Vistas de página en total

sábado, 22 de febrero de 2014

Capítulo veinticinco!


Narra Emma:

Manipulación. Eso era lo que Benjamín vivía haciendo conmigo, me manipulaba. Lo vi cruzar la puerta y un poco me alivié. Prefería cuando me ignoraba. Esta actitud nerviosa y amenazante no me gustaba para nada. No me extrañaba que le fuera tan bien en los negocios, era muy inteligente. 
Miré a mi alrededor y tenía los platos y copas para lavar. Lo hice rápido y me dirigí a la habitación. Observé la cama matrimonial que se encontraba en el centro de la habitación, tan armada y que tan poco compartíamos últimamente.
Benjamín se fue muy tranquilo porque sabía perfectamente que no iba a saltar a hacerle una escena porque no se quedaba, y porque daba por hecho que finalmente iba a decidir casarme con él.
Mueve muy bien las piezas en el tablero. Cuando nos conocimos me trajo a vivir con él, a poco de ponernos de novios. Me sacó de una crisis económica que estaba atravesando y me dijo que me iba a mantener él. Que no hacía falta que estudiara ni que trabajara, que sólo me ocupara de las cosas de la casa. Y a mi papá le ofreció un trabajo, que ahora defiende a muerte.
Pero Benjamín no hace nada por simple solidaridad, todo lo que hace es para poder manejar y manipular a las personas en un futuro. Le gusta que los demás sientan esa sensación de estar en deuda con él. Porque él es el superior y los demás somos inferiores.
Y sé que él es consciente que yo estoy pensando en todo esto, y en donde quiera que esté ahora, su sonrisita de victoria no tardaría en aparecer. 
No es el mejor marido, de hecho está demasiado lejos de serlo. Pero si me voy y lo dejo. ¿A dónde voy? ¿Qué hago de mi vida? Hay más motivos por los cuales todos sabemos que voy a ir caminando hasta el altar para encontrarme con él y jurarle amor eterno. Estoy atrapada, no tengo salida.
La imagen de Santino apareció de repente en mi mente. No hay dudas de que es el hombre con el que siempre soñé y el que tanto esperaba. Sería muy fácil, estando en el lugar de otros, aconsejarme a escaparme de acá y jugármela por lo que siento. Pero me da miedo la incertidumbre, el no saber que va a pasar luego. Con Benjamín tengo todo asegurado, una vida infeliz pero segura.
Probablemente Benjamín se halla ido esta noche apropósito. Me dejó el camino libre para que yo pudiera ir a pasar la noche con mi "amante". Porque sabía que iba a ser una especie de despedida y que luego decidiría no volverlo a ver.
Y pegó en la tecla, porque justamente eso es lo que iba a hacer.


Narra Santino:

Parado en la cocina de mi departamento, al lado de la heladera con una botella de agua en la mano. Todavía seguía vestido con la ropa de fútbol. Tomaba del pico sin sentirme culpable, los placeres de vivir solo. 


Narra Emma:

Me cambié la ropa y pedí un radio taxi. Una vez arriba de éste, me dirigí  a lo de Santino. Intenté sacarme todo los quilombos de la cabeza y sólo concentrarme en lo que sentía por él.


Narra Santino:

Seguía con bronca por lo de Lautaro. Nos habíamos peleado hace bastante pero desde ese entonces nunca más nos llevamos bien. El motivo de la pelea fue una chica, pero no una cualquiera, sino Luciana: mi ex. En realidad, no es mi ex porque nunca llegamos a ser novios por motivos que no quiero recordar. Pero fue mi primera vez.
Igual, no sigo peleado con Lautaro porque me sigan pasando cosas con ella. La realidad es que hace mucho quedó en el pasado y gracias a lo que siento por Emma, me di cuenta que nunca antes había estado enamorado. Así que tal vez lo de Luciana haya sido una obsesión o un "enamoramiento temporal". 
Pero mi enojo con Lautaro era eterno.


Narra Emma:

Permanecí unos minutos en la puerta del edificio de Santino sin animarme a tocar el portero. Sentía mil cosas a la vez. Me dolía tener que despedirme. Me dolía que nuestra primera vez sea también la última. Y sabía que al engañarlo estaba cometiendo un grave error.


Narra Santino:

Estaba buscando un dial en la radio cuando repente escuché el timbre. La hice entrar y esperé a que llegara a mi piso. Sonó el timbre y dejé la radio ahí, encendida. 
Abrí la puerta y me encontré con un rostro preocupado y con los ojos un poco vidriosos. No me dio tiempo a decir nada, tan sólo se abalanzo hacia mí y me beso. Para ese entonces en la radio estaban pasando "Nada" de Prince Royce.

Narra Emma:

Me aferré a sus labios. Fue subiendo la temperatura y comencé a hacer que el beso fuera más apasionado. Al principio lo noté un poco tenso, como que no entendía mucho lo que estaba pasando. Pero luego se relajó y comenzó a dejarse llevar. Le empecé a dar besos cortos mientras le levantaba la camiseta deportiva que llevaba puesta y luego me separé de sus labios para sacársela.


Narra Santino:

Al principio me tomó por sorpresa, fue algo que no me esperaba. Pero sus besos eran adictivos y hacerla mía era lo que más deseaba. Esta mujer no sabía lo que me provocaba, estaba completamente enamorado. Deslicé lentamente mis manos por debajo de su blusa y sentí como se le erizó la piel. Entre besos se la saqué y comencé a caminar hacia atrás para dirigirnos a la habitación.


Nada, no me falta nada, 

cuando estoy contigo, 

cuando estamos solos 

Te juro no me falta nada 

con tan solo un beso, 

todo el universo 

se convierte en ti.


Narra Emma:

Subimos las escaleras casi sin separarnos e ingresamos a la habitación. No podíamos separar nuestros labios, el beso se hacía cada vez más fogoso, apasionado.  Nuestros corazones se encontraban acelerados. 
Se separó lentamente de mis labios y me miró fijamente a los ojos.

-¿Segura?-me preguntó, ya que la anterior vez me había escapado.

-Segura.-confirmé y esbocé una sonrisa.

Me devolvió la sonrisa y volvió a apoyar sus labios sobre los míos, pero ahora me besaba suavemente y despacio. Sus manos, que se encontraban en mi cintura, me acariciaron la espalda hacia arriba y me desabrocharon el sostén. 


Los dos solos en un cuarto 

tan enamorados, de fondo Juan Luis
y tener tu pelo negro sobre mi almohada, 

estar mojado en ti.


Narra Santino:

Sus manos se encontraban despeinándome el pelo, pero luego fueron bajando hacia mi espalda. Nos deshicimos del resto de la ropa y nos dejamos caer lentamente sobre la cama. Estaba completamente convencido de que lo que sentía por ella nunca lo había sentido por nadie.


Narra Emma:

No nos importaba ni que hora era ni que pasaba fuera de las cuatro paredes de esa habitación, sólo éramos él y yo.
Comenzó a besar delicadamente cada parte de mi cuerpo y me estremecí como si fuera mi primera vez. Me sentía como una virgen siendo tocada por primera vez. Sus besos en el cuello me trasladaban a otro universo. Ya me había entregado en su momento a Benjamín, pero no había sentido ni la mitad de lo que estaba sintiendo en ese momento.
El beso se volvió desesperado, me dejé llevar por la pasión, me fui perdiendo poco a poco entre su cuerpo. 


Y lentamente hacerte el amor 

sin que nos pase el tiempo 

y desnudarnos hace el corazón 

con todo el sentimiento. 

Estoy seguro no hay nada mejor, 

que dormir contigo hasta que salga el sol. 

Definitivamente, cuando estamos juntos 

no nos falta nada.


Narra Santino:
Me encontraba encima de ella besando esos dulces labios mientras dejábamos de ser dos personas y nos convertíamos en una.
Comencé a hacerla mía, comencé a hacerla mi mujer.
Seguí llevándola hasta la locura, hasta que nuestros cuerpos se perdieron entre las sábanas. 
Y luego volvimos a ser dos, dos amantes que estaban amándose a escondidas, siendo presos de un amor casi prohibido. 


Narra Emma:

Si mañana no lo volvía a ver, por lo menos me llevaba el aroma de su cuerpo impregnado en mi piel. Juro nunca olvidarme de esta noche, de esta madrugada junto a él.




Twitter: @janetroseblog

No hay comentarios:

Publicar un comentario