Narra Emma:
Desperté y al
abrir los ojos lo primero que vi fue su rostro. Se encontraba dormido
plácidamente y con su cara mirando para mi mismo lado. Amaba observarlo dormir,
era tan hermoso. Acaricié su rostro suavemente, evitando despertarlo. Luego me
dirigí a la cocina a prepararle una bandeja con tostadas con queso, y una vaso
de agua junto a una aspirina. Cuando volví a subir las escaleras lo encontré
con los ojos semi abiertos desperezándose.
-Buen día, mi
amor.-dije al entrar a la habitación.-Esto te va a hacer bien.-agregué dándole
la bandeja.
Se refregó los
ojos antes de agarrarla y se sentó.
-Se me parte mil
la cabeza.-me comentó con expresión de molestia.-Me duele mucho. Gracias por la
aspirina.-agregó al verla.
-Se llama resaca,
amor.-le dije sentándome a su lado.-Estabas muy mal ayer.
Me miró
confundido unos segundos.
-No me acuerdo
casi nada.-me comentó.-¿Hice algo malo?-agregó preocupado.
-En el boliche no
lo sé.-le respondí.-Sólo te vi acá cuando llegaste, que de hecho me despertaste
al pifiarle a las llaves y tuve que bajar a abrirte, y con cero equilibrio te
abalanzaste a mis brazos.-agregué y sonreí.
-¿Y me
cuidaste?-me preguntó e hizo una pausa.-Esto me hace acordar a algo.
-¿Al día en que
nos conocimos?-me interesé.
-Sí, sólo que se
invirtieron los roles.-me contestó tomando la aspirina.
-Últimamente se
están invirtiendo.-acoté y me miró.
-¿A qué te
referís?-preguntó enarcando las cejas.
-A que estoy más
centrada que vos.-apenas le respondí.
Me iba a
contradecir pero optó por callarse y comerse las tostadas. Me acerqué y le di
un beso en la mejilla luego de despeinarlo.
-¿Estás mejor?-le
pregunté acariciándole el pelo.
-Con vos a mi
lado, sí.-me guiñó el ojo.-¿Me trataste tan bien como lo hice yo aquel día?
-Tuve que subir
las escaleras con tu peso sobre mí, y pese a tus protestas te metí debajo de la
ducha fría.-le conté.-¿De eso no te acordas?
-Tengo un vago
recuerdo.-me respondió.-Terminaste bajo la ducha conmigo, ¿no?
-Sí, por tu
culpa. Me empapaste y no era la idea.-le reproché.
-Al menos no te
vomité el tapizado del auto.-acotó tosiendo antes de agarrar el vaso de agua.
-¿Me lo vas a
recordar por el resto de mi vida?-le pregunté y me reí.
-Obvio.-respondió
dejando la bandeja a un lado y recostándose.
Me acurruqué a su
lado y apoyé mi cabeza sobre su pecho.
-Te amo
tanto.-susurré y comenzó a acariciarme el cabello.
-Te amo mucho
más, mi vida.-me respondió inclinándose y dejando un beso sobre mi cabeza.
Narra Santino:
Luego de almorzar
vinieron Bruno y Agustín al apartamento. Nos sentamos en el sillón del living
con intenciones de ver un partido de fútbol en la televisión. Emma nos preparó
un café, y se estaba riendo con nosotros hasta que su cara se transformó al
leer un mensaje en el celular, pero después volvió a sonreír.
-Chicos, salgo un
rato.-comentó agarrando la cartera y las llaves.-Que se diviertan.
Cerró la puerta y
cuando me aseguré que ya estaba muy lejos, pude sacar el tema de la fiesta de
ayer.
-¿Cómo se
despertaron después de lo de ayer?-pregunté.-Yo destruido, y todavía no me
recuperé del todo.
-Con una resaca
increíble me desperté.-respondió Agustín.-Pero fue increíble la fiesta.
-¿Vos?-me
interesé mirando a Bruno.-No habrás consumido drogas, ¿no?-agregué preocupado.
La fiesta estaba
muy descontrolada. Y no me extrañaba que haya caído en eso otra vez.
-No, hermano.
Nunca más.-contestó convencido.-Con el alcohol si se me fue la mano, pero un
poco de resaca no le hace mal a nadie.
-Yo estaba muy
mal. No me acuerdo mucho.-comenté.-Tengo vagos recuerdos.
-¿Y en tu memoria
selectiva está la parte en la que te estabas divirtiendo con 3 mujeres
hermosas?-me interrogó Agustín.
Estaba esperando
que saliera justo ese tema. Algo me acordaba, y de hecho me sentía algo
culpable. Aunque no tendría por qué, porque no había pasado nada. ¿O sí?
-Me acuerdo de
partes en las que estaba bailando descontrolado con 3 rubias, pero nada
más.-respondí.-No hice nada de lo que tenga que arrepentirme, ¿no?-agregué con
miedo a la respuesta.
-Además de que te
chapaste a una de ellas fuerte contra la pared y casi le haces un hijo...-dijo
y se quedó pensando.-...no, nada de que arrepentirte.
-¡Bruno!-exclamé
confundido.-¿Qué estás diciendo? Jamás le haría eso a Emma.
-En estado
consciente...-acotó.-Con alcohol en sangre ya vimos que sí podes.
Me lo quedé
mirando dubitativo. Creo que estaba empezando a considerar que eso de verdad
había pasado.
-¿Le vas a
creer?-intervino Agustín.-Él estaba en peores condiciones que vos,
arrastrándose por todo el boliche y haciendo payasadas.
-De algo me
acuerdo.-dijo Bruno riéndose.-La parte del gusanito fue lo más.
-Ah, vos estás
mal de la cabeza.-le dije y rodeé los ojos.-¿Entonces no engañé a Emma?-volví a
preguntar.
Sí, estaba
insistente con el tema. Y muy confundido también. Necesitaba que alguien me
sacara las dudas, pero parecía que me querían agregar más.
-En los momentos
que yo vi, no hiciste nada.-me dijo Bruno.-Pero tampoco me pasé toda la noche
observándote.
-Me dejas re
tranquilo, eh.-le dije irónico.-No me sacan las dudas.
-Bueno.
Igualmente todos los que estábamos en la fiesta estábamos en iguales
condiciones.-comentó Bruno.-Así que si llegó a pasar algo nadie se va a acordar
y todo queda en el olvido.
-Tranquilo,
Santi.-dijo Agustín y me dio una palmada en la espalda.-Lo que haya pasado en
esa fiesta, queda en esa fiesta.
Narra Emma:
Me estaba
divirtiendo con los chicos cuando un mensaje en el celular robó mi atención. Lo
abrí al ver que era de Tania.
"Es hora de
saber la verdad. Estoy preparada para sea cual sea el resultado."
Mi corazón se
aceleró. Con Tania éramos muy unidas, y si algo le pasaba a ella, sentía que a
mi también me estaba pasando. Sentía nervios también, y ansias de saber el
resultado.
Llegué rápido a
la casa, y al abrirme la madre me dirigí a su habitación. Se encontraba parada
en frente de un gran espejo con la cajita del test de embarazo en la mano. Pude
observar como sus manos tenían un cierto temblor y su mirada se perdía en su
propio reflejo. Se percató de mi presencia y se dio vuelta casi de un susto.
-¿En serio estás
preparada?-le pregunté acercándome.-¿Estás lista para saber el resultado?
-Sí...creo.-respondió
algo nerviosa.-Tengo que saberlo. Aparte Bruno se está por ir un mes a Madrid
y...-dejó la frase en el aire.
Agarré la mano
que tenía libre y la apreté con fuerza. Me miró y me sonrió, pero era una
sonrisa nerviosa, una sonrisa que escondía...¿Miedo?
-¿Vos que
sentís?-me interesé mirándola a los ojos.
Se produjo un
silencio.
-Emma...yo...-su
voz temblaba.-Yo no sé cual quiero que sea el resultado.-consiguió decir.
Decidida se
dirigió con la cajita al baño.
-Pase lo que
pase, yo siempre voy a estar.-dije haciendo que se frenara.-Y Bruno también.
Cerró los ojos y
suspiró, antes de entrar finalmente al baño. Me quedé impaciente en la
habitación, entreteniéndome con cualquier objeto que estaba a mi alcance.
Si bien a los 22
años no sos ni muy chica ni muy grande para ser mamá, es una edad en la que se
priorizan otras cosas; en el caso de Tania, terminar la carrera universitaria.
Pero hay situaciones que exceden los planes de uno. Y un hijo siempre era una
bendición.
Narra Santino:
Estaba muy
cómodamente en el sillón con mis amigos viendo un partido, cada uno con una
botella de cerveza en la mano. De repente sonó el timbre y me tuve que levantar
a abrir. Me reí de no se que cosa que comentó Bruno y luego me dirigí a la
puerta sin darle mucha importancia a quien podía ser. Ni siquiera pregunté
quien era antes de abrir.
Me encontré con
un hombre alto y elegante, de aproximadamente veinti pico de años, casi
treinta. Se lo notaba muy seguro de sí mismo y tenía unos ojos color
turquesa.
-Buenas
tardes.-su voz era algo ronca.-¿Se encuentra Emma?
-Discúlpame.-le
dije alzando las cejas.-¿Usted es?-y no sabía por qué no nos estábamos
tuteando.
-Oh, disculpa. No
me presenté- dijo y me estiró su mano.-El jefe de Emma.
Lo miré de arriba
a bajo. No sé por qué me habían invadido los celos.
-Mucho
gusto.-dije dándole la mano.-Santino, el novio.
-Mucho
gusto.-acotó y soltó mi mano, intentando mirar sobre mis hombros.
-No se encuentra
ella en estos momentos.-le comenté.-¿Lo puedo ayudar en algo?
-Necesitaba hablar
con ella.-me respondió.-¿A qué hora puedo encontrarla?
-Sinceramente no
sé a qué hora va a volver.-le respondí.-¿Quiere que le diga algo?
-No.-contestó
seco.-Es algo personal. Lo hablaré luego con ella.
¿Algo personal?
¿Cuanto personal podían tener? Sólo eran jefe y empleada. Y por esa simple
razón no le estaba bajando los dientes en ese mismo instante, tampoco quería
que Emma perdiera su trabajo por mi culpa. Creo que ella se refería a esto
cuando me decía que últimamente yo estaba descentrado.
-Como usted
prefiera.-acoté apretando los dientes.-Un placer conocerlo. Que tenga un lindo
día.-sonreí falsamente con intenciones de cerrar la puerta.
-Igualmente.-me
respondió.-Saludos a Emma.-llegó a decir antes que cerrara la puerta.
Mis amigos
sacaron su vista de la televisión y voltearon a mirarme.
-¿Ustedes
escucharon eso?-pregunté.-Es algo personal. Lo hablaré luego con ella.-lo imité
cambiando la voz.
Ambos se
rieron.
-¿Por qué estás
tan atacado?-se interesó Agustín.-¿Te da miedo perderla?
¿Miedo? Terror me
daba.
-Más que atacado
está inseguro.-comentó Bruno mirándome.-¿Qué pasó? ¿Cambiaste roles con Emma?
Narra Emma:
El resultado ya
estaba. Tania fue a mirarlo y luego se acercó con los ojos vidriosos. Bastó con
intercambiar miradas para entender lo que estaba pasando. Luego me lo confirmó
al mover la cabeza. No, no estaba embarazada. De repente se encontró en una
montaña rusa de sensaciones y un par de lágrimas rodaron por sus mejillas.
Cerré los ojos y la abracé. Estuvimos así por varios segundos.
-Por un momento
tuve la ilusión de...-dejó la frase en el aire y frenó otra lágrima que se le
había escapado.-Ay amiga, no sé ni por qué me siento así.
-Tranquila.-susurré
y le acaricié el pelo.
-Por un
momento...tan sólo un momento desee que el resultado sea positivo.-me confesó
separándose, con lágrimas en los ojos.-Lo amo tanto a Bruno. Me haría feliz
tener un hijo con él.
-Lo sé, amiga. Lo
sé.-dije suspirando.-Pero este no es el momento. En un futuro va a llegar y va
a ser hermoso.
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