Narra Emma:
Seguíamos
sentados en la mesa, hablando y tomando tragos. La situación ya mucho no la
soportaba. Y creí oportuno el momento para retirarme.
-Chicos, yo me
voy a ir.-comenté levantándome de la silla.-Gracias por la invitación.
-¿Ya te vas?-se
interesó Tania.-Pensé que venías a dormir a casa.
Iba, respondí por
dentro. Pero no quería estar en el medio de la pareja. Otra vez el pensamiento
de ser día jueves. Maldito Santino.
-Sí, estoy
cansada.-me excusé.-No te preocupes, voy a lo de alguna de las chicas.
Saludé a todos y
me encaminé hacia la salida.
-Te acompaño a
tomar un taxi.-dijo Santino, alcanzándome.
Narra Santino:
Necesitaba hablar
con ella sobre la canción. Salimos y la acompañé hasta la esquina.
-Ya te podes ir,
gracias.-dijo, sin mirarme.
-Creo que tenemos
que hablar...-acoté.
-¿De
qué?-preguntó, molesta.-Deja de perseguirme, en serio.
-¿Yo te
persigo?-la interrogué con asombro.-La que vino a mi casa ayer a pedir refugio
fuiste vos, te recuerdo.
-Como sea.-se
limitó a responder.
-¿La canción iba
para mí?-me interesé de repente.
Narra Emma:
Lo miré a los
ojos sin saber que responder. ¿Debía decirle la verdad? Tampoco entendía para
que preguntaba, si era algo obvio.
-¿Tomo el
silencio como un sí?-insistió.
-¿Te cambia en
algo la respuesta?-le pregunté.
-Sí.-respondió e
hizo una pausa.-Quiero saber si te pasan cosas conmigo, porque me mareas.
Y ahí fue cuando
recordé la conversación que habíamos tenido días atrás.
-El otro día te
mentí.-le confesé.-Es mentira que te veo sólo como un amigo.
-¿Y
entonces?-insistió.
-Me tengo que ir,
en serio.-le dije firme.-Anda al bar.
-¿Estás segura que
tenes donde ir?-se interesó, un poco preocupado.
-Sí.-le respondí
y le di la espalda.
Narra Santino:
La dejé ahí sola
en la esquina. Volví al bar y me acerqué a la mesa.
-¿Tardó mucho el
taxi?-se interesó Agustina.
-Algo
así.-respondí.-¿Pedimos otro trago?-agregué mirando a los tres.
Narra Emma:
Otra vez me
encontraba caminando por la calle de madrugada sola. Y nuevamente no tenía
donde ir. Cuando me digné a sacar el celular de la cartera me encontré con
varias llamadas perdidas y mensajes de texto. Las primeras eran todas de
Benjamín y mi papá. Y los mensajes eran los avisos de las llamadas. Un poco más
de quilombos no podía tener en mi vida, ¿no? Seguí caminando mientras pensaba
donde ir a dormir.
Narra Santino:
Luego de
conversar un rato más, decidimos dar por terminada la salida. Les ofrecí a
Bruno y a Tania llevarlos pero se negaron. Me fui al auto con Agustina. Se
encontraba un poco rara.
-¿Todo bien?-me
interesé mientras frenaba en un semáforo.
-Sí.-apenas
respondió.
Seguí manejando y
a los pocos minutos rompió el silencio.
-¿Te
gusta?-preguntó de repente.
-¿Qué cosa?-le
respondí sin entender de que hablaba.
-Emma.-me
dijo.-¿Te gusta?-agregó mirándome.
¿Qué suponía que
tenía que responder?
-Es mi
amiga.-respondí y en el fondo me sentí culpable.
-Pero eso no
significa que no te guste.-insistió.-No soy boluda, me doy cuenta lo que te
pasa. Como la miras, todo.
-¿Tanto se
nota?-y me arrepentí al segundo de mi reacción.- Perdón.-agregué sin saber que
más decir.
-Está bien, no
pasa nada.-me dijo apoyando su cabeza en el asiento y con la mirada perdida
adelante.
-Agus, yo no te
quiero lastimar.-le dije al mismo tiempo que miraba por el espejo
retrovisor que no venga nadie y doblaba.
Ella permaneció
en silencio.
-La verdad es que
sí, algo con Emma me pasa. Por su parte no, ella se está por casar.-continué.-
Y vos...yo la paso bien con vos.
-Está bien,
Santi. No tenes que explicarme.-me dijo.-Sólo que no quiero estar en esta
situación.
No supe bien que
decir. Se merecía estar con alguien que realmente se enamore de ella. Y yo lo
único que podía hacer es estar a su lado solo para intentar olvidar a Emma, y
ni siquiera funcionaba.
-Y con respecto a
Emma.-agregó y suspiró.-Se nota que le pasa lo mismo que a vos.
-Igualmente
quiero que sepas que sos hermosa y sos una gran mujer. Y te lo digo en
serio.-dije mirándola en un semáforo y me sonrío.
Se quedó en
silencio. Pero yo seguía pensando en lo último que había dicho.
-¿Vos decís que a
ella le pasan cosas conmigo?-y ya no sabía si daba estar preguntándole esto a
ella.
-Sí,
claramente.-me respondió.-Se pone nerviosa cuando está con vos, mucho no lo
puede manejar.
Yo escuché
atentamente mientras seguía manejando.
-Además se puso
celosa cuando te vio conmigo.-agregó.
Llegamos a la
puerta de su casa y frené.
-Pero cada vez
que me acerco, ella se aleja.-y ya me sentía ridículo hablando sobre esto con
una chica más chica y con la que hace minutos se suponía que estaba saliendo.
-Tal vez haya
demasiados factores externos que hacen que no pueda acercarse y decirte lo que
en verdad siente.-dijo y luego me saludó y se bajó del auto.
Permanecí unos
segundos en el auto mientras me aseguraba que ella entrara a la casa y luego
seguí mi camino.
Narra Emma:
Sólo me alejé
tres cuadras del bar. No tenía donde ir y esta vez no tenía la solución. Esto
no era para nada bueno. Y quizás debía volver al departamento con Benjamín y
arreglar todo, y fue. No estaba para este tipo de cosas estando a seis, bueno
ahora a cinco, días de casarme. Pero no quería, no quería volver.
Narra Santino:
Miré la hora,
eran las 5 de la mañana. Me quedé pensando en Emma y en lo que me dijo
Agustina. Sobre todo en lo de los factores externos. Algo dentro de mí me hizo
volver a la zona del bar. Dí unas vueltas por ahí y de repente la vi a Emma,
parada en el medio de una calle con la mirada perdida. Sonreí.
-Sos tan
predecible, Emma.-dije en voz baja mientras acercaba el auto hacia donde estaba
ella.
Frené y bajé la
ventanilla de su lado. Me miró pero negó subirse.
-Dale, subí
ridícula.-le dije y al menos la hice reír.
Lo dudó por un
segundo pero finalmente abrió la puerta y se subió.
-No quiero que me
lleves a ningún lado y tampoco pienso ir a tu departamento, te aclaro.-dijo
poniéndose seria de nuevo.
-¿Lo tengo que
entender como que queres dormir en el auto?-me interesé, y sólo buscaba hacerla
reír.
Negó con la
cabeza y no dijo más nada.
-Sos tan
hermosa.-dije mirándola.-Igual me gustas más cuando sonreís.
-Santino.-me dijo
a modo de reto.
De la nada me
empecé a reír.
-¿Qué es lo
gracioso?-preguntó extrañada.
-Me acabo de
acordar del día que te conocí que te hice subir al auto para llevarte a tu
casa, y empezaste a hacer un escándalo y gritabas y golpeabas todo. Parecías
una nena.-le conté con la sonrisa en la cara
Narra Emma:
Me seguía viendo
como una nena, como una inmadura. Que bronca me daba.
-Claro, muy
gracioso.-dije irónicamente.-Pasa que no es normal que un desconocido te meta
en su auto.-agregué en defensa propia.
-Bien que te dejaste.-acotó
y le clavé la mirada.-No te importo mucho después si yo era un secuestrador o
un loco o un asesino. Hasta me metiste en tu casa. Una un inconsciente
total.-agregó con un tono que me hizo reír.
-Sos un
tarado.-le dije aún riéndome.
-Igual es peligroso
que hagas eso.-me dijo, y ahora parecía serio.
-Lo sé.-le
dije.-Pero aún sin conocerte, confié en vos.
-¿Una especie de
confianza ciega?-se interesó y sonrío.
-Así es.-le
respondí, devolviéndole la sonrisa.-Y ahora nuevamente estoy confiando-agregué
sin dejar de mirarlo.
Narra Santino:
Mientras ella me
decía esas cosas y me miraba, a mí se me había ocurrido algo. Puse en marcha el
auto y arranqué.
-No voy a ir a tu
departamento eh.-expresó mientras yo seguía manejando.
-No estamos yendo
ahí.-dije y casi se pone pálida.
-¿Dónde
vamos?-preguntó, preocupada.-¡Santino!-agregó al ver que no respondí.
Busqué un lugar
para estacionar y frené el auto.
-¿Alguna vez
hiciste una locura?-le pregunté mirándola.
Ella siguió
mirándome sin entender nada.
-Quiero decir,
¿hiciste algo loco, algo sin pensar, un impulso sin pensar en las
consecuencias?-le expliqué.
-Además de
subirme a un auto de un desconocido y dejar que me lleve al departamento, y dormir
dos veces en su casa...creo que no.-me respondió.
-Tengo una
propuesta para vos.-acoté.
Ella me miraba,
intentando entender.
-Te propongo
pasar un día entero conmigo, sin pensar en nada ni nadie más. Un día en que no
existan los problemas ni las preocupaciones.-le dije.
Narra Emma:
Lo miraba aún sin
entender, aún sin saber que contestarle. Hace un rato no sabía ni donde ir y
ahora él venía con esta propuesta.
-Que hagas y
digas lo que sientas en el momento, sin pensar en las consecuencias, sin
preocuparte por el mañana.-continuó.
Que bien me
vendría olvidarme de todo aunque sea por un día. Realmente lo necesitaba. Y
sonaba bien el no preocuparte por el mañana, sería como disfrutar el hoy.
- Y que todo sea
improvisado, sin intentar tener el control de todo. Cualquier cosa que se
presenté va a estar bien y va a ser perfecto.-agregó, y ya parecía que estaba
dando un curso de espiritualidad.
Lo escuchaba
atentamente y no entendía como hacía para saber bien que era lo que necesitaba.
Me gustaba que se preocupara por mí, me hacia sentir bien. Pero el miedo no
tardaba en aparecer.
- Sin
preocupaciones, sin pensar en otra cosa, sin celular, sin internet,
desconectada de todo.-concluyó.
-Suena bien.-me
limité a responder.
Narra Santino:
La miré fijo a
los ojos, sólo me faltaba su respuesta.
-¿Aceptas?-le
pregunté.-Necesito que confíes en mi.
-Confío.- me dijo
haciendo una pausa.-Acepto.-agregó luego de quedarse pensativa.
-Mira que tenes
que dejar cualquier problema de lado.-le comenté.-Por un día te tenes que
olvidar de tu novio, del casamiento, de todo.
-Si, entendí la
consigna.-me dijo.-Me da un poco de miedo.
-Sin miedos.-le
dije arrancando el auto.
-¿Ahora?-se
interesó.
-Si, ahora.-le
respondí mientras seguía manejando.
-Pero...-quiso
decir.
-Sin peros.-le
remarqué.
-¿Pero con esta
ropa?-seguía preguntando.
-Improvisación.-le
recordé.
-¿Y sin
dormir?-insistía
-Ay que difícil
se te hace no preocuparte por todo.-le dije asombrado y reí.-No importa la
hora, ni la ropa ni el clima. Nada.
Me miró sin decir
nada.
-Se presentó esto
y listo.-le dije.-Tenes que dejar de planificar todo y dejar que la vida te
sorprenda.
-Quedate
tranquilo que ya me sacaste de todos los esquemas.-acotó.
-Créeme que me
falta bastante.-le respondí.
-¿A dónde
vamos?-preguntó después de un rato.-¿O tampoco lo puedo saber?
-No tengo ni
idea.-le respondí.-Lo improvisaré en el camino.
-Estás loco.-me
respondió mordiéndose el labio y negando con la cabeza.
Narra Emma:
Estuvimos un rato
en silencio. Miraba la ruta y trataba de poner la mente en blanco, olvidándome
de todo. Lo miré a él, estaba muy concentrado manejando. Me gustaba mirarlo.
Nunca me había sentido tan segura con alguien. Volví mi vista a la ruta y me
aguanté las ganas de preguntarle si ya sabía a donde estábamos yendo.
-Hay cds en la
guantera.-me comentó.-Si queres poné música.
-Bueno, dale.-
dije abriendo la guantera y eligiendo alguna música que me gustara.
-Si estás
cansada, dormí.-me dijo.-Después te despierto.
-¿Vos no tenes
sueño?-le pregunté.
Recordé que
estaba manejando por la ruta sin dormir y con alcohol en la sangre.
-Santino no podes
manejar si tomaste.-le dije alterada.
-No tomé casi
nada.-se defendió.-Y no es la primera vez que te subís a mi auto y yo manejo
habiendo tomado.
-Evidentemente
soy una inconsciente.-le dije, pero me tranquilicé.
-Somos dos.-me
dijo.-Dormí.
-Lo estaba
considerando pero ahora temo por mi vida.-dije y se río.
Narra Santino:
Eligió un cd y lo
puso. Estuvimos un largo rato escuchando la música sin hablar, hasta que se
quedó dormida.
Twitter: @janetroseblog
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