Narra Emma:
Desperté con una
sensación de angustia. Finalmente había llegado el día. Casarme a esta edad fue
algo que siempre desee, pero sentía que Benjamín no era el indicado y que
estaba cometiendo un grave error.
Desayuné junto a
Tania y luego me fui a bañar. Al salir de la ducha, ella me pintó tanto las
uñas de las manos como la de los pies. Sabía perfectamente hacer la francesita.
Me ayudó con los
últimos llamados y detalles de la fiesta post iglesia.
Las agujas del
reloj avanzaban rápidamente y los nervios aumentaban.
Narra Santino:
Mis padres y mi
hermana Jazmín vinieron a visitarme y se quedaron a almorzar. Mi madre hizo una
recorrida por todo el departamento como si estuviera controlando que todo esté
en orden y verificando si me las podía arreglar bien solo.
Una vez todos
sentados en la mesa redonda de la cocina, serví la comida.
-Jazmín no le des
de comer al perro, le hace mal la comida de humanos.-la retó mi madre al ver
que le había ofrecido a Gala.
Me encontraba un
poco fastidioso. Amaba ver a mi familia, pero claramente este no era el mejor
día para juntarnos. Mi cabeza estaba en otro lado, o mejor dicho, en el
casamiento.
-Hijo, estás muy
callado.-comentó mi madre.
-¿Cómo van los
estudios?-se interesó mi padre.
-Bien, los
últimos exámenes que di los aprobé.-le respondí.-Ahora tengo que preparar
otros.
Seguimos comiendo
y conversando sobre otras cosas. Yo casi no hablaba y tampoco tenía hambre, por
lo que dejé casi toda la comida de mi plato.
-Estás raro,
Santino.-dijo mi padre.-¿Te pasa algo?
-Mal de amores se
llama.-acotó mi hermana y la fulminé con la mirada.
-¿Estás mal por
una chica?-preguntó mi madre, preocupada.
-No.-respondí
rápido. No estoy mal, estoy cansado. Es eso.
Narra Emma:
Llegó la
peinadora. Me sentó en una silla frente al gran espejo que se encontraba en la
habitación. Tania estaba en un costado observando como la mujer se iba ocupando
de mi largo cabello.
Miré mi reflejo y
por alguna extraña razón pensé en Santino. Quería saber como estaba. Tenía
necesidad de verlo una última vez más y decirle que nunca le mentí acerca de
mis sentimientos hacia él pero que esto que estaba pasando era algo muy difícil
de explicar.
Narra Santino:
Mientras mis
padres tomaban un café, me fui a sentar al sillón del living con Jazmín.
-Es por Emma,
¿no?-preguntó de repente y la miré.
-Sí.-respondí.-Hoy
se casa.
Hizo una
expresión como que comprendía como me sentía.
-Por un momento
tuve la esperanza de que el casamiento se cancelara definitivamente.-y ya era a
la segunda persona que se lo confesaba.
-¿Te doy mi
opinión?-me preguntó y asentí.-Yo en Emma veo una mujer sufrida, alguien que la
pasó mal en el pasado y se aferró al primero que le mostró un poco de interés y
comprensión.-empezó a decir.
Me quedé pensando
en cada cosa que decía.
-Pero no lo ama y
no es feliz a su lado.-continuó.-Cuando los vi juntos noté que a ella le
pasaban cosas con vos. Y Agustina opinó lo mismo.-agregó mirándome.
-¿Y por qué se
casa entonces?-le pregunté coincidiendo en todo lo que había dicho pero sin
cerrarme su decisión.
-Porque debe
tener miedo, no se debe animar a patear el tablero.-me explicó.-Está segura ahí
en su zona de confort, prefiere su infelicidad conocida que arriesgarse a lo
desconocido.
La escuchaba
atentamente intentando entender.
-Con él está hace
mucho tiempo, tiene su casamiento y su vida planificada.-me dijo.-Capaz le
pasan cosas con vos pero no sabe cuanto le duraría su relación.
-Vas a ser
psicóloga, ¿no?-me interesé.
-¿Se nota?-dijo y
se río.-Quédate tranquilo que tus cesiones no te las voy a cobrar.-agregó
acariciándome el pelo.
Narra Emma:
La hora seguía
pasando y el momento se iba acercando. Mi mejor amiga me acompañó en todo
momento.
Me hallaba junto
a la maquilladora que estaba terminando con los últimos retoques en mi
rostro.
Cuando terminó me
hizo verme en el espejo y realmente me había gustado como me maquilló. Le
sonreí y se retiró deseándome lo mejor y felicitándome por la boda.
Narra Santino:
Mi familia se fue
y me senté en el sillón con una botella de cerveza en la mano. Veía como corría
el tiempo y quería frenarlo. No quería que llegara el momento, no quería
perderla.
Comencé a tomar
mientras recordaba cosas que me había dicho ella.
"Quiero que
sepas que en tan poco tiempo te volviste importante y me ayudaste mucho".
"Tu compañía
me hace bien. Vos me haces bien".
Luego recordé el
último momento con ella cuando nos despedimos y yo tan sólo buscaba una
explicación que nunca me dio.
"Perdón. No
quiero lastimarte"
Hice fondo blanco
con la cerveza mientras se me caía una lágrima.
Narra Emma:
Me puse el
vestido de novia y me quedé parada frente al espejo, observando mi
reflejo.
Cerré los ojos y
me imaginé entrando a la iglesia y caminando hacia donde me estaba esperando
Benjamín con su traje negro. Me visualicé al lado de él, enfrentados al cura y jurándonos
amor eterno. Y luego llegué a oír el "los declaro marido y mujer" y
después mis labios se encontraban en los suyos sellando esa promesa.
Abrí los ojos y
me miré entera. Comencé a temblar. Quería casarme, pero no con Benjamín.
Narra Santino:
Me dirijo a la
heladera en busca de más alcohol. Necesitaba ahogar mis penas. Destapé más
botellas de cervezas y las comencé a tomar casi sin respirar. Terminé la última
y la estrellé contra el piso.
Me maree un poco
pero logré mantener el equilibrio. Caminé hacia el living mientras Gala me
seguía atrás y ladraba.
¿Es posible que
los perros sepan cuando estás mal?
No me creerían si
les digo que luego de ladrar se me quedó mirando y comenzó a llorar. La
acaricié y me fui a bañar.
Permanecí varios
minutos inmóvil debajo de la ducha y luego apoyé la cabeza contra los azulejos.
Me la imaginé a
Emma ya con el vestido de novia puesto y se me estrujó el corazón.
Cada vez faltaba
menos para el momento y yo no podía soportarlo más. No sabía si ponerme el
traje e ir corriendo a impedir el casamiento, como en las películas. No sabía
si ir como infiltrado y convertirme en un masoquista que ve como la mujer de su
vida se casa con otro. No sabía si ir a comprar más alcohol y beber hasta
quedar inconsciente. No sabía si dormirme por un par de meses. No sabía que
hacer.
Permanecí más
minutos bajo la ducha. Una vez escuché "Los hombres no lloran". Y yo
volví a mi niñez y me largué a llorar, como hace mucho tiempo no hacía.
Twitter: @janetroseblog
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