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martes, 7 de octubre de 2014

Capítulo setenta y ocho


Narra Emma:

Desperté y al abrir los ojos lo primero que vi fue su rostro. Se encontraba dormido plácidamente y con su cara mirando para mi mismo lado. Amaba observarlo dormir, era tan hermoso. Acaricié su rostro suavemente, evitando despertarlo. Luego me dirigí a la cocina a prepararle una bandeja con tostadas con queso, y una vaso de agua junto a una aspirina. Cuando volví a subir las escaleras lo encontré con los ojos semi abiertos desperezándose. 

-Buen día, mi amor.-dije al entrar a la habitación.-Esto te va a hacer bien.-agregué dándole la bandeja.

Se refregó los ojos antes de agarrarla y se sentó.

-Se me parte mil la cabeza.-me comentó con expresión de molestia.-Me duele mucho. Gracias por la aspirina.-agregó al verla.

-Se llama resaca, amor.-le dije sentándome a su lado.-Estabas muy mal ayer.

Me miró confundido unos segundos.

-No me acuerdo casi nada.-me comentó.-¿Hice algo malo?-agregó preocupado.

-En el boliche no lo sé.-le respondí.-Sólo te vi acá cuando llegaste, que de hecho me despertaste al pifiarle a las llaves y tuve que bajar a abrirte, y con cero equilibrio te abalanzaste a mis brazos.-agregué y sonreí.

-¿Y me cuidaste?-me preguntó e hizo una pausa.-Esto me hace acordar a algo.

-¿Al día en que nos conocimos?-me interesé.

-Sí, sólo que se invirtieron los roles.-me contestó tomando la aspirina.

-Últimamente se están invirtiendo.-acoté y me miró.

-¿A qué te referís?-preguntó enarcando las cejas.

-A que estoy más centrada que vos.-apenas le respondí.

Me iba a contradecir pero optó por callarse y comerse las tostadas. Me acerqué y le di un beso en la mejilla luego de despeinarlo. 

-¿Estás mejor?-le pregunté acariciándole el pelo.

-Con vos a mi lado, sí.-me guiñó el ojo.-¿Me trataste tan bien como lo hice yo aquel día?

-Tuve que subir las escaleras con tu peso sobre mí, y pese a tus protestas te metí debajo de la ducha fría.-le conté.-¿De eso no te acordas?

-Tengo un vago recuerdo.-me respondió.-Terminaste bajo la ducha conmigo, ¿no?

-Sí, por tu culpa. Me empapaste y no era la idea.-le reproché.

-Al menos no te vomité el tapizado del auto.-acotó tosiendo antes de agarrar el vaso de agua.

-¿Me lo vas a recordar por el resto de mi vida?-le pregunté y me reí.

-Obvio.-respondió dejando la bandeja a un lado y recostándose. 

Me acurruqué a su lado y apoyé mi cabeza sobre su pecho.

-Te amo tanto.-susurré y comenzó a acariciarme el cabello.

-Te amo mucho más, mi vida.-me respondió inclinándose y dejando un beso sobre mi cabeza.


Narra Santino:

Luego de almorzar vinieron Bruno y Agustín al apartamento. Nos sentamos en el sillón del living con intenciones de ver un partido de fútbol en la televisión. Emma nos preparó un café, y se estaba riendo con nosotros hasta que su cara se transformó al leer un mensaje en el celular, pero después volvió a sonreír.

-Chicos, salgo un rato.-comentó agarrando la cartera y las llaves.-Que se diviertan.

Cerró la puerta y cuando me aseguré que ya estaba muy lejos, pude sacar el tema de la fiesta de ayer.

-¿Cómo se despertaron después de lo de ayer?-pregunté.-Yo destruido, y todavía no me recuperé del todo.

-Con una resaca increíble me desperté.-respondió Agustín.-Pero fue increíble la fiesta.

-¿Vos?-me interesé mirando a Bruno.-No habrás consumido drogas, ¿no?-agregué preocupado.

La fiesta estaba muy descontrolada. Y no me extrañaba que haya caído en eso otra vez.

-No, hermano. Nunca más.-contestó convencido.-Con el alcohol si se me fue la mano, pero un poco de resaca no le hace mal a nadie.

-Yo estaba muy mal. No me acuerdo mucho.-comenté.-Tengo vagos recuerdos.

-¿Y en tu memoria selectiva está la parte en la que te estabas divirtiendo con 3 mujeres hermosas?-me interrogó Agustín.

Estaba esperando que saliera justo ese tema.  Algo me acordaba, y de hecho me sentía algo culpable. Aunque no tendría por qué, porque no había pasado nada. ¿O sí?

-Me acuerdo de partes en las que estaba bailando descontrolado con 3 rubias, pero nada más.-respondí.-No hice nada de lo que tenga que arrepentirme, ¿no?-agregué con miedo a la respuesta.

-Además de que te chapaste a una de ellas fuerte contra la pared y casi le haces un hijo...-dijo y se quedó pensando.-...no, nada de que arrepentirte. 

-¡Bruno!-exclamé confundido.-¿Qué estás diciendo? Jamás le haría eso a Emma.

-En estado consciente...-acotó.-Con alcohol en sangre ya vimos que sí podes. 

Me lo quedé mirando dubitativo. Creo que estaba empezando a considerar que eso de verdad había pasado.

-¿Le vas a creer?-intervino Agustín.-Él estaba en peores condiciones que vos, arrastrándose por todo el boliche y haciendo payasadas.

-De algo me acuerdo.-dijo Bruno riéndose.-La parte del gusanito fue lo más.

-Ah, vos estás mal de la cabeza.-le dije y rodeé los ojos.-¿Entonces no engañé a Emma?-volví a preguntar.

Sí, estaba insistente con el tema. Y muy confundido también. Necesitaba que alguien me sacara las dudas, pero parecía que me querían agregar más.

-En los momentos que yo vi, no hiciste nada.-me dijo Bruno.-Pero tampoco me pasé toda la noche observándote. 

-Me dejas re tranquilo, eh.-le dije irónico.-No me sacan las dudas.

-Bueno. Igualmente todos los que estábamos en la fiesta estábamos en iguales condiciones.-comentó Bruno.-Así que si llegó a pasar algo nadie se va a acordar y todo queda en el olvido.

-Tranquilo, Santi.-dijo Agustín y me dio una palmada en la espalda.-Lo que haya pasado en esa fiesta, queda en esa fiesta.


Narra Emma:

Me estaba divirtiendo con los chicos cuando un mensaje en el celular robó mi atención. Lo abrí al ver que era de Tania. 

"Es hora de saber la verdad. Estoy preparada para sea cual sea el resultado."

Mi corazón se aceleró. Con Tania éramos muy unidas, y si algo le pasaba a ella, sentía que a mi también me estaba pasando. Sentía nervios también, y ansias de saber el resultado.
Llegué rápido a la casa, y al abrirme la madre me dirigí a su habitación. Se encontraba parada en frente de un gran espejo con la cajita del test de embarazo en la mano. Pude observar como sus manos tenían un cierto temblor y su mirada se perdía en su propio reflejo. Se percató de mi presencia y se dio vuelta casi de un susto.

-¿En serio estás preparada?-le pregunté acercándome.-¿Estás lista para saber el resultado?

-Sí...creo.-respondió algo nerviosa.-Tengo que saberlo. Aparte Bruno se está por ir un mes a Madrid y...-dejó la frase en el aire.

Agarré la mano que tenía libre y la apreté con fuerza. Me miró y me sonrió, pero era una sonrisa nerviosa, una sonrisa que escondía...¿Miedo?

-¿Vos que sentís?-me interesé mirándola a los ojos.

Se produjo un silencio. 

-Emma...yo...-su voz temblaba.-Yo no sé cual quiero que sea el resultado.-consiguió decir.

Decidida se dirigió con la cajita al baño.

-Pase lo que pase, yo siempre voy a estar.-dije haciendo que se frenara.-Y Bruno también.

Cerró los ojos y suspiró, antes de entrar finalmente al baño. Me quedé impaciente en la habitación, entreteniéndome con cualquier objeto que estaba a mi alcance. 
Si bien a los 22 años no sos ni muy chica ni muy grande para ser mamá, es una edad en la que se priorizan otras cosas; en el caso de Tania, terminar la carrera universitaria. Pero hay situaciones que exceden los planes de uno. Y un hijo siempre era una bendición.


Narra Santino:

Estaba muy cómodamente en el sillón con mis amigos viendo un partido, cada uno con una botella de cerveza en la mano. De repente sonó el timbre y me tuve que levantar a abrir. Me reí de no se que cosa que comentó Bruno y luego me dirigí a la puerta sin darle mucha importancia a quien podía ser. Ni siquiera pregunté quien era antes de abrir.
Me encontré con un hombre alto y elegante, de aproximadamente veinti pico de años, casi treinta. Se lo notaba muy seguro de sí mismo y tenía unos ojos color turquesa. 

-Buenas tardes.-su voz era algo ronca.-¿Se encuentra Emma?

-Discúlpame.-le dije alzando las cejas.-¿Usted es?-y no sabía por qué no nos estábamos tuteando. 

-Oh, disculpa. No me presenté- dijo y me estiró su mano.-El jefe de Emma.

Lo miré de arriba a bajo. No sé por qué me habían invadido los celos.

-Mucho gusto.-dije dándole la mano.-Santino, el novio. 

-Mucho gusto.-acotó y soltó mi mano, intentando mirar sobre mis hombros.

-No se encuentra ella en estos momentos.-le comenté.-¿Lo puedo ayudar en algo?

-Necesitaba hablar con ella.-me respondió.-¿A qué hora puedo encontrarla?

-Sinceramente no sé a qué hora va a volver.-le respondí.-¿Quiere que le diga algo?

-No.-contestó seco.-Es algo personal. Lo hablaré luego con ella.

¿Algo personal? ¿Cuanto personal podían tener? Sólo eran jefe y empleada. Y por esa simple razón no le estaba bajando los dientes en ese mismo instante, tampoco quería que Emma perdiera su trabajo por mi culpa. Creo que ella se refería a esto cuando me decía que últimamente yo estaba descentrado.

-Como usted prefiera.-acoté apretando los dientes.-Un placer conocerlo. Que tenga un lindo día.-sonreí falsamente con intenciones de cerrar la puerta.

-Igualmente.-me respondió.-Saludos a Emma.-llegó a decir antes que cerrara la puerta.

Mis amigos sacaron su vista de la televisión y voltearon a mirarme.

-¿Ustedes escucharon eso?-pregunté.-Es algo personal. Lo hablaré luego con ella.-lo imité cambiando la voz.

Ambos se rieron. 

-¿Por qué estás tan atacado?-se interesó Agustín.-¿Te da miedo perderla?

¿Miedo? Terror me daba.

-Más que atacado está inseguro.-comentó Bruno mirándome.-¿Qué pasó? ¿Cambiaste roles con Emma?


Narra Emma:

El resultado ya estaba. Tania fue a mirarlo y luego se acercó con los ojos vidriosos. Bastó con intercambiar miradas para entender lo que estaba pasando. Luego me lo confirmó al mover la cabeza. No, no estaba embarazada. De repente se encontró en una montaña rusa de sensaciones y un par de lágrimas rodaron por sus mejillas. Cerré los ojos y la abracé. Estuvimos así por varios segundos.

-Por un momento tuve la ilusión de...-dejó la frase en el aire y frenó otra lágrima que se le había escapado.-Ay amiga, no sé ni por qué me siento así.

-Tranquila.-susurré y le acaricié el pelo.

-Por un momento...tan sólo un momento desee que el resultado sea positivo.-me confesó separándose, con lágrimas en los ojos.-Lo amo tanto a Bruno. Me haría feliz tener un hijo con él.

-Lo sé, amiga. Lo sé.-dije suspirando.-Pero este no es el momento. En un futuro va a llegar y va a ser hermoso.



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