Narra Emma:
Nos encontrábamos
bailando y riéndonos en el medio de la pista cuando nos sorprendió un lento. Me
miró con una sonrisa y me acercó más a su cuerpo. Hacía mucho que no bailaba
esto.
Me aferré a él,
deslizando mis manos sobre su camisa. Me sentía tan segura entre sus brazos que
no quería alejarme. Hacía movimientos que lograban excitarme, era obvio que me
estaba provocando. Movió su cabeza rozando su nariz contra la mía de forma
lenta y tierna. Hizo una pausa haciéndome desear y luego besó mis labios,
primero suave y luego perdiéndonos en un beso lleno de amor. Mis manos rodearon
su nuca y nos olvidamos del mundo. Un repentino cambio de música a un ritmo
movido nos hizo volver a la realidad y nos despegamos.
Poco a poco las
horas iban pasando, y yo estaba esperando un momento especial, el de la tirada
del ramo de flores. Tampoco era que creía eso de que la que lo agarraba iba a
ser la próxima en casarse. Bueno, capaz sí lo creía y tal vez también seguía
con esa ilusión de casarme a los 21.
Narra Santino:
Amaba a cada
integrante de mi familia y me sentía muy agradecido de tenerlos. Les estaba
contando a mis primos sobre mi pasión por el fútbol y mi alegría porque se
estaba por cumplir mi sueño de ir a jugar a Madrid. En un momento corrí la vista
y la vi a Emma con mi sobrino en sus brazos, y no pude evitar morirme de
ternura. Les terminé de contar y me acerqué hacia donde estaba Emma.
-Es hermoso tu
sobrino.-me comentó al verme.
-Como el tío.-le
respondí y le guiñé el ojo.
-Sí, es verdad, se
parece a tu hermano.-me dijo para molestarme.
-Que atrevida.-le
dije con expresión de asombro y se rió.-Está difícil que te de bola mi hermano,
está casado y va a tener una hija.
-Que lástima.-me
la siguió.-Con las ganas que tenía de que seas mi cuñado.
-¿Vos estás
soltera?-le pregunté.-Me habían comentado que tenías novio, y que es muy
fachero.
-Tengo un novio
muy creído.-me comentó y negué con la cabeza.
Nos interrumpió
la tirada del ramo. En segundos me entregó a mi sobrino y se alejó de mi lado.
Observé como con ilusión se acercaba al sector donde mi prima estaba por lanzar
el ramo de flores. La miré a distancia a los ojos detenidamente y noté esa
mirada parecida a la de una nena de seis años al momento de pinchar la piñata.
Me mordí el labio inferior porque me dio demasiada ternura.
Narra Emma:
El ramo de flores
no fue a parar en mis manos y mi ilusión desapareció en una milésima de
segundos. Sentí una angustia interior, no se por qué. Tampoco sé porque seguía
con esa estúpida fantasía del casamiento ideal con la pésima experiencia que
había tenido hace poco. No debería tener más ganas de entrar a una iglesia
vestida de novia porque el recuerdo amargo de que me hayan plantado en el altar
no me lo sacaba nadie. Estúpido Benjamín. Estúpida yo por seguir con la idea de
casarme a los veintiuno. Entre tantos pensamientos ni me di cuenta que había
quedado sola en el medio de la pista. Cuando reaccioné sentí la mano de Santino
sobre la mía y nuestros dedos se entrelazaron. Me miró como si realmente
estuviera leyendo mis pensamientos y me sonrió para luego caminar juntos hacia
la mesa.
-¿Estás bien?-me
preguntó una vez sentados, acariciándome la mejilla derecha.
-Sí.-respondí no
muy convencida.
-Algún día te vas
a casar y vas a ser la novia más linda de todas.-me dijo y me quedé dura.
Se rió al ver mi expresión.
-¿Qué pasa?-se
interesó.
-¿Cómo lo
haces?-le pregunté con asombro.-¿Cómo es que siempre sabes lo que estoy
pensando?
-Te conozco, mi
amor.-me respondió mirándome con ternura.
Suspiré y apoyé
mi cabeza en su hombro. Quería poder decirle todo lo que me hacía sentir
tenerlo a mi lado, pero no encontraba las palabras exactas. Me hubiese
encantado conocerlo mucho tiempo antes y no tener que hacerlo pasar por todo
esto. Porque por más que me hacía feliz a cada segundo y que estábamos tan
bien...lo de Benjamín todavía no era tema terminado. El problema seguía
presente y lograba robarme la tranquilidad y torturarme de a poco. Me despegué
para poder mirarlo y al encontrarme en sus ojos pensé que nuevamente estaba
entrando en mi mente.
-¿Otra vez?-le pregunté
alzando las cejas.
-No,
tranquila.-dijo luego de reír y negó con la cabeza.-No sé que estás pensando.
-Mejor.-le
respondí aliviada.-Me das un poco de miedo.
-Igual si queres
me podes contar...-acotó.
Nos interrumpió
uno de sus primos y se sentó a conversar con nosotros. Me asombraba que todos
sus familiares sean tan simpáticos.
Era muy extraño
para mí ver a una familia que sea realmente una familia, la de Santino sí que
lo era. Admiraba que sean tantos y que sean todos tan unidos. Mi familia estaba
muy lejos de eso, va, creo que a lo mío ni se le podía llamar así.
Narra Santino:
Nos retiramos de
la fiesta y nos dirigimos al auto. En el viaje hasta mi departamento nos
veníamos riendo de todo, parecíamos borrachos y eso que no habíamos tomado ni
una gota de alcohol.
-Elegí algún CD
si, queres.- le dije dejando de reírme.
-¿No queres
cantar?-me preguntó.
Lo dudé por unos
segundos pero luego comencé a cantar y logré que se animara a cantar conmigo, hacíamos
un buen dúo.
Narra Emma:
Llegamos al
apartamento y empezó a buscar las llaves por todos los bolsillos del saco hasta
que recordó que se las había dejado a Bruno. Las encontró en el macetero así
que eso significaba que él ya no estaba. Me guiñó el ojo y entramos.
-Estás tan hermosa
con ese vestido…-me comentó al mismo tiempo que dejaba su saco, las llaves y el
celular sobre una mesa.
-Vos estás
hermoso con ese traje.-le dije mirándolo y me mordí el labio inferior mientras
se acercaba.
Me arrinconó
contra la puerta y entrelazó sus dedos de las manos con los míos. Se pegó a mi
cuerpo.
-Cantame un poco
la canción que cantaste en la fiesta.-me susurró en el oído.
-Haces que mi
corazón ya no esté ciego porque puedo ver en ti que esto es amor sincero, haces
que te quiera más, un poco más…-le canté mirándolo a los ojos.-… llegas y te
quiero más de lo que ya te quiero.-terminé de cantar en su oído.
Volví a mirarlo a
los ojos y me perdí unos segundos en ellos. Sentía que ya era el momento de
animarme a decirle resumido en dos palabras todo lo que me pasaba en mi
interior cada vez que lo tenía cerca, cada vez que me miraba, que me sonreía,
que me besaba.
-Te amo.-solté
por primera vez estando consciente.-Mucho.-agregué rodeando su cuello con mis
brazos.
-Yo también, mi
amor.-me dijo con una sonrisa y me despegó un poco de la puerta.
Apoyó sus manos
en mi cintura y me besó, primero lento y luego más apasionado. Se deshizo de mi
vestido como pudo y comenzó a acariciarme lentamente la espalda mientras sus
labios se ocupaban de mi boca. Era inexplicable lo que sentía cuando su piel y
la mía entraban en contacto. Comencé a desabrocharle la camisa y al sacársela
coloque mis manos en su pelo, despeinándolo mientras no me podía separar de sus
labios. Nos dirigimos a las escaleras y sin separarnos mucho subimos y entramos
a su habitación.
-Te amo mucho,
hermosa.-me dijo con respiración agitada cortando el beso.-Juro hacerte feliz y
elegirte todos los días.
-Te amo más.-le
dije entre besos cortos.-Gracias por aparecer en mi vida, me haces feliz.
Volvimos a unir
nuestros labios y nos dejamos caer en la cama mientras nos deshacíamos del
resto de la ropa que sobraba. Con él siempre me sentía como si fuera la primera
vez. Lo amaba con locura. Y cada minuto que pasaba, lo amaba aún más.
Twitter: @janetroseblog
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