Vistas de página en total

domingo, 5 de octubre de 2014

Capítulo setenta y siete


Narra Emma:

Sábado. Esta semana habían pasado muchas cosas. Con respecto a mi padre, al parecer se consiguió un trabajo y dejó de invadir el apartamento. Nuestra relación se podría decir que estaba un poco mejor, o al menos eso intentábamos. El día anterior nos juntamos a merendar y hablamos como dos personas civilizadas, y también tuvimos una conversación de padre e hija, como hace tiempo no teníamos. Era un gran avance.
Con Santino cada día estábamos más enamorados y compartíamos más cosas juntos. Era el amor de mi vida, de eso no habían dudas. Estaba muy ansioso y feliz con todo el tema del campeonato y de su viaje a Madrid. Y yo estaba feliz por él.
Me encontraba en la casa de Tania, quien me había llamado diciéndome en un tono un poco desesperado que fuera a verla. Y ahí me hallaba, en su habitación, sentada en un puf verde, esperando a que hablara.

-¿Qué era eso tan urgente que me tenías que decir?-rompí el silencio, y ella se levantó de la cama caminando nerviosa de un lado al otro de la habitación.

-No sé como decírtelo.-soltó frenando a punto de comerse las uñas de los nervios.

-Me estás preocupando.-acoté un tanto intrigada.

-¡Ay!-expresó llevando sus manos a la cara y yo alcé las cejas.-Es que es difícil, yo no estoy segura de esto, pero si lo estuviera sería un grave error.-agregó volviendo a moverse.

-¿Podes dejar de dar vueltas por toda la habitación y explicarme qué está pasando?-le exigí.-No entiendo nada.

Se tranquilizó un poco y volvió a sentarse sobre su cama. Tomó una bocanada de aire mientras buscaba las palabras exactas. Me iba a seguir dando vueltas pero finalmente optó por ser directa.

-Tengo un atraso.-me comentó y se produjo un silencio.

-¿Voy a ser tía?-le pregunté con una sonrisa, aunque no sabía bien si eso era algo bueno. Y menos al encontrarme con sus ojos prendidos fuego sobre los míos.

-Se supone que no te tenes que alegrar, Emma.-me dijo subiendo la voz.-No quiero ser madre a los 21.

-Lo tendrías a los 22.-solté. Y no, no era momento para esos comentarios.

Se despeinó el pelo nerviosa y se volvió a levantar.

-No está confirmado igual. No sé si estoy embarazada.-me comentó.-Pero estoy aterrada, amiga.

-¿Le hablaste de esto a Bruno?-me interesé.

-¡No!-exclamó.-¿Estás loca? Aparte él está con el tema del campeonato y del viaje. No le puedo ir con esto.

-¿Y si te haces el test de embarazo y nos sacamos las dudas?-le propuse encontrando la cajita en su escritorio.

-No quiero saberlo ahora.-respondió sacándomelo de la mano y dejándolo en su lugar.-No quiero saber el resultado hoy, porque tengo que tener la cabeza en acompañar a Bruno en el partido, y en la salida de hoy a la noche.

-¿Vas a seguir hasta mañana con esa intriga que te está carcomiendo la cabeza?-le pregunté sorprendida.

-Sí.-dijo decidida.-Sólo te lo necesitaba contar porque estaba a punto de explotar sin decírselo a nadie.


Narra Santino:

Palpitaba la semifinal junto a mi compañero y mejor amigo. Estábamos muy ansiosos. Nos hallábamos conversando en una confitería cerca del club en donde nos tocaba jugar. Tuvimos una larga conversación en la que definimos un par de tácticas y jugadas para llevar al cabo en el partido. Él era quien me hacia los pases para que yo metiera los goles. Éramos un dúo dinámico. Nos retiramos del lugar y nos dirigimos con el resto de nuestros compañeros a entrar en calor.


Narra Emma:

Comenzó la semi final y ahí estábamos con Tania, firmes como soldados, acompañando a nuestros novios. Me gustaba compartir estos momentos junto a mi mejor amiga, mi hermana del alma. 
El partido terminó y el equipo de Santino festejó el triunfo, habían pasado a la final. Los rostros de todos lucían una enorme sonrisa y alegría. El equipo contrario se retiró con la cabeza gacha al vestuario, y ellos se quedaron unos minutos más abrazándose y festejando. 
Bruno salió antes del vestuario y se llevó a Tania de mi lado. Me quedé contemplando el lugar hasta que una persona se puso delante de mí y me sonrió. 

-Al fin te encuentro sola.-dijo aún con la sonrisa en su rostro.-Sos muy hermosa, Emma. 

No tuve tiempo ni de responder. De repente sentí unos pasos acercándose y apareció Santino rodeando mi cintura con sus brazos.

-¿Qué haces con mi novia?-le preguntó de mala manera.

-Le estaba diciendo un piropo. ¿O acaso no puedo?-le contestó desafiante.

-Te advertí que no te acercaras a las personas que me rodean.-escupió con odio Santino.

-¿Y si lo hago qué?-siguió desafiándolo Lautaro.-¿Qué me vas a hacer?

Santino me soltó y me alejó a un lado. Avanzó con intenciones de pegarle.

-Basta.-los frené metiéndome en el medio para separarlos.-Vamos, amor.-agregué empujando a Santino para sacarlo de ahí.

-Anda a festejar, mejor.-le gritó Lautaro mientras nos alejábamos.-Nos vemos en la final.


Narra Santino:

Tragué saliva al escuchar lo último dicho por Lautaro. Se me había olvidado que Bruno me había informado que este individuo se había vendido al equipo con el que nos tocaba jugar la final del campeonato.  
Estuve con Emma en el apartamento hasta que comenzó a anochecer, y me fui a juntarme con mis compañeros de equipo, había mucho que festejar, y esa noche iba a ser para el recuerdo.


Narra Emma:

Luego de darme una ducha me paré frente al armario con el dilema de qué ponerme. Tania salía con sus amigas de la facultad y me había invitado. Este último tiempo me estaba integrando a ese grupo, y la verdad es que me caían bien. Terminé eligiendo un vestido dividido en vertical, de un lado era azul y del otro negro. Me puse unos tacos altos y me terminé de maquillar. 


Narra Santino:

Nos hallábamos todos en un boliche que habíamos reservado. Lo ambientamos con sillones y otras cosas. Pero lo que no podía faltar era el alcohol. La alegría nos sobrepasaba y esta noche se sabía, íbamos a descarrilar. 
Todos en ronda con la copa de champagne en la mano, brindamos por estar a nada de la final. El esfuerzo y la unión habían válido la pena. Hicimos fondo blanco y nos abrazamos. Luego la música comenzó a sonar a todo lo que da y el lugar empezó a llenarse. 


Narra Emma:

Nos juntamos en lo de Tania a hacer la previa del boliche. No tomamos casi nada, lo que más hicimos fue hablar y ponernos al día con mil temas. Luego nos pusimos de acuerdo con el lugar para ir a bailar y nos dirigimos a él.


Narra Santino:

El alcohol lo incorporábamos a nuestro organismo como agua. No llevaba la cuenta de cuanto había consumido hasta el momento, pero lo suficiente para dejar de ser consciente de mis actos. Me encontraba saltando con un par de amigos y cantando las canciones eufóricos. Mi cabeza daba vueltas pero no podía rechazar los vasos que me seguían ofreciendo. La excusa era siempre la misma:  brindar por haber llegado a la final. 


Narra Emma:

Me fui del boliche un rato antes porque no daba más del sueño, tenía cansancio acumulado de la semana. Llegué al apartamento y lo primero que hice fue sacarme los tacos. Subí las escaleras descalza y me dirigí a la habitación. 


Narra Santino:

Rodeado de tres mujeres rubias infartantes seguía bailando al ritmo de la música. No sabía cual de las tres era más hermosa pero disfrutaba del movimiento de sus cuerpos mientras me terminaba un vaso de fernet y lo revoleaba por ahí.  Se acercó Bruno tambaleando, sí, al parecer estaba en peor estado que yo. Se cayó unas cuatro veces antes de llegar hacia mí y se agarró de mi camisa para no perder el equilibrio. Lo abracé al mismo tiempo que abrazaba a las mujeres y nos fundíamos en un abrazo grupal. Agustín vino a llevarse a Bruno y yo continué bailando con las mujeres. En un momento dos de ellas se fueron y la otra se me acercó provocativamente. Me sostuve de la pared porque todo me empezó a dar vueltas y las piernas se me aflojaron.  La mujer no le dio importancia a mi mareo y comenzó a darme besos en el cuello. Me refregué los ojos con las manos y luego la aparté de mí. Sólo quería estar en mi cama, abrazado a Emma.


Narra Emma:

Me desperté sobresaltada por el continuo ruido de la cerradura. Me asusté al sentir unas llaves que nunca llegaban abrir la puerta. Bajé rápidamente las escaleras y con miedo me fijé por el agujero de la puerta. Lejos de ver a un delincuente queriendo entrar a robar, me encontré con un Santino frustrado pifiándole a la llave. Suspiré y abrí la puerta. Enseguida al verme se abalanzó hacia mí y me abrazó, dejando caer todo el peso de su cuerpo sobre mí. 

-Santi nos vamos a caer para atras.-dije tratando de que eso no pasara.-Mi amor, ¿podes mantenerte en pie?-me preocupé mientras su terrible olor a alcohol me provocaba arcadas. 

Balbuceó algo pero no le entendí nada. Estaba muy mareado y con cero equilibrio. Era un misterio saber como había logrado llegar al apartamento en ese estado.

-Se te fue un poquito mucho la mano con el alcohol me parece.-protesté mientras me costaba mantenerle el equilibrio sin que nos cayéramos los dos. 

No se cómo pero terminé logrando subir las escaleras con él agarrado de mí. Lo llevé hasta el baño y le desabroché la camisa para sacársela, y luego me deshice de su pantalón. En ropa interior, y pese a sus quejas, lo metí bajo la ducha y abrí el agua fría. En un momento de distracción tiró de mi mano, logrando que terminara abajo de la ducha junto a él. No me dio ni tiempo a insultarlo. Sus manos se colocaron en mi cintura, y se apoyó contra la pared, acercándome más a su cuerpo. Y en un abrir y cerrar de ojos comenzó a besarme apasionadamente mientras el agua seguía cayendo sobre nuestros cuerpos. Mi corazón latía fuerte y llevé mis manos a su nuca.
Me separé de sus labios y salí temblando de la ducha en busca de una toalla para ambos. Luego fuimos a la habitación y lo hice acostarse. Yo me tuve que cambiar la remera para dormir, ya que la que tenía estaba empapada. Me acosté a su lado y quise besar sus labios antes de girarme y dormir. Pero impidió que pueda girar y me agarró fuerte de la cintura.

-Hagamos el amor.-susurró con los ojos cerrados y me mordí el labio inferior luego de negar con la cabeza.

-Basta, Santino.-dije soltándome y tapándolo con las sábanas. -Dormí, que mañana te vas a levantar con la cabeza hecha un bombo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario