Vistas de página en total

lunes, 27 de enero de 2014

Capítulo catorce


Narra Emma:

Sentía sus manos deslizarse por mi espalda. Mis brazos se encontraban rodeando su cuello. Despegué suavemente mi cabeza de su pecho y la alcé, mirándolo a los ojos. Él tenía su cabeza inclinada hacia abajo y nuestras narices llegaban a rozarse.


Narra Santino:

Contuve mis ganas de besarla. Saqué sus manos de mí y tomé cierta distancia. Permanecí en silencio.


Narra Emma:

No podía entender porque se alejaba. El otro día quiso besarme y ahora me rechazaba. ¿Cómo era posible? Seguía parado frente a mí.

-Discutí con mi novio.-le comenté.-Y no tengo a donde ir.

-Entra.-me dijo haciéndome pasar y cerrando la puerta.-Podes quedarte, no hay problema.


Narra Santino:

Mi perra se despertó y vino corriendo hacia Emma, comenzando a saltarle.

-Salí, Gala.-dije sacándosela de encima.

-No quiero molestarte.-acotó.-Duermo en el sillón y apenas me despierto me voy.

-Está bien.-me limité a decir.


Narra Emma:

Lo notaba muy distante, antes no me hablaba así. No me gustaba sentirlo lejos. Se dio vuelta dirigiéndose a las escaleras, con Gala detrás de él.


Narra Santino:

Subí los primeros dos escalones y me frené. Suspiré. Le ordené a Gala subir a mi habitación y me volví hacia Emma. Había dejado sus zapatos en el piso y estaba sentada, a punto de acostarse.

-Emma, vos no sos feliz.-comenté y vi como sus ojos se pusieron vidriosos.

Me acerqué y me senté en el sillón individual que se hallaba en frente del sillón-cama donde estaba ella.

-Mira, yo no me quiero meter en tu vida.-le dije.-Pero hay momentos en que uno tiene que ver donde está parado y hacia donde quiere ir.

Ella tenía su mirada en mí. Me escuchaba con atención, pero no acotaba nada.

-Si a uno no le gusta la vida que lleva, la puede cambiar.-continué.-Pero resignarse no es la solución.

La miré. Permaneció en silencio.

-No hay que saber demasiado sobre tu relación para darse cuenta que vos no haces lo que te gusta, sino que te adaptas a él.-agregué.

-¿Lo decís por lo de cantar?-preguntó, sin querer darme la razón del todo.

-En parte.-respondí haciendo una pausa.-Pero sé que deben haber muchas cosas que resignaste por él.

Se volvió a quedar en silencio. Supuse que estaba analizando si mentirme o decirme la verdad.

-¿O me equivoco?-insistí.


Narra Emma:

Me costaba hablar de esto con cualquier persona, pero con Santino no tanto. Había como una especie de confianza ciega que me hacia poder abrirme. 

-No, es verdad lo que decís.-confesé.-Es que sí, yo quiero hacer cambios pero me da miedo.

-A vos lo que te da miedo es estar sola.-soltó y me quedé dura. 

No me podía conocer tanto. A veces pensaba que Santino me leía la mente. ¿Tendría algún don? Tonterías. Pero era extraño que una persona que me conocía hace tan poco me conociera y me entendiera más que cualquiera.

-Puede ser.-expresé luego de un silencio.-Tal vez busco aferrarme a alguien para no sentir esa soledad que me aterra.

-¿Vos lo amas a Benjamín?-se interesó de repente.

Momentos incómodos y éste. La respuesta que se me pasaba por la mente era decirle que no y que sentía cosas fuertes por él. Pero claramente no daba.

-No sé si puedo contestar eso ahora, estamos atravesando una crisis.-contesté finalmente.


Narra Santino:

Intentaba descifrar sus palabras y lo que trasmitía al mismo tiempo con su mirada. Me quedé en silencio porque no me conformó su respuesta. Pero tampoco esperaba lo que me dijo a continuación.

-Tampoco estoy segura de querer casarme.-agregó.

No supe que decir. Contuve mis ganas de decirle algo como "No te cases". Y también descarté la opción "Yo sí puedo hacerte feliz" por cursi. 

-Con respecto a lo de cantar, mañana con Bruno y Tania vamos a ir a un bar con karaoke.-le comenté cambiando de tema.

-¿Me estás invitando?-preguntó.

-Sí.-le respondí.

-¿Y la amiga de tu hermana no va?-se interesó.

-Cantas muy bien, y no deberías dejarlo solo para la ducha.-le dije evitando tocar el tema de Agustina.

-Lo voy a pensar.-se limitó a responder.


Narra Emma:

El sueño ya se estaba apoderando de mí. Me acosté y me acomodé bien en el sillón.

-Te dejo descansar.-me dijo levantándose.-Cualquier cosa estoy arriba.-agregó yéndose.

Lo seguí con la mirada hasta que llegó al final de las escaleras y desapareció. Cerré los ojos y me sumergí en un sueño profundo.



Twitter: @janetroseblog 

No hay comentarios:

Publicar un comentario