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jueves, 23 de octubre de 2014

Capítulo ochenta y cuatro


Narra Santino:

No dejaba de mirarla con una sonrisa en el rostro.  Había logrado, a su manera, ponerme los pies sobre la tierra. Me habían emocionado sus palabras, me habían hecho reaccionar. Y fue en ese mismo instante en el que me di cuenta que Emma ya no era lo misma, o tal vez sí, pero había mejorado mucho. Lejos había quedado esa mujer negativa, depresiva, insegura, dependiente. También fue en ese mismo momento en el que la miré a los ojos y supe que hablaba en serio, que cada palabra salía desde el fondo de su alma, y que realmente estaba enamorada.  Que me amaba con la misma intensidad  que yo a ella. Y me sentía un completo idiota por haber dudado de eso en algún momento. Tenía una mezcla de sentimientos que era casi imposible poder pasarlos a palabras.

-¿Sabes lo que estoy necesitando?- le pregunté, con sus ojos clavados en mí.

-¿Qué?- se interesó, y pude notar que tenía los ojos vidriosos.

-Una dosis de tus besos.-le respondí, provocando que se mordiera el labio inferior.

Se acercó lentamente y se acostó al lado mío en la cama. Nos miramos a los ojos unos segundos y luego unimos nuestros labios. Era un beso despacio, tierno, con amor. Y como me habían hecho falta durante estos días el contacto de nuestras bocas, sentirla cerca, sentirla mía. El sabor salado de sus lágrimas me hizo distanciarme. Le acaricié la mejilla, secándola.

-Te amo, y quiero que estés bien, ¿sí?-me dijo con dulzura, y asentí, volviéndola  a besar.

El ruido de las llaves nos interrumpió. Nos separamos sin dejar de mirarnos, y le grité a Mora para que subiera. En segundos la tenía parada en la puerta de la habitación, con algo de miedo a ingresar. Le sonreí y vino corriendo a mis brazos.

-Despacio, que están las piernas de tu hermano.- le dijo con cuidado Emma, al ver que se lanzaba a la cama.

-Perdón si te hice sentir mal, hermosa.-le dije aferrándola a mi cuerpo.- Te quiero mucho.

-Yo te quiero más.-me respondió abrazándome.

-No, yo más.-la contradije y le di un beso en la mejilla.- Y no digas nada, pero sos mi hermana preferida.-le susuré.

 

Narra Emma:

Levanté la cabeza y la vi a Tania en la puerta. Nos avisó que se iba y nos saludó antes de retirarse del apartamento. Al rato vino la madre de Santino a llevarse a Mora y bajé a abrirle.

 

-¿En qué estábamos nosotros?- me preguntó cuando volví.- Necesito de tus besos, amor.-me dijo haciendo puchero, al ver que no me acercaba.

-Estábamos en que no voy a dejar que te quedes todo el día ahí acostado, deprimiéndote.- le dije firme.- ¿Querés pintar?- le propuse con una sonrisa, pero descarté esa idea al ver su cara de desagrado.- Ya sé, vamos a la plaza y llevamos la guitarra. Dale, levántate.-agregué dándole la mano para ayudarlo.

Agarró mi mano y me hizo caer sobre el él. Capturó mis labios en un beso lleno de amor.

-Dale, Santi.-insistí, separándome y volviéndome a levantar.

Lo ayudé a pararse y a sentarse en la silla de ruedas.

 

Narra Santino:

Llegamos a la plaza más cercana y buscamos un lugar para sentarnos, bueno…para sentarse ella. El día estaba hermoso, soleado y sin ninguna nube. Disfrutamos de la naturaleza mientras hablamos un buen rato. Si bien seguía deprimido, por momentos ella lograba sacarme una sonrisa y hacerme reír. Luego agarré la guitarra y pensé una canción para cantar. Se me vino a la mente una hermosa canción para dedicarle. Así que empecé a entonar, mientras ella me miraba hipnotizada.

Fui bajo las estrellas y te canté al oído
Te desnudé mi alma para que tú entiendas que te necesito
Lo nuestro es una historia de sueños infinitos
Que se hacen realidad tan solo con besar tus labios despacito

Es como un premio a mis sentidos  
Ésta sensación

Mi corazón se acelera, se enciende, se eleva cuando estoy contigo
Me enfrento solo al dolor en este mundo de hoy si tú no estás conmigo
Mi corazón desespera, te ama y se entrega y se siente vivo
No hay nada más hermoso que sentir amor
Amor correspondido… amor correspondido

 

Ya me había olvidado de lo que me apasionaba cantar. Era algo que me llenaba el alma. Acepto que jugar al fútbol siempre fue mi prioridad, pero no me quedaba otra opción que olvidarme de eso, ya que era algo que aunque me doliera, no iba a poder hacer nunca más.



Una caricia tuya es como un aguacero
Me hace tanto bien que en el amanecer despierta mi universo

Es como un premio a mis sentidos
Ésta sensación

Mi corazón se acelera, se enciende, se eleva cuando estoy contigo
Me enfrento solo al dolor en este mundo de hoy si tú no estás conmigo
Mi corazón desespera, te ama y se entrega y se siente vivo
No hay nada más hermoso que sentir amor
Amor correspondido… amor correspondido


Sólo desvié mi mirada de los ojos de Emma cuando noté que se habían acercado varias personas a escucharme. Pero no tardé mucho en volver a fijarme en ella y en su hermosa sonrisa. A veces uno no encuentra las palabras exactas para explicarle a alguien lo que siente, y muchas veces las letras de las canciones nos ayudan.


En el frio de la noche yo seré tu abrigo
El lucero que te guía siempre en el camino

Mi corazón se acelera, se enciende, se eleva cuando estoy contigo
Me enfrento solo al dolor en este mundo de hoy si tú no estás conmigo
Mi corazón desespera, te ama y se entrega y se siente vivo
No hay nada más hermoso que sentir amor
Amor correspondido… amor correspondido

 

Narra Emma:

Volvimos al apartamento y lo ayudé a subir las escaleras. Entramos a la habitación y se acostó en la cama. Me puse a acomodar unas cosas y luego lo miré, encontrándome con su mirada fija en mí.

-Te deseo. Ahora. Ya.-me comentó sin sacarme la vista de encima.

Y la verdad era que yo también lo deseaba. Yo también necesitaba que nuestra piel entrara en contacto. Me hacía bien. Lo amaba. Me saqué la remera que llevaba puesta y luego me deshice del jean, quedando en ropa interior. Sus ojos me recorrieron de pies a cabeza y se le dibujó una leve sonrisa en el rostro. Me acerqué a donde estaba y le saqué cuidadosamente el pantalón. Él se sacó bruscamente la remera y me tiró sobre su cuerpo. No hacía falta hablar, con la mirada nos decíamos todo. Comencé a sentir sus labios en mi cuello y cerré los ojos. Sus manos acariciaron lentamente mi espalda y me desabrocharon el sostén, tirándolo por ahí. Busqué sus labios y lo besé con pasión. Me separé y fui dejando besos húmedos por su pecho. Nos deshicimos de las prendas que sobraban y con mucho cuidado, buscando la posición para no lastimarlo, hicimos el amor.

 

Narra Santino:

La amaba con locura. La amaba con la vida. La amaba para siempre.

-Te amo con toda mi alma.-me susurró en el oído con la respiración agitada.

-Yo también, mi amor.-le respondí acurrucándola a mi pecho y acariciándole el pelo.-Yo también.



@janetroseblog

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