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sábado, 24 de mayo de 2014

Capítulo cincuenta y cuatro


Narra Emma:

Varias horas después me encontraba en la casa de Josefina. Las había juntado a todas ahí para finalmente contarles sobre mi relación con Santino. Y no era porque habían cambiado las cosas, de hecho todavía no había logrado terminar con Benjamín. Pero mis mejores amigas tenían derecho a saberlo, ya no lo podía ocultar. 

-¿Y?-sentí las miradas expectantes de mis amigas.-Hace como media hora estamos esperando que hables.-acotó impaciente Lourdes.

Ni me había dado cuenta que me había enredado tanto en mis pensamientos y se había pasado tanto el tiempo. Aún seguía parada en frente a mis amigas buscando la forma de arrancar. Se me hacía muy difícil. En mi mente proyecté varias posibles reacciones de Josefina. Me costaba tanto todo esto. ¿Cómo diablos se hacía para decirle a los ojos a una amiga que queres como si fuera una hermana, que estás saliendo con el hombre del cual ella está enamorada? Noté sus miradas que estaban a punto de hartarse y sentí que era el momento. Junté coraje no sé de donde y hablé.

-Necesito contarles algo muy importante para mí.-dije para entrar en clima e hice una pausa.-Si no se los conté antes fue porque me pareció lo mejor. Tuve mis razones.

Que difícil. Que difícil. Que difícil.

-¿Estás embarazada?-preguntó Josefina en una mezcla de asombro y preocupación.

-No.-respondí con seguridad.-No es eso. 

-¿Entonces?-se interesó Lourdes.-Cuanto suspenso.-agregó al ver que volvió a reinar el silencio.

Cerré los ojos, respiré, y los volví a abrir.

-Como saben o sospecharán, hace mucho tiempo que no estoy bien con Benjamín.-dije.-Tal vez nunca lo estuve.-agregué en un segundo de reflexión.

-Lo suponíamos.-acotó Lourdes para que prosiga.

-Hace un tiempo que llegó otra persona a mi vida y logró abrirme los ojos, mostrarme esa realidad que yo conocía pero me negaba a ver.-les conté.-Me enamoró y me hizo sentir cosas que jamás pensé que llegaría a sentir.

Estaban las tres mirándome atentas. Creo que ya era el momento de tirar la bomba.

-Estoy saliendo con alguien.-solté y miré a los ojos a cada una para ver su reacción.

-¿Estás engañando a Benjamín?-me preguntó Lourdes con mirada acusadora.

-¿Tenes un amante?-me interrogó Josefina sorprendida.

-¿En serio, Emma?-siguió Lourdes.-Pero no lo llevas al departamento, ¿o si?

-Pero...¿Es algo formal o alguien para que te satisfaga en lo sexual?-se interesó Josefina.

-¿Cómo manejas lo de mentir?-quiso saber Lourdes.

-¿Benjamín no sospecha nada?-agregó Josefina.

Demasiadas preguntas al mismo tiempo. Me iba a estallar la cabeza.

-Eu, no la atormenten.-acotó Tania.

-Perdón, amiga.-se disculpó Lourdes.-Si esa persona te hace feliz, te apoyo. 

-Y deja de una vez a Benjamín.-agregó Josefina.

-Es un tema muy complicado el de Benjamín.-le respondí.-Pero ya lo solucionaré.

Se produjo un silencio y luego llegó  la pregunta que tanto temía responder.

-¿Y quien es el chico?-preguntó de repente Josefina y tragué saliva.

La miré y no me salían las palabras. ¿Tanto me iba a costar pronunciar un nombre?

-Santino.-contesté con la mirada baja y sentí que se caía el mundo.

Al subir la mirada me encontré con rostros desencajados, perdidos, asombrados. 

-¿Qué?-pronunció Josefina deseando en su interior haber escuchado mal.

-Estoy con Santino.-afirmé.-Se me hace demasiado difícil contarles esto.-agregué mirando en especial a Josefina.

-¿Me estás diciendo que te enamoraste del mismo hombre que una de tus mejores amigas?-me acusó Lourdes a la defensiva de Josefina.

-No la juzguen.-pidió Tania.-Escúchenla.

-¿No la juzguen?-le discutió Lourdes a Tania.-Le importa más un hombre que su propia amiga.

Se pusieron a discutir. Pero mi mirada estaba puesta en Josefina que seguía callada, y parecía estar en un estado de shock.
La miré a Tania y entendió que le estaba pidiendo que se llevara Lourdes y me dejara sola con Josefna. Accedió.

-Perdóname.-le dije.-Lamento mucho habernos fijado en la misma persona.

-Si me estás pidiendo perdón es porque te sentís culpable.-me respondió ella con voz pacífica y la vista perdida en el piso.-Y está bien que te sientas así.-agregó luego de un silencio.

-Es muy difícil la situación también para mí.-le dije.-Necesito que me digas algo.-agregué sin entender como todavía no me había insultado.

-Estoy muy decepcionada de vos.-me comentó aún con la vista baja.-Pensé que te importaba nuestra amistad.

-Me importa mucho nuestra amistad.-le respondí.-Entiendo que estés molesta conmigo...-empecé a decirle pero no me dejó terminar

-¿Qué es lo que entendes?-me atacó ahora mirándome seria.-Te cagaste en todo. Sabías perfectamente que me gustaba.

-Lo mío con Santino comenzó mucho antes de que a vos te empezaran a pasar cosas con él.-dije a modo de defensa pero fue un grave error.

-¡Peor Emma!-me gritó.-Significa que te estuviste riendo de mí en la cara cuando te contaba lo que sentía y te pedía consejos.

Iba a responderle pero no me dejó.

-¿Cómo hacían? ¿Se reían de mí al hacer el amor?-me empezó a atacar sacada.-¿Comentaban la lástima que me tenían por haberme fijado en él?

Me quedé dura. 

-¿Eso hacían, Emma?-siguió gritándome.-¿Se reían a mis espaldas?

-Nadie se rió de vos.-le respondí.-Intenté evitar que te fijaras en él, pero no pude.

-¿Y no era más fácil contarme lo que sentías por él y decirme que eras correspondida?-me preguntó bajando el tono de voz.

-No pude...-le respondí con culpa.-La situación se me fue de las manos.

-Como siempre.-me atacó.-Nunca sabes como manejar las situaciones. Mírate, sos un desastre.

-Perdóname.-le pedí.-Me pareció que lo tuyo con Santino era un capricho...y yo estoy enamorada en serio.

-¿Y vos que mierda sabes lo que yo siento?-me gritó.-En Santino vi cosas que no vi en otros hombres. Y más que su belleza, me atrajo su personalidad.

Tragué saliva. No pensé que sentía cosas fuertes por Santino.

-Emma, yo odiaba a la chica de la cual él se enamoró.-me dijo con los ojos vidriosos luego de un silencio.-Envidiaba que se le pusieran brillosos los ojos cuando pensaba en ella, que le dedicara canciones de amor, que le sea tan fiel.-agregó dejando caer las lágrimas.-Y ahora me entero que a la persona que odio es a vos.

Eso sí que dolió. Sus lágrimas eran como un cuchillo que atravesaba mi pecho.

-No quise lastimarte.- fue lo único que me salió decir.

-Pero lo hiciste.-soltó dolida.-Y lo seguís haciendo. Y yo no se sí puedo soportar la idea de verlos juntos.

Y yo no podía soportar verla sufrir por mi culpa.

-Y lo que más bronca me da es que vos no te lo mereces a él.-me dijo.-No lo sabes valorar. Lo tenes escondido, haciendo de tu amante.

-Amo a Santino.-me defendí.-Y lo de Benjamín ya lo voy a resolver.

Se quedó en silencio.

-No me tortures, por favor.-le pedí.-Yo no te robé nada. Cuando me enamoré de él, vos apenas lo conocías.-le expliqué.-No me imaginé que ibas a fijarte en él.

-Tenes razón. Yo nunca tuve nada con Santino.-me dijo.-Pero me mentiste, me ocultaste información y me hiciste quedar como una imbécil.

Tenía razón. Podía haber resuelto todo esto de una manera distinta.

-Y me duele eso.-agregó.-También me duele que no confíes en mí.

-Confío en vos y te quiero muchísimo.-le dije y se me escapó una lágrima.-Pero no es fácil la situación. Jamás quise lastimarte.

En su mirada noté que ya no tenía más ganas de hablar. Y que quería estar sola. 

-Andate, Emma.-me pidió secándose las lágrimas y abriéndome la puerta.

La miré dolida y me retiré del lugar.



Twitter: @janetroseblog

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