Narra Emma:
La semana
transcurría y yo estaba a mil con los preparativos del casamiento, que cada vez
faltaba menos. Benjamín seguía desapareciendo por las noches, aunque un poco
menos que antes. Hacía varios días que no teníamos contacto físico, por las noches
siempre le agarraba un cansancio repentino y se dormía rápido, o simulaba
dormirse; el hecho era que me evitaba. Mi papá con el tema de que la boda se
acercaba me llamaba todos los días por teléfono y fingíamos tener una buena
relación padre e hija. Tania cada vez se enganchaba más con Bruno y estaba
media desaparecida. Pero la entendía y además me alegraba porque la notaba
feliz. Y con respecto a mi cabeza y a Santino, me encontraba confundida; y sí,
estaba admitiendo que me pasaban cosas con él.
Narra Santino:
Los días se me
pasaban rápido y lento a la vez. Con la facultad me había puesto al día pero me
costaba concentrarme ya que mi cabeza estaba en otra. Valeria volvió a aparecer
y la invité a salir un par de veces con el objetivo de sacarme de la cabeza a
Emma, sé que no está bien usar a alguien para no pensar en otra, pero lo hice.
Igual no funcionó. Y cuando la quise llevar a la cama mis pensamientos la
rechazaron y no pude. Esa noche se fue frustrada de mi departamento y yo me
quedé acostado mirando el techo, enojado conmigo mismo por no poder olvidarla.
Narra Emma:
No me podía sacar
de la mente todo lo ocurrido en el día anterior. Eran las cuatro de la tarde y
estaba sola en el departamento. Me encontraba cantando en la ducha, cosa que hacía
seguido. En el medio de mi concierto imaginario me acordé de Santino cantando y
de su voz tan linda. Al salir del baño y cambiarme, se me vino una idea a la
cabeza. Si lo hubiese pensado mucho, seguramente no lo hubiese hecho porque no
me hubiera animado. Pero me dejé llevar por mis impulsos y me fui al lugar
donde él entrenaba. Sabía la dirección porque Bruno jugaba con él, y Tania, que
se la pasa hablando de su chico, me comentó donde quedaba. Y ahí estaba, afuera
de ese lugar, esperando.
Narra Santino:
Después del día
que Emma había venido a traerme la ropa de mi hermana y se había ido diciendo
que se iba a ir a probar el vestido de novia, no la quise volver a ver. En
realidad, verla era lo que más deseaba, pero no debía. Sentía que cada vez me
enganchaba más y no estaba bueno, el corazón de ella ya tenía dueño. Y pensé
que ella no le interesaba volverme a ver. Por eso lo que ocurrió ayer me
descolocó. Estaba en la cancha jugando un partido de fútbol y de repente miro
por las rejas para afuera y estaba ella ahí. Claramente me desconcentró y mis
compañeros me insultaron porque le pase la pelota a uno del equipo contrario y
nos metieron gol. El entrenamiento terminó y estaba muy intrigado por su
visita.
-Hola.-le dije
saliendo del lugar y acercándome a ella.-¿Qué haces por acá?
-Hola Santi.-me
dijo saludándome con un beso en la mejilla.-Quería decirte algo, por eso vine.
-¿Qué?-pregunté,
aún me seguía pareciendo extraña toda la situación.
-Quiero cantar
con vos.-me dijo y sonrío.
La miré aún más
extrañado.
-No
entiendo.-acoté.
-El otro día en
tu departamento me cantaste, y tenes re linda voz.-me comentó y yo seguía
tratando de relacionar las cosas.-A mi me gusta mucho cantar.-agregó mirándome
con entusiasmo.
-Gracias por lo
de que tengo linda voz.-expresé.-Perdón, pasa que me parece raro que hayas
venido hasta acá. ¿Vos lo que queres es que cantemos juntos?
-A mi me gusta
cantar y a vos también. Y pensé que podíamos probar cantar algo juntos.-me
explicó.-Igual nada, no importa. Fue una idea que se me pasó por la mente, hace
de cuenta que no te dije nada. Nos vemos.-agregó y se dio la vuelta para
irse.
-Emma.-dije y la
agarré de la mano, haciendo que se de vuelta y me mire.-Quiero escucharte
cantar-agregué y le sonreí.
Narra Emma:
Cuando mi mirada
se encontró con la suya y me dijo que quería escucharme cantar, sentí
algo en la panza, como unas cosquillas internas.
Me llevo a su
departamento y me hizo pasar a su living, donde me dirigí al sillón y me senté.
Él subió a su habitación a buscar su guitarra y yo me quedé observando a mi
alrededor, debo confesar que sentía un poco de nervios.
Una vez ya los
dos sentados en el sillón, él agarró la guitarra y empezó a tocar unos acordes,
invitándome a que comience a cantar.
Narra Santino:
No creí que
cantara tan bien. Me quedé congelado cuando escuché esa voz tan suave, linda y
afinada. Intenté seguir concentrado en la guitarra y dejar que su canto me
lleve a los acordes correspondientes. Terminó la canción y me miró, esperando
mi opinión.
-La verdad que me
sorprendiste.-le comenté, sincero.-Cantas muy bien y tu voz es hermosa.
-¿Te
sorprendí?-se interesó.-¿Pensabas que cantaba mal?
-No, no quise
decir eso.-le respondí haciendo una pausa para buscar las palabras
correctas.-Me refería a que superaste mis expectativas.
-Tenes que
sentirte afortunado porque sos la primer persona que me escucha cantar.-me
contó.-Sólo canto en la ducha.
-¿Me hablas en
serio?-le pregunté sorprendido.- Cantas muy bien, la ducha déjasela a los que
cantan como perros en celo.-agregué y se empezó a reír por mi expresión.
Narra Emma:
Me hacía bien
tenerlo cerca. Con él la pasaba bien, me reía y me sentía valorada. Todo lo
contrario a como me sentía en mi departamento con Benjamín.
-Igual me sigue
sin quedar claro. ¿Vos que es lo que queres?-me preguntó.-Mira que yo al canto
lo tengo como hobby, no me dedico a esto.
-Cantar juntos,
como hobby.-le respondí.-Me hace bien cantar y no quería cantar sola en la
ducha.
-Ah, listo.
Entendí.-acoté.-Yo pensé que te había agarrado un ataque de locura y te querías
ir conmigo de mochilera y hacer giras por todos lados.-agregó haciéndome reír.
-No, no.-me dijo
sonriendo.-No haría eso.
Narra Santino:
Nada me gustaba
más que verla sonreír. En ese momento la miré y me recorrió por el cuerpo un
tsunami de emociones.
-¿Qué no
harías?-me interesé.-¿Irte de mochilera a hacer giras o irte conmigo?-agregué
acercándome más a ella.
Narra Emma:
Cortó con la
distancia que nos separaba y me quedé helada. Sus ojos se desviaron hacia mis
labios y tragué saliva. Me sentía molesta conmigo por lo que estaba sintiendo,
no podía olvidarme que estaba de novia y me estaba por casar. Quiso besarme y
antes de que pudiera hacerlo me tiré un poco para atrás.
-No está bien
esto.-acoté y él tomó distancia.
-Lo sé,
perdóname.-me dijo con la vista baja.
Me arrepentía por
lo que le había dicho a continuación. Le mentí a él, queriéndomelo creer yo
también.
-Está todo bien
con vos, pero te veo solo como un amigo.-le dije, sintiendo todo lo contrario.
Narra Santino:
Al escuchar eso
se me rompió el corazón en mil pedazos. Toda esa situación me mareaba y me
confundía.
-Me alegro que
por lo menos hayamos roto la barrera de apenas conocidos.-fue lo único que pude
decir.
Luego de eso me
empezó a hablar de su futuro marido, creyendo que yo era como una especie de
amigo psicólogo. Y yo me sentí un completo tarado.
Twitter: @janetroseblog
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