Narra Emma:
Abrí los ojos y recordé donde estaba. Al mirar la hora vi que eran las
dos de la tarde. No sabía bien a que hora Benjamín llegaba a casa, pensé que
iba a tener un mensaje pero al agarrar el celular no encontré ni un rastro de
él. Me levanté de la cama y al bajar me encontré con una chica rubia de ojos
celestes, que se me quedó mirando fijamente cuando me vio.
-¿Santino donde está?-pregunté, sin saber que decir ante la situación.
-Salió, supongo. Yo acabo de llegar-me respondió- Pensé que él estaba en
su habitación-agregó sin dejar de mirarme.
Me miré y recordé que llevaba puesta su camisa. Supuse lo que estaba
imaginando en su cabeza esa joven y me puse un poco más incómoda.
-No, de hecho él no durmió en su habitación.-Quise explicarle pero era
inútil.-Lo que intentó decirte es que no es lo que parece ni lo que creo que
estás pensando-agregué.
-Tranquila, yo no dije nada.-dijo intentando esconder una risita.-No me
tenes que dar explicaciones, todo bien.
Me quedé inmóvil sin saber que hacer. Realmente era un momento incómodo y
Santino que no sabía donde se había ido.
-Podes acercarte y servirte lo que quieras.-me dijo mientras abría la
heladera y buscaba algo para tomar.-Perdón, no me presenté. Soy Jazmín, hermana
de Santino.
Al decirme eso recordé la foto de la mesita de luz de Santino. En medio
de los nervios no la había reconocido. Me puse un poco menos nerviosa y me
acerqué al sector de la cocina.
-Yo soy Emma, una...conocida de tu hermano.-dije luego de pensar la
palabra apropiada.
-No hay mucho en la heladera para comer, pero te puedo preparar algo si
queres.-me dijo.-Mira que soy muy buena cocinera.
-No, no te hagas problema. No hace falta, está bien.-le dije.-Igual
gracias-agregué y sonreí.
Me serví un vaso de agua mientras ella se untaba unas galletitas con
queso.
-¿Qué sos exactamente de mi hermano?-se interesó.-Me refiero a si están
saliendo, son novios o fue algo de una sola noche.
Agradecí en ese momento escuchar el ruido de las llaves y que aparezca
Santino.
Narra Santino:
Me dirigí a la cocina y me encontré con Emma y mi hermana.
-¿Qué haces acá vos?-le pregunté a Jazmín, mientras dejaba unas bolsas
sobre la mesa de la cocina.
-Hola hermanita, ¿cómo estás?-dijo simulando lo que tenía que haber
dicho.-Se saluda bien, nene-agregó acercándose y saludándome con un beso.
-Tenes razón, discúlpame hermosa.-le dije abrazándola.
-Tengo llaves de acá, por si no lo recordas.-me dijo.-Y vine a traerte
unas cosas que mamá me pidió y de paso me quedé un rato.
-Está bien, ¿dónde dejaste las cosas?-le pregunté.
-En el comedor. Ah, y también te traje ropa de Lucila que pediste,
supongo que para Emma.-dijo posando su mirada primero en mi y luego en
ella.-¿Es tu novia, tu saliente o algo de una noche?-agregó y quise ahorcarla.
No podía ser tan caradura esta chica. La miré a Emma, que se notaba que
estaba muy incómoda y no sabía donde meterse.
-Es una amiga, nada más.-le dije clavándole la mirada para que no
siga.-¿Dormiste bien?-ahora centrando mi atención en Emma.
-Sí, dormí bien. Gracias.-me dijo pero seguía incómoda porque mi hermana
no le sacaba los ojos de encima.
-Ya te ibas vos, ¿no?-le dije a mi hermana, dándole a entender que se
vaya.
-Si, ya me estaba yendo.-dijo terminándose un vaso de agua y agarrando
sus cosas.-Nos vemos, chau-agregó haciendo saludo general y se fue.
La observé irse y cerrar la puerta y luego volví a centrar mi atención en
Emma, que seguía un poco nerviosa.
-Perdóname, no sabía que iba a venir. Mi hermana es muy caradura.-me
disculpé.-¿Te molestó con muchas preguntas mientras yo no estaba?
-Entiendo, no pasa nada. No, sólo con algunas.-dije y me reí.-¿Cuantos
años tiene?
-17 años, y además es muy rebelde.-le respondí.-Cambiando de tema, fui a
comprar comida, así que si queres cámbiate y comemos. Ahora te doy ropa de otra
de mis hermanas, que seguro te queda bien.-le dije yendo a buscar la bolsa.
-No te hubieras molestado, en serio.-me dijo.-Supongo que el vestido ya
se habrá secado, y por la comida tampoco te hagas drama, como en mi casa.
-No vas a estar con vestido de fiesta de día por la calle, acepta
mi ayuda.-le dije entregándole la ropa.-Igualmente no te queda nada mal mi
camisa.-agregué observándola de arriba abajo, y luego reí.
-Ay basta, me queda horrible esto.-le dije golpeándolo en el brazo y reí.
-Créeme que nada te queda mal a vos.-le dije y le mantuve la
mirada.-Ahora anda a cambiarte que está lista la comida, y no me la podes
rechazar porque la compré especialmente para vos.
Se me quedó mirando sin decir nada, con la ropa en la mano.
-¿Qué pasa?-me interesé.
-¿Por qué haces todo esto por mi?-me pregunto de repente, mirándome.
Me tomé unos segundos para responder. Fue una pregunta que no me
esperaba.
-Porque aunque no te conozca mucho quiero que estés bien. Está bueno que
alguien se preocupe por uno.-le respondí tratando de encontrar las palabras.
-Me voy a cambiar.-dijo un poco confundida y se dirigió a la
habitación.
Narra Emma:
Ingresé a la habitación, apoyé la ropa en una silla y me senté sobre la
cama. Era todo tan extraño. Sentía una sensación rara cuando Santino se me
acercaba. No estaba acostumbrada a que se preocupen tanto por mí y me cuiden.
Se siente tan bien cuando alguien lo hace, pero al mismo tiempo me genera
miedo. Alejé mis pensamientos, me levanté y me cambié con la ropa que me
prestaron. Era un jean ajustado y una remera con mangas cortas. Estaba
acomodando un poco cuando empecé a escuchar el sonido de una guitarra. Observé
a mi alrededor y la que había visto ayer no estaba.
Narra Santino:
Mientras Emma se cambiaba, me senté con la guitarra en el sillón y
aproveché para tocar. Luego se me vinieron a la cabeza los acordes de una
canción y me dieron ganas de cantar.
-Era una noche especial para enamorarse, no sé si te iba a encontrar pero
fui a buscarte-comencé a cantar y apareció Emma.
Se quedó parada, escuchándome. Y seguí tocando mientras la miraba.
-Y cuando te miré no lo pude resistir, y cuando me acerqué ya no supe que
decir. Y en esa noche de ti yo quedé hechizado...-seguí cantando sin sacarle
los ojos de encima.
Dejé de cantar y apoyé la guitarra en un costado del sillón.
-No sabía que cantabas.-Me dijo con asombro.-Lo haces muy bien.
-Hay muchas cosas que no sabes de mí.-le respondí.
-Demasiadas, supongo.-acotó.
-¿Vamos a comer?.-propuse encaminándome a la cocina, y me siguió.
Narra Emma:
Nos sentamos enfrentados en la mesa de cocina. Sirvió el pollo con papas
que compró para cada uno. Lo observaba y no entendía porque quería alejarme y
al mismo tiempo tenerlo cerca. Se encontraba en silencio y por momentos
levantaba la vista para mirarme.
-¿Cuántos hermanos tenes?-le pregunté de repente.
-Cuatro.-me respondió terminando de tragar.-Mora de 7 años, Jazmín de 17,
Lucila de 23 y Manuel de 26.-agregó agarrando el vaso para tomar.
-Son un montón. Que lindo tener tantos hermanos.-le dije.-Yo soy hija
única.
-Si, somos bastantes. Y tengo un sobrino de dos años.-me contó.-¿Es
verdad lo que dicen de las hijas únicas?
-¿Qué cosa?-le pregunté terminando de comer.-¿Lo de que somos caprichosas
y malcriadas?
-Exacto.-me dijo.-Y mimadas, egoístas, etcétera.
-No.-respondí.-Por lo menos en mi caso no es así. Y me hubiera gustado
tener hermanos. A Tania la quiero como si fuera una hermana, pero no es lo
mismo.
-Entiendo, a Bruno lo quiero como a un hermano.-me dijo mientras se
levantaba y recogía los platos y vasos.
-Te ayudo.-acoté con intenciones de lavar los platos, y agarré la
esponja.
-De ninguna manera.-me dijo sacándome la esponja de la mano y corriéndome
de ese sector.-Vos sos la invitada, lavo yo.
-Pero no tiene nada que ver. No me molesta lavar, lo hago siempre.-le
dije.
-Le debes lavar todo vos a tu novio, ¿no?-se interesó y hubo un
silencio.-Pensé que ya habíamos pasado la barrera de los desconocidos.-agregó
mirándome mientras terminaba de lavar.
-Ahora somos un poco menos desconocidos, o mejor dicho a penas
conocidos.-le dije.
-Yo no llamo apenas conocido a alguien que viajó en mi auto, durmió en mi
casa, me escuchó tocar, conoció a mi hermana, sabe de mi familia, almorzó
conmigo...¿sigo?-me dijo mientras se secaba las manos.-Y no nos olvidemos la
parte de que te vi borracha y te acompañé a tu casa.
-Lo último que mencionaste mejor olvidarlo, aparte hay varias cosas que
no recuerdo de esa noche.-le dije.
-Que tema ese de no recordar.-me dijo acercándose hasta donde
estaba.-¿Vos estás segura de que no pasó nada entre nosotros?-agregó seductor.
-No pasó nada porque jamás engañaría a mi novio.-le respondí.
-Bueno, pero si hay partes que no te acordas, podríamos habernos besado
tranquilamente o en su defecto habernos acostado, y no te acordarías.-me
explicó.
-Estaba borracha, no inconsciente.-le aclaré.
-No llegaste a estar inconsciente gracias a mí, sino terminabas vaya uno
a saber en que estado.-me dijo.
-Bueno pero...no pasó nada igual, ¿no?-le pregunté preocupada.-Entre
nosotros, digo.
Me miró y se empezó a reír.
-Te quedaste preocupada eh.-me dijo mientras reía.
-No juegues con eso, porque en serio no recuerdo.-insistí.
-Busca bien en tus recuerdos, capaz te vienen algunas imágenes hot o el
sabor de mis besos.-dijo yendo a sentarse al sillón.-Yo analizaría como fue a
parar tu collar en mi auto, mejor dicho como se te salió.-agregó
confundiéndome.
-No me causa gracia, dale.-le dije seria, acercándome al living.-Responde
la pregunta.
-¿Queres que te cuente con detalles o sin?-me dijo agarrando el control y
prendiendo la tele.
-Santinooooo.-le dije histérica y queriéndole sacar el control para
apagar la tele.
-Tranquila, loca.-me respondió apagando la tele y riéndose.-No pasó nada,
no me abuso de las mujeres borrachas.
-No hagas más esos chistes.-le dije mirándolo fijo.
-Y créeme que podría haberme abusado, tanto cuando estuve en tu casa y te
acosté en la cama, como cuando te vi vestida solamente con mi camisa-me dijo y
reí.
-¿Y el chiste?-preguntó.
-Me causó gracia como lo dijiste.-le respondí.
-Sos más linda cuando te reís.-comentó mirándome fijo.-No quiero verte
mal, en serio.
-Ya se hizo re tarde.-le dije mirando la hora.-Me tengo que ir, me debe
estar esperando mi novio.
-Claro, entiendo.-me dijo levantándose del sillón.
Narra Santino:
Permanecí en el living mientras Emma subió a la habitación a buscar sus
cosas. Al bajar nos dirigimos los dos a la puerta.
-Gracias por todo, después te devuelvo la ropa de tu hermana por
Bruno.-me dijo saludándome.
-No hay problema.-le dije abriendo la puerta.-¿No queres que te lleve con
el auto?
-Preferiría que no.-me respondió saliendo.-Chau.-agregó sonriendo y se
fue.
Cerré la puerta y fui a tirarme al sillón. No creía en nada de lo que
había pasado.
Twitter: @janetroseblog
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