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sábado, 6 de septiembre de 2014

Capítulo setenta y uno


Narra Emma:

Llegó el sábado y el entusiasmo de Santino revolucionó el departamento. Se despertó temprano con buen humor y puso música mientras desayunaba y se hacía el bolso. A mi me costó levantarme, tenía mucho sueño y además llevaba el cansancio acumulado de la semana. Pero hice un esfuerzo porque no quería que se fuera sin antes abrazarlo y desearle suerte. 


Narra Santino:

Al fin había llegado el día. Estaba feliz y re entusiasmado con el inicio del torneo. Llegué al entrenamiento con mucha energía y los contagié a todos mis compañeros. Había que poner mucha garra, no podíamos perder. Hoy jugábamos de local.


Narra Emma:

Me encontraba mirando una película recostada en el sillón cuando sonó el timbre. La puse en pausa y me dirigí a la puerta. Al abrir me encontré con alguien a quien no esperaba, por eso alcé las cejas al verlo.

-Hola, hija.-me saludó con una cálida sonrisa.

-Hola.-le respondí.-¿Qué haces acá?

-¿No me vas a dejar pasar?-preguntó intentando ver por encima de mis hombros.

Me corrí y lo dejé pasar. Cerré la puerta y nos encaminamos al living.

-¿Queres tomar algo?-le pregunté.

-No, gracias.-me respondió mirando todo.-Vine para ver en que condiciones estabas viviendo.

-Podes dar un recorrido, si queres.-le dije dándole paso.

Avanzaba lentamente y observaba todo con detenimiento. Lo acompañé al piso de arriba y le mostré la habitación al mismo tiempo que acomodaba un par de cosas que estaban fuera de lugar. Se quedó inmóvil frente a un estante y agarró con sus dos manos la foto de Santino con la familia.

-Que linda familia tiene...-acotó sin sacarle los ojos de encima.

-Sí, y son varios hermanos. A mi me hubiese gustado aunque sea tener uno.-le respondí acercándome.-Además es una familia muy unida.

-Muy opuesta a la nuestra, ¿no?-giró para mirarme.

-Nosotros no somos una familia.-solté esquivando su mirada.-Dejamos de serlo el día que mamá falleció.

Le saqué la foto de las manos y la dejé en su lugar. Salimos de la habitación y bajamos las escaleras.

-¿El trabajo? ¿Bien?-me interesé.

-Me echaron.-respondió.-El padre de Benjamín al enterarse de tu nueva relación...-dejó la frase en el aire.

-Busca un trabajo digno, papá.-le pedí.-¿Y qué hiciste todo este tiempo?

-Se enteró ayer...-tan sólo contestó.

-¿Y me viniste a ver porque no tenes un peso?-lo miré alzando las cejas.

-Me ofendes.-respondió rápido.-Vine a ver como estabas.

-Me cuesta creerte.-le dije.

-Me voy.-dijo secamente y se fue dejando la puerta abierta.

Suspiré y me acerqué a cerrarla.


Narra Santino:

A sólo media hora de salir a la cancha, fui a un quiosco de afuera a comprar algo. Cuando volvía me choqué con Lautaro quien se interpuso en mi camino intencionalmente. 

-¿Qué haces?-le dije sin paciencia y mirándolo mal.

-¿Cómo andas Santi?-me preguntó con sonrisa falsa.-¿Así que vos y Bruno fueron elegidos para ir a jugar a Madrid?

-Así es.-apenas le respondí.-Tengo que ir a jugar.-agregué esquivándolo para entrar al lugar.

-Lo que no saben los dirigentes del equipo de allá es que tu amigo tiene problemas con las drogas.-me comentó y frené el paso.-No les va a hacer mucha gracia tener un jugador drogadicto.-agregó y apreté los puños al mismo tiempo que me daba vuelta.

-¿Qué dijiste, imbécil?-le pregunté quedando enfrentados.

-Lo que escuchaste.-me respondió cruzándose de brazos.

-Fuiste vos, ¿no?-me interesé sacando conclusiones.-¿Vos le ofreciste drogas esa noche?

-No me las rechazó.-me respondió.-Se lo veía muy contento en ese estado...hasta pensé venderle más.

Suspiré con fastidio.

-Me enteré que tenes una novia muy linda también...-y evidentemente me estaba buscando.

Lo agarré del cuello de la remera y lo empujé contra la pared sin soltarlo.

-Escúchame una cosa, fracasado.-escupí con bronca.-Si estás envidioso porque no fuiste elegido, anda a llorar a la Iglesia, no sé. Pero con mi entorno no te metas.

Lo miré con odio y lo solté. Ingresé al lugar, encaminándome hacia el vestuario. Nunca había reaccionado de esa forma, la violencia y las palabras hirientes no eran lo mío. Pero cuando se meten con alguien que quiero, descarrilo.


Narra Emma:

Tania vino a buscarme y fuimos al partido. Finalmente había vuelto con Bruno. Al llegar nos ubicamos en las gradas y esperamos a que comenzara el juego.


Narra Santino:

Salimos del vestuario y nos dirigimos a la cancha. Me enfrenté con el líder del otro equipo y el árbitro lanzó una moneda para ver quien empezaba. En los primeros minutos metí un gol y, al visualizarlo a Lautaro en las gradas, le guiñé el ojo. Me respondió con una mirada llena de odio y me volví a concentrar en el partido. 


Narra Emma:

El partido terminó y las personas comenzaron a retirarse. Con Tania fuimos al encuentro de nuestros novios que habían ganado. Los fuimos a abrazar al ver sus caras de felicidad. 

-¿Nos esperan que nos duchamos y agarramos nuestras cosas?-preguntó Bruno y su novia asintió.

-¿Salimos a cenar los 4?-propuso Santino.

-¿No se juntan con el equipo?-me interesé.

-Sí, pero con ellos salimos más tarde, después de cenar.-contestó Bruno.

Me gustó la idea de ir a comer los cuatro. Mientras los esperamos nos pusimos a hablar de la vida.



@janetroseblog 

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