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miércoles, 29 de enero de 2014

Capítulo dieciseis


Narra Emma:

Seguíamos sentados en la mesa, hablando y tomando tragos. La situación ya mucho no la soportaba. Y creí oportuno el momento para retirarme.

-Chicos, yo me voy a ir.-comenté levantándome de la silla.-Gracias por la invitación.

-¿Ya te vas?-se interesó Tania.-Pensé que venías a dormir a casa.

Iba, respondí por dentro. Pero no quería estar en el medio de la pareja. Otra vez el pensamiento de ser día jueves. Maldito Santino.

-Sí, estoy cansada.-me excusé.-No te preocupes, voy a lo de alguna de las chicas.

Saludé a todos y me encaminé hacia la salida.

-Te acompaño a tomar un taxi.-dijo Santino, alcanzándome.


Narra Santino:

Necesitaba hablar con ella sobre la canción. Salimos y la acompañé hasta la esquina.

-Ya te podes ir, gracias.-dijo, sin mirarme.

-Creo que tenemos que hablar...-acoté.

-¿De qué?-preguntó, molesta.-Deja de perseguirme, en serio.

-¿Yo te persigo?-la interrogué con asombro.-La que vino a mi casa ayer a pedir refugio fuiste vos, te recuerdo.

-Como sea.-se limitó a responder.

-¿La canción iba para mí?-me interesé de repente.


Narra Emma:

Lo miré a los ojos sin saber que responder. ¿Debía decirle la verdad? Tampoco entendía para que preguntaba, si era algo obvio.

-¿Tomo el silencio como un sí?-insistió.

-¿Te cambia en algo la respuesta?-le pregunté.

-Sí.-respondió e hizo una pausa.-Quiero saber si te pasan cosas conmigo, porque me mareas.

Y ahí fue cuando recordé la conversación que habíamos tenido días atrás. 

-El otro día te mentí.-le confesé.-Es mentira que te veo sólo como un amigo.

-¿Y entonces?-insistió.

-Me tengo que ir, en serio.-le dije firme.-Anda al bar.

-¿Estás segura que tenes donde ir?-se interesó, un poco preocupado.

-Sí.-le respondí y le di la espalda. 


Narra Santino:

La dejé ahí sola en la esquina. Volví al bar y me acerqué a la mesa.

-¿Tardó mucho el taxi?-se interesó Agustina.

-Algo así.-respondí.-¿Pedimos otro trago?-agregué mirando a los tres.


Narra Emma:

Otra vez me encontraba caminando por la calle de madrugada sola. Y nuevamente no tenía donde ir. Cuando me digné a sacar el celular de la cartera me encontré con varias llamadas perdidas y mensajes de texto. Las primeras eran todas de Benjamín y mi papá. Y los mensajes eran los avisos de las llamadas. Un poco más de quilombos no podía tener en mi vida, ¿no? Seguí caminando mientras pensaba donde ir a dormir. 


Narra Santino:

Luego de conversar un rato más, decidimos dar por terminada la salida. Les ofrecí a Bruno y a Tania llevarlos pero se negaron. Me fui al auto con Agustina. Se encontraba un poco rara. 

-¿Todo bien?-me interesé mientras frenaba en un semáforo.

-Sí.-apenas respondió.

Seguí manejando y a los pocos minutos rompió el silencio.

-¿Te gusta?-preguntó de repente.

-¿Qué cosa?-le respondí sin entender de que hablaba.

-Emma.-me dijo.-¿Te gusta?-agregó mirándome.

¿Qué suponía que tenía que responder?

-Es mi amiga.-respondí y en el fondo me sentí culpable.

-Pero eso no significa que no te guste.-insistió.-No soy boluda, me doy cuenta lo que te pasa. Como la miras, todo.

-¿Tanto se nota?-y me arrepentí al segundo de mi reacción.- Perdón.-agregué sin saber que más decir.

-Está bien, no pasa nada.-me dijo apoyando su cabeza en el asiento y con la mirada perdida adelante.

-Agus, yo no te quiero lastimar.-le dije al mismo tiempo que miraba por el  espejo retrovisor que no venga nadie y doblaba.

Ella permaneció en silencio.

-La verdad es que sí, algo con Emma me pasa. Por su parte no, ella se está por casar.-continué.- Y vos...yo la paso bien con vos.

-Está bien, Santi. No tenes que explicarme.-me dijo.-Sólo que no quiero estar en esta situación.

No supe bien que decir. Se merecía estar con alguien que realmente se enamore de ella. Y yo lo único que podía hacer es estar a su lado solo para intentar olvidar a Emma, y ni siquiera funcionaba. 

-Y con respecto a Emma.-agregó y suspiró.-Se nota que le pasa lo mismo que a vos.  

-Igualmente quiero que sepas que sos hermosa y sos una gran mujer. Y te lo digo en serio.-dije mirándola en un semáforo y me sonrío.

Se quedó en silencio. Pero yo seguía pensando en lo último que había dicho.

-¿Vos decís que a ella le pasan cosas conmigo?-y ya no sabía si daba estar preguntándole esto a ella.

-Sí, claramente.-me respondió.-Se pone nerviosa cuando está con vos, mucho no lo puede manejar.

Yo escuché atentamente mientras seguía manejando.

-Además se puso celosa cuando te vio conmigo.-agregó.

Llegamos a la puerta de su casa y frené.

-Pero cada vez que me acerco, ella se aleja.-y ya me sentía ridículo hablando sobre esto con una chica más chica y con la que hace minutos se suponía que estaba saliendo.

-Tal vez haya demasiados factores externos que hacen que no pueda acercarse y decirte lo que en verdad siente.-dijo y luego me saludó y se bajó del auto.

Permanecí unos segundos en el auto mientras me aseguraba que ella entrara a la casa y luego seguí mi camino. 


Narra Emma:

Sólo me alejé tres cuadras del bar. No tenía donde ir y esta vez no tenía la solución. Esto no era para nada bueno. Y quizás debía volver al departamento con Benjamín y arreglar todo, y fue. No estaba para este tipo de cosas estando a seis, bueno ahora a cinco, días de casarme. Pero no quería, no quería volver.


Narra Santino:

Miré la hora, eran las 5 de la mañana. Me quedé pensando en Emma y en lo que me dijo Agustina. Sobre todo en lo de los factores externos. Algo dentro de mí me hizo volver a la zona del bar. Dí unas vueltas por ahí y de repente la vi a Emma, parada en el medio de una calle con la mirada perdida. Sonreí.

-Sos tan predecible, Emma.-dije en voz baja mientras acercaba el auto hacia donde estaba ella.

Frené y bajé la ventanilla de su lado. Me miró pero negó subirse.

-Dale, subí ridícula.-le dije y al menos la hice reír.

Lo dudó por un segundo pero finalmente abrió la puerta y se subió.

-No quiero que me lleves a ningún lado y tampoco pienso ir a tu departamento, te aclaro.-dijo poniéndose seria de nuevo.

-¿Lo tengo que entender como que queres dormir en el auto?-me interesé, y sólo buscaba hacerla reír.

Negó con la cabeza y no dijo más nada. 

-Sos tan hermosa.-dije mirándola.-Igual me gustas más cuando sonreís.

-Santino.-me dijo a modo de reto.

De la nada me empecé a reír.

-¿Qué es lo gracioso?-preguntó extrañada.

-Me acabo de acordar del día que te conocí que te hice subir al auto para llevarte a tu casa, y empezaste a hacer un escándalo y gritabas y golpeabas todo. Parecías una nena.-le conté con la sonrisa en la cara 


Narra Emma:

Me seguía viendo como una nena, como una inmadura. Que bronca me daba.

-Claro, muy gracioso.-dije irónicamente.-Pasa que no es normal que un desconocido te meta en su auto.-agregué en defensa propia.

-Bien que te dejaste.-acotó y le clavé la mirada.-No te importo mucho después si yo era un secuestrador o un loco o un asesino. Hasta me metiste en tu casa. Una un inconsciente total.-agregó con un tono que me hizo reír.

-Sos un tarado.-le dije aún riéndome.

-Igual es peligroso que hagas eso.-me dijo, y ahora parecía serio.

-Lo sé.-le dije.-Pero aún sin conocerte, confié en vos.

-¿Una especie de confianza ciega?-se interesó y sonrío.

-Así es.-le respondí, devolviéndole la sonrisa.-Y ahora nuevamente estoy confiando-agregué sin dejar de mirarlo.


Narra Santino:

Mientras ella me decía esas cosas y me miraba, a mí se me había ocurrido algo. Puse en marcha el auto y arranqué. 

-No voy a ir a tu departamento eh.-expresó mientras yo seguía manejando.

-No estamos yendo ahí.-dije y casi se pone pálida.

-¿Dónde vamos?-preguntó, preocupada.-¡Santino!-agregó al ver que no respondí.

Busqué un lugar para estacionar y frené el auto.

-¿Alguna vez hiciste una locura?-le pregunté mirándola.

Ella siguió mirándome sin entender nada.

-Quiero decir, ¿hiciste algo loco, algo sin pensar, un impulso sin pensar en las consecuencias?-le expliqué.

-Además de subirme a un auto de un desconocido y dejar que me lleve al departamento, y dormir dos veces en su casa...creo que no.-me respondió.

-Tengo una propuesta para vos.-acoté.

Ella me miraba, intentando entender.

-Te propongo pasar un día entero conmigo, sin pensar en nada ni nadie más. Un día en que no existan los problemas ni las preocupaciones.-le dije.


Narra Emma:

Lo miraba aún sin entender, aún sin saber que contestarle. Hace un rato no sabía ni donde ir y ahora él venía con esta propuesta.

-Que hagas y digas lo que sientas en el momento, sin pensar en las consecuencias, sin preocuparte por el mañana.-continuó.

Que bien me vendría olvidarme de todo aunque sea por un día. Realmente lo necesitaba. Y sonaba bien el no preocuparte por el mañana, sería como disfrutar el hoy.

- Y que todo sea improvisado, sin intentar tener el control de todo. Cualquier cosa que se presenté va a estar bien y va a ser perfecto.-agregó, y ya parecía que estaba dando un curso de espiritualidad.

Lo escuchaba atentamente y no entendía como hacía para saber bien que era lo que necesitaba. Me gustaba que se preocupara por mí, me hacia sentir bien. Pero el miedo no tardaba en aparecer.

- Sin preocupaciones, sin pensar en otra cosa, sin celular, sin internet, desconectada de todo.-concluyó.

-Suena bien.-me limité a responder.


Narra Santino:

La miré fijo a los ojos, sólo me faltaba su respuesta.

-¿Aceptas?-le pregunté.-Necesito que confíes en mi.

-Confío.- me dijo haciendo una pausa.-Acepto.-agregó luego de quedarse pensativa.

-Mira que tenes que dejar cualquier problema de lado.-le comenté.-Por un día te tenes que olvidar de tu novio, del casamiento, de todo.

-Si, entendí la consigna.-me dijo.-Me da un poco de miedo.

-Sin miedos.-le dije arrancando el auto.

-¿Ahora?-se interesó.

-Si, ahora.-le respondí mientras seguía manejando.

-Pero...-quiso decir.

-Sin peros.-le remarqué.

-¿Pero con esta ropa?-seguía preguntando.

-Improvisación.-le recordé.

-¿Y sin dormir?-insistía

-Ay que difícil se te hace no preocuparte por todo.-le dije asombrado y reí.-No importa la hora, ni la ropa ni el clima. Nada.

Me miró sin decir nada.

-Se presentó esto y listo.-le dije.-Tenes que dejar de planificar todo y dejar que la vida te sorprenda.

-Quedate tranquilo que ya me sacaste de todos los esquemas.-acotó.

-Créeme que me falta bastante.-le respondí.

-¿A dónde vamos?-preguntó después de un rato.-¿O tampoco lo puedo saber?

-No tengo ni idea.-le respondí.-Lo improvisaré en el camino.

-Estás loco.-me respondió mordiéndose el labio y negando con la cabeza.


Narra Emma:
Estuvimos un rato en silencio. Miraba la ruta y trataba de poner la mente en blanco, olvidándome de todo. Lo miré a él, estaba muy concentrado manejando. Me gustaba mirarlo. Nunca me había sentido tan segura con alguien. Volví mi vista a la ruta y me aguanté las ganas de preguntarle si ya sabía a donde estábamos yendo.

-Hay cds en la guantera.-me comentó.-Si queres poné música.

-Bueno, dale.- dije abriendo la guantera y eligiendo alguna música que me gustara.

-Si estás cansada, dormí.-me dijo.-Después te despierto.

-¿Vos no tenes sueño?-le pregunté.

Recordé que estaba manejando por la ruta sin dormir y con alcohol en la sangre.

-Santino no podes manejar si tomaste.-le dije alterada.

-No tomé casi nada.-se defendió.-Y no es la primera vez que te subís a mi auto y yo manejo habiendo tomado.

-Evidentemente soy una inconsciente.-le dije, pero me tranquilicé. 

-Somos dos.-me dijo.-Dormí.

-Lo estaba considerando pero ahora temo por mi vida.-dije y se río.


Narra Santino:

Eligió un cd y lo puso. Estuvimos un largo rato escuchando la música sin hablar, hasta que se quedó dormida.



Twitter: @janetroseblog

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