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miércoles, 12 de febrero de 2014

Capítulo veintidós


Narra Emma:

Anocheció y acepté quedarme a cenar con él. Cocinamos juntos. No me gusta hacer comparaciones entre las personas, pero Santino era tan diferente a Benjamín. Hasta con la cocina. Con Santino hacíamos todo de a dos, nos ayudábamos. En cambio, con Benjamín era una situación de amo y esclava.


Narra Santino:

Cenamos mientras hablábamos de todo un poco. Cada día que pasaba nos conocíamos más y la sentía más cerca. No tenía idea que iba a pasar con Benjamín y el casamiento, pero mantenía la esperanza de que éste último se cancele y su relación termine para siempre.


Narra Emma:

Mi celular comenzó a sonar. Al ver que era mi papá, corté y lo apagué. 

-Estuvo buena la juntada.-comentó levantando los platos.

-Sí.-le dije ayudándolo a sacar todo de la mesa y lavar.-Tus amigos son re buena onda.

-Tus amigas también.-me dijo.-Tania es lo más, me cae re bien.

-¿Y Jose?-me interesé, con un poco de celos.

-¿A qué viene la pregunta?-me contestó.-Me cae bien, nada más.

-Quería saber.-me limité a responder.

Terminó de guardar todo y se puso enfrentado a mí.

-¿Por qué sos tan insegura?-me preguntó corriéndome el pelo y acariciándole la mejilla derecha.

Me quedé callada.

-Podes confiar en mí.-insistió agarrándome una mano.

-Me da miedo perderte.-murmuré.

-¿El miedo es quedarte sola o perderme a mi?-se interesó.

-A vos.-le respondí.-Me importas, Santi. Y te quiero.-agregué mirándolo a los ojos.

-Yo también te quiero, hermosa.-me dijo entre besos cortos.-Pero quiero que te quieras a vos misma y seas más segura.

Suspiré y no dije nada.

-Vales mucho más de lo que crees, en serio. Y podes hacer las cosas que te gustan, como cantar, estudiar una carrera, o lo que sea que te haga bien y te ayude en tu futuro.-me dijo.-No permitas que nadie te limite.

-A veces no es tan fácil.-le dije.-No puedo.

-Sí que podes.-me contradijo.-Y no quiero escucharte más decir lo contrario.

Me agarró la mano y me llevó al living. Nos sentamos uno al lado del otro en el sillón.

-Canta algo.-me pidió.

-¿Ahora?-me interesé.

-Sí.-me respondió.-Yo te cante el otro día.

-Bueno.-dije pensando que cantar.-Una de Olivia Viggiano.

-La quieras.-me dijo.-Te escucho.


Ayer estuve pensando en nosotros dos
en todo lo que cambió desde que estoy con vos
Me devolviste el color que se me perdió
y ahora todo es distinto, nada va a frenarnos

Un minuto con vos es perfecto
aunque todo alrededor se esté cayendo
Cuando escucho tu voz no hay más miedo,
no existe el tiempo

Ayer estuve pensando en nosotros dos
en cómo nos encontramos y todo empezó 
Sin darnos cuenta acá estamos, mirándonos
como abstraídos del mundo, nada va a frenarnos 

Un minuto con vos es perfecto
aunque todo alrededor se este cayendo 
Cuando escuchó tu voz no hay más miedo
No existe el tiempo

Vos me llevas, a donde no hay nada que pensar
Me siento paz en esta nueva inmensidad
y me voy hundiendo en este mar


Narra Santino:

Me quedé perdido en su voz. No entendía por qué había ocultado ese talento durante varios años, sólo dándole lugar en la ducha. 
Al terminar de cantar posó sus ojos color café sobre los míos y a los pocos segundos se le dibujó una sonrisa en el rostro.

-Sos tan hermosa.-le dije sin dejar de mirarla.

-Vos sos hermoso.-me respondió.

-Mi belleza es demasiada para tus ojos,  ¿no?-le dije para bromear.

Se mordió el labio inferior y negó con la cabeza, aguantando la risa.

-Me haces tan bien.-acotó y le sonreí.

Recordé que unos de mis amigos me trajo un champagne hoy. Me levanté y fui a servir dos copas. Volví al living con ellas en la mano y le ofrecí una a Emma.
Tomamos un poco y luego puse un poco de música lenta. Le agarré la mano y la llevé al centro. Apoyé mis manos en su cintura y ella pasó sus brazos por alrededor de mi cuello. Nos dejamos llevar por la música y lentamente trasladé mis manos más a su espalda, acercándola del todo a mí. Ella suspiró y me abrazó más, apoyando su cabeza en mi hombro.

-Me siento eterno.-le susurré en el oído. 

-Que linda sensación.-acotó.-Podría quedarme así con vos toda la vida.

Cerré los ojos y permanecimos unos minutos así, en silencio, disfrutando sólo del sonido de la música. No sabía en que sector del departamento se hallaba Gala, pero me alegraba que no se encontrara ladrando.

-No te cases.-le pedí en voz baja.-Por favor.

No respondió. Tan sólo se acomodó, aferrándose  más a mí.


Narra Emma:

Me preguntaba por dentro por qué no lo conocí antes. Hace años que lo único que quería era que llegara a mi vida alguien como él. Tardó, pero finalmente lo encontré. 
Se separó lentamente un poco de mí, y unió sus labios con los míos. Cerré los ojos y me dejé llevar por ese beso que se iba volviendo apasionado. Sentía las yemas de sus dedos acariciando lentamente mi espalda de arriba hacia abajo. Podía sentir su perfume que me hacia desearlo cada vez más. Separó sus labios y me miró con una sonrisa. Le sonreí y comenzó a darme besos en el cuello. Sabía que quería ir más allá y probablemente yo también quería. Pero un escalofrío recorrió mi cuerpo cuando sentí sus manos frías debajo de mi remera, y tomé distancia. Me miró extrañado e intentó comprenderme. No estaba bien esto, yo todavía no había terminado con Benjamín, y no quería hacerle lo mismo que él me hacía a mí.   Sentía culpa y lo único que quería era irme. Agarré mis cosas y me dirigí a la puerta. Él me siguió.

-¿Qué pasa?-se interesó.

-Nada, me tengo que ir.-le respondí.

-Quédate.-me pidió.-Por favor.

-No.-le contesté.-Ya es tarde y vos tenes que repasar porque mañana rendís.

-¿Segura que está todo bien?-preguntó y asentí.

Lo miré a los ojos. Luego bajé la vista a sus labios y le di el último beso antes de irme.


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