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martes, 14 de enero de 2014

Capítulo ocho


Narra Emma:

Lunes. La alarma suena a las 6 am. Apenas puedo abrir un ojo mientras giro y observo como Benjamín abandona la cama y se dirige al baño. El sueño me lleva a quedarme nuevamente dormida. Para cuando abro los ojos, él ya había desayunado y se encontraba terminándose de vestir. Mis ojos atinaban a cerrarse y llegué a saludarlo antes de volver a sumergirme en un sueño profundo.


Narra Santino:

Para no perder la costumbre, me quedé dormido. Me levanté casi de un salto de la cama, agarré las cosas de la facultad y me fui terminando de vestir mientras bajaba las escaleras y buscaba las llaves del auto. En el camino me llevé puesta a Gala, quien reaccionó ladrando.

-¡Jazmín!-grité al no verla, mientras acariciaba y le pedía perdón a mi perra.

A los segundos sale Jazmín del baño, ya cambiada, y agarra su mochila que se encontraba al lado del sillón.

-Me podrías haber despertado, me quedé dormido.-le comenté al verla.-Vamos que vamos a llegar tarde.-agregué dirigiéndome a la puerta y saliendo, con ella detrás.

Una vez ya subidos al auto, la obligué a ponerse el cinturón, cosa que no quería ya que a veces le agarran esos ataques de adolescente rebelde. 

-¿Desayunaste vos?-le pregunté, mientras ponía en marcha el auto y arrancaba.

-No, yo también me quedé dormida.-me respondió.-Desayuno en el colegio.

-Somos un desastre.-acoté y me reí.-Mamá ya estaría a los gritos.

-¿Podemos pasar a buscar a Agustina?-me pidió, con su celular en la mano.-Me avisó que está atrasada y que si va en colectivo va a llegar tardísimo.

-¿Sigue viviendo en la misma casa?-pregunté, ya que no estaba con tiempo de sobra para estar haciendo de remís.

-Sí, vive en el mismo lugar de siempre.-me contestó, poniendo la radio.

Por suerte su amiga vivía a 3 cuadras de donde estaba, así que no me molestó pasarla a buscar. Hace mucho no la veía, por lo que me sorprendí al verla subir al auto. En el semáforo la miré por el espejo retrovisor. En el tiempo que no la vi se había convertido en una mujer. Observé su piel de porcelana y su dentadura perfecta. Frené en la puerta del colegio y se bajaron las dos. Las saludé con un gesto con la mano antes de marcharme, camino a la facultad.


Narra Emma:

Al volver a despertarme, finalmente salí de la cama. Me preparé un café con leche y busqué en la alacena unas galletitas para acompañar. Al hacerlo, me di cuenta que ya no había casi nada, así que cuando terminé de desayunar me fui a hacer las compras. Bueno, en realidad antes me bañé y me cambié, ya que no pensaba salir a la calle en camisón.


Narra Santino:

Las horas en la facultad fueron un poco densas, pero llegó la hora de irse. En el camino a casa decidí pasar por lo de Bruno y quedarme a almorzar, así que me desvié.
Caí en su casa, claramente sin avisar. Lo encontré descalzo, con un short deportivo y en cuero. Si entramos más en detalles, estaba todo despeinado y su rostro revelaba recién haberse despertado.

-Hermano, ¿qué haces por acá?-me preguntó, mientras se refregaba los ojos.

-Salí de la facultad y quise pasar a verte.-le respondí.-Al parecer recién te levantas.

-¿Tanto se me nota?-me preguntó, haciéndome pasar y cerrando la puerta.

-Y, te falta la almohada pegada en la cabeza y estamos.-contesté y reí, él también.

Era normal encontrarlo en este estado los lunes, ya que era el día de la semana que no cursaba. De repente se escuchó un ruido proveniente de su habitación. Vale aclarar que él vive solo. 

-¿Y eso?-me interesé, al escuchar el ruido.-¿Estás con alguien?

Cuando asintió con la cabeza ya me imaginaba por donde venía la mano.

-¿Una minita?-insistí para que me cuente.-¿La amiga de Emma?

-Sí, estoy con una mina.-contestó.-Pero no es ella.-agregó y me pidió que baje la voz.

-Me voy entonces, amigo.-le dije sin intenciones de molestarlo.-Después hablamos.


Narra Emma:

Luego de guardar todas las cosas que compré y acomodar un poco todo el departamento, me puse a lavar la ropa. Llegué a las prendas que me prestó Santino y recordé que tenía que devolvérselas. Las separé para que se sequen primero. Al terminar me puse a cocinar. La verdad que el ser ama de casa un poco me mantenía entretenida para no pensar, aunque finalmente siempre caía en mis reflexiones, acto que sucedió al acordarme que a la tarde tenía que ir a la modista a probarme el vestido de novia.


Narra Santino:

Llegué al departamento, dejé las cosas y saqué a pasear a Gala. Me encontraba caminando a dos cuadras de donde vivo cuando me sonó el celular. Era mi hermana mayor avisándome que estaba en la puerta del edificio y que necesitaba que cuide a mi sobrino. Me volví, aunque tardé un poco más de lo normal porque Gala se frenaba cada dos segundos.

-Lu, ¿todo bien?- le dije llegando a la puerta, saludándola.- Hola campeón- agregué acariciando la cabeza de Franco, mi sobrino.

-Sí, ¿vos cómo andas?- me respondió, con otra pregunta.

-Bien, con cosas atrasadas de la facultad pero bien.-le respondí.

-Tengo que ir a hacer unos trámites, y como el nene no se sentía bien no lo llevé al jardín.-me comentó- ¿Te lo puedo dejar un rato?

-Sí, no hay problema.-le respondí.- ¿Ya almorzó?

-Si si, ya le di de comer.-me contestó.-Bueno, te quedas con tu tío, pórtate bien- agregó hablándole a Franco.

La saludé a mi hermana, agarré de la mano a mi sobrino e ingresé.


Narra Emma:

Al terminar de comer, posé mi mirada en la bolsa donde se encontraba la ropa de la hermana de Santino. Le había dicho que se la mandaba por parte de Bruno, pero no podía localizar a Tania, así que decidí agarrar la bolsa y salir camino a lo de Santino.


Narra Santino:

Me encontraba en el piso jugando con Franco. Era demasiado inquieto, por lo cual cada cosa que le daba para jugar, le duraba cinco minutos como mucho. Ya me empezaba a doler la columna, pero no me importaba, disfrutaba estar con él. Escuché el ruido del timbre y me pareció extraño, ya que no había sonado el portero. Y me molestaba que el de seguridad deje pasar a la gente sin avisar. Me levanté y fui a abrir.

-Emma…hola- le dije al verla.- No te esperaba.-agregué.

-Hola, vine a traerte la ropa que me prestaste.-le dije.-La de tu hermana.-agregué luego de una pausa.

-Ah, buenísimo.- dije mirando la bolsa que tenía en su mano izquierda y volviéndola a mirar.- Mi hermana está por venir, si queres se la das en la mano y de paso la conoces.

-No sé si es buena idea.-me dijo, dudando.- Aparte me tengo que ir.-agregó, mintiendo.

Miré para atrás para controlar que mi sobrino siga sentado donde lo dejé, pero ya se había parado y dirigido a una mesa baja. Recordé que ahí tenía una bolsa de canicas que me dejó Bruno y que si las agarraba el nene iba a ser peligroso.

-Fran, mira a quien te va a presentar el tío.- le dije alzándolo y volviendo hacia la puerta.- Ella es Emma.- agregué mirando al nene y haciendo que la mire.

-No sabía que estabas con tu sobrino.-comentó.- Es hermoso.-agregó mirándolo.

-Tiene a quien salir…al tío, por supuesto.- le dije, algo creído.

-Bueno, veo que no necesitas que te halaguen.- me dijo, sonriendo.- Si tu hermana viene rápido, entonces me quedo un rato.-agregó pasando.

Dejó sus cosas y la bolsa en el sillón, y nos sentamos en el piso a jugar con el nene.



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