Narra Emma:
Nunca había hecho
tantas llamadas seguidas. En todas fingía estar feliz de convertirme en la
mujer de Benjamín.
El departamento
de a poco se iba llenando de regalos que mandaban los invitados.
Narra Santino:
Sentado en el
sillón, tocando la guitarra, tratando de entretenerme y no pensar que había
llegado el final. Desde un principio sabía en lo que me estaba involucrando,
pero quise jugar la partida. Y hoy, hoy estoy enamorado de esa mujer que se
está por casar con otro hombre, que probablemente pueda darle mucho más que yo
pero hay algo que nunca le va a dar: amor.
No podía
imaginármela caminando hacia el altar, entregándose a él, no podía imaginármela
en otros brazos, en otra cama.
Cuando yo la
conocí ella no sonreía, o sí, pero esa sonrisa era fingida. Yo le saqué la
tristeza, yo le construí sonrisas, yo...yo la salvé.
Es la cuarta vez
que le erro a las notas y dejo la guitarra por ahí, dándome por vencido. Me
dirijo a la cocina, abro la heladera, agarro una cerveza, la destapo y la bebo.
Pienso en ella y en su vestido de novia que ya debe estar listo para estrenar.
Narra Emma:
Busqué la caja en
donde se encontraba el vestido de novia y la apoyé sobre la cama matrimonial.
Pasé mi mano derecha por la tapa gris y luego de un suspiro la abrí. Tomé el
vestido con mis dos manos y cerré los ojos. Ojalá pudiera estar acá mi madre,
aconsejándome. La extrañaba demasiado y necesitaba uno de sus fuertes abrazos,
esos que me decían que todo iba a estar bien.
Narra Santino:
No podía
permitirme perder a la mujer que amaba. Dejé la botella y me fui decidido a
buscarla. Me encontré con que mi auto tenía las cuatro gomas pinchadas. Le
pegué al capót y frené a un taxi. A pocas cuadras de llegar se frenó debido a
una manifestación. Le pagué y me bajé del auto. Caminé a pasos agigantados y es
que quería llegar a tiempo. "Ojalá no esté el futuro marido" me
repito por dentro mientras voy esquivando a las personas que me cruzo por la
calle. Y voy a contramano, todos van en la otra dirección. Avanzo cada vez más
rápido y estoy cada vez más cerca.
Narra Emma:
Me puse el
vestido y me paré frente al espejo cuerpo entero que había en la habitación.
Mañana estaría así vestida caminando del brazo de mi padre hacia el altar,
donde me encontraría con Benjamín. Un montón de personas van a estar presentes
a la espera de mi "sí, acepto" cuando el cura me pregunte.
Narra Santino:
Finalmente llegué
a destino. Pensé que si tocaba el portero se iba a negar a abrirme, así que me
puse a pensar otra forma de ingresar. De repente se acercó una señora mayor con
muchas bolsas de supermercado. Me ofrecí ayudarla y entré junto a ella. Subimos
en el ascensor hasta su piso, le entregué las bolsas y me dirigí a lo de Emma.
Narra Emma:
Me estaba
probando el vestido ya que sabía que Benjamín no iba a aparecer porque se
quedaba hasta tarde en la empresa y luego se iba directo a su despedida de
soltero.
No creo mucho en
eso de que si el novio te ve vestida de novia antes de la fecha da mala suerte,
igual lo evitaba.
Sonó el timbre y
fui a abrir sin preguntar quien era, ya que pensé que iba a ser el hombre que
me traía más regalos. Pero me encontré con la persona que menos esperaba.
Narra Santino:
Lo último que
quería era haberla visto con el vestido de novia. La miré de arriba-abajo y
sentí una puñalada en el pecho. Hubo un silencio ya que no me salían las
palabras y ella me miraba sin saber qué decir.
-Lo
siento.-expresó finalmente ante la situación.
-Veo que es
verdad que te vas a casar.-comenté sin poderla mirar a los ojos.
-Santino no podes
estar acá.-se limitó a decir.-Por favor.
Yo seguía del
otro lado de la puerta. Y sabía que no me iba a dejar pasar. Observé los
regalos que se veían en el living y ya no podía soportarlo.
-¿Por qué,
Emma?-le pregunté.-¿Por qué no me dijiste nada?-y mi voz sonaba suave y triste.
-Lo decidí
hoy.-sólo respondió.
-No me tomes por
pelotudo.-le dije subiendo un poco la voz.-Sé que te acostaste conmigo sabiendo
que te ibas a casar.
Se quedó callada
con la vista baja.
-Ni siquiera se
te ocurrió pensar en mí, preguntarme si quería pasar la noche con vos sabiendo
esto.-le empecé a decir.
Narra Emma:
No pensé que le
iba a molestar tanto el hecho de acostarse conmigo a modo de despedida.
Igualmente me sentía muy culpable, por todo. Pero yo sabía los motivos por los
cuales estaba haciendo esto.
-Me pareció que
era lo mejor.-le expliqué.-Fue una forma de despedirme de vos.
-¿Lo mejor para
quien?-me atacó de repente.
-Para los dos.
Creí que era lo mejor.-le dije.-Entendeme.
-Te vivo entendiendo,
Emma. Y siempre pensas en vos.-me dijo.
No respondí. La
situación me estaba poniendo muy incómoda y tenía un nudo en la garganta,
intentando controlar el llanto.
-Te importa un
carajo como me siento.-soltó con bronca.-No te importa lo que me pasa y lo
mucho que me duele que te cases con otro.-ya estaba un poco sacado y sus ojos
se pusieron vidriosos.
No era capaz de
responder. Me hacía mal todo esto. Y también sabía que él tenía derecho de
estar así.
-Creí que sentías
lo mismo que yo, pero parece que me equivoqué.-continuó.-No tenías derecho,
Emma.-agregó negando con la cabeza y mirándome fijo.
-Perdóname.-le
dije.-Te juro que no quiero lastimarte.
Se quedó unos
segundos en silencio. Se secó una lágrima que se asomó de su ojo izquierdo.
Narra Santino:
No entendía
porque se iba a casar con un hombre que no la amaba y la hacía sufrir. Ocultaba
muchas cosas.
Me tranquilicé un
poco y me invadió la tristeza.
-No te cases.-le
pedí de repente, mirándola a los ojos.-Por favor.-agregué tomándole una de sus
manos.
Cerró los ojos y
dejó caer una lágrima.
-No te ama, ni
vos lo amas a él.-le dije.-¿Por qué te casas?
-No me la
compliques.-me pidió.-Ándate.-agregó soltándome.
-Si me voy te
juro que no me ves nunca más en tu vida.-le dije tragando saliva.-Hablo en
serio.
No pudo decir
nada. Ya no controlaba las lágrimas. Pasé una de mis manos por sus mejillas y
le sequé.
Avancé rompiendo
con la distancia y le di un beso corto.
-¿Me voy?-le
pregunté y asintió.
-Perdón.-dijo.-No
me odies.
-Que seas feliz,
Emma.-dije con la voz quebrada y me retiré.
Narra Emma:
Cerré lentamente
la puerta y apoyé mi espalda en ella, dejándome caer. Poco a poco me convertí
en un mar de lágrimas.
Narra Santino:
Empecé a caminar
con la cabeza agachada hasta que encontré un taxi y me subí. Cuando llegué a mi
departamento me recibió Gala, saltándome. La acaricié y me dirigí a la cocina a
buscar una cerveza. Luego encendí la radio y me senté en el sillón.
Narra Emma:
Me tranquilicé,
secándome las lágrimas y quedando con la vista perdida. No quería que Santino
sufriera por mi culpa, pero ya no podía hacer nada.
Me fui a la
habitación a sacarme el vestido y me acosté en la cama al mismo tiempo que
ponía la radio.
Narra Santino:
Con la botella de
cerveza en la mano recordaba la noche que pasé ayer con Emma. No me podía sacar
esas imágenes de la cabeza. No sabía realmente como iba a hacer para poder
olvidarla. Ya extrañaba sus labios y el sabor de sus besos. Ya extrañaba su
mirada y el sonido de su risa. Maldita sea, Emma, ¿por qué te tuve que conocer?
Empecé a beber de a sorbos la cerveza mientras dejaba caer un par de lágrimas.
Narra Emma:
Suspiré mirando
al techo y me relajé con la música que pasaban en la radio. Pero de repente
comenzó a sonar "Contigo" de Ale Ortega y Santino volvió a mi mente.
Juraría que nunca sentí por nadie lo que sentía por él. Nadie me cuidaba ni se
preocupaba como lo hacía él. Y yo lo único que estaba haciendo era lastimarlo,
y no se lo merecía.
Aunque el destino
decida por los dos.
Aunque en mi vida se
ausente la pasión.
Aunque el silencio se
adueñe de mi voz.
Yo sé que estas,
yo sé
que estas.
Narra Santino:
Cerré los ojos al
escuchar sonar "Contigo" de Alex Ortega. Deseaba poder estar en este
momento abrazado a ella y decirle que nada malo podía pasarle. Si alguien
pudiera asegurarme que ella iba a ser feliz con él, me dolería igual, pero lo
podría llegar a aceptar. Pero sabía que no era así y que al lado de ese hombre
no iba a estar bien. Y yo ya no podía hacer nada para rescatarla.
Aunque al caerme me
cueste levantar.
Aunque la lluvia no me
deje volar.
Aunque mis manos se
cansen de pelear.
Yo sé que estás,
yo sé
que estás.
Narra Emma:
Su voz diciéndome
que si se iba me juraba que no lo iba a volver a ver nunca más se repetía una y
otra vez en mi mente como un disco rayado. Sentí como una puntada en el medio
del pecho. Pensaba no verlo más, pero que me haya dicho eso me destrozaba. Si
había decidido no volver a verlo era para protegerlo, Benjamín ya me había
amenazado con que si lo descubría le iba a hacer daño.
Contigo no hay hastío.
Contigo no hace frío.
Contigo no hay
distancia que nos pueda dividir.
Contigo mi enseñanza.
Contigo mi esperanza.
Contigo en mi destino
sé que puedo revivir.
Narra Santino:
Tan sólo una
noche más para tenerla nuevamente entre mis brazos, para poder besarla con
mucho amor y para repetirle hasta el cansancio que estaba enamorado de ella
como nunca lo había estado por nadie. Pero ya no podía pedirlo, ya no podía
desearlo. Ya era tarde. Terminé la botella y la dejé en la mesita que estaba en
frente. Me acosté en el sillón y seguí escuchando la canción. Gala se subió y
se acurrucó al lado mío.
-Te quiero
Emma.-susurré al aire.
Narra Emma:
Si pudiera pedir
un deseo en este momento sería poder juntar fuerzas para decirle en la cara a
Benjamín que no me quería casar, que lo que alguna vez hubo entre nosotros
había muerto, se había hecho cenizas. Y hacer las valijas, ir corriendo a
buscar a Santino y escaparnos lejos, muy lejos.
Pero no estaba
para meterme en una película romántica y soñar, mi realidad era otra.
-Te quiero
Santino.-susurré al aire y abracé la almohada.
Twitter: @janetroseblog
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