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sábado, 10 de mayo de 2014

Capítulo cuarenta y siete


Narra Emma:

No tuvimos tiempo de reaccionar. De un momento a otro estábamos acorralados por dos hombres que nos apuntaban con sus armas. Mi corazón latía cada vez más fuerte y tenía casi un nudo en la garganta. Benjamín atinó a levantarse de la silla y uno de los hombres se lo impidió.

-Entrégame toda la plata y acá no sale nadie herido.-dijo el hombre más bajo de estatura mirándolo fijo a Benjamín.

-No tengo plata acá.-respondió él y el hombre más alto me agarró haciéndome levantar.

Con un brazo me agarró del cuello y con la mano del brazo contrario me apuntaba con el arma en la cabeza. Empecé a temblar.

-Sabemos que estás lleno de guita.-acotó el otro hombre.

-Entrega la plata porque tu chica es boleta.-dijo el que me tenía agarrada y se puso violento.

No me salía ni la voz. Lo miré a Benjamín suplicándole y se me empezaron a escapar las lágrimas.

-No la lastimes.-le pidió Benjamín.-Suéltala.-agregó como si tuviera algún tipo de autoridad.

-¿No escuchaste pibe?-le gritó el hombre.-Te quedas sin jermu, hermano.-agregó agresivo y me presionó con fuerza el arma.

Cerré los ojos y puse cara de pánico. Sentía como aumentaba el latido de mi corazón. Me empezó a bajar la presión.
No se cómo ocurrió pero de un segundo a otro me encontraba entre los brazos de Benjamín.

-No la toquen.-les dijo firme mientras me escondía atrás de su espalda.

Empecé a ver nublado y no recuerdo más porque me desmayé.
Cuando reaccioné los hombres ya no estaban y tampoco nos habían robado. Benjamín me contó con detalles todo lo que había pasado y el relato me hizo volver a temblar. Me tranquilizó y me hundió en su pecho.

-Mi amor, tuve mucho miedo que te pasara algo.-me dijo acariciándome el cabello.-Te amo, te juro que te amo.-agregó con tono de preocupación.

Todavía no salía del shock por lo que no le pude responder nada. Sólo me dejaba envolver en sus brazos y agradecía que no haya sucedido una tragedia.

-Me preocupé y te defendí.-me repetía para hacerme entender que se había jugado por mí.-Después dudas de lo que siento por vos...

-Gracias.-fue lo único que me salió decir y no me separé de él.


Narra Santino:

Estaba sentado en el sillón cenando muy tranquilo mientras miraba la televisión cuando de repente escuché el ruido de las llaves y cuando miré hacia la puerta vi entrar a mi hermana Jazmín junto a dos amigas, una de ellas era Agustina.

-Hola Santi.-me dijo apoyando sus llaves en la mesa del living y acercándose para saludarme.

-Hola a todas.- dije y las miré a las otras sonriéndoles.-¿Se quedan las tres a dormir?-y ahora miraba a mi hermana.

Asintió sin darme ninguna explicación y apoyaron todas sus cosas en el sillón individual. Al parecer no sólo iba a desaparecer la tranquilidad en el departamento sino que también me iba a tener que retirar del living.
Les acerqué unos colchones y se los acomodé. Sí, soy re buen hermano.

-Me voy a mi habitación.-les comenté.-Si necesitan algo, me avisan.

Jazmín revoleó los ojos como haciéndome entender que era un pesado. Encima que le comparto mi departamento la pendeja tiene el tupé de hacerme morisquetas. La adolescencia de hoy en día es increíble...


Narra Emma:

Continuó diciéndome todo lo que sentía por mí y lo arrepentido que estaba por haberme hecho sufrir. No sé realmente si le estaba creyendo cada una de sus palabras, pero había quedado en un estado tal de sensibilidad que cualquier cosa que me dijera iba a estar bien.
Sus manos fueron saliendo de mi cabello y se deslizaron por mi espalda hasta frenar en mi cintura.
Me separé de su pecho y sus labios rozaron mi nariz y luego bajaron a mi boca. Fui accediendo a ese beso amargo hasta que me alejé de repente, cayendo a la realidad.

-Es cualquiera esto, Benjamín.-le dije.-Yo ya te dije todo lo que sentía.

Sus manos buscaron las mías y me acercó nuevamente hacia él.

-Te estoy diciendo que te amo, que me arrepiento y te pido perdón si te hice sufrir. Pero no quiero perderte.-me dijo mirándome a los ojos.-Dame otra oportunidad.

-Y yo ya te expliqué que ya no siento nada por vos.-le dije seria pero sin alejarme.-Lo que vos me digas o hagas ya no cambian las cosas.

Me miró fijo y me atrajo más hacia él.  Comenzó a hablarme del día en que nos conocimos y me fue enredando en el pasado. Si algo había que admitir es que me conocía bastante bien como para saber por donde ir para volverme vulnerable. Me siguió hablando al oído y sus manos se escabulleron por debajo de mi remera. Llegó a sacármela y cuando sentí sus labios en mi cuello, le puse una de mis manos en el pecho, empujándolo un poco para atrás. Me miró con sus ojos oscuros y retrocedí varios pasos.

-Me voy a ir a dormir a lo de Tania.-le dije sin mirarlo y con intenciones de ponerme la remera.

Me tiró la remera al piso y se sacó bruscamente la camisa, acercándose a mí. Me besó agarrándome las manos con una de las suyas para que no lo pudiera impedir, y con la otra se bajó la bragueta del pantalón.

-Hagamos el amor, Emma.-me susurró al oído y se me revolvió el estómago.-No dejemos morir esta relación.

-Yo no te amo.-le repetía con angustia mientras dejaba que me desnudara y me llevara a la habitación.

Conocía cada uno de mis puntos débiles y lo odiaba por eso. En algún punto estuve de acuerdo porque recordé cuando anhelaba esos momentos con él, pero luego no quise. Me vi sometida a su fuerza que impedía que pueda separarme y echar todo para atrás. Quería llorar pero me dejé ser su objeto sexual porque sonaba lindo su falso "te amo". 


Narra Santino:

Me encontraba en mi habitación acostado en mi cama intentando dormir. Algo medio difícil teniendo tres cotorras en el piso de abajo, que seguramente mañana iban a ser tres zombis. Pero en ese momento no les importaba nada más que su interesante conversación sobre la ropa que se iban a poner el fin de semana para salir y como la iban a combinar. Sí, esos temas que sólo les importa a las mujeres. 
Le mandé un mensaje a Emma creyendo que me iba a responder rápido e iba entretenerme mientras lograba dormirme, pero nunca tuve respuesta.





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