Narra Emma:
Me desperté y
recordé donde estaba. No quise agarrar el celular porque sabía que iba a
encontrar llamadas perdidas tanto de Benjamín como de mi papá. Debía haber
mucho enojo por mi ausencia en la cena. Ni quería imaginar lo que habían
pensado de mí los papás de él.
Aproveché que
Santino seguía durmiendo para irme. Agarré mis cosas, le dejé algo escrito y me
fui intentando no hacer ruido.
Narra Santino:
Abrí los ojos y
tenía a Gala ocupando la mitad de la cama. Algún día la va a ocupar toda y me
va a hacer dormir en el piso, si seguimos así.
Me desperecé y
luego de unos segundos me levanté. Me puse un pantalón corto y una remera, ya
que dormía en bóxer, y bajé. Pensé encontrarme con Emma pero al parecer ya se
había ido. Vi de lejos que había una nota sobre la mesa del living. Me acerqué
y la leí: "Gracias por hospedarme y
por la charla de ayer. Acepto la invitación al karaoke. Emma". Sonreí
pero la sonrisa se desdibujó rápido. Sentirla cerca pero a la vez lejos. Dolía.
Y no sabía que hacer. Quería alejarme y olvidarla. Hasta pensé en intentar algo
con Agustina. Pero después miraba a Emma a los ojos, observaba toda esa
tristeza que intentaba disfrazar con su casamiento, y no la podía dejar sola.
Era más fuerte que yo.
Narra Emma:
Caminé un par de
cuadras antes de tomarme un taxi y sentí varias miradas sobre mí. Seguramente
las personas se preguntaban que hacía a esa hora vestida de fiesta. Pero más
extraño era haber dormido en lo de Santino y ahora estar volviendo al
departamento donde vivo con Benjamín. En estos momentos me molestaba el hecho
de no tener un departamento para mí sola.
Llegué e ingresé.
No había nadie. Estaba de paso igual. Agarré un bolso y empecé a sacar ropa de
mi armario y metiéndola ahí. De golpe escuché el ruido de las llaves y luego
pasos que se acercaban.
-Apareciste.-dijo
Benjamín llegando a la habitación, aún
con las llaves en la mano.
-Vine a buscar un
par de cosas.-continué metiendo ropa en el bolso.
-¿Y a donde
pensas ir?-se interesó, dejando las llaves en una mesita y observándome algo
nervioso.
-Tengo amigas
dispuestas a hospedarme.-me limité a responder.
-¿Hasta
cuándo?-insistió.
-No lo
sé.-contesté cerrando el bolso.-Unos días.
-Me refería hasta
cuando vamos a seguir así, discutiendo, peleando.-comentó.
-Lo mismo me
pregunto.-dije mirándolo.-No puedo más con esta situación, me hace mal.
-¿Y alejarte es
la solución?-me preguntó.
-Necesito tiempo,
necesito estar sola, pensar.-le expliqué.-Y eso incluye que no me llames.
-¿Cuanto
tiempo?-insistió un poco alterado.
-No sé, el tiempo
que necesite.-apenas respondí, agarrando el bolso.
-¿Y el
casamiento?-se interesó mientras me encaminaba hacia la puerta.
-Faltan seis
días.-fue lo único que pude responder y me fui.
Narra Santino:
Destapé una
cerveza y me senté en el sillón con la botella en la mano. Mi cabeza estaba en
cualquier lado. O mejor dicho, en Emma. No podía sacarme de la mente cuando me
miró con sus ojos brillosos y me abrazó. Su "te necesito" que me había
erizado la piel. Empecé a tomar queriendo dejar de pensar. De repente me acordé
que no le había respondido a Agustina, así que agarré el celular. Escribí y
borré un par de veces hasta que finalmente le mandé "Gracias a vos. Sos hermosa. Te llamo y arreglamos". Tomé
un poco más y dejé la botella en la mesa que había en frente del sillón.
Narra Emma:
La noche me
encontró en la habitación de Tania mirando una película. La llamada de Bruno a
su celular nos hizo darnos cuenta de la hora. No teníamos mucho tiempo.
Cortamos la película y nos vestimos. Hicimos todo rápido y una vez listas
salimos rumbo a ese bar donde habíamos quedado en encontrarnos. Bruno nos
estaba esperando en la puerta del lugar, abrazó a su chica y yo ingresé. Miré
para todos lados hasta que lo vi a Santino.
Narra Santino:
Me encontraba
parado al lado de la mesa en donde íbamos a estar. Sentí una mano apoyarse en
mi hombro y al girar me encontré con Agustina, quien me saludó con un suave beso
en la boca. La había invitado luego de pensarlo mucho. Le sonreí y nos
sentamos.
Narra Emma:
Me estaba por
acercar cuando vi que la amiga de la hermana apareció en escena. Se me paralizó
el cuerpo. Veía como conversaban y se reían. Quería salir corriendo. De pronto
tenía a Tania al lado.
-Decime que es
joda.-acoté sin poder dejar de mirar.
-¿Qué
cosa?-preguntó Tania sin entender.
-No,
nada.-respondí mientras se acercaba Bruno que había ido a averiguar algo.
Nos acercamos a
la mesa y yo solo quería que me tragara la tierra. Los saludé a ambos y por fin
sabía el nombre de la afortunada, Agustina.
Narra Santino:
Una vez todos
sentados pedimos unos tragos. La música del lugar estaba buena. Tenía a Emma
sentada en frente y se me hacía inevitable no mirarla.
Narra Emma:
Era la milésima
vez que me preguntaba por dentro qué es lo que hacía ahí. ¿En qué estaba pensando
cuando acepté la invitación? No tardaron mucho en aparecer los chistes y las
risas. Pero yo no me podía reír, ni siquiera podía fingir una risa. La veía a
ella ahí, al lado de él y sentía una sensación horrible en el pecho. No
entendía lo que me pasaba pero me invadía la tristeza. Tania me miró fijo e
intenté simular que estaba todo bien. Creo que lo hice bien, o al menos
funcionó. Me encontraba totalmente de sobra. ¿Qué hacía yo ahí entre dos
parejitas? Estaba en el medio. Papel ridículo el de esta noche.
Narra Santino:
Me reía pero al
desviar mi vista a Emma vi que no la estaba pasando bien. Le mantuve la vista
por unos segundos hasta que se levantó poniendo la excusa de que iba a
preguntar sobre un trago. Después de unos segundos me levanté yo. Dije que iba
al baño pero me dirigí a donde estaba ella.
-¿Qué pasa?-me
interesé acercándome.
-Nada.-me
respondió sin mirarme.
-Emma...-insistí.
-Basta,
Santino.-me dijo.-Anda con tu novia.
-No es mi
novia.-le dije luego de una leve risa, pero ella seguía seria.-¿Qué es lo que
te pasa?
No respondió.
-¿Estás segura
que cumpliste 21?-la ataqué sin saber cuanto le podía molestar.
-¿Me estás
diciendo inmadura?-preguntó enojada.-Agustina con 18 debe ser más madura
seguro.-agregó irónica.
Le iba a responder
que sí, pero ya estaba bastante alterada e histérica para que encima la
provoque más.
-Tranquila, no
quise decir eso.-acoté.
Por dentro estaba
por explotar pero por fuera estaba intentando disimularlo. Pero era demasiado
transparente, y podía notarlo.
-¿Qué es lo que
pasa?-le pregunté e hice que me mirara.-Emma.-insistí.
Narra Emma:
¿Cómo hacía para
explicarle que me estaba muriendo por dentro? Me sentía una idiota, y una
idiota con todas las letras. Creía llevar el control de mi vida pero se me estaba
yendo todo de las manos y me encontraba perdida. De repente me encontraba
sintiendo cosas por un hombre de mi edad, que al principio se fijó en mi pero
ahora estaba con otra. ¿Y yo que podía reclamarle? Estaba a seis días de
casarme, seis días. ¿Cómo le decía que estaba ahí en el medio y me sentía la
persona más imbécil de todo el planeta? Quería abrazarlo, al igual que lo hice
la noche anterior. Ese abrazo me había llenado como nada anteriormente lo había
hecho. Y sí, claramente en estos momentos no parecía la razonable Emma que
tenía 21 años. Ni siquiera llegaba a tener dieciocho como su acompañante. Me
sentía una adolescente de quince años en su primer ataque de enamoramiento.
¿Pero cómo? ¿Cómo se lo explicaba?
-Que no quiero
ser día jueves, eso pasa.-le respondí y él no pudo evitar sonreír aguantando la
risa.
Narra Santino:
Le iba a
responder pero se fue enojada. Por suerte se dirigió a la mesa, yo ya creía que
se iba a ir del lugar. No entendía exactamente que es lo que le molestaba.
Me daba gracia su estado histérico pero a la vez me hacía mal, porque sabía que
por dentro no la estaba pasando nada bien. Y sí, capaz me había equivocado al
invitarla.
Narra Emma:
Estaba tan
histérica que ni yo misma me aguantaba. Tenía tanta bronca, tanta angustia. De
repente se cortó la música y se anunció que comenzaba el karaoke. Un señor de
la mesa de al lado se ofreció a pasar. Tenía aproximadamente 40 años y mucho
alcohol en sangre. Más que cantar nos aturdió a todos.
Narra Santino:
Habrán pasado
tres personas antes de que Emma se levantara de la mesa sin decir nada y se
dirigiera a la especie de escenario que había en el lugar. Me sorprendí pero
sentí que la charla de ayer había tenido sentido. Su voz era muy linda para que
la esconda.
Narra Emma:
Conversé con el
dj la canción que quería cantar así me buscaba la pista. Me senté en una silla
frente al micrófono. Iba a cantar “No puede ser” de Olivia Viggiano. Cerré los
ojos y al abrirlos tomé aire para poder cantar. Me dejé llevar por las
melodías.
¿No era esto lo que querías?
Cuando no te veía
Pero yo ahora te veo
Y no ves lo que yo siento
Narra Santino:
Empezó a cantar y
una sensación extraña invadió mi ser. Su mirada se posó en mí, como si me
estuviera dedicando la canción. Cómo si me cantara a mí. Como si la letra la
estaría sintiendo y fuera para mí. Mis ojos se clavaron en los suyos y ella
seguía con su voz y se podía notar como sentía cada estrofa, cada palabra.
No puede ser que no puedas ver
Que no entiendo lo que vos queres
No puede ser que me sienta así
Vos no eras nadie para mí
Narra Emma:
Por momentos
desviaba la mirada pero no podía evitar no fijarla en él. Me miraba con mucha
atención. Y tal vez, esta era la única forma que había encontrado para poder
explicarle aunque sea un poco lo que sentía.
Antes no sentía este vacío
¿No eras vos quien quería estar conmigo?
Y yo ahora te veo
Y no ves lo que yo siento
Narra Santino:
Su mirada se
perdía entre la mía. Quizás la canción decía lo que ella no podía expresar. Un
brillito apareció en sus ojos y temí que se largara a llorar. Miré para
alrededor y todas las personas presentes estaban endulzadas con su voz. No
quería que nada arruinara ese momento. Sabía que era importante para ella.
Aunque bueno, creo que ahora no lo estaba disfrutando como debía.
Quiero dejar de fingir
que no estás y te vi
Pero no dejas de escaparte
Quiero volver a sentir que no sos para mí
Y dejar de buscarte
Quiero dejar de buscarte
Narra Emma:
Evitar llorar.
Evitar llorar. Me repetía internamente mientras intentaba no perder
concentración para no equivocarme con la letra. Por un segundo corrí mi mirada
de Santino y observé a alrededor. Vi todas las miradas sobre mí y sentí algo
demasiado raro. De repente no entendí que estaba haciendo ahí, dejando mi
escenario imaginario en la ducha. Hasta llegué a sonreír y cuando volví a ver a
Santino me sonrío. Creo que entendía lo que pasaba por mi mente. Otra vez su
maldito don, pensé.
No puede ser que no puedas ver
Que no entiendo lo que vos queres
No puede ser que me sienta así
Vos no eras nadie para mí
Narra Santino:
No podía dejar de
mirarla, de escucharla. La letra de la canción me torturaba un poco, pero
intentaba entenderla. Por un momento sentí la mirada de Agustina fija en mí. Desvié
la mirada hacia ella y solo dejó de mirarme. Volví a centrarme en Emma que ya
estaba por terminar de ser el centro de atención. Pero sabía, sabía que había
algo más en sus ojos. Algo quería transmitir con todo esto.
Y yo ahora te veo
Y no ves lo que yo siento
Y yo ahora te veo
Y no ves lo que yo siento…
Narra Emma:
Dejé de cantar y empecé a escuchar muchos aplausos. Me
incomodé un poco, pero me gustaba. La miré a Tania quien llevaba una gran
sonrisa y algo de asombro. Pensé en bajar del escenario y abrazarla. Realmente
necesitaba un abrazo. Estaba contenta pero triste al mismo tiempo. Y es que se
puede estar bien por fuera pero destruido por dentro. Bajé lentamente del
escenario mientras otras personas se mataban por subir a cantar. Santino seguía
mirándome y yo solo bajé la vista y me acerqué. Bien. ¿Y ahora?
Twitter: @janetroseblog
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