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sábado, 10 de mayo de 2014

Capítulo cuarenta y nueve


Narra Emma:

Caminé de la casa de Tania hasta mi departamento. Avanzaba despacio con la mirada en cualquier lado sin prestar mucha atención a lo que ocurría alrededor. No podía dejar de pensar en Santino y de como le iba a decir el gran error que cometí. Tenía mucho miedo. No quería lastimarlo. No quería perderlo.


Narra Santino:

Estuve jugando con mi sobrino. Cada vez que sonreía me llenaba el alma. No hay nada más lindo que ver a un nene sonreír. Nos entretuvimos hasta que le agarró sueño y se quedó dormido. Al rato llegó Jazmín y le pedí que lo cuidara mientras yo iba a entrenar.


Narra Emma:

Al llegar al departamento me puse a limpiar y a acomodar todo. Quería despejar mi cabeza pero no podía dejar de pensar en Santino y en todo lo que había pasado.

Narra Santino:

Me encontraba en el vestuario con Bruno dejando el bolso y poniéndome los botines.

-¿Sabes algo de Emma?-le pregunté de repente.-No me responde los mensajes y estoy preocupado.

-Que raro.-me respondió.-Yo la vi hoy. La llamó a Tania y después me la crucé en la casa de ella.-agregó y se fue porque lo llamó el entrenador.

Me terminé de atar los cordones y salí a la cancha a correr. No podía terminar de concentrarme. Si Emma había ido a lo de Tania entonces no le  había pasado nada. Y si la llamó vio mis mensajes también. Eso significaba que no quería hablar conmigo. 

-¡Concentración, Santino!.-me gritó el entrenador.-¡Vamos, dale!.


Narra Emma:

Al agarrar el celular vi que tenía varias llamadas perdidas de mi padre. No tenía ganas de hablar y menos con él. Supuse que me iba a decir un montón de halagos sobre Benjamín e iba a salir nuevamente con la idea del casamiento.


Narra Santino:

Terminó el entrenamiento y nos dirigimos al vestuario. No me podía sacar de la cabeza a Emma. No entendía porque no quería hablar conmigo.

-¿Qué pasó, hermano?-me preguntó Bruno acercándose con dos botellas de agua en la mano.-Jugaste muy mal hoy.-agregó dándome una.

-Sí, jugué horrible.-le respondí.-Estoy en cualquiera.

-¿Por lo de Emma?-se interesó.

-Sí.-le contesté y tomé agua.-Hasta ayer estaba todo más que bien. No sé por que ahora no quiere hablar conmigo.

-Es una chica muy complicada.-me respondió.- Yo te avisé.


Narra Emma:

Tenía que ir a ver a Santino y decirle la verdad. No sabía bien como iba a hacer para poderlo mirar a los ojos y contarle lo que pasó.


Narra Santino:

Llegué a casa y Franco ya se había despertado. Jazmín me comentó que estaba apurada y se fue casi sin saludarme.
Me senté en el piso con mi sobrino y coloqué hojas blancas grandes y empezamos a pintar. Gala vino corriendo y tiró el tarro de pintura haciendo que quedé todo desparramado por el piso. Me puse a limpiarlo mientras el nene se ensuciaba todas las manos y se reía.
Sonó el timbre. 

-Vino mamá.-le dije limpiándole las manos.-Quédate sentadito ahí.

Fui hasta la puerta pero cuando abrí no me encontré con mi hermana. Emma apenas me miró e ingresó.
Observó a mi sobrino y me di vuelta para verificar que se haya quedado en el lugar donde lo dejé.

-No sabía que estabas con Fran.-me comentó.

-Sí, estábamos pintando.-le respondí.

La noté bastante nerviosa.

-Era hora de que aparezcas, ¿no?-le reproché.-Te estuve llamando y te dejé mensajes.

Tragó saliva y se le pusieron los ojos vidriosos.

-Perdóname.-dijo sin mirarme.-Perdón.-agregó dejando escapar una lágrima.


Narra Emma:

No podía ni siquiera mirarlo a los ojos. Me carcomía la culpa. Se me quedó mirando sin comprender nada de lo que estaba pasando.

-¿Perdón por qué?-se interesó.

-Perdóname.-le repetí llorando.

-Mírame, Emma.-me pidió acercándose.-No entiendo nada.


Narra Santino:

Seguía sin poder mirarme. Tuve un mal presentimiento.

-Emma háblame, decime lo que pasa.-le pedí nervioso.-Mírame a los ojos, por favor.

Levantó la cabeza mirándome y pasó su mano derecha por mi mejilla, acariciándome despacio mientras su cara se empapaba de lágrimas.

-¿Qué es lo que pasa?-insistí sacándole la mano y tomando distancia.-Habla, Emma.-agregué serio.

Me pidió perdón como unas diez veces más y yo me estaba conteniendo los nervios. ¿Por qué diablos me pedía perdón?
Como vi que seguía callada me di vuelta para alzar a mi sobrino.

-Me acosté con Benjamín.-soltó de repente y me recorrió un frío por el cuerpo.

No llegué a terminar de alzarlo y lo volví a dejar. Me di vuelta hacia Emma y le clavé la mirada.

-Perdóname, te juro que no quise.-me empezó a repetir, negando con la cabeza.




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