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sábado, 18 de enero de 2014

Capítulo diez


Narra Emma:

La semana transcurría y yo estaba a mil con los preparativos del casamiento, que cada vez faltaba menos. Benjamín seguía desapareciendo por las noches, aunque un poco menos que antes. Hacía varios días que no teníamos contacto físico, por las noches siempre le agarraba un cansancio repentino y se dormía rápido, o simulaba dormirse; el hecho era que me evitaba. Mi papá con el tema de que la boda se acercaba me llamaba todos los días por teléfono y fingíamos tener una buena relación padre e hija. Tania cada vez se enganchaba más con Bruno y estaba media desaparecida. Pero la entendía y además me alegraba porque la notaba feliz. Y con respecto a mi cabeza y a Santino, me encontraba confundida; y sí, estaba admitiendo que me pasaban cosas con él.


Narra Santino:

Los días se me pasaban rápido y lento a la vez. Con la facultad me había puesto al día pero me costaba concentrarme ya que mi cabeza estaba en otra. Valeria volvió a aparecer y la invité a salir un par de veces con el objetivo de sacarme de la cabeza a Emma, sé que no está bien usar a alguien para no pensar en otra, pero lo hice. Igual no funcionó. Y cuando la quise llevar a la cama mis pensamientos la rechazaron y no pude. Esa noche se fue frustrada de mi departamento y yo me quedé acostado mirando el techo, enojado conmigo mismo por no poder olvidarla.


Narra Emma:

No me podía sacar de la mente todo lo ocurrido en el día anterior. Eran las cuatro de la tarde y estaba sola en el departamento. Me encontraba cantando en la ducha, cosa que hacía seguido. En el medio de mi concierto imaginario me acordé de Santino cantando y de su voz tan linda. Al salir del baño y cambiarme, se me vino una idea a la cabeza. Si lo hubiese pensado mucho, seguramente no lo hubiese hecho porque no me hubiera animado. Pero me dejé llevar por mis impulsos y me fui al lugar donde él entrenaba. Sabía la dirección porque Bruno jugaba con él, y Tania, que se la pasa hablando de su chico, me comentó donde quedaba. Y ahí estaba, afuera de ese lugar, esperando.


Narra Santino:

Después del día que Emma había venido a traerme la ropa de mi hermana y se había ido diciendo que se iba a ir a probar el vestido de novia, no la quise volver a ver. En realidad, verla era lo que más deseaba, pero no debía. Sentía que cada vez me enganchaba más y no estaba bueno, el corazón de ella ya tenía dueño. Y pensé que ella no le interesaba volverme a ver. Por eso lo que ocurrió ayer me descolocó. Estaba en la cancha jugando un partido de fútbol y de repente miro por las rejas para afuera y estaba ella ahí. Claramente me desconcentró y mis compañeros me insultaron porque le pase la pelota a uno del equipo contrario y nos metieron gol. El entrenamiento terminó y estaba muy intrigado por su visita.

-Hola.-le dije saliendo del lugar y acercándome a ella.-¿Qué haces por acá?

-Hola Santi.-me dijo saludándome con un beso en la mejilla.-Quería decirte algo, por eso vine.

-¿Qué?-pregunté, aún me seguía pareciendo extraña toda la situación.

-Quiero cantar con vos.-me dijo y sonrío.

La miré aún más extrañado.

-No entiendo.-acoté.

-El otro día en tu departamento me cantaste, y tenes re linda voz.-me comentó y yo seguía tratando de relacionar las cosas.-A mi me gusta mucho cantar.-agregó mirándome con entusiasmo.

-Gracias por lo de que tengo linda voz.-expresé.-Perdón, pasa que me parece raro que hayas venido hasta acá. ¿Vos lo que queres es que cantemos juntos?

-A mi me gusta cantar y a vos también. Y pensé que podíamos probar cantar algo juntos.-me explicó.-Igual nada, no importa. Fue una idea que se me pasó por la mente, hace de cuenta que no te dije nada. Nos vemos.-agregó y se dio la vuelta para irse. 

-Emma.-dije y la agarré de la mano, haciendo que se de vuelta y me mire.-Quiero escucharte cantar-agregué y le sonreí.


Narra Emma:

Cuando mi mirada se encontró con la suya y me dijo que quería escucharme  cantar, sentí algo en la panza, como unas cosquillas internas.
Me llevo a su departamento y me hizo pasar a su living, donde me dirigí al sillón y me senté. Él subió a su habitación a buscar su guitarra y yo me quedé observando a mi alrededor, debo confesar que sentía un poco de nervios.
Una vez ya los dos sentados en el sillón, él agarró la guitarra y empezó a tocar unos acordes, invitándome a que comience a cantar.


Narra Santino:

No creí que cantara tan bien. Me quedé congelado cuando escuché esa voz tan suave, linda y afinada. Intenté seguir concentrado en la guitarra y dejar que su canto me lleve a los acordes correspondientes. Terminó la canción y me miró, esperando mi opinión.

-La verdad que me sorprendiste.-le comenté, sincero.-Cantas muy bien y tu voz es hermosa.

-¿Te sorprendí?-se interesó.-¿Pensabas que cantaba mal?

-No, no quise decir eso.-le respondí haciendo una pausa para buscar las palabras correctas.-Me refería a que superaste mis expectativas.

-Tenes que sentirte afortunado porque sos la primer persona que me escucha cantar.-me contó.-Sólo canto en la ducha.

-¿Me hablas en serio?-le pregunté sorprendido.- Cantas muy bien, la ducha déjasela a los que cantan como perros en celo.-agregué y se empezó a reír por mi expresión.


Narra Emma:

Me hacía bien tenerlo cerca. Con él la pasaba bien, me reía y me sentía valorada. Todo lo contrario a como me sentía en mi departamento con Benjamín.

-Igual me sigue sin quedar claro. ¿Vos que es lo que queres?-me preguntó.-Mira que yo al canto lo tengo como hobby, no me dedico a esto.

-Cantar juntos, como hobby.-le respondí.-Me hace bien cantar y no quería cantar sola en la ducha.

-Ah, listo. Entendí.-acoté.-Yo pensé que te había agarrado un ataque de locura y te querías ir conmigo de mochilera y hacer giras por todos lados.-agregó haciéndome reír.

-No, no.-me dijo sonriendo.-No haría eso.


Narra Santino:

Nada me gustaba más que verla sonreír. En ese momento la miré y me recorrió por el cuerpo un tsunami de emociones. 

-¿Qué no harías?-me interesé.-¿Irte de mochilera a hacer giras o irte conmigo?-agregué acercándome más a ella.


Narra Emma:

Cortó con la distancia que nos separaba y me quedé helada. Sus ojos se desviaron hacia mis labios y tragué saliva. Me sentía molesta conmigo por lo que estaba sintiendo, no podía olvidarme que estaba de novia y me estaba por casar. Quiso besarme y antes de que pudiera hacerlo me tiré un poco para atrás.

-No está bien esto.-acoté y él tomó distancia.

-Lo sé, perdóname.-me dijo con la vista baja.

Me arrepentía por lo que le había dicho a continuación. Le mentí a él, queriéndomelo creer yo también.

-Está todo bien con vos, pero te veo solo como un amigo.-le dije, sintiendo todo lo contrario.


Narra Santino:

Al escuchar eso se me rompió el corazón en mil pedazos. Toda esa situación me mareaba y me confundía.

-Me alegro que por lo menos hayamos roto la barrera de apenas conocidos.-fue lo único que pude decir.

Luego de eso me empezó a hablar de su futuro marido, creyendo que yo era como una especie de amigo psicólogo. Y yo me sentí un completo tarado.



Twitter: @janetroseblog 

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