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sábado, 24 de mayo de 2014

Capítulo cincuenta y tres


Narra Emma:

Me desperté sobre su pecho. Levanté mi cabeza con cuidado para no despertarlo y observé todo. Que incómodo era estar con Santino en la misma cama en la que dormí muchas noches con Benjamín. Me dolía la cabeza pero por suerte ya no tenía fiebre. 

-¿Cómo te sentís?-me preguntó Santino abriendo los ojos.

-Mejor.-le respondí.-Igual me duele la cabeza y me siento un poco cansada.

Apoyó su manó en mi frente para ver si tenía fiebre.

-Gracias por venir.-le dije.-Perdón por arruinarte la noche con tus amigos.-agregué culpable.

-No pasa nada.-me respondió.-Era más importante venir a cuidarte.-sonreí.

-¿A dónde vas?-le pregunté al ver que se levantaba de la cama.

-A prepararte el desayuno.-me respondió dirigiéndose a la cocina.-Vos quédate ahí.

Suspiré y permanecí acostada.


Narra Santino:

Le preparé el desayuno y volví a la habitación con la bandeja. Ella seguía acostada y me miró con una sonrisa. Se levantó quedando sentada y me hizo señas para que me sentara a su lado. Me acerqué y la besé.

-Ayer con la fiebre empezaste a delirar.-le dije y me miró sorprendida.

-¿Y qué dije?-me preguntó mientras se tomaba el café con leche que le había preparado.

-Que me amabas.-le respondí mirándola a los ojos.

-Uh, estaba re delirando entonces.-me dijo y se río. Yo reí también.

Desayunamos juntos y luego le alcancé una aspirina con un vaso de agua, y la dejé dormir un poco más. Me fui al living a sentarme al sillón un rato. Era demasiado incómodo estar en ese departamento.
Al rato sentí sus manos tapándome los ojos. Me di vuelta y le sonreí. Saqué lentamente sus manos y las agarré con las mías, trayéndola a que se siente sobre mis piernas.

-¿Estás mejor?-le pregunté y asintió.

-Me quiero ir de acá.-dijo observando todo con tristeza.

-Vayamos a mi departamento.-le dije.

-Agarro mis cosas y vamos.-me dijo y sonrío.

Le sonreí y la besé.


Narra Emma:

Llegamos a su departamento y se quiso ir a bañar. Se sacó la camisa y subió las escaleras. Me quedé parada en el living y saqué el celular para leer los mensajes que me habían llegado. Me encontré con varios del grupo en Whatsapp que tenía con las chicas.

"Me parece que alguien tiene que contarnos algo..."(Lourdes)

"¿Qué pasó?" (Tania)

"Jose se fue del boliche ayer con Santino" (Lourdes)

"Ay si. Estoy muerta de amor" (Josefina)

"¡¿Pasó algo?! Me muero" (Lourdes)

"¿Eh? ¿Con Santino?" (Tania)

"Si, amigas!! Mucho no me acuerdo igual, estábamos borrachos" (Josefina)

"Pero queremos detalles. ¿A dónde fueron?" (Lourdes)

"A mi casa" (Josefina)

"Pero Santi tiene novia..." (Tania)

"Pobre cornuda jajaja" (Lourdes)

"Mejor que la novia no vea su camisa..." (Josefina)

"¡Apa! ¿Qué pasó con la camisa?" (Lourdes)

Siguieron escribiendo y yo seguí leyendo mientras me llenaba de bronca. Visualicé su camisa sobre el sillón y me acerqué, agarrándola. La empecé a observar hasta que vi que tenía la parte del pecho toda manchada de maquillaje. ¿Cómo no lo vi antes? Tiré su camisa por ahí y me senté a meditar la situación. No podía ser cierto. ¿Santino me había engañado? ¿Con Josefina? Por favor, que alguien me sacara de esa pesadilla.


Narra Santino:

Salí de bañarme y al bajar las escaleras me encontré con la mirada fija de Emma. Me miraba como si fuera asesinarme. 

-¿Qué pasó?-pregunté acercándome.

-¿Dónde estuviste anoche?-se interesó de repente.

-En un boliche.-le respondí y revoleo los ojos.

-Después.-agregó con obviedad.

-En tu casa.-respondí y desvió la mirada.

-Antes, Santino.- me dijo perdiendo la paciencia.-Entre el boliche y mi casa.

La miré intentando descifrar lo que pasaba por su cabeza. Al parecer ya le habían ido con el cuento.

-¿Vos queres saber lo de Josefina?-le pregunté luego de un silencio y abrió los ojos como platos.

-Me lo estás confirmando.-me dijo desilusionada.-Es verdad, entonces.

Suspiré. Esto iba a ser más difícil de lo que pensaba.

-Déjame hablar.-acoté.

-Me engañaste con Josefina.-me dijo negando con su cabeza.-No lo puedo creer.-agregó tapándose la cara.

Quise hablar pero me interrumpió.

-Me dijiste que estabas enamorado de mí, que me amabas...-empezó a alterarse.-Y después vas y te besas o te acostas, no se que diablos hicieron, con mi mejor amiga.

¿Te besas? ¿Te acostas? Ok, se estaba haciendo la re película en su cabeza.

-Y no me lo niegues.-dijo al ver mi cara.-Porque ya vi la camisa llena de maquillaje.

-¿Terminaste con la escena?-dije despeinándome el pelo.


Narra Emma:

Me enojaba más que me hablara tan tranquilo. Me había engañado. ¿Cómo quería que reaccionara?

-¿Puedo dar mi versión del hecho?-pregunté.

-Sí.-me respondió molesta.-¿Qué tenes para decir?

-No pasó nada de lo que decís y estás pensando.-se defendió.

-Hay pruebas.-le refuté.-Aparte vos mismo te pisaste sólo cuando dijiste "lo de Josefina".-agregó haciendo énfasis en lo último.

Suspiró y se sentó.

-Ayer en el boliche nos encontramos con Lourdes y Josefina, las saludamos y hablamos un poco.-le conté.-Jose estaba muy borracha y se me empezó a tirar encima y a querer besarme.

Me miró conteniéndose las ganas de hacer comentarios.

-La esquivé y al rechazarla se largó a llorar, se ve que la ebriedad le pegó para el lado melancólico.-seguí.-Y en el medio del llanto me empezó a reprochar que no le daba bola y que se yo.

-¿Y te dio lástima y te la comiste?-me preguntó.

-No.-le respondí serio.-Justo me llamaste vos y quise ir a verte. Pero la vi mal y no la podía dejar sola. Se sentía mal y me abrazó, y ahí fue cuando me manchó la camisa.

Me miró sin cerrarle  del todo mi explicación.

-La llevé hasta la casa y después me fui a verte a vos. Eso es todo.-le dije.-Yo sé que es difícil de creer, pero es la verdad.

No quedó muy convencida. 

-¿Con todas las mujeres haces eso de llevarlas a su casa con la excusa de que están borrachas?-preguntó desconfiada.

-No. Pero es tu amiga, ¿que querías? ¿Que la deje sola?-la interrogué.

-Ella dice que pasó algo entre ustedes.-acotó dudando.

-Pero no se acuerda ni que hizo después de entrar al boliche, Emma.-me defendí.-No le podes creer.

Se quedó en silencio, dudando. Y me dolía que desconfiara.

-Emma, ¿en serio crees que soy capaz de hacerte eso?-le pregunté haciendo que me mirara a los ojos.-Te hablo en serio cuando te digo que te amo.

Se me quedó mirando.

-Sé que te hicieron sufrir bastante, pero yo no te quiero hacer daño. Yo te quiero cuidar, hacer feliz.-le dije.-Pero necesito que confíes en mí.


Narra Santino:

Lo meditó unos segundos.

-Te creo.-me dijo finalmente.-Perdón por desconfiar.

-Te perdono pero necesito que empieces a confiar más en mí.-le respondí con seriedad.

Se me acercó y me abrazó.

-Y con respecto a lo de Jose...-le dije despegándola de mí para que me mirara.-Ya no da para más la situación, tenes que hablar con ella.

Bajó la cabeza.

-Nos va a agarrar infraganti y va a ser peor.-insistí.-Seamos prolijos.

-Está bien.-concluyó luego de pensar.



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