Narra Emma:
Desperté y
Benjamín ya no se encontraba en el departamento. Permanecí unos minutos en la
cama mientras me desperezaba y luego me cambié para ir a lo de Santino.
Narra Santino:
Me hallaba en el
living de mi departamento con el desayuno preparado. Me senté en el sillón a
esperar.
Al rato sonó el
timbre y al abrir la puerta me encontré con Emma.
-Hola.-le dije
con una sonrisa
-Hola.-me dijo y
entró.-Muy mal eso de faltar a la facultad.
La agarré de la
cintura y la acerqué a mí.
-Prefiero estar
con vos.-le dije y la besé.
Le agarré la mano
y nos fuimos a sentar a los sillones para desayunar. Le había preparado café
con leche y tostadas untadas con mermelada de frambuesa.
Narra Emma:
Terminamos de
desayunar y nos quedamos hablando de todo un poco.
-Deberías hablar
con Josefina.-me comentó.-Y contarle esto.
-¿Decirle lo
nuestro?-le pregunté preocupada.-No. Ya te dije, no lo puede saber nadie.
-¿Y si al menos
yo le digo que estoy enamorado de vos?-insistió.
-No, ni se te
ocurra.-respondí rápido.
-Pero está re
enganchada conmigo.-me dijo.-No la quiero lastimar.
-Yo me encargo de
que se olvide.-le dije.-No te preocupes.
Me miró unos
segundos, sin estar del todo conforme.
-En algún momento
se va a terminar enterando y no va a estar bueno.-me dijo serio.-Es tu amiga.
-Ya lo sé. Pero
no le podemos contar esto a nadie.-le expliqué.-Es por nuestro bien.
Era consciente de
que en algún momento todo iba a
explotar. No me hacía ninguna gracia que una de mis mejores amigas esté
enamorada del mismo hombre que yo. Y menos yo estar saliendo con él y
ocultándoselo. No era lindo estar en mi lugar y mentirle en la cara cada vez
que salía el tema. Tampoco era lindo su lugar. Pero ya no sabía como controlar
la situación.
Narra Santino:
Lavamos las tazas
y platos que usamos y luego subimos a nuestra habitación. Nos acostamos en la
cama a ver la televisión. Ella se acurrucó y apoyó su cabeza sobre mi pecho.
-Me encanta estar
así con vos.-le dije acariciando su cabello.
-A mi también.-me
respondió y apoyó su mano izquierda en mi pecho.
Puse mi mano
sobre la de ella y pase mi otro brazo a su alrededor, apoyando mi mano en su
cintura.
-¿Ya te dije que
te quiero mucho?-le pregunté.
-Me lo podes
repetir, si queres.-me respondió.-Me gusta escucharlo.
-Te quiero mucho,
Emma.-le susurré y levantó un poco la cabeza para mirarme.
-Yo también,
Santi.-me dijo acomodándose quedando ahora con su cabeza al lado de la mía.
Comencé a
acariciarle suavemente su brazo izquierdo mientras mirábamos un programa que no
nos interesaba a ninguno de los dos. Agarré el control remoto e hice zapping
pero al no encontrar nada interesante, apagué la televisión.
-¿Qué tenes ganas
de hacer?-le pregunté.
-No sé, lo que
quieras.-me respondió.
-Me gustaría
poder salir de la mano afuera con vos y recorrer muchos lugares.
-Yo también.-me
dijo.-Pero estar así, abrazada a vos, me basta.
Nos quedamos unos segundos en silencio.
-¿Por qué tiene que ser todo tan complicado?- le pregunté.
-No lo sé.-me respondió y suspiró.- Supongo que ya se van a
acomodar las cosas.
-¿Y también me vas a contar y a aclarar las cosas?- me
interesé.
Giró la cabeza para mirarme e hizo que yo la mirara.
-Es difícil tanto para vos como para mí.- me respondió.-Pero
necesito que confíes. Algún día te voy a contar.
-Confío en vos, pero me gustaría saber.- le dije.- También
para poder ayudarte.
-Por ahora me ayudas no preguntando sobre el tema.-me dijo.-
Y estando conmigo aunque sea en secreto.
-Está bien.-le respondí.-Estoy con vos y te quiero cuidar.
Narra Emma:
Quería que las cosas fuesen mas fáciles. Me hubiese gustado
conocerlo antes, sería todo tan diferente…
Me quedé pensativa.
-¿En qué pensas?- me preguntó
-No, en nada.- mentí.
Se puso sobre mí pero apoyando sus brazos en la almohada
para no cargarme todo su peso. Y me comenzó a besar.
-Sos hermosa.-me susurró entre besos.
-Vos sos hermoso.- le respondí entre besos.
De repente se separó de mis labios y empezó a hacerme
cosquillas. Creí que ya se había olvidado que tenía esa debilidad.
-Santino, no.- le pedí entre risas.- Por favor.
-No te voy a tener piedad.- me respondió.
Narra Santino:
Me golpeaba y no se paraba de reír. Su risa era el motor de
mi alma.
Twitter: @janetroseblog
No hay comentarios:
Publicar un comentario