Narra Emma:
Lunes. Nuevamente
a la rutina. ¿A quién quiero mentirle? Mis siete días de la semana eran casi
iguales. Me la pasaba la mayoría del tiempo encerrada en este gran
departamento, sola y aburrida.
Me hallaba
lavando la ropa mientras me preguntaba que sería de la vida de Santino. No creo
que haya cambiado mucho en esta semana que no había visto, o capaz sí, vaya uno
a saber.
Narra Santino:
A la salida de la
facultad me encontré con Josefina y fuimos a almorzar. Estuvimos conversando un
poco de todo y conociéndonos más. Le conté que me gustaba cantar y tocar la
guitarra. Que esa era una de mis pasiones, junto al fútbol.
-Se me acaba de
ocurrir algo.-me dijo transmitiendo ese entusiasmo que la caracterizaba.
-¿Qué?-me interesé.
-¿Te gustaría
cantar en un bar?-me preguntó con una sonrisa.-Mi tío tiene uno y está con
ideas de innovar con algún show o un cantante.
-Está muy buena
la idea pero yo no soy conocido ni profesional.-le dije.-No creo que haga subir
las ganancias del lugar.
-Con esa actitud
no vamos a ningún lado, querido.-me dijo.
Me reí y la miré
como evaluando la propuesta.
-Vos venís hoy a
la noche y te probamos.-me propuso.-Yo arreglo todo con mi tío.
-Buenísimo,
dale.-le dije empezando a entusiasmarme.- ¿Vos decís que va a funcionar?
-Si, confía en
mí.-me respondió y me guiñó el ojo.
-Gracias.-le
dije.-Sos una genia.
Narra Emma:
Tania me llamó
para pedirme que la acompañara a ver a Bruno entrenar. Me preguntaba si estos
dos se separaban en algún momento, ya eran como chicles.
Fuimos al lugar
del entrenamiento un rato antes de que empezara y nos encontramos con Bruno y
Santino.
-Hola genia.-la
saludo Santino a Tania con una sonrisa.-¿Venís a ver a entrenar a los
mejores?-bromeó.
Sí, me estaba
ignorando.
-Ah, hola
Emma.-dijo luego como si no se hubiera percatado de mi presencia.
Se fueron al
vestuario y nosotras nos dirigimos a unos bancos para sentarnos.
Santino se la pasó
todo el entrenamiento haciéndose el canchero. Igualmente, jugaba muy
bien.
Narra Santino:
Luego del
entrenar, Bruno se fue con Tania y yo me encaminé a la salida para ir a donde
había dejado el auto.
-Santino.-dijo
Emma viniendo atrás mío para que frenara.
-Emma.-dije
dándome vuelta.-¿Qué pasa?
-¿Tenes un
minuto?-me preguntó.
Lo pensé unos
segundos.
-Sí.-respondí
dejando el bolso en el piso.-Te escucho.
-Sé que estás
pasando mucho tiempo con Josefina.-me dijo.-Sólo te pido que no la ilusiones sin
ningún sentido.
-Me llevo bien
con ella.-le dije.-Y no le veo nada de malo el verla seguido.-agregué y bebí de
la botella de agua que tenía en la mano.
-No te digo que
no pases tiempo con ella ni te estoy prohibiendo que la veas.-me dijo
firme.-Sólo te pido que no la lastimes.
La miré y luego
de soltar la botella, apoyé mi brazo derecho en la pared que ella tenía atrás.
-¿A vos te
preocupa que tu amiga sufra?-me preguntó.-¿O lo que te preocupa es que pueda a
pasar algo entre ella y yo?.-agregué mirándola fijo.
-Me preocupa
ella.-me contestó seria.-A mi me parece que estás haciendo todo esto para
molestarme.
-¿De verdad crees
que soy capaz de usarla a ella por el simple hecho de molestarte?-le
pregunté.-No soy tan inmaduro.
-No te pasa lo
mismo que ella.-me dijo.-Y de alguna forma la ilusionas y vas a terminar
logrando que se enamore.
-¿Y serían dos
amigas enamoradas del mismo hombre?-la interrogué mirándola a los ojos.
-No se puede
hablar con vos.-me contestó molesta.
Intentó irse pero
apoyé mi otra mano en la pared, encerrándola.
-¿No vas a
admitir que te invaden los celos?-le pregunté sin dejar de mirarla.
Me miró sin decir
nada.
-¿Y?-insistí
acercándome un poco más.
-Santino, por
favor.-acotó mirando para el costado.
Miré a dos de mis
compañeros de fútbol pasando por al lado nuestro y luego la volví a mirar.
-Te comprometo,
¿no?-le dije y luego saqué mis manos de la pared y tomé distancia.-Chau, Emma.
Narra Emma:
Se fue y yo me
quedé unos segundos ahí, inmóvil.
Increíble, quiero más
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