Narra Emma:
El amanecer me
encontró en la cama acostada boca arriba con la mirada perdida en el techo. Las
sábanas blancas tapaban mi cuerpo frío y desnudo. Benjamín estaba durmiendo
boca abajo, destapado y llevaba puesto su bóxer.
Mis ojos
observaban la habitación con la cabeza fija sobre la almohada y mi mente se
perdía entre miles de pensamientos. Me sentía vacía. Y muy culpable por haberme
revolcado en esta cama matrimonial con Benjamín, por haber accedido a una noche
de sexo sin amor.
Aún seguía con la
espantosa sensación de sus manos ásperas recorriendo mi cuerpo y me generaba
una mezcla de angustia y náuseas.
Puede ser que en
algún punto Benjamín me haya conmovido con su acto heroico y demostración de
preocupación por mí, y me haya dejado llevar por esa especie de amor que alguna
vez sentí por él. Pero me di cuenta que no hay nada, ya no queda ni una pizca
de cariño entre nosotros.
Narra Santino:
Me despertó el
murmullo y los movimientos que venían del living donde estaban mi hermana y las
amigas. Me cambié y agarré las cosas de la facultad. Al bajar escuché como se
peleaban por el baño. Al ver esa imagen sólo esperaba no tener muchas hijas
mujeres.
-¿Van al colegio
o a un desfile de moda?-les pregunté al verlas maquilladas.
-No sé como iban
al colegio en tu época pero ahora se va así.-me contestó mi hermana.
Le iba a
responder a su agresión por su término "en tu época" pero no tenía
ganas de discutir a esas horas de la mañana.
-¿Quieren que las
lleve con el auto?-les pregunté agarrando las llaves y el celular.
Asintieron y nos
dirigimos a la puerta.
Narra Emma:
Sentí un
movimiento y al girar mi cabeza sus labios se apoyaron en los míos.
-Buenos días,
amor.-me susurró al oído y se levantó de la cama.
Apenas le sonreí
y cuando se dio vuelta para cambiarse, desapareció la sonrisa de mi rostro.
-No me quedo a
desayunar porque sino llego tarde y hay mucho trabajo en la empresa hoy.-me
comentó terminándose de cambiar y agarrando el maletín.
-Está bien.-le
respondí aún acostada en la cama.-Nos vemos a la noche.
Se fue. Y yo me
fui a bañar y a despejarme la cabeza bajo la ducha.
Narra Santino:
Llegué de la
facultad y me puse a cocinar. Mientras esperaba que estuvieran listos los
fideos agarré el celular y vi que Emma no me respondía los mensajes desde
anoche. Me resultó extraño. Lo medité unos segundos y luego decidí llamarla.
Narra Emma:
Terminé de
almorzar y me puse a planchar la ropa, mayormente eran camisas de Benjamín.
De repente empezó
a sonar mi celular y al agarrarlo vi que era Santino. Se me estrujó el corazón
y no tuve el coraje de atenderlo, por lo que dejé que siguiera sonando. Cuando
se cortó la llamada lo agarré otra vez y vi los mensajes de texto de él "Me haces muy bien. Te quiero cada vez
más". "¿Está todo bien por ahí? Acá vino mi hermana junto a las
amigas y se van a quedar a dormir". Casi le quemo toda la camisa
a Benjamín de los nervios.
Narra Santino:
Me quedé con el
celular en la mano y luego de unos segundos volví a llamar. Me volvió a saltar
el contestador y le dejé un mensaje.
Terminé de
cocinar y almorcé.
Narra Emma:
Desenchufé la
plancha y llevé la ropa a la habitación. Luego agarré el celular y me fui a
sentar al sillón del living. Vi que tenía un mensaje de voz y puse para
escucharlo:
"Emma, ¿estás bien? Estoy preocupado, no me
puedo comunicar con vos. Cuando puedas llámame. Beso"
Me mataba la
culpa. Me sentía horrible. Se me empezaron a caer las lágrimas. Me quedé
sentada meditando por un largo rato.
Narra Santino:
Después de
estudiar un rato y de sacar a pasear a Gala, me senté en el sillón del living a
tocar la guitarra. Cuando me puse a cantar sonó el timbre. Fui a atender
creyendo que tal vez era Emma, pero era mi hermana que me traía a mi sobrino.
Narra Emma:
Necesitaba
desahogarme, hablar con alguien. Fui a la casa de Tania donde me crucé con
Bruno que se estaba yendo. Me dirigí con mi mejor amiga a su habitación.
-¿Qué es eso tan
urgente que me tenes que contar?-me dijo sentándose en su cama.
-Ay amiga, me
mandé una gran cagada.-le respondí sentándome en un puf verde y agarrándome la
cabeza.
-¿Qué hiciste?-me
preguntó mirándome fijo.
-Me acosté con
Benjamín.-respondí nerviosa en voz baja.
-¿Qué?-preguntó sin
haber llegado a escuchar bien.
-Me acosté con
Benjamín.-repetí normal.
-¿Cómo que te
acostaste con él?-me interrogó sorprendida.-¿Y Santino?
Le estaba por
responder pero me interrumpió.
-Pero no
entiendo. Estás con los dos.-me dijo.-¿Tenes relaciones con los dos?
Le expliqué bien
como era toda la situación.
-¿Vos tenes bien
en claro lo que sentís por cada uno?-me preguntó.-Porque lo vas a seguir
lastimando a Santino sino.
-Lo tengo muy
claro.-le respondí.-Con Benjamín no me pasa nada, ya me causa rechazo. Yo creí
que lo que sentía por él era amor, pero me di cuenta que nunca estuve enamorada
de él.-le expliqué.
-¿Y con
Santino?-me preguntó.
Suspiré y sonreí.
-Santino es esa
persona que siempre busqué. Es inexplicable lo que siento cuando estoy con
él.-le dije.-Cada día me siento más enamorada...y me da miedo.
-¿Qué te da
miedo?-me interrogó.-Es lo más tierno que hay ese chico.
-Nunca nadie me
quiso y me valoró como lo hace él. Y por nadie sentí lo que siento por él.-le
dije.-Pero me da miedo terminar sufriendo.
-Es un miedo
proyectado al futuro, amiga.-me dijo.-Aprovecha el presente. Hoy él te hace bien.
Ambos se hacen bien.
Me quedé pensando
unos segundos.
-Tenes razón.-le
dije.-Pero no se sí me va a perdonar que me haya acostado con Benjamín. No me
da ni la cara para ir a verlo y contarle.
-Todavía no
entiendo como pasó.-me dijo.-¿No pensaste en Santi en ese momento?
-Todo el
tiempo.-le respondí.
Me miró
extrañada.
-Me refiero a que
sí lo tuve en cuenta, y me sentí horrible.-le dije.-Pero ayer Benjamín se
preocupó por mi y me demostró que le importo.
-¿Y qué tiene que
ver eso?-me preguntó.
-Que me movilizó
algo.-le dije.-Igual llegué al beso. Lo demás juro que no quería, pero me dio
miedo rechazarlo.-agregué con la voz quebrada.
Tania se me quedó
mirando y luego dirigió la vista a mi mano vendada. Supuse lo que estaba
pensando.
-Fue él.-le confesé.
Luego vino un
interrogatorio y la tuve que tranquilizar para que no se preocupara. Nos
quedamos hablando bastante tiempo y me convenció para que vaya a dar la cara
con Santino.
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