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sábado, 22 de marzo de 2014

Capítulo treinta y nueve


Narra Emma:

Preparamos el almuerzo los dos juntos, éramos un buen dúo. Estaba feliz de poder pasar todo el día con él. Me hacía reír, me cuidaba y me valoraba.
Luego de comer nos quedamos haciendo sobre mesa y hablando un largo rato. Hasta que subimos a su habitación con la intención de dormir una siesta.


Narra Santino:

Emma se quedó dormida sobre mi pecho. Estaba apunto de cerrar los ojos cuando el ruido del timbre me descolocó. Salí de la habitación cerrando la puerta y bajé a averiguar quien era.

-¿Qué es esa cara de dormido, hermano?-me preguntó Bruno apenas le abrí la puerta e ingresó.

-Estoy bien.-le dije.-¿A vos que te pasa que estás tan contento?-agregué mirándolo extrañado.

-La vida es bella, amigo.-me dijo abrazándome.-Destapa unas cervezas, dale.-agregó sentándose en el sillón.

Me dirigí a la cocina para buscar unas cervezas en la heladera. Las destapé mientras miraba como Bruno hablaba en tono acelerado y tenía una felicidad inexplicable en el rostro.

-¿Qué te pasa?-me interesé sin entender nada.

-Tengo LA noticia eh.-me dijo agarrando la botella.

-No des tantas vueltas.-le pedí.-Decime.

-Voy a ser papá.-me dijo y abrí los ojos como platos.

-¿Qué?-le pregunté asombrado.-¿Embarazaste a Tania?

-No, era un chiste.-me respondió y sonrió.-Te asustaste. Era para que te despertaras.

-Dale, pelotudo.-le pegué en el brazo.

-¿Estás preparado?-me dijo mirándome serio.

-¡Bruno!-le grité y luego recordé que Emma estaba durmiendo y bajé la voz.-¿Me podes decir?

-Vamos a cumplir nuestro sueño.-me dijo entusiasmado.-¿Entendes?-agregó mirándome con una sonrisa de oreja a oreja.

-¿Qué sueño?-me interesé sin caer en lo que hablaba.

-Nuestro sueño, Santino.-me respondió serio por mi actitud.-Nos eligieron a los dos para ir a jugar un mes a Madrid.

-Decime que no es una broma-le dije y negó con la cabeza.-¡Vamos carajo!-dije con emoción y lo abracé.

Hace años que nos estamos preparando y teníamos como sueño en común que algún día nos elijan para ir a jugar al exterior. Y que justo nos hayan elegido a los dos, multiplicaba la emoción. Compartir esa experiencia con mi mejor amigo no tenía precio.
Me quedé hablando con Bruno hasta que recordó que me había prestado unos CDs y se encaminó a la escalera.

-¡Para!-lo frené poniéndome adelante antes de que llegue a subir las escaleras.-¿A dónde vas?

-A tu habitación a buscar los CDs que te presté el otro día.-me respondió insistiendo en subir.

-No podes subir.-le dije.

-¿Por qué?-preguntó e hizo una pausa y puso cara pícara.-¿Estás con una minita?

-Estoy con alguien.-le respondí.-Está dormida.

-Que ganador, la dejaste muerta.-acotó y se río.-¿Quien es? 

Rodee los ojos. Puse mis manos en sus hombros para que no avance.

-¿La conozco?-insistió.-Déjame ir a ver.

-Basta.-le dije firme.-Quédate acá, ya te los traigo.

Entré a la habitación y observé a Emma que seguía durmiendo. Era hermosa hasta dormida. 
Recordé qué había ido a buscar y agarré los CDs que reposaban en el escritorio.

-Acá están.-le dije bajando las escaleras.-Gracias por prestármelos.-agregué dándoselos.

-¿Quien es la minita?-se interesó mirándome divertido. 

-Que pesado que sos.-acoté.

Comenzó a sonar su celular y atendió. Al parecer era Tania.

-Te salvas porque tengo que ir a ver a mi novia.-me dijo señalándome.

-Anda tranquilo.-le dije acompañándolo hacia la puerta.

-Ya voy a averiguar quien es.-me advirtió antes de irse y me reí al mismo tiempo que negué con la cabeza.

Cerré la puerta y me fui a sentar al sillón. No podía dejar de pensar en lo de Madrid, realmente era un sueño que se iba a hacer realidad. 



Twitter: @janetroseblog

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