Vistas de página en total

sábado, 13 de septiembre de 2014

Capítulo setenta y dos


Narra Emma:

Amanecer con los recuerdos del pasado. Y era casi imposible no acordarme que esa morocha un poco loca y enamoradiza, que un día llegó a mi vida para regalarme su amistad, estaba cumpliendo 22 años. 
Me encontraba en la cama acurrucada delante de Santino, quien seguía durmiendo. Mi vista se perdía en cada espacio de la habitación mientras mi mente se fundía en un millón de recuerdos. Observé mi celular en la mesita de luz y estiré uno de mis brazos para agarrarlo. Suspiré al mismo tiempo que buscaba su contacto en Whatsapp. Escribí y borré un montón de veces hasta que me decidí no mandarle nada. Apreté para ver su foto y era una de ella con Tania y Lourdes. Cerré los ojos por unos segundos y los volví a abrir. Dejé el celular donde estaba y traté de correr los brazos de Santino que me rodeaban, intentando no despertarlo. Bajé las escaleras y me dirigí a la cocina a buscar un vaso de agua. Permanecí por un largo rato entre esas paredes ahogándome en pensamientos. 


Narra Santino:

Desperté con una sonrisa en el rostro. Todo en mi vida iba bien, no podía pedir más. 
Al bajar las escaleras me encontré con Emma sentada en el sillón del living mirando la televisión. Me acerqué a ella y la besé, para luego sentarme a su lado.

-En un rato la traen a Mora.-le comenté.-Viene a almorzar y se queda toda la tarde.


Narra Emma:

Luego de almorzar la nena se fue atrás de Gala por ahí y Santino me retuvo en la cocina.

-¿Te pasa algo?-se interesó.

Era demasiado transparente.

-No, nada.-respondí sin ganas de contarle.

-¿Segura?-insistió.

-Sí, segura.-confirmé.-Estoy contenta con tu rendimiento de ayer.-agregué sonriendo.

-Yo estoy feliz, estoy con muchas expectativas en este torneo.-me dijo.-Gracias por acompañarme en todo esto.

-Siempre, mi amor.-le dije y lo besé.

Se fue a bañar y yo me quedé conversando con su hermana menor, quien me contaba con entusiasmo sobre sus amigas y lo mucho que le gustaban los recreos en el colegio. Estaba atravesando una linda época, donde jugar con los compañeros era algo grandioso. Me comentó que tenía tres mejores amigas con las que se llevaba re bien. Y pareció algo a propósito cuando me nombró a Josefina, una de esas grandes amigas que tenía. No creía en las casualidades, y el hecho de que podía llegar a ser una señal me hacía ruido. Mora me siguió hablando pero yo ya no la escuchaba, sólo la miraba con una sonrisa fingiendo que le estaba prestando atención. La cabeza me dio vueltas y vueltas, hasta que me levanté de golpe del sillón, le puse una  película a ella y me dirigí a la habitación. Lo encontré a Santino en cuero, sólo llevaba una toalla enganchada en su cintura. Estaba muy en mi tema como para reparar en ese físico tan tentador. Me miró extrañado por mis nervios.

-Santi, necesito hablar con vos.-solté finalmente.

-¿Le pasó algo a mi hermana?-se preocupó.

-No, no.-negué con la cabeza.-Está abajo viendo una película. Es otra cosa.

Se vistió y se sentó en la cama.

-¿Qué pasa?-se interesó, mirándome.

-Hoy es el cumple de Jose.-le respondí.-Y no sé si mandarle un mensaje o no,  si llamarla o no.-hice una pausa y suspiré.-Capaz lo que menos quiere es saber de mi.

-Pensa en vos un segundo.-me respondió.-¿Queres desearle un feliz cumpleaños y saber como está?

-Sí.-contesté sin pensarlo.-Me importa y la quiero mucho...La extraño también. Pero no quiero arruinarle el día con mi aparición.

-Capaz a ella también le pasa lo mismo, y tal vez está esperando tu saludo.-me dijo.-¿Por qué no la vas a ver a la casa? De paso hablan tranquilas. Aparte ya pasó tiempo desde aquella vez.

Dudé por unos segundos.

-¿Decís que es buena idea?-aún no muy convencida.

-Hace lo que te parezca, mi amor.-me respondió.-Pero para mí tenes que ir. Con intentar no perdes nada.


Narra Santino:

Nos dirigimos al living y Mora al vernos sacó su atención de la pantalla y agarró el control remoto para apagar la televisión.

-¿Me atas el pelo?-le pidió a Emma, mostrándole una gomita.

-Sí, hermosa.-le respondió acercándose.

Luego se levantó entusiasmada del sillón para proponernos un juego. Pero Emma ya estaba casi lista para irse.

-¿Te vas a ir?-se interesó mi hermana al verla agarrar las llaves.

-Se va a ir un rato a visitar a una de sus amigas que cumple años y después vuelve.-le respondí.-Pero te quedas conmigo, podemos jugar a lo que quieras.

Emma sonrió y nos saludó a los dos, para luego retirarse del apartamento.


Narra Emma:

Llegué hasta la puerta de la casa aún no muy convencida de haber ido. También se me cruzaba por la cabeza la idea de que tal vez no se encontraba ahí. Finalmente toqué timbre y me relajé mientras esperaba que se abriera la puerta.

-Emma.-pronunció como si fuese la última persona a la que esperaba ver.

-Jose...-dije y suspiré.-Feliz cumpleaños.-y sonreí esperando su reacción.

-Gracias, amiga.-respondió y con la última palabra mi corazón dio un vuelco.

Me quedé inmóvil en la puerta sin poder decir más nada. Ella negó con la cabeza al ver mi estado y me hizo pasar. Nos dirigimos a la cocina, donde previamente se hallaba haciendo una torta.

-Hoy vienen familiares a cenar.-me explicó.-Estoy terminando de preparar todo.

-Me alegro. Espero que te hayan recibido bien los 22.-dije.-No sabía si venir o no a verte, pero no me quería quedar con las ganas.

Giró para mirarme.

-A pesar de que estemos distanciadas, mi cariño por vos sigue vivo. Y quería estar con vos aunque sea unos segundos el día de tu cumpleaños.-terminé de decirle.

Terminó de decorar la torta y la llevó a la heladera. Luego se limpió las manos con un repasador.

-Yo también te quiero, Emma. Y el hecho de que hoy estaba siendo mi primer cumpleaños sin vos, me estaba afectando un poco.-me contestó.-Así y todo no te invité al festejo de la madrugada, pero de eso no me arrepiento.

La miré confundida.

-¿Todavía estás molesta conmigo?-le pregunté.

-No. Y si lo preguntas por Santino, todo este tiempo me sirvió para darme cuenta que era verdad lo que me decían, no estaba enamorada de él.-me contestó.

-¿Estás con alguien?-me interesé.

-Todavía no formalmente, pero se podría decir que nos estamos conociendo.-me respondió sin querer dar más detalles.-¿Tu vida?

Permanecí unos segundos en silencio. Habían pasado tantas cosas en este último tiempo que no sabía como resumir.

-Bien, acomodándose.-le contesté.-Atravesé varios cambios, y me siento muy bien.

-¿Y con Santi?-quiso saber.

-Feliz.-respondí y sonreí.-Me hace bien su compañía.

-Se nota a mil kilómetros lo enamorado que está y lo mucho que te quiere.-me comentó sincera.

Asentí.

-Yo también estoy enamorada y lo quiero mucho.-acoté. 

Nos quedamos unos segundos en silencio.

-A mi lo que me molestó fue tu actitud, como enfrentaste la situación.-soltó de repente.-Me decepcionó bastante eso.

-Estaba muy presionada, Jose.-me defendí.-No supe como reaccionar. Estaba Benjamín en el medio, y que vos te fijes en Santino no era algo que me esperaba.

-Pero podrías haberlo resuelto de otra manera. Yendo de frente, por ejemplo. Se suponía que era una de tus mejores amigas, que había confianza, que nos podíamos contar todo.-y tenía razón.

Y entendí que lo que más la había lastimado no era que yo le haya ocultado mi relación con Santino, sino el darse cuenta que había algo en nuestra amistad que ya no funcionaba. Pero ella también comprendía que no era culpa mía, tampoco de ella. No había ningún culpable, simplemente nuestro vínculo ya no era el mismo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario