Narra Emma:
Pasaban los días y la
situación se volvía más tensa. Santino había vuelto a hablar, pero estaba fuera
de sus casillas y más histérico que nunca. Estaba agresivo y trataba mal a todo
el mundo. Con la persona que más se la agarraba era conmigo, y era lógico, era
con quien más pasaba tiempo. Sacaba paciencia de no sé dónde y contaba hasta
diez para seguir soportándolo. No había dudas que lo amaba demasiado.
Con respecto a los
ejercicios de movimiento que tenía que intentar hacer para prepararse para la
operación, por suerte hacía caso y no se comportaba como un nene de cinco años
haciendo berrinche.
Narra Santino:
Tachaba los días en mi
mente para que llegara el día de la operación. Realmente era horrible estar en
este papel de "víctima". Me molestaba que estuvieran todos pendientes
de mí, como si me tuvieran lástima; sacaban lo peor de mí. Estaba irritable,
creo que hasta ni yo mismo me soportaba. Tampoco entendía como Emma todavía no
se había cansado y me había insultado. Creo que mi inconsciente en parte estaba
buscando eso, que alguien me despertara de golpe y me hiciera reaccionar, o
quizás sólo quería quedarme completamente sólo para hundirme en una depresión.
Narra Emma:
Me encontraba con Tania
en el living conversando cuando sonó el timbre. Apareció la madre de Santino
que me dejó a Mora. La pequeña niña me abrazó, dejando un beso en mi
mejilla. Luego corrió a saludar a Tania.
-Qué lindo verte,
peque.-le dije con una sonrisa. -¿Queres tomar algo?
Negó con la cabeza y se
sentó en el sillón.
-¿Mi hermano sigue
triste?-me preguntó de repente con un tono que me provocó un escalofrío.
-Sí, pero podemos darle
mucho mucho amor para que vuelva a sonreír.-le respondí.-¿Te parece?
-Sí, así deja de estar
mal.-comentó.
-¿Te gusta pintar a
vos?-me interesé y enseguida asintió con cara divertida.-¿Le hacemos un cuadro
lindo y se lo llevamos?-le propuse y sonrió ampliamente.
Busqué los elementos para
pintar y agarré un bastidor. Le coloqué a Mora una especie de guardapolvo para
que no se manchara la ropa y nos pusimos manos a la obra. Tania nos miraba con
una sonrisa y luego se unió a colaborar.
Narra Santino:
Escuchaba atentamente las
voces provenientes del living. Por momentos aparecían risas. Emma estaba muy
cambiada, había crecido mucho como persona y la notaba más fuerte, más feliz,
más adulta. Y me alegraba, pero al mismo tiempo me ponía mal, algo
triste. No sabía explicar bien lo que me pasaba. En realidad ni yo me entendía.
En algún punto creo que me molestaba el "cambio de roles".
Narra Emma:
Terminamos la pintura,
que a decir verdad no había quedado perfecta, pero estaba hecha con amor, y eso
era lo que importaba. Tania permaneció en el living, y yo subí con Mora para
entregarle a Santino el cuadro. La nena lo miraba apenada y deseaba sacarle una
sonrisa a su hermano. Pero la reacción no fue la que esperábamos. Creí que la
presencia de su hermana lo iba a hacer cambiar de actitud, o al menos
disimularla. Prácticamente la ignoró, y agradecí que no le hubiera
gritado o algo por el estilo. La mirada de Mora dejaba ver su frustración. Lo
fulminé con la mirada, y luego bajé al living con ella.
-¿No me quiere
más?-preguntó Mora, haciendo puchero.
-Sí te quiere, y
mucho.-le respondí.-Pero no está pasando un buen momento.-agregué y la miré a
Tania.
-Mora, ¿me queres
acompañar a sacar a pasear a Gala?-le preguntó Tania abrazándola por atrás y
entregándole la correa.
Ella asintió y se
retiraron del apartamento junto a la perra. Miré hacia las escaleras con bronca
y me dirigí a la habitación con pasos firmes. Se había agotado mi paciencia.
Él, acostado en la cama, me miró expectante.
-¿Qué te pasa Santino?
¡Es una nena!-le empecé a reprochar.-Aunque sea podes disimular un poco, no sé.
Revoleó los ojos y no me
respondió. Bufé.
-Deja de ignorar y tratar
mal a todo el mundo, ninguno de nosotros tenemos la culpa de lo que te
pasó.-comencé a decirle alzando la voz.-Entiendo que estés mal, que estés lleno
de bronca, que te de impotencia. Sé lo que se siente que te arranquen la
posibilidad de cumplir uno de tus sueños. Y seguro te invade la tristeza y no
puedas entender nada de lo que está pasando...
Me miró atentamente,
escuchándome.
-No sé qué más hacer para
que estés bien, ¿te parece que me gusta y me divierte verte en ese estado?.-seguí
diciéndole con el tono de voz elevado.-Te juro que daría mi vida para que nada
de esto hubiera pasado y te puedas subir a ese puto avión y disfrutar de esa
experiencia. Pero no puedo hacer nada, ¿entendes?
Bajó su vista pero siguió
escuchándome.
-Te conozco demasiado
como para saber que lo que más te irrita es ser vos la "víctima",
como para decirlo de alguna manera. Y te molesta el mostrarte así, débil.-le
dije pero bajé un poco el tono de voz.-Pero sos un ser humano y es normal que te
pasen cosas. No podes ser siempre la persona buena y alegre que ayuda a los
demás, y que es completamente feliz. La vida se compone de momentos tristes y
difíciles también. A veces son los demás los que te tienen que ayudar a vos,
acéptalo.
Me estaba desahogando y
diciéndole todo lo que pensaba y sentía. De alguna manera me estaba liberando.
-Te estás comportando de
esta manera porque estás mal, porque sentís que no hay otra salida, y te queres
hundir más. Por eso te descargas conmigo y estás buscando que te deje sólo,
pero eso no va a pasar. Sé que en el fondo no queres que yo me vaya, tu mirada
me pide que me quede a gritos.-le expliqué.-Y yo no quiero soltarte la mano.
Vos siempre estuviste para mí y lograste sacarme de mis pozos depresivos. Yo
sin vos era una pobre infeliz, no sabía lo que era valorarse. Y vos me
enseñaste a hacerlo y hoy estoy muy conforme conmigo. Y me está dando bronca
porque todo lo que me dijiste en su momento parece que ahora te lo
olvidaste.
Me miró reflexionando.
Sabía bien a qué me refería.
-Tenes que agradecer que
vas a volver a caminar y llevar tu vida normalmente. Sé que te parte el alma no
poder volver a patear una pelota, pero tu vida no termina en el fútbol.-intenté
que entrara en razón.-Cuando se cierra una puerta, hay otras que se abren.
Tenes muchas posibilidades para comenzar a hacer. O darle más bola a otra de
tus pasiones...como cantar. Pero lo que no voy a permitir es que te quedes ahí
acostado por el resto de los días lamentando lo que no pudo o no va a poder
ser. Aparte todo en esta vida...
-...pasa por algo y
aunque en el momento no lo entendamos y nos de bronca, el tiempo nos demuestra
que era algo que tenía que pasar y que era bueno para dejar entrar a nuestras
vidas otra cosa mejor.-me interrumpió, completando mi idea.-Tengo una muy buena
alumna. Y estoy orgulloso de vos.-agregó y me regaló una sonrisa.
Y era la primera que sonreía luego del accidente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario