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martes, 28 de enero de 2014

Capítulo quince


Narra Emma:

Me desperté y recordé donde estaba. No quise agarrar el celular porque sabía que iba a encontrar llamadas perdidas tanto de Benjamín como de mi papá. Debía haber mucho enojo por mi ausencia en la cena. Ni quería imaginar lo que habían pensado de mí los papás de él. 
Aproveché que Santino seguía durmiendo para irme. Agarré mis cosas, le dejé algo escrito y me fui intentando no hacer ruido.


Narra Santino:

Abrí los ojos y tenía a Gala ocupando la mitad de la cama. Algún día la va a ocupar toda y me va a hacer dormir en el piso, si seguimos así.
Me desperecé y luego de unos segundos me levanté. Me puse un pantalón corto y una remera, ya que dormía en bóxer, y bajé. Pensé encontrarme con Emma pero al parecer ya se había ido. Vi de lejos que había una nota sobre la mesa del living. Me acerqué y la leí: "Gracias por hospedarme y por la charla de ayer. Acepto la invitación al karaoke. Emma". Sonreí pero la sonrisa se desdibujó rápido. Sentirla cerca pero a la vez lejos. Dolía. Y no sabía que hacer. Quería alejarme y olvidarla. Hasta pensé en intentar algo con Agustina. Pero después miraba a Emma a los ojos, observaba toda esa tristeza que intentaba disfrazar con su casamiento, y no la podía dejar sola. Era más fuerte que yo.


Narra Emma:

Caminé un par de cuadras antes de tomarme un taxi y sentí varias miradas sobre mí. Seguramente las personas se preguntaban que hacía a esa hora vestida de fiesta. Pero más extraño era haber dormido en lo de Santino y ahora estar volviendo al departamento donde vivo con Benjamín. En estos momentos me molestaba el hecho de no tener un departamento para mí sola.
Llegué e ingresé. No había nadie. Estaba de paso igual. Agarré un bolso y empecé a sacar ropa de mi armario y metiéndola ahí. De golpe escuché el ruido de las llaves y luego pasos que se acercaban.

-Apareciste.-dijo  Benjamín llegando a la habitación, aún con las llaves en la mano.

-Vine a buscar un par de cosas.-continué metiendo ropa en el bolso.

-¿Y a donde pensas ir?-se interesó, dejando las llaves en una mesita y observándome algo nervioso.

-Tengo amigas dispuestas a hospedarme.-me limité a responder.

-¿Hasta cuándo?-insistió.

-No lo sé.-contesté cerrando el bolso.-Unos días.

-Me refería hasta cuando vamos a seguir así, discutiendo, peleando.-comentó.

-Lo mismo me pregunto.-dije mirándolo.-No puedo más con esta situación, me hace mal.

-¿Y alejarte es la solución?-me preguntó.

-Necesito tiempo, necesito estar sola, pensar.-le expliqué.-Y eso incluye que no me llames.

-¿Cuanto tiempo?-insistió un poco alterado.

-No sé, el tiempo que necesite.-apenas respondí, agarrando el bolso.

-¿Y el casamiento?-se interesó mientras me encaminaba hacia la puerta.

-Faltan seis días.-fue lo único que pude responder y me fui.


Narra Santino:

Destapé una cerveza y me senté en el sillón con la botella en la mano. Mi cabeza estaba en cualquier lado. O mejor dicho, en Emma. No podía sacarme de la mente cuando me miró con sus ojos brillosos y me abrazó. Su "te necesito" que me había erizado la piel. Empecé a tomar queriendo dejar de pensar. De repente me acordé que no le había respondido a Agustina, así que agarré el celular. Escribí y borré un par de veces hasta que finalmente le mandé "Gracias a vos. Sos hermosa. Te llamo y arreglamos". Tomé un poco más y dejé la botella en la mesa que había en frente del sillón.


Narra Emma:

La noche me encontró en la habitación de Tania mirando una película. La llamada de Bruno a su celular nos hizo darnos cuenta de la hora. No teníamos mucho tiempo. Cortamos la película y nos vestimos. Hicimos todo rápido y una vez listas salimos rumbo a ese bar donde habíamos quedado en encontrarnos. Bruno nos estaba esperando en la puerta del lugar, abrazó a su chica y yo ingresé. Miré para todos lados hasta que lo vi a Santino.


Narra Santino:

Me encontraba parado al lado de la mesa en donde íbamos a estar. Sentí una mano apoyarse en mi hombro y al girar me encontré con Agustina, quien me saludó con un suave beso en la boca. La había invitado luego de pensarlo mucho. Le sonreí y nos sentamos.


Narra Emma:

Me estaba por acercar cuando vi que la amiga de la hermana apareció en escena. Se me paralizó el cuerpo. Veía como conversaban y se reían. Quería salir corriendo. De pronto tenía a Tania al lado. 

-Decime que es joda.-acoté sin poder dejar de mirar.

-¿Qué cosa?-preguntó Tania sin entender.

-No, nada.-respondí mientras se acercaba Bruno que había ido a averiguar algo.

Nos acercamos a la mesa y yo solo quería que me tragara la tierra. Los saludé a ambos y por fin sabía el nombre de la afortunada, Agustina. 


Narra Santino:

Una vez todos sentados pedimos unos tragos. La música del lugar estaba buena. Tenía a Emma sentada en frente y se me hacía inevitable no mirarla. 


Narra Emma:

Era la milésima vez que me preguntaba por dentro qué es lo que hacía ahí. ¿En qué estaba pensando cuando acepté la invitación? No tardaron mucho en aparecer los chistes y las risas. Pero yo no me podía reír, ni siquiera podía fingir una risa. La veía a ella ahí, al lado de él y sentía una sensación horrible en el pecho. No entendía lo que me pasaba pero me invadía la tristeza. Tania me miró fijo e intenté simular que estaba todo bien. Creo que lo hice bien, o al menos funcionó. Me encontraba totalmente de sobra. ¿Qué hacía yo ahí entre dos parejitas? Estaba en el medio. Papel ridículo el de esta noche.


Narra Santino:

Me reía pero al desviar mi vista a Emma vi que no la estaba pasando bien. Le mantuve la vista por unos segundos hasta que se levantó poniendo la excusa de que iba a preguntar sobre un trago. Después de unos segundos me levanté yo. Dije que iba al baño pero me dirigí a donde estaba ella.

-¿Qué pasa?-me interesé acercándome.

-Nada.-me respondió sin mirarme.

-Emma...-insistí.

-Basta, Santino.-me dijo.-Anda con tu novia.

-No es mi novia.-le dije luego de una leve risa, pero ella seguía seria.-¿Qué es lo que te pasa?

No respondió.

-¿Estás segura que cumpliste 21?-la ataqué sin saber cuanto le podía molestar.

-¿Me estás diciendo inmadura?-preguntó enojada.-Agustina con 18 debe ser más madura seguro.-agregó irónica.

Le iba a responder que sí, pero ya estaba bastante alterada e histérica para que encima la provoque más.

-Tranquila, no quise decir eso.-acoté.

Por dentro estaba por explotar pero por fuera estaba intentando disimularlo. Pero era demasiado transparente, y podía notarlo.

-¿Qué es lo que pasa?-le pregunté e hice que me mirara.-Emma.-insistí.


Narra Emma:

¿Cómo hacía para explicarle que me estaba muriendo por dentro? Me sentía una idiota, y una idiota con todas las letras. Creía llevar el control de mi vida pero se me estaba yendo todo de las manos y me encontraba perdida. De repente me encontraba sintiendo cosas por un hombre de mi edad, que al principio se fijó en mi pero ahora estaba con otra. ¿Y yo que podía reclamarle? Estaba a seis días de casarme, seis días. ¿Cómo le decía que estaba ahí en el medio y me sentía la persona más imbécil de todo el planeta? Quería abrazarlo, al igual que lo hice la noche anterior. Ese abrazo me había llenado como nada anteriormente lo había hecho. Y sí, claramente en estos momentos no parecía la razonable Emma que tenía 21 años. Ni siquiera llegaba a tener dieciocho como su acompañante. Me sentía una adolescente de quince años en su primer ataque de enamoramiento. ¿Pero cómo? ¿Cómo se lo explicaba?

-Que no quiero ser día jueves, eso pasa.-le respondí y él no pudo evitar sonreír aguantando la risa.



Narra Santino:

Le iba a responder pero se fue enojada. Por suerte se dirigió a la mesa, yo ya creía que se iba a ir del lugar. No entendía exactamente que es lo que le molestaba. Me daba gracia su estado histérico pero a la vez me hacía mal, porque sabía que por dentro no la estaba pasando nada bien. Y sí, capaz me había equivocado al invitarla.


Narra Emma:

Estaba tan histérica que ni yo misma me aguantaba. Tenía tanta bronca, tanta angustia. De repente se cortó la música y se anunció que comenzaba el karaoke. Un señor de la mesa de al lado se ofreció a pasar. Tenía aproximadamente 40 años y mucho alcohol en sangre. Más que cantar nos aturdió a todos.


Narra Santino:

Habrán pasado tres personas antes de que Emma se levantara de la mesa sin decir nada y se dirigiera a la especie de escenario que había en el lugar. Me sorprendí pero sentí que la charla de ayer había tenido sentido. Su voz era muy linda para que la esconda.


Narra Emma:

Conversé con el dj la canción que quería cantar así me buscaba la pista. Me senté en una silla frente al micrófono. Iba a cantar “No puede ser” de Olivia Viggiano. Cerré los ojos y al abrirlos tomé aire para poder cantar. Me dejé llevar por las melodías.

¿No era esto lo que querías?
Cuando no te veía
Pero yo ahora te veo
Y no ves lo que yo siento 


Narra Santino:

Empezó a cantar y una sensación extraña invadió mi ser. Su mirada se posó en mí, como si me estuviera dedicando la canción. Cómo si me cantara a mí. Como si la letra la estaría sintiendo y fuera para mí. Mis ojos se clavaron en los suyos y ella seguía con su voz y se podía notar como sentía cada estrofa, cada palabra.

No puede ser que no puedas ver
Que no entiendo lo que vos queres
No puede ser que me sienta así
Vos no eras nadie para mí


Narra Emma:

Por momentos desviaba la mirada pero no podía evitar no fijarla en él. Me miraba con mucha atención. Y tal vez, esta era la única forma que había encontrado para poder explicarle aunque sea un poco lo que sentía.

Antes no sentía este vacío
¿No eras vos quien quería estar conmigo?
Y yo ahora te veo
Y no ves lo que yo siento


Narra Santino:

Su mirada se perdía entre la mía. Quizás la canción decía lo que ella no podía expresar. Un brillito apareció en sus ojos y temí que se largara a llorar. Miré para alrededor y todas las personas presentes estaban endulzadas con su voz. No quería que nada arruinara ese momento. Sabía que era importante para ella. Aunque bueno, creo que ahora no lo estaba disfrutando como debía.

Quiero dejar de fingir
 que no estás y te vi
Pero no dejas de escaparte
Quiero volver a sentir que no sos para mí
Y dejar de buscarte

Quiero dejar de buscarte


Narra Emma:

Evitar llorar. Evitar llorar. Me repetía internamente mientras intentaba no perder concentración para no equivocarme con la letra. Por un segundo corrí mi mirada de Santino y observé a alrededor. Vi todas las miradas sobre mí y sentí algo demasiado raro. De repente no entendí que estaba haciendo ahí, dejando mi escenario imaginario en la ducha. Hasta llegué a sonreír y cuando volví a ver a Santino me sonrío. Creo que entendía lo que pasaba por mi mente. Otra vez su maldito don, pensé.

No puede ser que no puedas ver
Que no entiendo lo que vos queres
No puede ser que me sienta así
Vos no eras nadie para mí

Narra Santino:

No podía dejar de mirarla, de escucharla. La letra de la canción me torturaba un poco, pero intentaba entenderla. Por un momento sentí la mirada de Agustina fija en mí. Desvié la mirada hacia ella y solo dejó de mirarme. Volví a centrarme en Emma que ya estaba por terminar de ser el centro de atención. Pero sabía, sabía que había algo más en sus ojos. Algo quería transmitir con todo esto.

Y yo ahora te veo 
Y no ves lo que yo siento
Y yo ahora te veo
Y no ves lo que yo siento…


Narra Emma:

Dejé de cantar y empecé a escuchar muchos aplausos. Me incomodé un poco, pero me gustaba. La miré a Tania quien llevaba una gran sonrisa y algo de asombro. Pensé en bajar del escenario y abrazarla. Realmente necesitaba un abrazo. Estaba contenta pero triste al mismo tiempo. Y es que se puede estar bien por fuera pero destruido por dentro. Bajé lentamente del escenario mientras otras personas se mataban por subir a cantar. Santino seguía mirándome y yo solo bajé la vista y me acerqué. Bien. ¿Y ahora?



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