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miércoles, 5 de marzo de 2014

Capítulo treinta y cinco


Narra Emma:

Lunes. Nuevamente a la rutina. ¿A quién quiero mentirle? Mis siete días de la semana eran casi iguales. Me la pasaba la mayoría del tiempo encerrada en este gran departamento, sola y aburrida.
Me hallaba lavando la ropa mientras me preguntaba que sería de la vida de Santino. No creo que haya cambiado mucho en esta semana que no había visto, o capaz sí, vaya uno a saber.


Narra Santino:

A la salida de la facultad me encontré con Josefina y fuimos a almorzar. Estuvimos conversando un poco de todo y conociéndonos más. Le conté que me gustaba cantar y tocar la guitarra. Que esa era una de mis pasiones, junto al fútbol.

-Se me acaba de ocurrir algo.-me dijo transmitiendo ese entusiasmo que la caracterizaba.

-¿Qué?-me interesé.

-¿Te gustaría cantar en un bar?-me preguntó con una sonrisa.-Mi tío tiene uno y está con ideas de innovar con algún show o un cantante.

-Está muy buena la idea pero yo no soy conocido ni profesional.-le dije.-No creo que haga subir las ganancias del lugar.

-Con esa actitud no vamos a ningún lado, querido.-me dijo.

Me reí y la miré como evaluando la propuesta.

-Vos venís hoy a la noche y te probamos.-me propuso.-Yo arreglo todo con mi tío.

-Buenísimo, dale.-le dije empezando a entusiasmarme.- ¿Vos decís que va a funcionar?

-Si, confía en mí.-me respondió y me guiñó el ojo.

-Gracias.-le dije.-Sos una genia.


Narra Emma:

Tania me llamó para pedirme que la acompañara a ver a Bruno entrenar. Me preguntaba si estos dos se separaban en algún momento, ya eran como chicles. 
Fuimos al lugar del entrenamiento un rato antes de que empezara y nos encontramos con Bruno y Santino.

-Hola genia.-la saludo Santino a Tania con una sonrisa.-¿Venís a ver a entrenar a los mejores?-bromeó.

Sí, me estaba ignorando.

-Ah, hola Emma.-dijo luego como si no se hubiera percatado de mi presencia.

Se fueron al vestuario y nosotras nos dirigimos a unos bancos para sentarnos.
Santino se la pasó todo el entrenamiento haciéndose el canchero. Igualmente, jugaba muy bien. 


Narra Santino:

Luego del entrenar, Bruno se fue con Tania y yo me encaminé a la salida para ir a donde había dejado el auto.

-Santino.-dijo Emma viniendo atrás mío para que frenara.

-Emma.-dije dándome vuelta.-¿Qué pasa?

-¿Tenes un minuto?-me preguntó.

Lo pensé unos segundos.

-Sí.-respondí dejando el bolso en el piso.-Te escucho.

-Sé que estás pasando mucho tiempo con Josefina.-me dijo.-Sólo te pido que no la ilusiones sin ningún sentido.

-Me llevo bien con ella.-le dije.-Y no le veo nada de malo el verla seguido.-agregué y bebí de la botella de agua que tenía en la mano.

-No te digo que no pases tiempo con ella ni te estoy prohibiendo que la veas.-me dijo firme.-Sólo te pido que no la lastimes.

La miré y luego de soltar la botella, apoyé mi brazo derecho en la pared que ella tenía atrás.

-¿A vos te preocupa que tu amiga sufra?-me preguntó.-¿O lo que te preocupa es que pueda a pasar algo entre ella y yo?.-agregué mirándola fijo.

-Me preocupa ella.-me contestó seria.-A mi me parece que estás haciendo todo esto para molestarme.

-¿De verdad crees que soy capaz de usarla a ella por el simple hecho de molestarte?-le pregunté.-No soy tan inmaduro.

-No te pasa lo mismo que ella.-me dijo.-Y de alguna forma la ilusionas y vas a terminar logrando que se enamore.

-¿Y serían dos amigas enamoradas del mismo hombre?-la interrogué mirándola a los ojos.

-No se puede hablar con vos.-me contestó molesta.

Intentó irse pero apoyé mi otra mano en la pared, encerrándola.

-¿No vas a admitir que te invaden los celos?-le pregunté sin dejar de mirarla.

Me miró sin decir nada.

-¿Y?-insistí acercándome un poco más.

-Santino, por favor.-acotó mirando para el costado.

Miré a dos de mis compañeros de fútbol pasando por al lado nuestro y luego la volví a mirar.

-Te comprometo, ¿no?-le dije y luego saqué mis manos de la pared y tomé distancia.-Chau, Emma.


Narra Emma:
Se fue y yo me quedé unos segundos ahí, inmóvil. 



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