
-¿Segura?-insistió.
-Sí,
segura.-confirmé.-Estoy contenta con tu rendimiento de ayer.-agregué sonriendo.
-Yo estoy feliz,
estoy con muchas expectativas en este torneo.-me dijo.-Gracias por acompañarme
en todo esto.
-Siempre, mi
amor.-le dije y lo besé.
Se fue a bañar y
yo me quedé conversando con su hermana menor, quien me contaba con entusiasmo
sobre sus amigas y lo mucho que le gustaban los recreos en el colegio. Estaba
atravesando una linda época, donde jugar con los compañeros era algo grandioso.
Me comentó que tenía tres mejores amigas con las que se llevaba re bien. Y
pareció algo a propósito cuando me nombró a Josefina, una de esas grandes
amigas que tenía. No creía en las casualidades, y el hecho de que podía llegar
a ser una señal me hacía ruido. Mora me siguió hablando pero yo ya no la
escuchaba, sólo la miraba con una sonrisa fingiendo que le estaba prestando
atención. La cabeza me dio vueltas y vueltas, hasta que me levanté de golpe del
sillón, le puse una película a ella y me dirigí a la habitación. Lo
encontré a Santino en cuero, sólo llevaba una toalla enganchada en su cintura.
Estaba muy en mi tema como para reparar en ese físico tan tentador. Me miró
extrañado por mis nervios.
-Santi, necesito
hablar con vos.-solté finalmente.
-¿Le pasó algo a
mi hermana?-se preocupó.
-No, no.-negué
con la cabeza.-Está abajo viendo una película. Es otra cosa.
Se vistió y se
sentó en la cama.
-¿Qué pasa?-se
interesó, mirándome.
-Hoy es el cumple
de Jose.-le respondí.-Y no sé si mandarle un mensaje o no, si llamarla o
no.-hice una pausa y suspiré.-Capaz lo que menos quiere es saber de mi.
-Pensa en vos un
segundo.-me respondió.-¿Queres desearle un feliz cumpleaños y saber como está?
-Sí.-contesté sin
pensarlo.-Me importa y la quiero mucho...La extraño también. Pero no quiero
arruinarle el día con mi aparición.
-Capaz a ella
también le pasa lo mismo, y tal vez está esperando tu saludo.-me dijo.-¿Por qué
no la vas a ver a la casa? De paso hablan tranquilas. Aparte ya pasó tiempo
desde aquella vez.
Dudé por unos
segundos.
-¿Decís que es
buena idea?-aún no muy convencida.
-Hace lo que te
parezca, mi amor.-me respondió.-Pero para mí tenes que ir. Con intentar no
perdes nada.
Narra Santino:
Nos dirigimos al
living y Mora al vernos sacó su atención de la pantalla y agarró el control
remoto para apagar la televisión.
-¿Me atas el
pelo?-le pidió a Emma, mostrándole una gomita.
-Sí, hermosa.-le
respondió acercándose.
Luego se levantó
entusiasmada del sillón para proponernos un juego. Pero Emma ya estaba casi
lista para irse.
-¿Te vas a ir?-se
interesó mi hermana al verla agarrar las llaves.
-Se va a ir un
rato a visitar a una de sus amigas que cumple años y después vuelve.-le
respondí.-Pero te quedas conmigo, podemos jugar a lo que quieras.
Emma sonrió y nos
saludó a los dos, para luego retirarse del apartamento.
Narra Emma:
Llegué hasta la
puerta de la casa aún no muy convencida de haber ido. También se me cruzaba por
la cabeza la idea de que tal vez no se encontraba ahí. Finalmente toqué timbre
y me relajé mientras esperaba que se abriera la puerta.
-Emma.-pronunció
como si fuese la última persona a la que esperaba ver.
-Jose...-dije y
suspiré.-Feliz cumpleaños.-y sonreí esperando su reacción.
-Gracias,
amiga.-respondió y con la última palabra mi corazón dio un vuelco.
Me quedé inmóvil
en la puerta sin poder decir más nada. Ella negó con la cabeza al ver mi estado
y me hizo pasar. Nos dirigimos a la cocina, donde previamente se hallaba
haciendo una torta.
-Hoy vienen
familiares a cenar.-me explicó.-Estoy terminando de preparar todo.
-Me alegro.
Espero que te hayan recibido bien los 22.-dije.-No sabía si venir o no a verte,
pero no me quería quedar con las ganas.
Giró para
mirarme.
-A pesar de que
estemos distanciadas, mi cariño por vos sigue vivo. Y quería estar con vos
aunque sea unos segundos el día de tu cumpleaños.-terminé de decirle.
Terminó de
decorar la torta y la llevó a la heladera. Luego se limpió las manos con un
repasador.
-Yo también te
quiero, Emma. Y el hecho de que hoy estaba siendo mi primer cumpleaños sin vos,
me estaba afectando un poco.-me contestó.-Así y todo no te invité al festejo de
la madrugada, pero de eso no me arrepiento.
La miré
confundida.
-¿Todavía estás
molesta conmigo?-le pregunté.
-No. Y si lo
preguntas por Santino, todo este tiempo me sirvió para darme cuenta que era
verdad lo que me decían, no estaba enamorada de él.-me contestó.
-¿Estás con
alguien?-me interesé.
-Todavía no
formalmente, pero se podría decir que nos estamos conociendo.-me respondió sin
querer dar más detalles.-¿Tu vida?
Permanecí unos
segundos en silencio. Habían pasado tantas cosas en este último tiempo que no
sabía como resumir.
-Bien,
acomodándose.-le contesté.-Atravesé varios cambios, y me siento muy bien.
-¿Y con
Santi?-quiso saber.
-Feliz.-respondí
y sonreí.-Me hace bien su compañía.
-Se nota a mil
kilómetros lo enamorado que está y lo mucho que te quiere.-me comentó sincera.
Asentí.
-Yo también estoy
enamorada y lo quiero mucho.-acoté.
Nos quedamos unos
segundos en silencio.
-A mi lo que me
molestó fue tu actitud, como enfrentaste la situación.-soltó de repente.-Me
decepcionó bastante eso.
-Estaba muy
presionada, Jose.-me defendí.-No supe como reaccionar. Estaba Benjamín en el
medio, y que vos te fijes en Santino no era algo que me esperaba.
-Pero podrías
haberlo resuelto de otra manera. Yendo de frente, por ejemplo. Se suponía que
era una de tus mejores amigas, que había confianza, que nos podíamos contar todo.-y
tenía razón.
Y entendí que lo
que más la había lastimado no era que yo le haya ocultado mi relación con
Santino, sino el darse cuenta que había algo en nuestra amistad que ya no
funcionaba. Pero ella también comprendía que no era culpa mía, tampoco de ella.
No había ningún culpable, simplemente nuestro vínculo ya no era el mismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario