Vistas de página en total

domingo, 28 de septiembre de 2014

Capítulo setenta y seis!


Narra Emma:

Lunes. La mamá de Santino cumplía 50 años y lo festejaba todo el día en la quinta. Por suerte mi jefe me dio el día libre, y Santino y el resto de esa familia arregló con su trabajo, facultad, colegio u otras obligaciones para poder asistir. Eran una familia unida, de eso no habían dudas.
Santino había salido a cargar las cosas en el auto, y yo me encontraba sirviéndole la comida a Gala mientras   miraba como mi padre se agarraba una cerveza y una picada de la heladera, y se sentaba en el sillón enfrentado a la tele, con sus piernas apoyadas en el mueble. Sí, se había tomado muy en serio el "sentite como en tu casa" de Santino el día en que llegó.

-¿No te parece muy temprano para eso?-no pude evitar preguntar.-Un café con tostadas va mejor con el horario.

-No hay horarios para esto, hija.-me respondió sin sacar la mirada de la caja boba.

Revoleé los ojos y me acerqué al sillón a agarrar mi cartera y mi celular que reposaba al costado.

-¿Y yo por qué no estoy invitado?-me interrogó ahora mirándome, y arqueé las cejas.-Tengo derecho a conocer a la familia de este chico.

-Ni lo sueñes.-le respondí firme colgándome la cartera y cruzándome de brazos. 

-¿Por qué me desprecias así?-me preguntó al mismo tiempo que tomaba de la botella.-¿Acaso te doy vergüenza?

De repente volcó un poco de cerveza en el sillón. Suspiré fastidiosa. Creo que no iba a ser buena idea dejarlo solo en el apartamento.

-Si queres tomar o comer algo hacelo en la cocina.-lo reté como si fuera un niño de 5 años-Y saca los pies de ahí.-agregué acercándome para que se levantara y poder limpiar el desastre que había hecho.

Se escuchó el ruido de la puerta y apareció Santino.

-¿Falta algo más, amor?-me preguntó ingresando y mirando la escena.

-Tuvimos un pequeño accidente.-le comenté terminando de limpiar.-Pero no va a volver a pasar.-y ahora le clavé la mirada a mi padre.


Narra Santino:

Nos subimos al auto y arrancamos rumbo a la quinta. 

-Perdón por lo de mi papá, en serio.-se disculpó.-No lo soporto más. Espero que se busque rápido un trabajo.

-Tranquila, no te estreses.-le dije pacífico.-Es un buen momento para que se empiecen a llevar bien.

-Yo lo intento pero me saca de mis casillas.-me comentó.-¿Sabes lo que me dijo ayer cuando te fuiste a sacar a pasear a Gala?

-¿Qué?-me interesé mientras frenaba el auto, ya que el semáforo había cambiado a rojo.

-Me preguntó cómo hacíamos con los gastos y si pagábamos el departamento mitad cada uno.-me respondió indignada.-Y recién se ofendió porque no está invitado al cumple de tu mamá, y me dijo que tenía derechos. ¿De qué derechos me habla?

-No tenía problema en llevarlo yo.-le dije luego de reírme por el estado de Emma.-No está mal que quiera conocer a la familia del novio de la hija.

-No seas iluso. Cuando se hace el buenito, hay que desconfiar.-acotó.

-No seas tan dura. A mí me cae bien tu papá.-le dije volviendo a arrancar el auto.

-Porque no es el tuyo.-susurró.


Narra Emma:

Llegamos a la gran casa en donde vivían los padres de Santino. Estaba todo decorado sutilmente. Apenas bajamos del auto nos recibieron dos perros que no dejaban de saltarnos. Nos fuimos acercando y nos encontramos con varias mesas con manteles blancos con detalles en negro. Santino abrazó a su madre deseándole un feliz cumpleaños y dándole un cálido beso en su mejilla.

-Muy feliz cumpleaños.-le dije con una sonrisa y luego de saludarla le di una bolsa de regalo con un perfume.

No tardó mucho en aparecer corriendo Mora y colgarse de Santino, abrazándolo y llenándolo de besos.

-¿Cómo anda la hermana más linda del mundo?-le preguntó él, agarrándola fuerte.-Vinimos antes que el resto para ayudar.-y ahora se dirigía a sus padres.


Narra Santino:

Se hizo la hora del mediodía y comenzaron a llegar todos. Mi mamá estaba feliz, más que nada por poder festejarlo con todos nosotros. No había nada más lindo que la familia unida. Además habían otros invitados, como amistades tanto de ella como de mi padre. 

-Quiero que tengamos un hijo así.-le comenté a Emma con mi sobrino en brazos.

-Es muy hermoso.-me respondió acariciándole la cabeza.

-En un futuro...obvio.-me apresuré a agregar y me miró.

-No hacía falta la aclaración.-me dijo.-Aparte tengo 21, no quiero un hijo a esta edad.

-Pero casarte sí.-se la seguí.

-Pero vos no.-me atacó.-Así que da igual.-agregó yéndose a hablar con Jazmín.


Narra Emma:

Fue un lindo almuerzo lleno de anécdotas y de risas. Llegó el momento de cantarle el feliz cumpleaños a la homenajeada y apareció en escena una gran torta bañada en crema con el número 50. Luego de pedir los deseos y soplar las velitas, se acercaron todos sus hijos a fundirla en un gran abrazo grupal, en el que se sumó también el padre. Era una hermosa imagen que no dudé ni un segundo en fotografiar. 


Narra Santino:

Antes de que comenzara la ronda de baile me ofrecí a cantar un par de canciones, que todos los presentes disfrutaron. Después de un par de rondas de baile, merendamos viendo un video sorpresa que le había preparado junto a mis hermanos, en donde se proyectaba toda su vida hasta el día de hoy. Era muy emotivo, y logró el efecto esperado, ya que mi madre estaba con los lagrimones y los pañuelitos. 


Narra Emma:

Llegó el atardecer y con este el momento de emprender la vuelta. La mamá de Santino estaba muy feliz y agradecida. Saludamos a todos y nos acompañó a la salida para decirnos unas palabras antes de despedirnos. Abrazó fuerte a su hijo y le recordó lo mucho que lo quería. Luego agarró mi mano con ternura y me miró a los ojos.

-Gracias por estar, Emma.-me dijo con mucha sinceridad.-Y también gracias por hacer feliz a mi hijo.-agregó con una sonrisa y crucé miradas con Santino.

-No hay nada que agradecer.-le respondí con una sonrisa.-Lo amo a su hijo.

-Lo sé.-dijo e hizo una pausa.-Lo sé.-agregó apretando mi mano antes de soltarla.

-Espero que hayas pasado un hermoso día, ma.-comentó Santino.-Nos vamos yendo para que no nos agarré el tránsito.

Volvimos al departamento y para nuestra sorpresa, mi papá no se encontraba. Pero no lo iba a llamar para saber en donde estaba, era una persona adulta y responsable de sí misma. 
Con Santino cenamos y luego nos fuimos a acostar. Había sido un día largo y mañana teníamos que volver a la rutina.

No hay comentarios:

Publicar un comentario