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miércoles, 19 de noviembre de 2014

Capítulo noventa y dos


Narra Emma:

El sonido de los pájaros generaba armonía en el lugar. Varias personas colaboraban en la cocina con la preparación del almuerzo. Murmullos y risas por todos los sectores se avecinaban, haciendo notar que eran una familia numerosa. De reojo observé a mi padre parado al lado de una de las puertas, mirando con asombro, con inquietud y con cierta incomodidad. Noté en sus ojos algo de angustia y a la vez admiración. Enseguida apareció el hermano más grande de Santino y lo integró a una de esas conversaciones que solo les interesa a los hombres. Terminé de cortar los tomates para la ensalada y me retiré del sector para encaminarme al living de aquella casa.

-Me estás haciendo cualquier cosa.-protestaba Mora mientras su hermano intentaba hacerle una trenza.-Me vas a dejar pelada.

Ver esa escena me causó cierta ternura y una sonrisa se me dibujó en el rostro. Me acerqué haciendo que Santino se diera cuenta de mi presencia.

-¿Muy complicado, amor?-me interesé, y se corrió para dejarme su lugar.

Me llevó un poco de trabajo desenredarle el cabello, ya que su hermano lo había llenado de nudos. Pero finalmente la dejé con una bella y prolija trenza. Al rato nos dirigimos todos a una gran mesa que se encontraba al aire libre. Habíamos organizado una comida entre ambas familias, aunque la mía se reducía a mi padre.

 

Narra Santino:

Estar rodeado de mi familia y de la mujer que amaba, me hacía feliz. Se tocaron una gran variedad de temas de conversación, y se intentó integrar a mi futuro suegro, ya que ninguno de los presentes quería que se sintiera fuera de lugar. Por unos largos segundos noté como mi abuela no le sacaba los ojos de encima a Emma; pero no la miraba mal, al contrario, lo hacía con una leve pero imborrable sonrisa en su rostro. Me alegraba que todos los integrantes de mi familia estuvieran encariñados con mi novia y futura mujer.

-Antes de servir el postre, me gustaría mostrarles el video de nuestro viaje.-dijo mi hermana mayor que había viajado hace poco con su marido e hijo.

Todos nos levantamos e ingresamos a la casa. En realidad, casi todos, porque vi a lo lejos como Jazmín se la llevaba a Emma en otra dirección. Yo agarré en brazos a mi sobrino y seguí al resto.

 

Narra Emma:

De repente Jazmín me susurró que necesitaba hablar conmigo y me agarró del brazo, alejándome del lugar. Fuimos a caminar y me dejé envolver por el estado pacífico que expulsaba la naturaleza. Empezó a darme vueltas sin saber cómo decir lo que quería, estaba un poco nerviosa, y eso que estaba lejos de ser tímida. Llegamos a unos bancos en donde se quiso sentar y finalmente habló.

-No me siento cómoda hablando sobre este tema con las mujeres de mi familia, y con vos tengo la confianza suficiente como para poder conversar sobre esto.-me dijo y dejé que continuara.-Hace ya dos meses que estoy saliendo con un chico…es más grande, está en la facultad él. Y estamos muy bien, tenemos mucha química y nos queremos bastante. Pero él ya no se conforma solamente con un sinfín de besos, necesita más.-hizo una pausa.-Y…yo soy virgen todavía.

-Jaz, en primer lugar, no te tiene que avergonzar ser virgen. Como tampoco te tiene que apurar o detener los tiempos  lo que hace el resto.-le dije e intente buscar las palabras adecuadas.- La primera vez tiene que ser muy especial, en el sentido que tenés que estar segura y hacerlo con una persona con la que tengas confianza y realmente haya sentimientos de amor fuertes; ya que es algo que nunca te vas a olvidar. Aparte la virginidad es algo tuyo y no se la podes entregar a cualquiera.-hice una pausa.- ¿Vos te sentís presionada por él?

Se tomó unos segundos antes de responder.

-No sé si presionada, pero me siento confundida e insegura.-me contestó.- A mi él me encanta, la paso bien y siento que estoy enamorada, pero me siento con miedos. No sé si estoy preparada.

-Los límites y los tiempos los manejas vos, por más de que él insista. Si de verdad te quiere no te va a presionar y te va a esperar el tiempo que haga falta. Que ese tiempo no es exacto, no te puedo decir que a tantos meses de relación tiene que ser…porque no funciona así. Es algo que se da en el momento en el que se tiene que dar, que vos te vas a dar cuenta porque vas a sentirte segura y lista para dar ese paso, lo vas a sentir en tu interior.-le intenté explicar.-Pero nunca lo hagas como una obligación, él te tiene que entender.

-Gracias por escucharme, necesitaba hablarlo con alguien.-me dijo luego de un silencio que utilizó para reflexionar.

-No me tenés que agradecer. Siempre voy a estar para escucharte y aconsejarte.-le respondí.- Igualmente me parece que no te tiene que dar vergüenza hablarlo con tu mamá, te va a entender mejor que nadie porque es la persona que más te conoce.-hice una pausa y le corrí un mechón de la cara.-Aprovechala vos que la tenés, las madres siempre suelen tener la solución para todo.

 

Narra Santino:

Volvimos a la mesa al mismo tiempo que aparecieron Jazmín y mi novia. Comimos el postre y seguimos con nuestras largas conversaciones. Después del día que pasé ayer con Emma, propusimos esta reunión para anunciar nuestro matrimonio; pero claramente, ellos todavía no sabían nada. Espere que se diera el momento y luego me paré de la silla, pidiendo la atención de los presentes. Emma se levantó también y le apreté fuerte la mano. Todas las miradas se centraron en nosotros a la espera de la gran noticia.

-Quiero aprovechar que estamos todos para comunicarles algo.-hice una pausa y la miré a Emma para luego volver a mirar al resto.-Nos vamos a casar.-solté finalmente dejando a más de uno con la boca abierta.

A medida que iban saliendo del asombro, nos iban felicitando. Mi madre estaba emocionada y me dio un abrazo que casi me asfixia. El padre de Emma se quedó congelado en su lugar por millones de segundos, hasta que finalmente reaccionó y se acercó a su hija para felicitarla, y luego a mí. Se hacía un poco el frío, pero en el fondo sabía que le fascinaba la idea de tenerme como yerno.

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